ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de febrero de 2013

La frase del día

La fe es 24 horas de duda, menos 1 minuto de esperanza.

Georges Bernanos (París, 1888-Neuilly-sur-Seine, 1948)

 


Papa

''El papa dio ejemplo a un mundo atrincherado en el poder y la avidez''
El cardenal Piacenza comentó la renuncia del Benedicto XVI. Nos enseñó a leer la historia de la Iglesia con el criterio de la continuidad

Dossier: Los ocho años de Benedicto XVI (I)
Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Las encíclicas

Santa Sede

Las preguntas que todos nos hacemos sobre la renuncia de Benedicto XVI
23 respuestas breves a 23 interrogantes

Mirada al mundo

Venezuela: Asesinado brutalmente a tiros un sacerdote para robarle
Delante de sus sobrinos adolescentes. Conmoción en Barquisimeto por la muerte de Antonio José López Castillo, párroco de San Juan Evangelista

México: Nuevo arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas
Monseñor Fabio Martínez, responsable de Cursillos de Cristiandad y de la Dimensión para la Pastoral Misionera

Catequesis para la Familia

¿Queremos y cuidamos a nuestros mayores como ellos necesitan?
Catequesis para toda la familia

Ciencia

Comisariada la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción
Entre otros, gestiona el hospital Instituto Dermopático de la Inmaculada de Roma

Cine

''El cine va a tu pueblo''
Proyecto de difusión de cine con valores en la diócesis de Almería

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beato Conrado Confalonieri de Piacenza
«Un grave error que condujo a la santidad»

Misión

Perú: Medalla de Oro de Santo Toribio de Mogrovejo a la Prelatura de Chota
Concedida por la Conferencia Episcopal a una misión viva con dos mil catequistas

Foro

Escondido en Dios. Suprema lección de un pontífice
Una decisión coherente cuya única y verdadera clave es la evangélica


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Papa


''El papa dio ejemplo a un mundo atrincherado en el poder y la avidez''
El cardenal Piacenza comentó la renuncia del Benedicto XVI. Nos enseñó a leer la historia de la Iglesia con el criterio de la continuidad

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - “Cuando supe la noticia inesperada de la renuncia del santo padre, experimenté el dolor intenso que se siente cuando se advierte que una persona querida está saliendo de repente de nuestro horizonte”. Lo indicó el cardenal Piacenza esta semana, en una entrevista en la Radio Vaticano, en la que precisó: “Todos tenemos un corazón que se aficiona a las personas, esto es evidente y es justo”.

Si bien añadió el purpurado, después del primer impacto, “poco a poco me pareció sentir una brisa suave que llegaba de lejos”, y me traía “el perfume de la humildad de Dios”.

El cardenal recordó las palabras de Jesús: “'Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón' ¡y que las palabras que salían de la renuncia de Benedicto XVI nos daban a todos una gran lección!”

“En un mundo poblado de personas atrincheradas en el poder, incapaces de salirse del aferramiento al cetro, ávidos de subir y subir siempre más, ¡como es evangélico y contracorriente el gesto de quien dice con honestidad: perdónenme no tengo ya fuerzas, que Jesús llame a otro al timón de la Iglesia, yo me retiro sin poder, en el silencio y en la oración!”.

Y citó al gran orador francés, Jacques Bossuet que, a fines del siglo XVII, exclamaba: “¿Les maravilla si parece que Dios se ha escondido? Dios no se encuentra a gusto en un mundo de orgullosos, porque los orgullosos no pueden entender el vocabulario de la humildad que Dios ha marcado en Belén. Hoy, concluía Bossuet, encontrar a una persona verdaderamente humilde es un hecho único y muy raro”.

Y el cardenal Piacenza aseveró: “Pues la hemos encontrado. No podemos decir que hoy no haya una persona humilde. Nosotros la hemos encontrado. Una persona humilde y de una humildad llena de coraje es Benedicto XVI”.

“¡Gracias papa Benedicto! ¡Has dado --indica el cardenal- un golpe al orgullo de todos! El mundo se ha sorprendido, sí, la Iglesia se ha edificado, todos estamos llamados a tomarlo en cuenta. Y Dios desde el cielo sonríe porque un rayo de su luz logró disipar la espesa niebla del orgullo humano”.

Y concluye recordando que “la Iglesia sigue su camino sostenida por la certeza de que Jesús está siempre en el timón de la barca, sin interrupción y esto nos basta para ser optimistas”.

Además, indicó que la herencia de Benedicto XVI es la de habernos enseñado a leer la historia de la Iglesia con el criterio de la continuidad. Algunos querían interpretar el Concilio Vaticano II como una fractura. Justamente el papa Benedicto dijo que no. No hay una fractura sino un crecimiento, un desarrollo, siempre en la continuidad”.

Añadió que Benedicto XVI no ha hecho otra cosa que llamarnos nuevamente a la vertiente del Evangelio porque la Iglesia se vuelve joven no copiando las modas del momento, sino encontrando la frescura de sus orígenes.

