18.02.13

«Marianismo» New Age

A las 5:03 PM, por Germán
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En ese tránsito hábil, consistente y agresivamente elaborado, en un contubernio diabólico entre el marxismo, la teología de la liberación, el nuevaerismo, el indigenismo y el eco-feminismo, que en una desconstrucción de la mariología buscan en definitiva sacar de escena a la Santísima Virgen, el movimiento Nueva Era ha desplazado sutil y efectivamente sus nefandas hebras.

Mientras que la mariología consiste en el estudio teológico de la Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra según las fuentes de la Revelación: Sagrada Escritura y Tradición- según lo enseña la Iglesia, la liturgia y el culto o devoción, las corrientes teosóficas / New Age incluyen a la Señora y Maestra Ascendida, la Madre María, quien proviene del reino angélico y fue elegida por el Padre-Madre Dios para dar a luz al Cristo. Una distorsionada devoción a María Santísima establece todo un conjunto doctrinal marianista en contraposición a la piedad de la Iglesia hacia la Santísima Virgen (que) es un elemento intrínseco del culto cristiano (Marialis cultus); mariología que según dicha corriente exalta lo femenino y maternal, pero lo subordina al factor masculino.

Fuerzas ocultas de la maldad que buscan seducir a la mujer para conseguir sus propósitos de división y perdición.

Desde sus primeros gateos en los 1960, el fenómeno New Age propició el relanzamiento del paganismo, respecto de lo cual lo había advertido Jean Danielou, S.J.:

No es el ateísmo el problema que interesa al mañana; será en vez un nuevo paganismo a la búsqueda de sí mismo… El ateísmo representa sólo un pasaje de un paganismo de ayer, típico de la civilización campesina, al paganismo de mañana, por el que se caracterizará la civilización industrial. El paganismo de mañana constituirá el problema religioso del hombre moderno (Christianisme et religions non chrétienes).

A inicios de 1900, mucho antes de la manifestación de la corriente New Age, el exoterismo europeo dio a luz una sub cultura a la que convergieron varias corrientes desde el vegetarianismo hasta el culto del sol. Los exotéricos habían incoado el sueño de una religiosidad anti-autoritaria individualista; el retorno a una “teofanía telúrica”, la veneración de la “madre tierra” (Gaia), considerada como religiosidad “anti-industrial” y liberadora.

Charlene Spretnak, activista eco-feminista, una de las protagonistas del movimiento Verde, ha propiciado el retorno a las divinidades de la naturaleza, consigna consistente en un retorno a las divinidades paganas para salvar el cosmos. De frente a la crisis del ambiente hay que retornar a una religión de la agricultura, la cual ofrece además las bases ideológicas del empeño ecológico.

De la veneración de la fertilidad de la madre tierra (Gaia) al redescubrimiento de las tradiciones chamanistas, de los oráculos pre-colombinos a la antigua religión céltica, el espectro de las prácticas neo paganas es infinito. La entera naturaleza es encantada; Dios se encuentra en los árboles, en los espíritus de la naturaleza, en los cielos de la fecundidad.

En este avasallador retorno a las tradiciones pre-cristianas se manifiesta el deseo de vivir una religión

incontaminada por el sistema patriarcal de la tradición judeo-cristiana y de presumidas “extrañaciones” de la Iglesia que habrían suprimido la religiosidad vital.

Otra de las aberrantes versiones interpretativas de grupos nuevaeristas es la condición de extraterrestre que le asignan a la Santísima Virgen, en un proyecto de preparación de la llegada de la Nueva Era de Acuario. Los expertos metafísicos no trepidan en utilizar las apariciones marianas (reconocidas o no por la Iglesia), como Guadalupe y Fátima, entre muchas otras, y las devociones marianas como el Santo Rosario para extender su marianismo nuevaerista, de desconstrucción de la verdadera devoción a María, que

más que una práctica religiosa es un estereotipo cultural que dota a hombres y mujeres de determinados atributos y conductas, operando conjuntamente con el machismo… desde esta óptica, María tomada como símbolo se vuelve en contra de las propias mujeres, como una imagen, aparentemente dignificadora, pero real y esencialmente opresora (Sonia Montecino, El marianismo y la cultura latinoamericana, Cons-pirando 9, 1994, pág. 29).

Otrora, los enemigos de la Iglesia, desparramaron su veneno respecto de las apariciones de la Santísima Virgen atribuyendo éstas a histerias colectivas, manipulaciones y cosas por el estilo, pero he aquí que, ahora para los mismos cristofóbicos la sagrada imagen de Nuestra Señora de Guadalupe no es ni siquiera una pintura común y corriente hecha por algún cura español que quiso atraer a la Fe Católica a los indígenas mexicanos, sino obra de extraterrestres, de maestros ascendidos. Manipulación cósmica, de una Nueva Era de ladrones de almas, de piratas marianistas que llevan adelante, perversamente la desconstrucción de la mariología sabiendo que al quitar del alma católica la verdadera devoción a María, camino seguro a Jesús, se abre el espacio para rendir culto a cualquier cosa.