ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 30 de enero de 2013

La frase del día

Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal.

Beata Teresa de Calcuta

 


Santa Sede

Entregan a Benedicto XVI las actas de simposio contra la pederastia en la Iglesia
En la Gregoriana, se propuso no sólo 'tolerancia cero' sino crear directivas contra la repetición de estos horrores

Benedicto XVI encarga a dos jóvenes libaneses las meditaciones del Via Crucis
El patriarca Bechara les guiará. El papa oficiará todos los ritos de Semana Santa. El Vaticano presentó el calendario

Progresos significativos en el proyecto de Acuerdo Santa Sede-Estado de Israel
Comunicado conjunto de las partes

Audiencias

''Solo quien es realmente poderoso puede soportar el mal y mostrarse compasivo''
Profunda reflexión del papa sobre la omnipotencia de Dios

Benedicto XVI: ''Dios, al crearnos libres, renunció a una parte de su poder''
Nueva catequesis del papa por el Año de la Fe

Mirada al mundo

''Este conflicto es hijo de intereses que se albergan más allá de Siria''
Divina Liturgia bizantina por la paz en Oriente Medio promovida por la diócesis de Roma y la Iglesia grecocatólica melkita

Colombia: Nombrado el obispo de Quibdó
Juan Carlos Barreto Barreto, hasta ahora rector del seminario mayor diocesano

Acción Social

La caridad no solo da cosas, sino muestra el rostro de un Dios que ama a todos los hombres
Entrevista con Roberto Tarazona, miembro de Cor Unum y colaborador en Caritas del Perú

Estados Unidos: Los obispos ofrecen su apoyo a la propuesta migratoria del "Grupo de los Ocho"
Un primer paso importante en el proceso y el tono, dice el arzobispo Gómez

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa Jacinta Mariscotti
«Pulso entre Dios y un alma rebelde»

AÑO DE LA FE

''Sois mártires de la fe y de la esperanza en la vida eterna''
Carta del arzobispo de Burgos a las personas que optaron por la vida consagrada en la Iglesia

Documentación

''También entró el otro discípulo, vio y creyó''
Carta a la vida contemplativa del arzobispo de Burgos en el Año de la Fe


Santa Sede


Entregan a Benedicto XVI las actas de simposio contra la pederastia en la Iglesia
En la Gregoriana, se propuso no sólo 'tolerancia cero' sino crear directivas contra la repetición de estos horrores

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - El director de Centro para la protección de los menores y director del Instituto de Psicología de la Pontificia Universidad Gregoriana, el jesuita Hans Zollner, le entregó hoy a Benedicto XVI un libro que contiene las actas del Simposio Internacional que se realizó hace un año atrás en dicho ateneo, sobre el tema de los abusos a menores por parte de personas del clero y la respuesta de la Iglesia.

El volumen escrito en alemán fue entregado al papa al concluir la audiencia y los documentos son las actas redactadas en el simposio del 6 al 9 de enero de 2012, titulado “Hacia la curación y la renovación”, que contó con la participación de representantes de 110 conferencias episcopales, generalmente el obispo encargado de los casos de abuso en las respectivas conferencias.

Participaron además de los superiores generales de más de treinta órdenes religiosas, unas setenta personas expertas en derecho canónico y psiquiatras y psicoterapeutas que trabajan con las víctimas y con los abusadores.

Las actas del simposio en cambio serán presentadas al público, el próximo 5 de febrero, siempre en la Universidad Gregoriana, así como las actividades del Centro para la Protección de Menores, y el Programa de E-learning que se instaló en Alemania, para prevenir abusos contra menores en la Iglesia y en la sociedad, así como dar la ayuda debida a las víctimas.

Vale a decir un señal de la estrategia firme y decidida del Vaticano en la lucha contra la pederastia en el interior de la Iglesia.

En el momento de la entrega del volumen estaba también presente el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, quien participó en dicho simposio. El año pasado durante el mismo, el portavoz vaticano le indicó a ZENIT que la iniciativa, “además de rigor contra el crimen de los abusos a menores, cometidos por personas de la Iglesia, buscará identificar un recorrido que ayude a las víctimas y crear las condiciones para evitar que pecados similares puedan verificarse en el futuro”.

Y le precisó a ZENIT que en ese momento las conferencias episcopales estaban trabajando “para poner en práctica lo pedido por la circular, es decir, formular sus directivas”. O sea “redactar un documento, pero también ponerlo en práctica. Para ello servirá todo lo que es intercambio de experiencia”.

Además “de la creación de un centro que seguirá el trabajo del simposio y que permitirá estar en contacto y profundizar, obtener y tener toda la documentación sobre las experiencias que se verifican en los otros países”.

El padre Lombardi precisó que la Gregoriana realizó el simposio por ser “un gran centro académico con competencia para organizar un tipo de iniciativa como esta, que pide capacidades de tipo moral, jurídico, canonístico, pastoral y psicológico”. Especificó que el convenio fue gestionado por el Instituto de Psicología de la Gregoriana, así como el centro especialista que sigue al mismo.

Monseñor Charles Scicluna, promotor de Justicia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, durante los días del simposio indicó la clara voluntad de extirpar y prevenir esta llaga abierta, porque dijo que “los abusos son un fenómeno muy triste que además de ser pecado es un delito. Y como delito existe la justa jurisdicción del Estado y existe el deber de colaborar con esta jurisdicción penal estatal”.

El año pasado, hacia la conclusión del simposio se realizaron dos ceremonias: La primera penitencial, en la que está la petición de perdón y la solicitud de reconciliación, presidida por el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación de los Obispos. Y una eucaristía, una misa concelebrada, presidida por el cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación de la Evangelización de los Pueblos.

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Benedicto XVI encarga a dos jóvenes libaneses las meditaciones del Via Crucis
El patriarca Bechara les guiará. El papa oficiará todos los ritos de Semana Santa. El Vaticano presentó el calendario

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Benedicto XVI le ha encargado a dos jóvenes libaneses los textos de las meditaciones del Via Crucis que se realizará en Roma en el Coliseo.

Lo indicó ayer un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano en el que indica: “El Santo Padre haciendo memoria de su viaje al Líbano y para invitar a toda la Iglesia a tener presente en sus oraciones Oriente Medio, sus problemas y a las comunidades cristianas en aquellas tierras, ha invitado, a través del cardenal secretario de Estado, al patriarca cardenal Bechara Buytros Räi a ocuparse de los textos para el Vía Crucis del Viernes Santo en el Coliseo”.

El añade que “dichos textos serán preparados, bajo la guía del patriarca, por dos jóvenes libaneses y seguirán el esquema tradicional de las catorce estaciones”.

Los textos del Via Crucis de 2012 fue preparados por los esposos italianos Danilo y Anna Maria Zanzucchi, iniciadores del movimiento “Familias Nuevas”, de los Focolares; y el de 2011 por la religiosa de clausura sor María Rita Piccione, presidenta de la Federación de los monasterios agustinianos de Italia.

De otro lado, en la agenda papal realizada por la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, figura que el santo padre estará presente en once celebraciones litúrgicas.

Antes de la Semana Santa, celebrará el 2 de febrero en la basílica de San Pedro, fiesta de la Presentación del Señor, la misa de la XVII Jornada Mundial de la Vida Consagrada y por la tarde las Vísperas con los miembros de los Institutos de Vida Consagrada y de las Sociedades de Vida Apostólica.

En cambio el lunes 11 en la Sala del Consistorio, verá algunas causas de canonización.

La Semana Santa. Benedicto XVI da inicio a los ritos el miércoles 13, de Ceniza, en la Basílica de San Anselmo a las 16.30 con Statio y procesión penitencial hacia la basílica de Santa Sabina en donde celebra la misa con bendición e imposición de la ceniza.

El santo padre participa el primer domingo de cuaresma, el 17, de los ejercicios espirituales para la Curia romana, en la capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico del Vaticano. Los mismos concluyen el sábado 23.

El Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor, el 24, a las 9.30, en la Plaza de San Pedro, el papa bendice los ramos, con procesión y santa misa.

El Jueves Santo, el 28, en la basílica vaticana, a las 9.30, será la misa Crismal. Y por la tarde a las 17.30, en la basílica de San Juan de Letrán, el inicio del Triduo Pascual y misa de la Cena del Señor, ritos presididos siempre por el santo padre.

El Viernes Santo, en la basílica de San Pedro, Benedicto XVI encabeza la celebración de la Pasión del Señor. Y por la noche, a las 21.15, en el Coliseo, el Via Crucis.

El 30 de marzo, Sábado Santo, a las 20.30 en la Basílica Vaticana es la Vigilia Pascual en la Noche Santa, con la hermosa ceremonia del 'lumen Cristi'.

Y el Domingo de Pascua el santo padre celebra la santa misa en la Plaza de San Pedro, y después de la oración del Ángelus, a medio día, impartirá la Bendición "Urbi et Orbi".