“La gran bondad, la gran simplicidad” es la imagen que le queda del papa, indicó, así como la capacidad de hacer sentir bien al interlocutor. Y concluyó recordando que “cada vez que me encontré para hablar con el papa le he sentido verdaderamente como un padre bueno.

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Dossier: Los ocho años de Benedicto XVI (I)
Un recorrido por la obra del papa Ratzinger: Las encíclicas

Por Jose Antonio Varela Vidal

ROMA, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - En pocos días termina el pontificado del santo padre Benedicto XVI. El dato exacto es que desde las veinte horas del jueves 28 de febrero será declarada la Sede Vacante, a fin de disponer todo para la elección del sucesor número 266 de san Pedro.

Los tiempos no escapan a todo tipo de especulaciones acerca de cifras, de “bloques” entre cardenales, así como del perfil más conveniente del nuevo papa ante los tiempos actuales. Cavilaciones les llaman otros…

El legado de Benedicto XVI

Sin embargo, no debe olvidarse que hay un papa que se va después de dar lo mejor de sí y que supo pedir disculpas por sus defectos. Ahora es justo centrarse en lo principal de su obra, porque como dicen “es de bien nacidos ser agradecidos”.

En un breve recorrido por la obra y actividades del santo padre, ZENIT ofrecerá a sus lectores un Dossier por entregas sobre este pontificado que ha alcanzado casi los ocho años. Una atenta lectura nos permitirá refrescar lo que fue parte del magisterio del “papa teólogo”.

En esta primera entrega, publicamos un resumen de las tres encíclicas del santo padre Benedicto XVI, esto es, la Deus Caritas Est, Spe Salvi y Caritas in Veritate.

Deus Caritas Est: Dios es amor

Rompiendo tradiciones, Benedicto XVI presentó él mismo su encíclica Deus Caritas Est a los lectores de una revista italiana de gran difusión. Si bien el papa firmó la encíclica el 25 de diciembre de 2005, escribió las líneas siguientes en la edición del 5 de febrero de 2006.

* * *

Al inicio, de hecho, el texto puede parecer un poco difícil y teórico. Sin embargo, cuando uno se pone a leerlo, resulta evidente que solamente he querido responder a un par de preguntas muy concretas para la vida cristiana.

La primera pregunta es la siguiente: ¿es posible amar a Dios?; más aún: ¿puede el amor ser algo obligado? ¿No es un sentimiento que se tiene o no se tiene? La respuesta a la primera pregunta es: sí, podemos amar a Dios, dado que Él no se ha quedado a una distancia inalcanzable sino que ha entrado y entra en nuestra vida. Nos sale al paso de cada uno de nosotros: en los sacramentos a través de los cuales actúa en nuestra existencia; con la fe de la Iglesia, a través de la cual se dirige a nosotros; haciéndonos encontrar hombres, tocados por Él, que nos trasmiten su luz; con las disposiciones a través de las cuales interviene en nuestra vida; también con los signos de la creación que nos ha regalado.

No sólo nos ha ofrecido el amor, ante todo lo ha vivido primero y toca a la puerta de nuestro corazón en muchos modos para suscitar nuestra respuesta de amor. El amor no es solamente un sentimiento, pertenecen a él también la voluntad y la inteligencia. Con su palabra, Dios se dirige a nuestra inteligencia, a nuestra voluntad y a nuestros sentimientos, de modo que podamos aprender a amarlo «con todo el corazón y con toda el alma». El amor, de hecho, no nos lo encontramos ya listo de repente, sino que madura; por así decirlo, nosotros podemos aprender lentamente a amar de modo que el amor comprometa todas nuestras fuerzas y nos abra el camino de una vida recta.

La segunda pregunta es la siguiente: ¿podemos de verdad amar al «prójimo», cuando nos resulta extraño o incluso antipático? Sí, podemos, si somos amigos de Dios. Si somos amigos de Cristo. Si somos amigos de Cristo queda cada vez más claro que Él nos ha amado y nos ama, aunque con frecuencia alejemos de Él nuestra mirada y vivamos según otros criterios. Si, en cambio, la amistad con Dios se convierte para nosotros en algo cada vez más importante y decisivo, entonces comenzaremos a amar a aquellos a quienes Dios ama y que tienen necesidad de nosotros. Dios quiere que seamos amigos de sus amigos y nosotros podemos serlo, si estamos interiormente cerca de ellos.

Por último, se plantea también está pregunta: con sus mandamientos y sus prohibiciones, ¿no nos amarga la Iglesia la alegría del eros, de sentirnos amados, que nos empuja hacia el otro y que busca transformarse en unión? En la encíclica he intentado demostrar que la promesa más profunda del «eros» puede madurar solamente cuando no sólo buscamos la felicidad transitoria y repentina. Al contrario, encontramos juntos la paciencia de descubrir cada vez más al otro en la profundidad de su persona, en la totalidad del cuerpo y del alma, de modo que, finalmente, la felicidad del otro llegue a ser más importante que la mía. Entonces, ya no sólo se quiere recibir algo, sino entregarse, y en esta liberación del propio "yo" el hombre se encuentra a sí mismo y se llena de alegría.

