17.02.13

 

En todo lo relacionado con la Iglesia -aunque no solo con ella-, la prensa generalista busca titulares que sean impactantes. El desconocimiento casi absoluto sobre cuestiones religiosas por parte de los periodistas les lleva a meter la pata continuamente. Y eso es lo que ha ocurrido con la entrevista que el cardenal Sistach, arzobispo de Barcelona, concedió ayer a Luis del Olmo. El diario Abc la titula de la siguiente manera: El arzobispo de Barcelona: “La Iglesia puede reformar el celibato y el matrimonio".

Pues bien, escuchen ustedes lo que realmente dijo el cardenal en el siguiente enlace. Está a partir del minuto 8:50:
http://www.abc.es/radio/podcast/20130215/lluis-martinez-sistach-no-espero-98565.html

Luis del Olmo menciona el divorcio, el aborto, la píldora anticonceptiva, el preservativo y el matrimonio entre personas del mismo sexo y pregunta si habrá alguna concesión de la Iglesia en esas cuestiones. La respuesta del cardenal es impecable. La moral del catolicismo parte de una doctrina, de unos principios, y la actuación de los católicos tiene que conformarse y ser coherente con los mismos. Y afirma: “entre toda la lista que usted ha pronunciado hay valoraciones distintas“. Deducir de esas palabras que el cardenal aboga por una reforma del matrimonio es absurdo. Y entrecomillar sus palabras, como si las hubiera dicho tal y como aparecen en el titular, es una vergüenza para ese periódico. El periodista responsable de esa manipulación debería recibir una clara reprimenda por el director del diario. Incluso lo de “valoraciones distintas” no implica que la Iglesia quiera cambiar nada. Simplemente significa que obviamente no es lo mismo hablar del divorcio que del aborto o del gaymonio.

En relación al celibato, el prelado se limita a recordar que es una cuestión que ya se ha planteado y que podría volver a plantearse en un futuro. Pero a su vez, afirma que el “celibato ayuda mucho más a una entrega total al ministerio y al servicio a la Iglesia“. No hace falta que les diga que eso es un apoyo claro a mantener el celibato en las condiciones actuales.

Justo entonces el periodista le pregunta por la posibilidad de que haya mujeres obispos. El cardenal es tajante: “Eso no. El Papa Juan Pablo II zanjó la cuestión“. Bien está que lo recuerde, sobre todo para que a determinados sectores del pseudo-catolicismo les quede claro que estamos ante un asunto que no tiene vuelta atrás. Hoy mismo el director de Religión Digital dice que si el próximo Papa no admite la ordenación de mujeres “la Iglesia perderá definitivamente a la mujer. Y el cisma silencioso de la mayoría de los católicos que no sigue en este ámbito la doctrina de la jerarquía saldrá claramente a la luz pública“. Pues ya pueden ir encendiendo sus antorchas cismática, que eso no cambia. Cuando la Iglesia define infaliblemente una doctrina, aunque sea vía magisterio ordinario, no hay nadie, ni siquiera un Papa, con autoridad para dar marcha atrás. El catolicismo no es como el protestantismo, donde el libre examen y el replanteamiento de doctrinas fundamentales están a la orden del día.

En definitiva, el cardenal no ha dicho nada que pueda provocar inquietud en quienes somos fieles al Magisterio de la Iglesia. No cabe preocupación alguna ante sus palabras.

Luis Fernando Pérez Bustamante