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Progresos significativos en el proyecto de Acuerdo Santa Sede-Estado de Israel
Comunicado conjunto de las partes

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - La Comisión Bilaterale Permanente de Trabajo entre la Santa Sede y el Estado de Israel se reunió este 29 de enero, en sesión plenaria, en Jerusalén, para continuar las negociaciones según el Artículo 10 §2 del Fundamental Agreement.

El encuentro fue presidido por Daniel Ayalon, viceministro de Asuntos Exteriores y por monseñor Ettore Balestrero, subsecretario para las Relaciones con los estados.

La Delegación de la Santa Sede agradeció al viceministro de Asuntos Exteriores Ayalon por su contribución a las negociaciones y le auguró éxito en sus nuevos empeños.

Las negociaciones tuvieron lugar --afirma una nota de la Sala de Prensa vaticana- "en un clima de reflexión y constructivo". La Comisión constató que "se han registrado progresos significativos y auspicia una rápida conclusión del Acuerdo".

Las partes concordaron los pasos futuros y fijaron la próxima reunión plenaria para junio de 2013 en el Vaticano.

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Audiencias


''Solo quien es realmente poderoso puede soportar el mal y mostrarse compasivo''
Profunda reflexión del papa sobre la omnipotencia de Dios

Por Jose Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - El papa Benedicto XVI expuso esta semana, en la llamada Catequesis de los miércoles, un nuevo tema iluminador para el Año de la Fe. Tal como ya lo hizo la semana pasada, la reflexión estuvo centrada en el Credo, focalizado esta vez en "Creo en Dios Padre todopoderoso".

Como explicó el santo padre, en esta frase pronunciada en el acto de fe, se describe la primera característica de Dios, como es su omnipotencia. Pero advirtió que hoy es difícil hablar de un padre "que lo puede todo", ya sea por amplias ausencias de referentes paternos en las familias, como por el rechazo que expresan algunos teólogos a la idea de un Dios todopoderoso, frente al mal y demás situaciones "ingobernables" por el Creador.

Ausencia paterna

Sobre el primer punto, identificó que en Occidente son "muchos factores (los) que pueden impedir una serena y constructiva relación entre padres e hijos". Entre estos mencionó a las familias rotas, los horarios excesivos de trabajo y las angustias por las finanzas en el hogar.

Estos son problemas que, en el pensamiento del papa, "hacen la comunicación a veces... difícil, se pierde la confianza, y la relación con la figura del padre puede llegar a ser problemática". Porque resulta claro que "es difícil imaginar a Dios como un padre, sin tener modelos adecuados de referencia".

Hay quienes han tenido la experiencia de un padre "demasiado autoritario e inflexible, o indiferente y poco afectuoso, o peor aún ausente", lo que no permite "pensar con serenidad en Dios como Padre y entregarse a Él con confianza", acotó.

El rostro paterno de Dios

Sin embargo, el Catequista universal dirigió la atención a la revelación bíblica, la cual "ayuda a superar estas dificultades hablándonos de un Dios que nos muestra lo que verdaderamente significa ser «padre»". Y es en el evangelio donde se revela el rostro de Dios como un Padre "que ama hasta entregar a su propio Hijo para la salvación de la humanidad".

Citó varios pasajes del evangelio en los que Jesús habla del amor del padre, deteniéndose luego en el orante del salmo 27, quien "rodeado de enemigos, asediado por malvados y calumniadores, mientras busca la ayuda del Señor y lo invoca, puede dar su testimonio lleno de fe, diciendo: "Mi padre y mi madre me han abandonado, pero el Señor me ha acogido" (v. 10)".

Con esto quiso mostrar a Dios como un Padre "que nunca abandona a sus hijos, un Padre amoroso que apoya, ayuda, acoge, perdona y salva, con una fidelidad que supera inmensamente a la de los hombres, para abrirse a dimensiones de eternidad".

Fue claro en explicar que es en Jesús, "donde se muestra plenamente el rostro benevolente del Padre que está en los cielos (..) Y es conociéndolo a Él que podemos conocer al Padre (cf. Jn. 8,19; 14,7) (..) Él es la "imagen del Dios invisible", como lo define el himno de la Carta a los Colosenses".

El amor del Padre

Ante un auditorio venido de todo el mundo, que lo escuchaba con atención en el Aula Pablo VI, el santo padre fue más allá cuando presentó la certeza del amor de Dios, quien "es nuestro Padre al darnos a su Hijo". Un Dios que es Padre porque "perdona nuestros pecados y (nos) lleva a la alegría de la vida que resucita; Dios es el Padre que nos da el Espíritu que nos hace hijos y nos permite llamarlo, en verdad, "Abbà, ¡Padre!" (cf. Rom. 8,15)"

Esta paternidad de Dios --prosiguió--, es "infinito amor, ternura que se inclina sobre nosotros, hijos débiles, necesitados de todo". Porque para el papa, "nuestra pequeñez, nuestra débil naturaleza humana, nuestra fragilidad (es la) que se convierte en un llamado a la misericordia del Señor, para que se manifieste la grandeza y ternura de un Padre que nos ayuda, nos perdona y nos salva".

La respuesta de Dios, que no se hace esperar, se revela "enviando a su Hijo, que murió y resucitó por nosotros; entra en nuestra fragilidad y hace lo que el hombre solo nunca podría haber hecho: él toma sobre sí el pecado del mundo, como cordero inocente y abre el camino a la comunión con Dios, nos hace verdaderos hijos de Dios"

Es por ello que en el Misterio pascual, "se revela en todo su esplendor, el rostro definitivo del Padre.... En la Cruz gloriosa, que viene a ser la plena manifestación de la grandeza de Dios como "Padre Todopoderoso"".

Un Dios poderoso

Sin embargo, Benedicto XVI cuestionó a los presentes con la pregunta: "¿Cómo es posible imaginar a un Dios todopoderoso, al mirar la cruz de Cristo? ¿En ese poder del mal, que llega a matar al Hijo de Dios?". Y lo explicó aceptando que los hombres "quisiéramos una omnipotencia divina según nuestros esquemas mentales y nuestros deseos: un Dios "todopoderoso" que resuelva los problemas, que intervenga para evitarnos los problemas, que le gane al adversario, y que cambie el curso de los acontecimientos y anule el dolor".

De este modo, el papa teólogo respondió a algunos pensadores y también teólogos que vienen difundiendo la idea de que Dios "no puede ser omnipotente, (porque) de lo contrario no podría haber tanto sufrimiento, tanta maldad en el mundo". Y reconoció que para muchos, ante el mal y el sufrimiento, "es problemático, es difícil creer en Dios Padre y creer que es todopoderoso", por lo que se cae con facilidad en el refugio que dan los ídolos, "cediendo a la tentación de encontrar una respuesta en una supuesta omnipotencia "mágica" y en sus promesas ilusorias", advirtió.

Sin embargo --prosiguió--, "la fe en Dios Todopoderoso nos lleva por caminos muy diferentes... e incluso su omnipotencia es diferente: no se expresa como una fuerza automática o arbitraria, sino que se caracteriza por una libertad amorosa y paternal".

Su profunda enseñanza lo llevó a afirmar que cuando Dios creó al hombre libre, "renunció a una parte de su poder, dejando el poder en nuestra libertad (porque) Él ama y respeta la respuesta libre de amor a su llamado".

El amor es la fuerza de Dios 

Continuó explicando que la omnipotencia divina "no se expresa en la violencia, (ni) en la destrucción de todo poder adverso como quisiéramos, sino que se expresa en el amor, en la misericordia, en el perdón, en la aceptación de nuestra libertad y en la incansable llamada a la conversión del corazón".

Esto, que puede asemejarse a "una actitud aparentemente débil", presenta a un Dios cargado de paciencia, de mansedumbre y de amor, como "el camino correcto para ser poderoso".

Porque según el papa, "solo quien es realmente poderoso puede soportar el mal y mostrarse compasivo; solo quien es verdaderamente poderoso puede ejercer plenamente el poder del amor".

Y ese es Dios, dijo, aquel que "revela su fuerza amando todo y a todos, en una paciente espera de la conversión de nosotros los hombres, que quiere tener como hijos".

"La omnipotencia del amor no es la del poder del mundo, sino es aquella del don total, y Jesús, el Hijo de Dios, revela al mundo la verdadera omnipotencia del Padre dando su vida por nosotros pecadores", fue su conclusión ante este tema tan fundamental para el creyente.

A lo que añadió que, cuando se dice "Creo en Dios Padre Todopoderoso," se expresa una auténtica "fe en su poder, en su modo de ser Padre".

Saludos en español

Al ser informado de la presencia de fieles y peregrinos de diversos países de habla española, Benedicto XVI les dirigió las siguientes palabras: "Saludo a los fieles de lengua española provenientes de España, México, Chile y demás países latinoamericanos. Invito a todos a ser constantes en la fe, dando testimonio de Cristo, y a vivir en plenitud el Credo, abandonándonos confiadamente a Dios Padre y a su misericordia omnipotente, que salva".