En la encíclica hablo de un camino de purificación y de maduración necesaria para que la verdadera promesa del «eros» pueda cumplirse. El lenguaje de la tradición de la iglesia ha llamado a este proceso «educación en la castidad», que, en definitiva, no significa otra cosa que aprender la totalidad del amor en la paciencia del crecimiento y de la maduración.

En la segunda parte se habla de la caridad, el servicio del amor comunitario de la Iglesia hacia todos los que sufren en el cuerpo o en el alma y tienen necesidad del don del amor. Aquí surgen ante todo dos preguntas: ¿puede la Iglesia dejar este servicio a las demás organizaciones filantrópicas? La respuesta es no. La Iglesia no lo puede hacer. La Iglesia debe practicar el amor hacia el prójimo incluso como comunidad, pues de lo contrario anunciaría de modo incompleto e insuficiente al Dios del amor.

La segunda pregunta: ¿no sería mejor promover un orden de justicia en le que no hubiera necesitados y la caridad se convirtiera en algo superfluo? La respuesta es la siguiente: indudablemente la finalidad de la política es crear un orden justo en la sociedad, donde a cada uno le sea reconocido lo propio y donde nadie sufra a causa de la miseria. En este caso, la justicia es la verdadera finalidad de la política, así como la paz no puede existir sin la justicia. Por su propia naturaleza, la Iglesia no hace política en primera persona, más bien respeta la autonomía del Estado y de sus instituciones.

La búsqueda de este orden de justicia corresponde a la razón común, así como la política es algo que afecta a todos los ciudadanos. Con frecuencia, sin embargo, la razón queda cegada por intereses y por la voluntad de poder. La fe sirve para purificar la razón, para que pueda ver y decidir correctamente. Por tanto, es tarea de la Iglesia curar la razón y reforzar la voluntad por hacer el bien. En ese sentido, sin hacer política, la iglesia participa apasionadamente en la batalla por la justicia. A los cristianos comprometidos en el servicio público, corresponde, en la acción política, abrir siempre nuevos caminos para la justicia.

Sin embargo, sólo he respondido a la primera mitad de nuestra pregunta. La segunda mitad, que en la encíclica me interesa subrayar, dice así: La justicia no hace nunca superfluo el amor. Más allá de la justicia, el hombre tendrá siempre necesidad de amor, que es el único capaz de dar un alma a la justicia. En un mundo tan profundamente herido, como el que conocemos en nuestros días, esta afirmación no tiene necesidad de demostraciones. El mundo espera el testimonio del amor cristiano que se inspira en la fe. En nuestro mundo, con frecuencia tan oscuro, con este amor brilla la luz del Dios.

Spe Salvi: Salvados en la esperanza

El texto, firmado el 30 de noviembre de 2007, consta de una introducción y ocho capítulos y se abre con el pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos: Spe salvi facti sumus (en esperanza fuimos salvados).

"Según la fe cristiana --explica el papa en la Introducción-, la redención, la salvación, no es simplemente un dato de hecho. Se nos ofrece la salvación en el sentido de que se nos ha dado la esperanza, una esperanza fiable, gracias a la cual podemos afrontar nuestro presente: el presente, aunque sea un presente fatigoso, se puede vivir y aceptar si lleva hacia una meta, si podemos estar seguros de esta meta y si esta meta es tan grande que justifique el esfuerzo del camino". Por lo tanto, "elemento distintivo de los cristianos" es "el hecho de que ellos tienen un futuro, (...) saben (...) que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío. (..) El Evangelio no es solamente una comunicación de cosas que se pueden saber, sino una comunicación que comporta hechos y cambia la vida. La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva".

"Llegar a conocer a Dios, al Dios verdadero, eso es lo que significa recibir esperanza", explica el Santo Padre. Es algo que entendieron muy bien los Efesios, que antes del encuentro con Dios tenían muchos dioses pero "estaban sin esperanza, (...) sin Dios". El problema para los que vivimos siempre con el concepto cristiano de Dios, subraya el Santo Padre, es el estar acostumbrados al Evangelio: "el tener esperanza, que proviene del encuentro real con (...) Dios, resulta ya casi imperceptible".

El Papa recuerda que Jesús no traía "un mensaje socio-revolucionario" como el de Espartaco y "no era un combatiente por una liberación política como Barrabás o Bar-Kokebá". Lo que Jesús había traído "era algo totalmente diverso: (...) el encuentro con el Dios vivo, (...) el encuentro con una esperanza más fuerte que los sufrimientos de la esclavitud, y que por ello transforma desde dentro la vida y el mundo", "aunque las estructuras externas permanecieran igual". Cristo nos hace libres verdaderamente: "No somos esclavos del universo" y "de las leyes y de la casualidad de la materia". (...) Somos libres porque "el cielo no está vacío", porque el Señor del universo es Dios, que "en Jesús se ha revelado como Amor".

