Benedicto XVI: “Convertirse es buscar que la verdad, la fe y el amor en Dios sean lo más importante de nuestra vida”


 

En su penúltima audiencia general, celebrada en el Aula Pablo VI del Vaticano, Benedicto XVI dedicó su catequesis al tiempo de Cuaresma, en el Año de la fe, en el que invitó a a renovar nuestro empeño en el camino de conversión “para superar la tendencia a encerrarnos en nosotros mismos y para hacer, en cambio, espacio a Dios, mirando con sus ojos la realidad cotidiana”.

También dijo que la alternativa entre la cerrazón en nuestro egoísmo y la apertura al amor de Dios y de los demás, corresponde a la alternativa de las tentaciones de Jesús: es decir, entre el poder humano y el amor a la Cruz, entre una redención vista sólo en el bienestar material y una redención como obra de Dios, a quien damos la primacía en la existencia.

“Convertirse – dijo el Santo Padre – significa no cerrarse en la búsqueda del propio éxito, del propio prestigio y de la propia posición, sino hacer que cada día, en las pequeñas cosas, la verdad, la fe en Dios y el amor se conviertan en lo más importante”.

Al resumir estos conceptos en nuestro idioma y saludar y bendecir a los peregrinos procedentes de América Latina y de España el Papa dijo:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy, Miércoles de Ceniza, iniciamos el tiempo litúrgico de la Cuaresma, cuarenta días que nos preparan a la celebración de la Santa Pascua. Es un tiempo de particular esfuerzo en nuestro camino espiritual. Cuarenta días es el período que Jesús pasó en el desierto antes de iniciar su vida pública, y donde fue tentado por el diablo.

Reflexionar sobre las tentaciones de Jesús en el desierto es una invitación a responder a la pregunta fundamental: ¿Qué es lo importante en la vida? ¿Qué puesto ocupa el Señor en nuestra existencia? Las tentaciones que afronta Jesús muestran el riesgo de instrumentalizar a Dios, de usarlo para el propio interés, para la propia gloria. Dar a Dios el primer puesto ante las tentaciones requiere “convertirse”; significa seguir a Cristo de forma que su Evangelio sea guía concreta de la vida; es reconocer que somos criaturas, que dependemos de él, de su amor; que solamente “perdiendo” la vida por su causa la podemos ganar. Convertirse es no dejarse invadir por las ilusiones, las apariencias, las cosas; es buscar que la verdad, la fe y el amor en Dios sean lo más importante de nuestra vida.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Perú, México y los demás países latinoamericanos. Invito a todos en este tiempo de Cuaresma a renovar el compromiso de conversión, dejando espacio a Dios, aprendiendo a mirar con sus ojos la realidad de cada día. Muchas gracias.

(MFB – RV)