El texto completo de la Audiencia en: www.zenit.org/article-44322?l=spanish

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Benedicto XVI: ''Dios, al crearnos libres, renunció a una parte de su poder''
Nueva catequesis del papa por el Año de la Fe

Por Benedicto XVI

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Durante la Audiencia semanal de los miércoles, el santo padre Benedicto XVI continuó desarrollando sus enseñanzas por el Año de la fe, esta vez centradas en el Credo. El tema que propuso a los fieles presentes en el Aula Pablo VI fue: "Creo en Dios Padre todopoderoso". A continuación el texto completo de la catequesis del papa.

*****

Queridos hermanos y hermanas:

En la catequesis del miércoles pasado nos centramos en las palabras iniciales del Credo: "Creo en Dios". Sin embargo, la profesión de fe especifica esta afirmación: Dios es el Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.

Quisiera reflexionar con ustedes esta vez sobre la primera y fundamental definición de Dios que el Credo nos presenta: Él es Padre.

No siempre es fácil hablar hoy en día de la paternidad. Especialmente en Occidente: las familias rotas, los compromisos de trabajo cada vez más absorbentes, las preocupaciones, y muchas veces el esfuerzo por equilibrar el presupuesto familiar o la invasión distractiva de los medios de comunicación en la vida diaria, son algunos de los muchos factores que pueden impedir una serena y constructiva relación entre padres e hijos.

La comunicación a veces se hace difícil, se pierde la confianza, y la relación con la figura del padre puede llegar a ser problemática; también es difícil imaginar a Dios como un padre, sin tener modelos adecuados de referencia. Para aquellos que han tenido la experiencia de un padre demasiado autoritario e inflexible, o indiferente y poco afectuoso, o peor aún ausente, no es fácil pensar con serenidad en Dios como Padre y entregarse a Él con confianza.

Pero la revelación bíblica ayuda a superar estas dificultades hablándonos de un Dios que nos muestra lo que verdaderamente significa ser "padre"; y es sobre todo el evangelio el que nos revela el rostro de Dios como Padre que ama hasta entregar a su propio Hijo para la salvación de la humanidad. La referencia a la figura paterna ayuda por lo tanto a comprender algo del amor de Dios, que sin embargo permanece aún infinitamente más grande, más fiel, más completo que el de cualquier hombre. "¿Quién de ustedes --dice Jesús para mostrar a los discípulos el rostro del Padre--, al hijo que le pide pan, le dará una piedra? ¿Y si le pide un pescado, le dará una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se lo pidan?" (Mt. 7,9-11;. cf. Lc. 11,11-13). Dios es nuestro Padre porque nos ha bendecido y escogido antes de la fundación del mundo (cf. Ef. 1,3-6), nos hizo realmente sus hijos en Jesús (cf. 1 Jn. 3,1). Y, como Padre, Dios acompaña con amor nuestra vida, dándonos su Palabra, sus enseñanzas, su gracia, su Espíritu.

Él --como lo revela Jesús--, es el Padre que alimenta a las aves del cielo sin que deban sembrar ni cosechar, y reviste de magníficos colores las flores del campo, con vestidos más bellos que los del rey Salomón (cf. Mt. 6, 26-32; Lc. 12, 24-28); y nosotros --añade Jesús--, ¡valemos más que las flores y las aves del cielo! Y si Él es lo suficientemente bueno para hacer "salir el sol sobre malos y buenos, y... llover sobre justos e injustos" (Mt. 5,45), podremos siempre, sin temor y con total confianza, confiarnos a su perdón de Padre cuando nos equivocamos de camino. Dios es un Padre bueno que acoge y abraza al hijo perdido y arrepentido (cf. Lc. 15,11 ss), se entrega gratuitamente a aquellos que se lo piden (cf. Mt. 18,19; Mc. 11,24, Jn. 16,23) y ofrece el pan del cielo y el agua viva que da vida para siempre (cf. Jn. 6,32.51.58).

Por lo tanto, el orante del salmo 27, rodeado de enemigos, asediado por malvados y calumniadores, mientras busca la ayuda del Señor y lo invoca, puede dar su testimonio lleno de fe, diciendo: "Mi padre y mi madre me han abandonado, pero el Señor me ha acogido" (v. 10). Dios es un Padre que nunca abandona a sus hijos, un Padre amoroso que apoya, ayuda, acoge, perdona y salva, con una fidelidad que supera inmensamente a la de los hombres, para abrirse a dimensiones de eternidad. "Porque su amor es para siempre", como sigue repitiendo como una letanía, en cada verso, el salmo 136 a través de la historia de la salvación. El amor de Dios nunca falla, no se cansa de nosotros; es el amor el que da hasta el extremo, hasta el sacrificio de su Hijo. La fe nos da una certeza, que se convierte en una roca para la construcción de nuestras vidas: podemos afrontar todos los momentos de dificultad y de peligro, la experiencia de lo oscuro de la crisis y del tiempo del dolor, apoyados por la fe de que Dios no nos deja solos y siempre está cerca, para salvarnos y llevarnos a la vida eterna.

Es en el Señor Jesús, donde se muestra plenamente el rostro benevolente del Padre que está en los cielos. Y es conociéndolo a Él que podemos conocer al Padre (cf. Jn. 8,19; 14,7); y viéndolo a Él podemos ver al Padre, porque Él está en el Padre y el Padre está en Él (cf. Jn. 14, 9.11). Él es la "imagen del Dios invisible", como lo define el himno de la Carta a los Colosenses, "primogénito de toda la creación... el primogénito de los que resucitan de entre los muertos", "por quien hemos recibido la redención, el perdón de los pecados" y la reconciliación de todas las cosas, "habiendo pacificado con la sangre de su cruz, tanto las cosas que están en la tierra, como las que están en los cielos" (cf. Col. 1,13-20).

La fe en Dios Padre nos pide creer en el Hijo, bajo la acción del Espíritu, reconociendo en la Cruz que salva, la revelación definitiva del amor divino. Dios es nuestro Padre al darnos a su Hijo; Dios es Padre perdonando nuestros pecados y llevándonos a la alegría de la vida que resucita; Dios es el Padre que nos da el Espíritu que nos hace hijos y nos permite llamarlo, en verdad, "Abbà, ¡Padre!" (cf. Rom. 8,15). Por lo tanto Jesús, al enseñarnos a orar, nos invita a decir "Padre Nuestro" (Mt. 6,9-13; cf. Lc. 11,2-4).

La paternidad de Dios es, pues, infinito amor, ternura que se inclina sobre nosotros, hijos débiles, necesitados de todo. El salmo 103, el gran himno de la misericordia divina, proclama: "Como un padre es tierno con sus hijos, así el Señor es tierno para con los que le temen, porque sabe bien cómo están formados, se acuerda de que somos polvo" (vv. 13-14). Es nuestra pequeñez, nuestra débil naturaleza humana, nuestra fragilidad que se convierte en un llamado a la misericordia del Señor, para que se manifieste la grandeza y ternura de un Padre que nos ayuda, nos perdona y nos salva.

Y Dios responde a nuestro llamado, enviando a su Hijo, que murió y resucitó por nosotros; entra en nuestra fragilidad y hace lo que el hombre solo nunca podría haber hecho: él toma sobre sí el pecado del mundo, como cordero inocente y abre el camino a la comunión con Dios, nos hace verdaderos hijos de Dios. Está allí, en el Misterio pascual, que revela en todo su esplendor, el rostro definitivo del Padre. Y está allí, en la Cruz gloriosa, que viene a ser la plena manifestación de la grandeza de Dios como "Padre Todopoderoso".

Pero podemos preguntarnos: ¿cómo es posible imaginar a un Dios todopoderoso, al mirar la cruz de Cristo? ¿En este poder del mal, que llega a matar al Hijo de Dios? Sin duda que quisiéramos una omnipotencia divina según nuestros esquemas mentales y nuestros deseos: un Dios "todopoderoso" que resuelva los problemas, que intervenga para evitarnos los problemas, que le gane al adversario, y que cambie el curso de los acontecimientos y anule el dolor. Por lo tanto, hoy en día muchos teólogos dicen que Dios no puede ser omnipotente, de lo contrario no podría haber tanto sufrimiento, tanta maldad en el mundo. De hecho, ante el mal y el sufrimiento, para muchos, para nosotros, es problemático, es difícil creer en Dios Padre y creer que es todopoderoso; algunos buscan refugio en los ídolos, cediendo a la tentación de encontrar una respuesta en una supuesta omnipotencia "mágica" y en sus promesas ilusorias.