Cristo es el "verdadero filósofo" que nos dice "quien es en realidad el hombre y qué debe hacer para ser verdaderamente hombre". "Èl indica también el camino más allá de la muerte; sólo quien es capaz de hacer todo esto es un verdadero maestro de vida". Y nos ofrece una esperanza que es al mismo tiempo espera y presencia: porque "el hecho de que este futuro exista cambia el presente". El Papa observa que "tal vez muchas personas rechazan hoy la fe simplemente porque la vida eterna no les parece algo deseable. (...) "La crisis actual de la fe -prosigue- es sobre todo una crisis de la esperanza cristiana".

"El restablecimiento del "paraíso" perdido, ya no se espera de la fe" sino de los progresos técnicos y científicos, de los que surgirá "el reino del hombre". La esperanza se transforma de ese modo en "fe en el progreso" asentada sobre dos columnas: la razón y la libertad, que parecen garantizar de por sí, en virtud de su bondad intrínseca, una nueva comunidad humana perfecta".

"Hay dos etapas esenciales de la concreción política de esta esperanza" - prosigue Benedicto XVI-: la Revolución francesa y la marxista. Ante la evolución de la Revolución francesa "la Europa de la Ilustración (...) ha tenido que reflexionar (...) de manera nueva sobre la razón y la libertad". Por otra parte, la revolución proletaria "ha dejado tras de sí una destrucción desoladora".

El error fundamental de Marx ha sido éste: "Ha olvidado al hombre y ha olvidado su libertad. (...) Creyó que, una vez solucionada la economía, todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo". "Digámoslo ahora de manera muy sencilla -escribe el Papa- el hombre necesita a Dios, de lo contrario queda sin esperanza". "El hombre nunca puede ser redimido solamente desde el exterior. (...) El hombre es redimido por el amor". Un amor incondicional, absoluto: "La verdadera, la gran esperanza del hombre que resiste a pesar de todas las desilusiones, sólo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos sigue amando hasta el extremo". El Papa indica cuatro lugares para aprender y ejercitar la esperanza. El primero es la oración: "Cuando ya nadie me escucha, Dios todavía me escucha. (...) Si ya no hay nadie que pueda ayudarme (...) Èl puede ayudarme". Después de la oración esta el actuar. "La esperanza en sentido cristiano es siempre esperanza para los demás. Y es esperanza activa, con la cual luchamos (...) para que el mundo llegue a ser un poco más luminoso y humano .

Y solamente si sé que "mi vida personal y la historia en su conjunto están custodiados por el poder indestructible del amor", "puedo esperar ". También el sufrimiento es un lugar de aprendizaje de la esperanza. "Conviene ciertamente hacer todo lo posible para disminuir el sufrimiento", sin embargo "lo que cura al hombre no es esquivar el sufrimiento (...) sino la capacidad de aceptar la tribulación, madurar en ella y encontrar en ella un sentido mediante la unión con Cristo, que ha sufrido con amor infinito. (...) Es también fundamental, saber sufrir con los demás y por los demás. "Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren (...) es una sociedad cruel e inhumana". Finalmente, otro lugar para aprender la esperanza es el Juicio de Dios. (...) Existe la resurrección de la carne. Existe una justicia. Existe la "revocación" del sufrimiento pasado, la reparación que restablece el derecho".

El Papa se muestra "convencido de que la cuestión de la justicia es el argumento esencial, o en todo caso, el argumento más fuerte en favor de la fe en la vida eterna". Es imposible que "la injusticia de la historia sea la última palabra. (...) Pero en su justicia está también la gracia". "La gracia no excluye la justicia... Al final, los malvados, en el banquete eterno, no se sentarán indistintamente a la mesa junto a las víctimas, como si no hubiera pasado nada".

Caritas in Veritate: La caridad en la verdad

La Encíclica, fechada el 29 de junio de 2009, solemnidad de San Pedro y San Pablo, consta de una introducción, seis capítulos y una conclusión.

“En la Introducción, el papa recuerda que la caridad es “la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia”. Por otra parte, dado el “riesgo de ser mal entendida o excluida de la ética vivida” advierte de que “un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales”.

“El desarrollo (…) necesita esta verdad”, escribe Benedicto XVI y analiza “dos criterios orien­tadores de la acción moral: la justicia y el bien común. (…) Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la polis. Ésta es la vía institucional del vivir social”.

El primer capítulo está dedicado al “Mensaje de la “Populorum progressio” de Pablo VI que “reafirmó la importancia imprescindible del Evangelio para la construcción de la sociedad según libertad y justicia”. “La fe cristiana -escribe Benedicto XVI- se ocupa del desarrollo no apoyándose en privilegios o posiciones de poder (…) sino solo en Cristo”. El pontífice evidencia que “las causas del subdesarrollo no son principalmente de orden material”. Están ante todo en la voluntad, el pensamiento y todavía más “en la falta de fraternidad entre los hombres y los pueblos”.

