2.02.13
Mons. Robert Finn tiene un “pequeño” problema en su diócesis de Kansas City. En la misma está alojada el National Catholic Reporter (NCR), que es el medio de comunicación progreeclesial por excelencia de Estados Unidos. Dado que NCR sirve de portavoz y apoyo a todo elemento supuestamente católico que disiente abiertamente del Magisterio de la Iglesia, el obispo no cesa de recibir quejas de fieles que están hartos del título de “Catholic” que aparece en la cabecera de dicho medio. Es lógico. No puede ser católico quien no profesa la fe católica, quien hace del disenso doctrinal su lei motiv.
Cuando Mons. Finn ha pedido explicaciones a los responsables del NCR, la respuesta ha sido que ellos son un “periódico independiente que comenta sobre ‘asuntos católicos’“. O sea, en otras palabras, usted métase en sus asuntos, señor obispo, que nosotros no tenemos que darle explicaciones de nada. Otros obispos intentaron en vano que la palabra “Catholic” fuera eliminada. Y me imagino que no hay gana alguna de meterse en un conflicto legal sobre esa cuestión. No parece fácil que el término “catholic” sea considerado como copyright de la Iglesia Católica por parte de un tribunal de EE.UU. Otra cosa es que el sentido común dicte que no se puede llamar católico quien no lo es.
Lo que el obispo sí puede, e incluso debe, hacer es recordar lo que el derecho canónico dictamina sobre la participación de los fieles en ese tipo de medios de comunicación. Y cita este canon:
Canon 831: «Sin causa justa y razonable, no escriban nada los fieles en periódicos, folletos o revistas que de modo manifiesto suelen atacar a la religión católica o a las buenas costumbres».
La pregunta que algunos nos hacemos es la siguiente. Si eso se le pide a los fieles, ¿qué no se puede pedir, e incluso exigir, a sacerdotes, religiosos y obispos?
En España conocemos algunos casos de sacerdotes, religiosos y obispos que participan activamente en algún medio similar al NCR. Eso sí, sin la “C” de Católica en su cabecera. Creo que es hora de que expliquen cuál es la causa justa y razonable que les da pie a hacer tal cosa. Lo mismo nos convencen.
Luis Fernando Pérez Bustamante