Sin embargo la fe en Dios Todopoderoso nos lleva por caminos muy diferentes: tales como aprender a conocer que el pensamiento de Dios es diferente al nuestro, que los caminos de Dios son diferentes de los nuestros (cf. Is. 55,8), e incluso su omnipotencia es diferente: no se expresa como una fuerza automática o arbitraria, sino que se caracteriza por una libertad amorosa y paternal. En realidad, Dios, al crear criaturas libres, dándoles libertad, renunció a una parte de su poder, dejando el poder en nuestra libertad. Así, Él ama y respeta la respuesta libre de amor a su llamado. Como Padre, Dios quiere que seamos sus hijos y que vivamos como tales en su Hijo, en comunión, en plena intimidad con Él. Su omnipotencia no se expresa en la violencia, no se expresa en la destrucción de todo poder adverso como quisiéramos, sino que se expresa en el amor, en la misericordia, en el perdón, en la aceptación de nuestra libertad y en la incansable llamada a la conversión del corazón; en una actitud aparentemente débil --Dios parece débil si pensamos en Jesucristo orando, que se deja matar. ¡Una actitud aparentemente débil, hecha de paciencia, de mansedumbre y de amor, muestra que este es el camino correcto para ser poderoso! ¡Esta es la potencia de Dios! ¡Y este poder vencerá! El sabio del libro de la Sabiduría se dirige así a Dios: "Tú eres misericordioso con todos, porque todo lo puedes; cierras los ojos ante los pecados de los hombres, esperando su arrepentimiento. Amas a todos los seres que existen... ¡Eres indulgente con todas las cosas, porque son tuyas, Señor, amante de la vida!" (11,23-24a.26).

Solo quien es realmente poderoso puede soportar el mal y mostrarse compasivo; solo quien es verdaderamente poderoso puede ejercer plenamente el poder del amor. Y Dios, a quien pertenecen todas las cosas, porque todas las cosas fueron hechas por Él, revela su fuerza amando todo y a todos, en una paciente espera de la conversión de nosotros los hombres, que quiere tener como hijos. Dios espera nuestra conversión. El amor todopoderoso de Dios no tiene límites, hasta el punto de que "no retuvo a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros" (Rm. 8,32). La omnipotencia del amor no es la del poder del mundo, sino es aquella del don total, y Jesús, el Hijo de Dios, revela al mundo la verdadera omnipotencia del Padre dando su vida por nosotros pecadores. Este es el verdadero, auténtico y perfecto poder divino: Entonces el mal es en verdad vencido porque es lavado por el amor de Dios; entonces la muerte es definitivamente derrotada porque es transformada en don de la vida. Dios Padre resucita al Hijo: la muerte, el gran enemigo (cf. 1 Cor. 15,26), es engullida y privada de su veneno (cf. 1 Cor. 15, 54-55), y nosotros, liberados del pecado, podemos acceder a nuestra realidad de hijos de Dios.

Es así que cuando decimos "Creo en Dios Padre Todopoderoso," expresamos nuestra fe en el poder del amor de Dios, que en su Hijo muerto y resucitado vence el odio, la maldad, el pecado y nos da vida eterna: aquella de los hijos que quieren estar siempre en la "Casa del Padre". Decir "Creo en Dios Padre Todopoderoso", en su poder, en su modo de ser Padre, es siempre un acto de fe, de conversión, de transformación de nuestros pensamientos, de todo nuestro amor, de todo nuestro modo de vida.

Queridos hermanos y hermanas, pidamos al Señor que sostenga nuestra fe, que nos ayude a encontrar verdaderamente la fe y que nos de la fuerza para anunciar a Cristo crucificado y resucitado y de testimoniarlo en el amor a Dios y al prójimo. Y que Dios nos conceda acoger el don de nuestra filiación, para vivir plenamente la realidad del Credo, en el abandono confiado al amor del Padre y a su omnipotencia misericordiosa, que es la verdadera omnipotencia y que salva.

Traducido del original italiano por José Antonio Varela V.

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Mirada al mundo


''Este conflicto es hijo de intereses que se albergan más allá de Siria''
Divina Liturgia bizantina por la paz en Oriente Medio promovida por la diócesis de Roma y la Iglesia grecocatólica melkita

Por Rocío Lancho García

ROMA, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - El viernes 1 de febrero, a las 6 de la tarde, en la basílica de Santa María in Cosmedin (plaza de la Boca de la Verdad 18), en la iglesia católica oficiada en rito oriental bizantino greco-melkita, se celebrará la Divina Liturgia bizantina para pedir por el fin de la violencia en Siria y por la paz en todo Oriente Medio.

La celebración la promueve la diócesis de Roma y la Iglesia grecocatólica melkita. La ceremonia será presidida por el archimandrita Mtanios Haddad, apocrisiario patriarcal de su beatitud Gregorio III, patriarca de la Iglesia grecocatólica melkita, y rector de Santa María in Cosmedin desde 2006.

«Basta con la guerra y con las atrocidades que están devastando nuestra Siria», es la advertencia que ha lanzado por el padre Mtanios Haddad, que añade: «Es necesario dejar las armas e invocar cuanto antes la vía de la reconciliación y del diálogo. Pero para hacer esto es urgente pedir enseguida que corten con las ayudas económicas que están financiando esta guerra».

De hecho, explica el sacerdote melkita «en la lucha contra el pueblo sirio se están utilizando armas y hombres que en su mayoría proceden del extranjero, porque este conflicto es hijo de intereses que se albergan más allá de Siria y hay un verdadero estímulo a alargar al máximo el estado de crisis que sólo está produciendo muerte y destrucción».

La llamada de padre Haddad es por lo tanto a «volver rápidamente a un oposición democrática, centrada en el diálogo y en la confrontación, por los derechos de todos los ciudadanos sirios sin distinción de cultura, etnia o religión».

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Colombia: Nombrado el obispo de Quibdó
Juan Carlos Barreto Barreto, hasta ahora rector del seminario mayor diocesano

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Benedicto XVI ha nombrado obispo de la diócesis de Quibdó, Colombia, al reverendo Juan Carlos Barreto Barreto, del clero de la diócesis de Espinal, Colombia, hasta ahora rector del Seminario Mayor diocesano "La Providencia".

El reverendo Juan Carlos Barreto Barreto nació en El Guamo, diócesis de Espinal, el 26 de diciembre de 1968. hizo sus estudios de Filosofía y de Teología en el Seminario Mayor Misionero del Espíritu Santo de la de Sonsón-Rionegro. Obtuvo la licenciatura en Teología Espiritual en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Fue ordenado sacerdote el 30 de enero de 1993, para el clero de la diócesis de Espinal. Desempeñó sucesivamente los siguientes cargos pastorales: Párroco de Nuestra Señora de Chiquinquirá y delegado diocesano para la Infancia Misionera, vicario parroquial de la catedral Nuestra Señora del Rosario, párroco de El Divino Niño, delegado diocesano para los Grupos de Oración, Formador del Seminario Mayor diocesano La Providencia, delegado diocesano para la liturgia, delegado diocesano para la pastoral sacerdotal y vocacional y, desde 2008, rector del Seminario Mayor diocesano La Providencia.

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Acción Social


La caridad no solo da cosas, sino muestra el rostro de un Dios que ama a todos los hombres
Entrevista con Roberto Tarazona, miembro de Cor Unum y colaborador en Caritas del Perú

Por Jose Antonio Varela Vidal

ROMA, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Días atrás se clausuró en esta ciudad la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio Cor Unum. A la cita asistieron sus miembros y consultores, así como diversas organizaciones del mundo católico dedicadas a labores socio-caritativas.

Entre los participantes estuvo el médico y diácono Roberto Tarazona, miembro del dicasterio vaticano y coordinador de proyectos sociales y pastorales en Caritas del Perú. ZENIT conversó con él de la experiencia del evento y sus reflexiones sobre diversos temas de actualidad.

¿Cómo ha vivido su primera asamblea como miembro de Cor Unum?

--Roberto Tarazona: La he vivido con mucha alegría y también con mucha esperanza, al poder encontrarme con tantos hermanos católicos comprometidos en instituciones de la Iglesia que tratan de hacer vida el mensaje del evangelio de la caridad.

¿Cuál fue el énfasis del trabajo en esta oportunidad?

--Roberto Tarazona: Yo creo que hubo tres grandes momentos. El primero fue el encuentro fraterno de personas e instituciones, miembros de Cor Unum o ligadas al tema de la caridad de la Iglesia, con quienes pudimos conocernos e intercambiar experiencias y alentarnos mutuamente en el servicio a los más pobres. Un segundo momento fue el tema de la reflexión sobre la ética cristiana ligada a la ayuda humanitaria y a la atención a los más necesitados; y lo tercero lo ubico en el hecho de la caridad vivida como Iglesia en la perspectiva de la Nueva Evangelización.

¿Cuáles son los lugares del mundo que preocupan más a Cor Unum, sea por los altos niveles de pobreza o por la falta de oportunidades?

--Roberto Tarazona: Bueno, como lugares está el África, y las condiciones de vida que dañan severamente a nuestros hermanos. Asimismo América Latina, que es el continente de la esperanza y mayoritariamente católico. También vemos el gran problema del secularismo que afecta al mundo con la pérdida del sentido religioso, la exclusión de Dios de la vida personal y pública, lo que genera nuevas formas de pobreza y esclavitud humanas.

Algunas entidades como las Caritas europeas, han informado que de un año a otro la ayuda económica de la gente ha aumentado... En medio de una sociedad secularizada, ¿cómo podemos explicar esto?