“El desarrollo humano en nuestro tiempo” es el tema del segundo capítulo. “El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último -reitera el Papa- corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza” Y enumera algunas distorsiones del desarrollo: una actividad financiera “en buena parte especulativa”, los flujos migratorios “frecuentemente provocados y después no gestionados adecuadamente o la explotación sin reglas de los recursos de la tierra”. Frente a esos problemas ligados entre sí, el Papa invoca “una nueva síntesis humanista”, constatando después que “el cuadro del desarrollo se despliega en múltiples ámbitos: (…) crece la riqueza mundial en términos absolutos, pero aumentan también las desigualdades (…) y nacen nuevas pobrezas”.

“En el plano cultural -prosigue- (…) las posibilidades de interacción” han dado lugar a “nuevas perspectivas de diálogo”, (…) pero hay un doble riesgo”. En primer lugar “un eclecticismo cultural” donde las culturas se consideran “sustancialmente equivalentes”. El peligro opuesto es el de “rebajar la cultura y homologar los (…) estilos de vida”. Benedicto XVI recuerda “el escándalo del hambre” y auspicia “una ecuánime reforma agraria en los países en desarrollo”.

Asimismo, el pontífice evidencia que el respeto por la vida “en modo alguno puede separarse de las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los pueblos” y afirma que “cuando una sociedad se encamina hacia la negación y la supresión de la vida acaba por no encontrar la motivación y la energía necesarias para esforzarse en el servicio del verdadero bien del hombre”.

Otro aspecto ligado al desarrollo es el “derecho a la libertad religiosa. La violencia –escribe el Papa--, frena el desarrollo auténtico” y esto “ocurre especialmente con el terrorismo de inspiración fundamentalista”.

“Fraternidad, desarrollo económico y sociedad civil” es el tema del tercer capítulo, que se abre con un elogio de la experiencia del don, no reconocida a menudo, “debido a una visión de la existencia que antepone a todo la productividad y la utilidad. (…) El desarrollo, (…) si quiere ser auténticamente humano, necesita en cambio dar espacio al principio de gratuidad”, y por cuanto se refiere al mercado la lógica mercantil, ésta debe estar “ordenada a la consecución del bien común, que es responsabilidad sobre todo de la comunidad política”.

Retomando la encíclica Centesimus Annus, indica “la necesidad de un sistema basado en tres instancias: el mercado, el Estado y la sociedad civil” y espera en “una civilización de la economía”. Hacen falta “formas de economía solidaria” y “tanto el mercado como la política tienen necesidad de personas abiertas al don recíproco”.

El capítulo se cierra con una nueva valoración del fenómeno de la globalización, que no se debe entender solo como “un proceso socio-económico”. (…) La globalización necesita “una orientación cultural personalista y comunitaria abierta a la trascendencia (…) y capaz de corregir sus disfunciones”.

En el cuarto capítulo, la Encíclica trata el tema del “Desarrollo de los pueblos, derechos y deberes, ambiente”. “Gobierno y organismos internacionales -se lee- no pueden olvidar “la objetividad y la indisponibilidad” de los derechos. A este respecto, se detiene en las “problemáticas relacionadas con el crecimiento demográfico”.

Reafirma que la sexualidad no se puede “reducir a un mero hecho hedonístico y lúdico”. Los Estados, escribe, “están llamados a realizar políticas que promuevan la centralidad de la familia”.
“La economía -afirma una vez más- tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; no de cualquier ética sino de una ética amiga de la persona”. La misma centralidad de la persona, escribe, debe ser el principio guía “en las intervenciones para el desarrollo” de la cooperación internacional. (…) Los organismos internacionales -exhorta el Papa- deberían interrogarse sobre la real eficacia de sus aparatos burocráticos”, “con frecuencia muy costosos”.

El Santo Padre se refiere más adelante a las problemáticas energéticas. “El acaparamiento de los recursos” por parte de Estados y grupos de poder, denuncia, constituyen “un grave impedimento para el desarrollo de los países pobres”. (…) “Las sociedades tecnológicamente avanzadas -añade- pueden y deben disminuir la propia necesidad energética”, mientras debe “avanzar la investigación sobre energías alternativas”.

“La colaboración de la familia humana” es el corazón del quinto capítulo, en el que Benedicto XVI pone de relieve que “el desarrollo de los pueblos depende sobre todo del reconocimiento de ser una sola familia”. De ahí que, se lee, la religión cristiana puede contribuir al desarrollo “solo si Dios encuentra un puesto también en la esfera pública”.

El Papa hace referencia al principio de subsidiaridad, que ofrece una ayuda a la persona “a través de la autonomía de los cuerpos intermedios”. La subsidiariedad, explica, “es el antídoto más eficaz contra toda forma de asistencialismo paternalista” y es más adecuada para humanizar la globalización”.

Asimismo, Benedicto XVI exhorta a los Estados ricos a “destinar mayores cuotas” del Producto Interno Bruto para el desarrollo, respetando los compromisos adquiridos. Y augura un mayor acceso a la educación y, aún más, a la “formación completa de la persona” afirmando que, cediendo al relativismo, se convierte en más pobre. Un ejemplo, escribe, es el del fenómeno perverso del turismo sexual. “Es doloroso constatar -observa- que se desarrolla con frecuencia con el aval de los gobiernos locales”.

El Papa afronta a continuación al fenómeno “histórico” de las migraciones. “Todo emigrante, afirma, “es una persona humana” que “posee derechos que deben ser respetados por todos y en toda situación”.

El último párrafo del capítulo lo dedica el Pontífice “a la urgencia de la reforma” de la ONU y “de la arquitectura económica y financiera internacional”. Urge “la presencia de una verdadera Autoridad política mundial” (…) que goce de “poder efectivo”.

El sexto y último capítulo está centrado en el tema del “Desarrollo de los pueblos y la técnica”. El Papa pone en guardia ante la “pretensión prometeica” según la cual “la humanidad cree poderse recrear valiéndose de los ‘prodigios’ de la tecnología”. La técnica, subraya, no puede tener una “libertad absoluta”.

El campo primario “de la lucha cultural entre el absolutismo de la tecnicidad y la responsabilidad moral del hombre es hoy el de la bioética”, explica el Papa, y añade: “La razón sin la fe está destinada a perderse en la ilusión de la propia omnipotencia”. La cuestión social se convierte en “cuestión antropológica”. La investigación con embriones, la clonación, lamenta el Pontífice, “son promovidas por la cultura actual”, que “cree haber desvelado todo misterio”. El Papa teme “una sistemática planificación eugenésica de los nacimientos”.

En la Conclusión de la Encíclica, el Papa subraya que el desarrollo “tiene necesidad de cristianos con los brazos elevados hacia Dios en gesto de oración”, de “amor y de perdón, de renuncia a sí mismos, de acogida al prójimo, de justicia y de paz”.

Con los servicios de Famiglia Cristiana y Vatican Information Service

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Santa Sede


Las preguntas que todos nos hacemos sobre la renuncia de Benedicto XVI
23 respuestas breves a 23 interrogantes

Por Redacción

ROMA, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La renuncia de Benedicto XVI ha suscitado preguntas legítimas no sólo en el mundo católico. Algunos de esos interrogantes son de carácter práctico mientras que otros tienen implicaciones más profundas en sus respuestas.

El portavoz oficial de la Sala de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, ofreció varias ruedas de prensa entre el 12 y 15 de febrero. Durante el breafing, diferentes periodistas le plantearon cuestiones que el padre Lombardi respondió con la información disponible en esos momentos. De esas contestaciones, ofrecemos una selección ágil y breve de 23 respuestas en torno a las cuestiones más presentes en la opinión pública de estos días.

La formulación de las preguntas y de las respuestas no son textuales, han sido elaboradas, trabajadas y publicadas en el bloghttp://actualidadyanalisis.blogspot.com, en base a lo que el padre Lombardi ha ido respondiendo. Siguen la sustancia de la respuesta aunque no necesariamente las palabras explícitamente usadas. La cuenta de Twitter: https://twitter.com/mujicaje ha estado emitiendo actualizaciones relacionadas con datos confirmados por la Sala de Prensa de la Santa Sede en tiempo real.

*****

1. ¿Cuál será la última aparición pública de Benedicto XVI como papa en funciones?

R/ La última aparición pública (y masiva) de Benedicto XVI como papa será la audiencia general del miércoles 27 de febrero de 2013 en la plaza de san Pedro del Vaticano. De forma extraordinaria, la audiencia general contará con una liturgia de la Palabra y momentos de oración. Al día siguiente, jueves 28, está prevista una audiencia privada en la sala Clementina de la Santa Sede con algunos cardenales. Será la última audiencia de su pontificado.

2. ¿Benedicto XVI tiene alguna enfermedad grave en particular?

R/ No, Benedicto XVI no tiene una enfermedad grave en particular.

3. ¿Es verdad que Benedicto XVI tiene un marcapasos?

R/ Sí, es verdad que Benedicto XVI tiene un marcapasos. Lo tiene desde que era cardenal-prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Hace algunas semanas le cambiaron las baterías del marcapasos.

4. ¿La encíclica sobre la fe que Benedicto XVI estaba escribiendo será publicada?

R/ No, no está previsto que la encíclica sea publicada dado que Benedicto XVI no la pudo concluir. Eventualmente, si decidiera hacerla pública, no entraría dentro del rango de «encíclica».

5. ¿Por qué Benedicto XVI eligió las 20:00 del 28 de febrero para concluir su ministerio como papa?

R/ Porque es la hora en que él habitualmente concluye su jornada de trabajo.

6. ¿Dónde vivirá Benedicto XVI después de su retiro como Papa?

R/ Inicialmente, por un periodo de dos meses, en la residencia pontificia de Catelgandolfo. Posteriormente regresará al Vaticano para vivir en el monasterio de clausura Mater Ecclesiae.

7. ¿Es verdad que Benedicto XVI decidió dimitir durante su viaje apostólico a México?

R/ Durante su viaje apostólico a México y Cuba, Benedicto XVI maduró el tema de su abdicación como una etapa más en el largo proceso de su reflexión y discernimiento sobre este tema. Por lo demás, el viaje no ha tenido ninguna otra relevancia particular al respecto.