--Roberto Tarazona: Yo creo que es la semilla del reino de Dios, de la Buena Nueva que está allí; y que finalmente el ser humano, criatura de Dios, lleva dentro de sí este gran deseo del amor, al ser creado por amor. Tenemos el ejemplo de España. Los representantes de Manos Unidas nos hablaban sobre la enorme capacidad de compartir de la sociedad española, así como del rol de Caritas española en este proceso de promover la caridad, de compartir. Veo que la gente percibe a las Caritas como una experiencia de seguridad, de garantía, de confianza para que la ayuda llegue a todos, sin ninguna discriminación.

Esta Asamblea fue la primera en la cual se vió a Caritas Internationalis trabajando bajo la tutela de Cor Unum. ¿Cómo ha sido la aceptación de este cambio por parte de las Caritas a nivel mundial?

--Roberto Tarazona: Han estado cerca de veinte Caritas, con la presencia de los cuatro presidentes de los diferentes continentes y el secretario general de Caritas Internationalis. Creo que ha sido una experiencia importante, tanto para el Consejo Pontificio, como para las Caritas que participaron, en el sentido de que nos une una misma pertenencia y un amor eclesial; nos une también un mismo evangelio de la caridad, nos une el santo padre, son muchos elementos que nos unen y en los cuales tenemos mutuamente que aprender y caminar juntos.

El motu proprio “Intima ecclesiae natura de caritate ministranda” ha tenido una amplia resonancia, ¿no?

--Roberto Tarazona: El motu proprio es un hermoso mensaje que el santo padre Benedicto XVI envía al mundo católico. Le recuerda al obispo las palabras con las cuales fue ordenado pastor de una Iglesia local, y lo anima a vivir la caridad de una manera más plena como la Iglesia nos presenta y nos manda. Nos recuerda también que debemos vivir con plenitud la evangelización, la palabra, la liturgia y la caridad como aspectos que pertenecen a una misma realidad eclesial. Por otro lado, también ayuda a ordenar la caridad vivida en el corazón de la Iglesia local y bajo el pastoreo del obispo, y dentro de una renovado plan pastoral diocesano marcado por el servicio y la caridad a los más necesitados.

¿Por qué en el documento el papa quiso subrayar la identidad de las organizaciones de caridad católicas y aquel asunto de la selección de los trabajadores de las organizaciones socio-caritativas de la Iglesia?

--Roberto Tarazona: Porque la caridad es el alma de la Iglesia. Y la caridad no solo da cosas, sino muestra el rostro de un Dios que ama a todos los hombres sin ninguna discriminación. Sale al encuentro por una pasión ante lo humano; es el Buen pastor, es el padre que acoge al que está necesitado. En ese sentido, las organizaciones católicas debemos subrayar que el sentido profundo de la caridad cristiana es el mostrar a Dios en la caridad y en la evangelización.

¿Y el tema de los que trabajan en esas entidades?

--Roberto Tarazona: Es una sola realidad. Por ello mismo, los colaboradores y miembros de las Caritas deberían ser hombres y mujeres tocados por el amor de Jesucristo; y de esta experiencia personal y a la vez comunitaria, dar lo mejor de sí en una institución que es confesional pero que atiende a todos.

Usted trabaja también en Caritas del Perú. ¿Cuáles son actualmente las líneas prioritarias que implementan en el país?

--Roberto Tarazona: El punto central es el anunciar el evangelio de la vida desde los programas y proyectos que desarrolla, como aquellos que apuntan a que los niños puedan salir de las severas condiciones de desnutrición en la que se encuentran, generando y fortaleciendo la dinámica familiar, la organización comunitaria, la responsabilidad del Estado desde el sector salud... Luego están los programas y proyectos de desarrollo social donde se intenta generar capacidades ligadas al empleo en la agricultura de las poblaciones empobrecidas.

¿Otros proyectos?

--Roberto Tarazona: También está el tema de las emergencias, que cada vez son más frecuentes en nuestro país, o el asunto de la ayuda humanitaria para aquellas personas de sectores de la sociedad peruana, que se encuentran en situaciones de vida indignas de su condición de hijos de Dios.

Finalmente, hay países en América Latina --entre ellos el Perú--, que están empezando a ser amenazados por leyes contra la vida, contra la familia, contra el matrimonio tradicional... ¿Cómo ve la prospectiva de los próximos años?

--Roberto Tarazona: Yo creo que esto ha dejado de ser un tema solamente católico religioso, ya que es un tema ligado al desarrollo humano. Pensamos por ejemplo en el tema de la familia, que no es un contrato social sino una realidad profundamente humana que tiene eco en el corazón de un hombre y una mujer que por amor --y bendecidos por el sacramento del matrimonio--, se unen para testimoniar ante el mundo la realidad de una nueva creación, de una nueva relación humana abierta a la vida con responsabilidad.

Allí tienen un lugar especial los hijos...

--Roberto Tarazona: Es en este espacio donde los hijos podrán vivir y ser testigos del amor humano, con todas las limitaciones propias de la existencia humana. Y es allí donde se acoge esta forma de vivir dual y complementaria, y también allí se descubre el factor religioso, los valores sociales, una renovada manera de aportar a la sociedad...

Por eso será que hay tantos ataques y leyes que la quieren debilitar, ¿no?

--Roberto Tarazona: La familia vive amenazada desde diferentes frentes. Está la problemática del aborto, de la pobreza, como diferentes situaciones que configuran un marco cultural que Juan Pablo II llamaba una “Cultura de muerte”. Frente a esta Cultura de muerte, la sociedad y la Iglesia deben pronunciarse y generar estilos de convivencia centrados en el ser humano y en las profundas aspiraciones del hombre y de la mujer, con una vida digna a la cual toda persona está llamada.

Finalmente, durante la Audiencia a los participantes de la Asamblea de Cor Unum tuvo la posibilidad de saludar personalmente al papa... ¿Qué palabras intercambiaron?

--Roberto Tarazona: Sí, fue una experiencia muy intensa. Le dije al santo padre que el Perú y toda la Iglesia peruana lo ama y reza por Él... Luego me cogió las manos y me dijo: “Gracias por el trabajo, por la labor de Caritas” y pidió que se fortalezca la evangelización. Cuando le dije que era de la Diócesis del Callao, me dijo que ayude a que el Año de la Fe y la Nueva Evangelización pudieran ser una experiencia de renovación eclesial.

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Estados Unidos: Los obispos ofrecen su apoyo a la propuesta migratoria del "Grupo de los Ocho"
Un primer paso importante en el proceso y el tono, dice el arzobispo Gómez

Por Redacción

WASHINGTON DC, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - El arzobispo de Los Ángeles José H. Gómez, presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, acogió con optimismo el acuerdo establecido por un grupo de senadores --conocido como el "Grupo de los Ocho"--, que analiza una propuesta para la reforma del sistema de inmigración en el país norteamericano.

"Doy la bienvenida a la introducción de un marco bipartidista que sirva de guía al Congreso para la reforma migratoria --dijo el arzobispo Gómez el pasado 28 de enero--. Es un primer paso importante en el proceso y establece un tono bipartidista".

La propuesta publicada por el "Grupo de los Ocho" incluiría un camino hacia la ciudadanía para los cerca de once millones de indocumentados que tiene el país. También podría reducir los plazos para la reunificación familiar, que hoy tiene una espera de años.

"Es fundamental que el acuerdo incluya un camino a la ciudadanía, a fin de que los inmigrantes indocumentados puedan salir de las sombras, y que desde la luz tengan la oportunidad de convertirse en estadounidenses --dijo el arzobispo de Los Ángeles--. Le da esperanza a millones", acotó.

Garantizó también el apoyo del episcopado estadounidense para impulsar la legislación de inmigración, y trabajar con el Congreso para crear un sistema que respete los derechos humanos y la dignidad de las personas, sin descuidar la integridad de las fronteras.

"Un sistema reformado puede proteger la dignidad humana y de la patria, al mismo tiempo", concluyó.

Más información (en español e inglés):  www.justiceforimmigrants.org

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa Jacinta Mariscotti
«Pulso entre Dios y un alma rebelde»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Ningún apóstol que se precie puede pensar que los frutos de su acción evangelizadora exigen ciertos parámetros previos sin los cuales difícilmente pueden aflorar los sentimientos de conversión a su alrededor. La respuesta al llamamiento de Cristo está salpicada por multitud de matices, con frecuencia sorprendentes, que ponen de relieve claramente la dádiva divina que la impulsa. Es un don y como tal surge y se manifiesta en cualquier momento y circunstancia, aún en las más adversas. En un instante concreto los parámetros de la rebeldía caen hechos añicos ante el amor divino inundando para siempre el desierto inicial de un espíritu equívocamente combativo. Con frecuencia, el instrumento elegido por Dios para quebrar la huidiza voluntad ha sido el mazazo de la enfermedad. Aunque Jacinta se vio abocada a una vida que no deseaba para sí, finalmente se antepuso la voluntad divina sobre la suya.