8. ¿Cuál será nombre y título de Benedicto XVI después del 28 de febrero?

R/ Es un tema que aún se está reflexionando. Hay cierta unanimidad en que conservará el nombre de Benedicto XVI y que el título será el de «Obispo emérito de Roma». En el Anuario Pontificio «Benedicto XVI» seguirá siendo el nombre oficial utilizado.

9. ¿Participará Benedicto XVI en el Cónclave para elegir a su sucesor?

R/ No, Benedicto XVI no participará en el Cónclave para elegir a su sucesor ni será parte del Colegio Cardenalicio.

10. ¿Cómo se vestirá Benedicto XVI después del 28 de febrero?

R/ Todavía no se sabe cómo se vestirá Benedicto XVI después del 28 de febrero.

11. ¿La renuncia de un papa está prevista en la Iglesia?

R/ Sí, la abdicación de un papa está prevista y regulada por el Código de Derecho Canónico.

12. ¿Qué pasará con monseñor Georg Gänswein, secretario particular de Benedicto XVI y prefecto de la Casa Pontificia desde hace pocos meses?

R/ Monseñor Georg Gänswein continuará siendo secretario particular de Benedicto XVI, le acompañará a Castel Gandolfo (y luego al monasterio Mater Ecclesia), y también seguirá siendo prefecto de la Casa Pontificia. Análogamente, es posible que el segundo secretario particular se traslade a Castelgandolfo y acompañe a Benedicto XVI por un tiempo.

13. ¿Quiénes vivirán con Benedicto XVI en el monasterio Mater Ecclesia dentro del Vaticano, luego de su retiro?

R/ Las Memores (grupo de mujeres consagradas, miembros de la familia pontificia, que auxilian al papa en las necesidad ordinarias de todo hogar) y su secretario particular, monseñor Georg Gänswein, vivirán y asistirán a Benedicto XVI después de su retiro.

14. ¿El tema del así llamado «Vatileaks» (filtración de documentos reservados) influyó en la decisión del Papa?

R/ No ha tenido ninguna relevancia. Si se quiere recibir una información correcta se debe limitar a cuanto ha dicho el papa sobre su renuncia.

15. Aproximadamente, ¿cuándo podría comenzar el Cónclave?

R/ Las fechas más convincentes apuntan a que iniciará entre el 15 y 20 de marzo.

16. ¿Benedicto XVI cambió las normas para la elección de un papa en las últimas semanas?

R/ No. Benedicto XVI no cambió recientemente las normas para la elección de un Papa. En 2007 hizo un pequeño cambio para modificar el sistema de votación. Esa modificación de 2007 establece que siempre será necesaria una mayoría de dos tercios en las votaciones que se realizan en el cónclave. Por lo demás, el resto de las normas vigentes siguen siendo las de la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis.

17. ¿Cuál es el término correcto para denominar lo que ha hecho el papa?

R/ «Renuncia» sería el término más específico y técnico. «Dimisión» no porque supone que alguien acepta la dimisión para que surta efecto y, en el caso del papa, esto no es necesario. «Abdicación» es un término más adecuado para un rey.

18. ¿Hay luchas por el poder en el Vaticano?

R/ En toda institución existe una dinámica que lleva a opiniones diversas, lo que es siempre una riqueza. La diferencia y diversidad de opiniones son positivas si llevan al bien de la institución misma. Tales diferencias, sin embargo, no se deben sobrecargar pues no corresponderían a la realidad ni a las intenciones de las personas. Afirmar que hay luchas de poder no corresponde a la realidad de lo que está pasando en la Iglesia en estos momentos.

19. ¿El periodista Peter Seewald entrevistó a Benedicto XVI antes de su renuncia?

R/ El periodista alemán Peter Seewald, quien en el pasado ha entrevistado varias veces a Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, entrevistó hace dos meses y medio a Benedicto XVI. La entrevista se enmarca en la biografía oficial de Benedicto XVI en la que está trabajando Seewald.

20. ¿Benedicto XVI se encontrará con el nuevo papa?

R/ No está previsto que Benedicto XVI se encuentre con el nuevo papa.

21. ¿Por qué Benedicto XVI decidió quedarse –luego de los dos meses en Castel Gandolfo– en un monasterio en el Vaticano y no regresar a su Baviera natal?

R/ Aunque Benedicto XVI no lo ha explicitado claramente, la presencia y oración de Benedicto XVI en el Vaticano da una continuidad espiritual al papado. Por lo demás, Benedicto XVI vive en el Vaticano desde hace más de tres décadas.

22. ¿Cuáles son las razones exactas aducidas por Benedicto XVI para su renuncia?

R/ El lunes 11 de febrero el papa Benedicto XVI dijo explícitamente que ha «llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino» y también ha mencionado que para gobernar la Iglesia y anunciar el Evangelio «es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado». 

23¿Cuál es la agenda oficial de Benedicto XVI del 11 al 28 de febrero de 2013?