Pertenecía a una familia de origen nobiliario, creyente y practicante de Viterbo, donde nació el 16 de marzo de 1585. Su madre fue la condesa de Vignanello. Eran cinco hermanos. Ginebra, la primogénita, fue una virtuosa Terciaria Regular Franciscana y los otros cuatro hermanos fueron ejemplares en su vida y profesiones; uno de ellos falleció en la Curia de Roma. Los padres pusieron todo su empeño para que sus hijos recibieran la mejor educación. En el caso concreto de Jacinta (a la que impusieron el nombre de Clarice), consideraron que ellos no podrían igualar la formación que podría darle su hermana sor Inocencia (bautizada como Ginebra) en el monasterio de san Bernardino de Viterbo. Pero no calaron en Jacinta los aires del lugar. La austeridad conventual se contravenía con la tendencia a la laxitud de la adolescente, que, atraída con irresistible fuerza por lo mundano, se complacía en ello. Coqueta y vanidosa, se jactaba abiertamente del ilustre abolengo de su familia y las prebendas que llevaba anejas. Al final, dejó a las religiosas.

Su tan ansiado regreso estuvo marcado por una febril urgencia en aprovechar el tiempo perdido. El frenesí de las fiestas, la preocupación por el ornato, el abrazo a una vida ociosa fueron tales que su padre volvió a llevarla al convento para preservarla de males mayores. Y cuando iba a visitarla, recibía sus quejas: «Aquí me tienes de monja como has querido, pero yo quiero vivir de acuerdo con mi condición social». Por segunda vez, su progenitor accedió a su salida. Y ella se dio de bruces con el fracaso. De nada valían sus afanes y esfuerzos para conseguir un buen partido, y veía esfumarse sus sueños matrimoniales que obtenían otras jóvenes, como su hermana Hortensia, sin darse tantas ínfulas ni vivir prendidas de sí mismas. Regresó al convento, aconsejada por sus padres, pero en contra de su voluntad. Los resultados fueron nefastos. Los diez primeros años de su vida en el monasterio los convirtió en un calco de lo que había en el exterior. Su celda era un expositor de lo mismo que albergaba dentro de sí: el vacío, por mucho que tiñese su habitáculo con adornos llenos de lujo. La estancia en el convento era dramática. Incapaz de darse a la oración y meditación, no soportaba las correcciones, ni atendía a la obediencia. A sus 20 años no ocultaba su desdén y animadversión por la vida religiosa.

Pero Dios se valió de la enfermedad para llevarla hacia Él. Se convirtió cuando un virtuoso franciscano al que llamaron para que la confesase, ya que le aterrorizaba su muerte, se quedó petrificado al ver su celda, y se negó a administrarle la confesión, recriminándola severamente: «¡El paraíso no se ha hecho para hermanas soberbias y vanidosas!». Impresionada, vistió el hábito, reemplazándolo por sus ricos vestidos, y se confesó entre lágrimas de arrepentimiento, pidiendo perdón a sus hermanas. Pero no se liberó por completo de sus apegos. Y al enfermar de nuevo, santa Catalina de Siena, a través de una visión, medió para que su conversión fuese plena. Es decir, que Jacinta tenía 30 años cuando, a la par que peligraba su vida, sintió brotar en su corazón un manantial de piedad y penitencia que la conduciría a los altares. La austeridad y las disciplinas fueron desde entonces sus compañeras de camino. Determinó infligirse mortificaciones diversas queriendo unirse a la Pasión de Cristo. Ayunos y cilicios para un alma pecadora, que era como se sentía. Y para que la ayudasen en este camino de perfección, eligió a santos que habían pasado por circunstancias similares a la suya antes de convertirse: santa María Egipcíaca, san Agustín y santa Margarita de Cortona. Deliberadamente buscaba toda ocasión para vivir la humildad y la paciencia.

En ese itinerario espiritual, plagado de actos de amor y signados por una exquisita obediencia, llegó a ser maestra de novicias y vicesuperiora. En estas misiones tuvo que hacer acopio de humildad para formar a hermanas en las que apreciaba alguna virtud concreta que ella no había tenido. La oración y contemplación de la Pasión de Cristo le otorgaron la fortaleza en sus sufrimientos, viéndose adornada por el olvido de sí. Para ayudar a quienes experimentaban el extravío del pecado, que conocía por experiencia, fundó dos cofradías: la Compagnia dei Sacconi (Cofradía de los encapuchados) dedicada a la atención de los enfermos y moribundos, y la Congregación de los oblatos de María para fomento de la piedad, de la caridad y apostolado de los seglares. Jacinta recibió numerosos dones: de profecía, éxtasis, de milagros y penetración de espíritus, entre otros. Convirtió a muchos. Murió el 30 de enero de 1640 a los 45 años. Fue beatificada por Benedicto XIII –integrante de la familia Orsini, como su madre– el 1 de septiembre de 1762. Y fue canonizada por Pío VII el 24 de mayo de 1807.

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AÑO DE LA FE


''Sois mártires de la fe y de la esperanza en la vida eterna''
Carta del arzobispo de Burgos a las personas que optaron por la vida consagrada en la Iglesia

Por Nieves San Martín

MADRID, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Monseñor Francisco Gil Hellín, arzobispo de Burgos, España, ha escrito una carta a la Vida Contemplativa. La diócesis de Burgos cuenta con hasta 27 comunidades religiosas de vida contemplativa, con representación de todas las órdenes: camaldulenses, cartujos, benedictinos/as, cistercienses, franciscanos, clarisas, agustinas, dominicas, salesas, Iesu Conmunio, etc.

“Las comunidades contemplativas –dice el arzobispo Gil en su carta- sois el vivo testimonio de que la vida de Cristo resucitado es vuestro único fundamento. En ellas ‘sólo se vive de la fe y desde la fe’ (cf. Hb 10, 38). Por eso vuestra vida común, lejos de ser una cuestión funcional, se convierte en una actualización y anticipación del Reino de Dios en la tierra. Habéis dejado ‘padre, madre, hacienda, profesión y amor carnal’ (Mt 19,29) no por ascesis, sino por abandono en el único Dios que es riqueza eterna. Vuestra fe es vuestro único tesoro, que habéis puesto a buen recaudo en una comunidad de vida, lejos del peligro de los avatares y los deseos de éxito humano”.

Me alegra, añade, “llamaros ‘mártires de la fe y mártires de la esperanza en la vida eterna’ en un momento histórico donde no pocos de vuestros coetáneos han perdido ambos elementos vitales. En vuestro testimonio recordamos y redescubrimos que la vida no viene de nosotros mismos. Sólo podemos seguir creyendo y esperando si sabemos contemplar al Señor de la vida. Él nos la regala totalmente, aunque pensemos que la perdemos por no tener propiedades. Él nos la da gratuitamente, aunque creamos que la conquistamos nosotros por nuestros méritos. Él nos hace eternamente fecundos, aunque parezca que nuestros cuerpos se consumen sin función ni servicio”.

Una carta esta que ofrece abundante materia de reflexión y diálogo sobre la vida contemplativa en la Iglesia.

Afirma el arzobispo de Burgos: “Soy testigo de ‘vuestro vivir del amor a Dios y por amor a Dios’ y os animo a que lo mostréis a cuantos se acerquen a vuestros monasterios. Si el amar es el mejor icono de Dios, el dejarse amar es hacer la voluntad de Dios. Son muchos los que viven en el desamor o en la manipulación del amor. En vuestro vivir el amor de Dios ponéis toda vuestra inteligencia para que sea auténtico y vuestro cuerpo no sea más que el velo que trasluce la verdad que lleváis dentro y que nadie os arrebatará en la tierra”.

Se puede leer la carta completa en este enlace: http://www.zenit.org/article-44317?l=spanish.

Fiesta de las candelas

Con motivo de la Fiesta de la Presentación la diocesis celebrará una eucaristía con representación de todas las comunidades de vida activa, institutos, vírgenes consagradas... sabiendo que en su territorio hay más de cien comunidades de vida religiosa y consagrada. La celebración tendrá lugar en la iglesia de San Lesmes, patrono de la ciudad, a las 20.00h del 2 de febrero, y será presidida por monseñor Gil Hellín.

Será emitida in streaming por medio de www.burgosfe.com.

Por otra parte, informa a ZENIT Carlos Izquierdo, secretario del Año de la Fe, la Facultad de Teología de Burgos continúa sus actividades en este año convocado por Benedicto XVI con un original programa de reflexión y vivencia de la fe titulado “Los lunes hablamos de la fe”.

Los lunes hablamos de fe

El atractivo folleto que ha editado la diócesis castellana incluye una cita de Benedicto XVI, nº 7 de su carta programática para este año especial. Afirma el papa: “Con su amor, Jesucristo atrae hacia sí a los hombres de cada generación: en todo tiempo, convoca a la Iglesia y le confía el anuncio del Evangelio, con un mandato que es siempre nuevo. Por eso, también hoy es necesario un compromiso eclesial más convencido en favor de una nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. El compromiso misionero de los creyentes saca fuerza y vigor del descubrimiento cotidiano de su amor, que nunca puede faltar. La fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo. Nos hace fecundos, porque ensancha el corazón en la esperanza y permite dar un testimonio fecundo”.

El próximo 4 de febrero, 19,30 h, se tendrá un acto académico sobre el tema: “La fe, también hoy, causa de gozo y oposición”. Se presentarán los libros de los profesores de la Facultad de Teología de Burgos: ¿Cristianofobia? La polémica anticristiana, tan antigua y tan nueva, de Eloy Bueno de la Fuente, y Buscadores de Dios. 50 experiencias de fe, de Fernando Susaeta Montoya.

El 11 de febrero, 19,30 h, charla-conferencia: “Razones de la fe: reflexión y experiencia”. Intervienen: José Luis Cabria Ortega, profesor de la Facultad de Teología; hermana Rosa Ana Izquierdo Moreno, monja cisterciense. Burgos; 18 de febrero, 19,30 h, charla-conferencia: “Retos para vivir la fe hoy en la vida cotidiana”. Intervienen: Rafael Pérez Oreiro, profesor de la Facultad de Teología; María del Carmen Rodrigo Arroyo y Jesús Rubio Santodomingo; matrimonio de la Parroquia de Nuestra Señora del Rosario y miembros del Movimiento Familiar Cristiano.

El 25 de febrero, 19,30 h, charla-conferencia: “Fe en los límites de la vida. Fe y vida: el sentido del creyente ante los temas fronterizos (sufrimiento, muerte, bioética). Intervienen: Juan María González Oña, profesor de Teología Moral. Facultad de Teología; María Ángeles Olea, médica y licenciada en Ciencias Religiosas.

El 4 de marzo, 19,30 h, charla-conferencia: “Escucha de la Palabra y crecimiento en la fe”. Intervienen: José Luis Barriocanal Gómez, profesor de Sagrada Escritura. Facultad de Teología; Manuel Madrigal Arquero, párroco de San Fernando.

Los días 6, 7 y 8 de marzo. Jornada de mañana y tarde. Simposio Internacional de Misionología. Tema: “La fe se hace misión entre las gentes”. Dirigen: Roberto Calvo Pérez, profesor de la Facultad de Teología; Mario Jabares Cubillas, profesor de la Facultad de Teología. 

Todas las actividades se pueden seguir en burgosfe.com. Una página esta que va cobrando cuerpo con los testimonios de fe de personas significadas en la vida de la diócesis castellana.

Aparece ahora el testimonio de Gemma Sanz, cantautora burgalesa. Las historias que narra en su canto están entre la literatura y la música. Estudió piano, solfeo, coral y armonía en el conservatorio de Burgos, es licenciada en Filología Hispánica, y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. En la sección “Testimonio vivo” explica su fe: http://burgosfe.com/?p=943.

Para saber más de la diócesis de Burgos y sus actividades: www.teologiaburgos.org ; www.facebook.teologiaburgos.

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Documentación


''También entró el otro discípulo, vio y creyó''
Carta a la vida contemplativa del arzobispo de Burgos en el Año de la Fe

Por Redacción

MADRID, 30 de enero de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos a los lectores la carta que el arzobispo de Burgos Francisco Gil Hellín ha dirigido en especial a quienes de la diócesis han optado por una vida contemplativa, cuando se acerca la festividad de la presentación de Jesús en el Templo y la purificación de la Virgen María, la celebración popularmente conocida como fiesta de las candelas, o Candelaria, en la que la Iglesia celebra y agradece la Vida Consagrada.

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‘También entró el otro discípulo, vio y creyó’ (Jn 20,8). La actitud de los dos discípulos de Jesús, corriendo hacia el sepulcro para verificar la ‘buena noticia’ de María Magdalena, es una buena expresión de lo que significa el deseo de la fe y la necesidad de confirmarlo, según las Escrituras. En el diálogo de María Magdalena con el Señor, en la sorpresa de los discípulos más queridos, en el corazón ardiente por confirmar la noticia entendemos el desenlace final del sepulcro vacío: el Señor ya no está. Por eso creemos que nuestra vida ya camina hacia la resurrección con Él.

Este rostro luminoso de vida nueva en los primeros testigos de la resurrección del Señor es lo que compruebo en las miradas de muchos religiosos y religiosas contemplativos de nuestra diócesis. Los diferentes cenobios están hechos de losas de resurrección y son el mejor testimonio de la fe perenne, hecha camino hacia la eternidad. Por eso, sin miedo, abren las puertas de sus muros a los peregrinos para que descubramos en ellos y en ellas que su corazón sigue ardiendo en el silencio, gracias al alimento de la Palabra de Dios y de la Eucaristía.

Estos hombres y mujeres contemplativos, amantes de la naturaleza, son el pulmón de nuestra Iglesia Local que oxigena y revitaliza cada una de las iniciativas evangelizadoras realizadas por cada ‘célula eclesial’. Sienten como propios los gozos y las fatigas, las alegrías y esperanzas de nuestros paisanos burgaleses. Conocen de primera mano la intensidad con la que estamos viviendo este Año de la fe.

Por eso me siento orgulloso de dirigirme a vosotros para redescubrir juntos ese aire puro de la resurrección y contagiarme de vuestra vitalidad y belleza.

Por la fe’ nace la vida contemplativa

Nuestro más ilustre burgalés, preocupado por el verdadero conocimiento y difusión de la Palabra de Dios, alentaba con estas palabras a sus primeros hermanos de comunidad: ‘contemplari et contemplata aliis tradere’. En esta máxima de santo Domingo de Guzmán veo con nitidez vuestra misión en este Año de la fe, que nos ha regalado el papa Benedicto XVI.

Las comunidades contemplativas sois el vivo testimonio de que la vida de Cristo resucitado es vuestro único fundamento. En ellas ‘sólo se vive de la fe y desde la fe’ (cf. Hb 10, 38). Por eso vuestra vida común, lejos de ser una cuestión funcional, se convierte en una actualización y anticipación del Reino de Dios en la tierra. Habéis dejado ‘padre, madre, hacienda, profesión y amor carnal’ (Mt 19,29) no por ascesis, sino por abandono en el único Dios que es riqueza eterna. Vuestra fe es vuestro único tesoro, que habéis puesto a buen recaudo en una comunidad de vida, lejos del peligro de los avatares y los deseos de éxito humano.

Me alegra llamaros ‘mártires de la fe y mártires de la esperanza en la vida eterna’ en un momento histórico donde no pocos de vuestros coetáneos han perdido ambos elementos vitales. En vuestro testimonio recordamos y redescubrimos que la vida no viene de nosotros mismos. Sólo podemos seguir creyendo y esperando si sabemos contemplar al Señor de la vida. Él nos la regala totalmente, aunque pensemos que la perdemos por no tener propiedades. Él nos la da gratuitamente, aunque creamos que la conquistamos nosotros por nuestros méritos. Él nos hace eternamente fecundos, aunque parezca que nuestros cuerpos se consumen sin función ni servicio.

Soy testigo de ‘vuestro vivir del amor a Dios y por amor a Dios’ y os animo a que lo mostréis a cuantos se acerquen a vuestros monasterios. Si el amar es el mejor icono de Dios, el dejarse amar es hacer la voluntad de Dios. Son muchos los que viven en el desamor o en la manipulación del amor. En vuestro vivir el amor de Dios ponéis toda vuestra inteligencia para que sea auténtico y vuestro cuerpo no sea más que el velo que trasluce la verdad que lleváis dentro y que nadie os arrebatará en la tierra.

Una Iglesia de Comunión, agradecida a vuestra presencia

La reciente exposición de Las Edades del Hombre en Oña, titulada Monacatus nos ha servido para comprobar, una vez más, que los grandes hitos de la cultura y fe de nuestra Iglesia Local están enraizados en la vida contemplativa. Ésta, lejos de reservarse en el arca del pasado, tiene una actualidad muy significativa. Son muchos los creyentes y no creyentes los que, después de visitar la exposición, se han acercado a un monasterio para comprobar el hoy de esta riqueza. En todos ellos no es poca la satisfacción de convivir unos minutos con vosotras y vosotros. Cuando en vuestros rostros va impresa la impronta de la alegría por la fe, la esperanza y la caridad, el visitante se lleva a su lugar vital el mejor regalo: la misma vida de Cristo resucitado.

Debo recordar y agradeceros el ser los continuadores de la tradición monacal de hitos como Valpuesta, Fresdelval, Oña, Arlanza, Silos, Cardeña, Caleruega, Palacios de Benaver, Huelgas… Todos ellos nos recuerdan la existencia milenaria de nuestra diócesis y nos permiten la celebración de no pocos eventos que hacen de nuestra diócesis un atractivo universal.

Igualmente, el recordar la pluralidad de carismas monacales nos hace una diócesis única. El carisma y regla de san Benito, san Romualdo, san Bernardo y san Bruno siguen viviéndose en no pocas comunidades. También san Agustín de Hipona, santo Domingo de Guzmán, san Francisco de Asís, santa Clara, santa Teresa de Jesús o san Francisco de Sales siguen inspirando una manera peculiar de vivir el Evangelio en el siglo XXI. En todos ellos descubrimos que la puerta de la fe sigue abierta y son muchos los que cruzan este umbral para formar parte de la comunidad original que fundaron estos grandes santos1.

La vivencia de estos carismas es la mejor expresión del ‘don de Dios a nuestra Iglesia Local’2. La mejor manera de agradecer este don admirable es vivirlo con fidelidad y renovación, tal y como hicieron los fundadores. Esto hará posible acoger nuevos frutos e, incluso, nuevas familias de religiosos y religiosas que siguen la inspiración del Espíritu Santo en la Iglesia. El Espíritu orientará a que fidelidad y renovación sean el cauce para nuevas vocaciones a esta forma de vida y a un mayor compromiso bautismal de todos los fieles.

Cuando la vocación contemplativa es vivida como don y en comunión con la Iglesia Local, resplandece todo su atractivo. Unas veces se manifiesta como ‘interrogante de sentido’, otras como modelo de generosidad, otras como ejemplo de plenitud vital, etc. En cualquiera de los casos, es una invitación permanente a ‘venir y ver’ y a ‘ver y creer’. Vosotras y vosotros, desde vuestra pequeñez, no debéis tener miedo a que el hombre de hoy conozca la fuente de vuestra alegría y la riqueza de vuestro don.

Testigos del Dios vivo

Insisto en la oportunidad de vuestras comunidades de fe y vida como centros de que irradian la hermosura del creer. ‘La caridad de Cristo nos urge’ (2 Co 5,14). Es el amor de Cristo el que llena vuestros corazones y os impulsa a comunicar -‘aliis tradere’- lo que estáis viviendo. Desde el testimonio vivo de este amor y desde vuestra oración y trabajo podéis ser el mejor estímulo para tantos creyentes, que viven con gozo su fe o que se ven en el momento dramático de perderla. Igualmente podéis ser referencia para tantos no creyentes, que miran con recelo a la Iglesia, pero se acercan a la vida contemplativa con una especial benevolencia, admirados por vuestra autenticidad. No podemos desaprovechar la oportunidad que nos ofrece el Año de la Fe para convertir vuestras comunidades en centros de oración, de peregrinación y de evangelización.

Centros de oración: Vuestra experiencia de oración merece ser conocida. Sois maestros y maestras de lectio divina, en los que se pueden mirar tantos cristianos de nuestras parroquias y movimientos, que expresan la dificultad de ser iniciados en la oración profunda. Vuestro sosiego y estabilidad es billete seguro para todo aquel que quiera encontrar una experiencia de método de oración. No pocos jóvenes de forma aislada o en grupo demandan esta iniciación tanto en la oración personal como en la oración litúrgica. Vuestros espacios pueden ser el lugar más idóneo para el aprendizaje o la consolidación.

Centros de peregrinación: La tradición monástica, siguiendo el ejemplo de los primeros cristianos, siempre ha tenido una especial atención a la acogida. Quien acude a un monasterio sabe a dónde va. Las motivaciones son múltiples, y no siempre aparecen en un primer encuentro, pero siempre hay una cierta predisposición en quien se acerca a vuestro ‘lugar santo’. Lo hace con tiempo como turista, como persona con penuria económica, como peregrino que busca, como persona afligida… espera y sabe que vuestra acogida, vuestra escucha y vuestra palabra son como ‘al mismo Cristo que se acerca’.

Centros de evangelización: La evangelización parte y se fundamenta en el testimonio y anuncio de Cristo resucitado y vuestras comunidades son espacios privilegiados. En la era de la Nueva Evangelización los monasterios se pueden convertir en auténticos espacios de ‘primer anuncio’. Creo que es un ‘signo de los tiempos’ que merece reflexión y atención por parte de todos. Vuestra forma de vivir, vuestra alegría y esperanza cuestionan al hombre de hoy cómo es posible ser feliz ‘sin nada como propio’. En el encuentro con vosotras y vosotros comprueban que esa posibilidad es real y es la verdad de vuestra vida. Vuestro testimonio pasa de ser algo oculto a ser una invitación. Así ocurría en las primeras comunidades cristianas que vivían y anunciaban el kerygma.

Conocéis ya el programa de actividades del Año de la fe. Los encuentros arciprestales con comunidades contemplativas os ayudarán a participar de forma más directa en la dinámica pastoral que la Vicaría de Pastoral ha diseñado para el presente curso.

Conclusión

Junto al sepulcro del resucitado estaba también María, la Madre de Jesús. Benedicto XVI proponía a esta mujer de Nazaret como primer ejemplo de fe, que ha marcado el decurso de dos mil años de historia de salvación3. Ella acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería Madre de Dios (Lc 1,38). Con fe saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando los recuerdos de su corazón (Lc 2, 19.51), los transmitió a los Doce, reunidos con ella para recibir el Espíritu Santo (cf. Hc 1,14; 2, 1- 4). Esos mismos frutos de la fe son los que abundan en vuestras comunidades. A la vez que agradezco vuestra fidelidad, como la de ella, a la Palabra de Dios, os invito a que los comuniquéis a todos aquellos hombres de buena voluntad que se acerquen a vosotros y vosotras.

Con mi afecto sincero y mi bendición,

+ Francisco Gil Hellín Arzobispo de Burgos

Burgos, Solemnidad de la Epifanía 2013

Orientaciones pastorales para los monasterios de vida contemplativa en el Año de la Fe

El Año Litúrgico es el norte que orienta y da sentido a nuestro tiempo para reconocer en Él a Dios como regalo y alabarle en su epifanía. A la dinámica del Año Litúrgico añadimos ‘la alegría de nuestra fe y nuestro entusiasmo por comunicarla’. Con este objetivo de celebrar y comunicar nos situamos en el Año de la fe. A continuación recojo algunas propuestas pastorales que os pueden ayudar a hacer más prístino el resplandor del regalo de vuestra fe individual y comunitaria:

Acentuar la formación, teniendo presente el Catecismo de la Iglesia Católica y los Documentos del Concilio Vaticano II. En este sentido son muy valiosas las catequesis del Papa, pronunciadas cada miércoles desde el 17.10.12.

Profundizar en el estudio de vuestras Constituciones y en las diversas actualizaciones del carisma fundacional. Todo ello forma parte de vuestra tradición y os ayuda a descubrir vuestro ser eclesial, dentro de la ‘Iglesia de comunión’.

Potenciar los encuentros comunitarios para compartir la fe y la alegría con los miembros de la propia comunidad. El mejor estímulo es el que viene de dentro. Igualmente será útil compartir testimonios con otras comunidades de la diócesis a través de medios, como publicaciones, que permiten hacerlo con sencillez.

Acentuar y profundizar en el sentido expiatorio de la penitencia y su carácter de ‘búsqueda de Dios’. El penitente busca con mayor ahínco a Dios en su desierto particular, a la vez que encuentra al hermano sufriente en el silencio de su corazón. Que en vuestro corazón manso y beato estén las familias más necesitadas.

Crear cauces para mostrar la riqueza espiritual de la comunidad a las parroquias y movimientos del arciprestazgo: ofertar sesiones de lectio divina o lectura compartida del Evangelio; ofertar la celebración de la Liturgia de las Horas, acogiendo y preparando materiales adecuados para los fieles… Se puede comenzar invitando a los miembros de los consejos parroquiales o arciprestales o a miembros de grupos ya iniciados.

Cuidar con esmero la acogida en la recepción (porta coeli), en el locutorio, en la iglesia. Ofertar vuestro tiempo y vuestra escucha, vuestro acompañamiento espiritual o diálogos de fe para todas aquellas personas que se acercan a vosotros, especialmente los jóvenes.

Habilitar un espacio ad intra y ad extra como ‘Biblioteca de fe vivida’ con materiales sobre el Año de la Fe: libros, DVDs, evangelios… y momentos para compartir su lectura.

Seguir con atención las actividades de la Iglesia Universal y Local sobre el Año de la fe. Es importante que de alguna manera os hagáis presentes en el encuentro arciprestal con la vida contemplativa, que se ha programado.

Intensificar la oración por la Iglesia Local, por sus agentes de pastoral, por los misioneros, por las nuevas vocaciones… sin olvidar vuestra condición de ‘pulmón’ y de rostro del resucitado.

Compartir vuestra opción de vida pobre con los más afectados por la crisis económica, viviendo en la austeridad de lo necesario y participando en las campañas orientadas por Cáritas. Que ningún pobre marche de vuestra casa sin el rostro alegre.

Aprovechar la oportunidad de que vuestros monasterios son lugares de peregrinación. El peregrino camina hacia un lugar santo del que espera el testimonio del Dios vivo. Que encuentren en vosotros y vosotras al Dios del amor y del perdón. El turista busca alimentar su curiosidad. Que vuestra acogida sea ocasión para ‘el primer anuncio’ y puente para el encuentro con el Señor.

NOTAS

1.- Cf. Porta Fidei 1.

2.- Cf. Constituciones Sinodales nº 236

3.- Cf. Porta Fidei 13.

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