R/ El calendario oficial de Benedicto XVI, a partir de hoy, es el siguiente:

23 de febrero: Conclusión de los ejercicios espirituales.

24 de febrero: Último Ángelus de Benedicto XVI en la plaza de san Pedro.

25 de febrero: Audiencia privada a algunos cardenales.

27 de febrero: Última audiencia general de Benedicto XVI.

28 de febrero: A las 11 de la mañana saludo a los cardenales en la Sala Clementina del Vaticano. A las 17:00 se transfiere a Castel Gandolfo. A las 20:00 inicia la Sede Vacante.

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Mirada al mundo


Venezuela: Asesinado brutalmente a tiros un sacerdote para robarle
Delante de sus sobrinos adolescentes. Conmoción en Barquisimeto por la muerte de Antonio José López Castillo, párroco de San Juan Evangelista

Por Redacción

CARACAS, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La Archidiócesis de Barquisimeto, Venezuela, se ha mostrado consternada por el asesinato del sacerdote José Ramón Mendoza Vásquez acaecido en la madrugada del lunes 18 de febrero en la capital del estado de Lara.

A través de un comunicado el arzobispo de Barquisimeto Antonio José López Castillo condenó la “ola de crímenes” desatada en el país. y manifestó su consternación por el homicidio del sacerdote de 45 años, párroco de San Juan Evangelista en Brisas del Obelisco. La Archidiócesis de Barquisimeto se encuentra a unos 400 kilómetros de la capital Caracas.

El sacerdote Mendoza Vásquez se detuvo a esperar que cambiara el semáforo, momento en el que bajo amenaza de muerte con un arma, dos delincuentes intentaron robarle el auto. El sacerdote se resistió e interpuso su cuerpo para proteger a sus dos sobrinos adolescentes que viajaban con él. Le dispararon y una de las balas le alcanzó mortalmente en la cabeza. 

El arzobispo de Barquisimeto Antonio José López Castillo, acudió a la morgue de Barquisimeto para solidarizarse con la familia del religioso. "Matar no es la voluntad de Dios, asesinar no es querido por Dios. Es un gran pecado porque se destruye la vida, no es el camino de la superación. Han acabado la vida de un ministro de Dios, de un servidor del Señor como acaban la de tanta gente. Recordemos que la vida es sagrada", afirmó el prelado que además convocó a las comunidades "a que se organicen para rechazar la inseguridad en el país". 

Muy dolido por el suceso monseñor López Castillo exhortó a las autoridades gubernamentales a buscar medios preventivos y correctivos que destruyan esta ola de violencia. “Invitamos a los que cometen estos actos delictivos a que reflexionen y se arrepientan de seguir estos caminos, que solo traen luto, tristeza y destrucción de nuestra sociedad”. 

El padre José Ramón Mendoza Vásquez es el cuarto sacerdote asesinado, víctima de la violencia en América Latina desde el comienzo de 2013.

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México: Nuevo arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas
Monseñor Fabio Martínez, responsable de Cursillos de Cristiandad y de la Dimensión para la Pastoral Misionera

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Benedicto XVI nombró hoy como arzobispo de Tuxtla Gutiérrez en México, a monseñor Fabio Martínez Castilla, hasta ahora obispo de ciudad Lázaro Cárdenas, indicó el boletín de la Sala de Prensa del Vaticano. 

Tuxtla Gutiérrez la capital del estado de Chiapas. Es la ciudad más poblada del estado con una población de más de medio millón de habitantes además de ser el principal centro económico del estado.  

"Monseñor Fabio Martínez Castilla --indica el boletín- nació en 1950, realizó sus estudios eclesiásticos en el seminario de la Archidiócesis de Yucatán y fue ordenado sacerdote en 1977. Fue vicario parroquial de los Santos Reyes, formador de seminario, capellán de los Hermanos Maristas, vicario parroquial de Santa Ana, Yaxcabá y Dzitás, y párroco de Nuestra Señora de Guadalupe en Tizimin. De 1986 a 1994 fue misionero fidei donum en la diócesi de Uige en Angola".

"Tras regresar a México --concluye el boletín- además de párroco de la parroquia de Tizimin, fue nombrado vicario parroquial de San Francisco de Asís, en Umán, y director diocesano del Movimiento de Cursillos de Cristiandad.

Asimismo fue nombrado obispo de Ciudad Lázaro Cárdenas en 2007, y en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal mexicana fue elegido responsable de la Dimensión para la Pastoral Misionera y miembro del Consejo Permanente.

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Catequesis para la Familia


¿Queremos y cuidamos a nuestros mayores como ellos necesitan?
Catequesis para toda la familia

Por Luis Javier Moxó Soto

MADRID, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Podemos preguntarnos si a los abuelos o bisabuelos de nuestros hijos, alumnos y catecúmenos (si tienen la suerte de tenerlos cerca de ellos) les visitan y/o cuidan (visitamos/cuidamos) con la frecuencia y manera que ellos necesitan. A nosotros nos llegará también, si Dios quiere, esa etapa de la vida, la ancianidad, y nuestros hijos y alumnos se están fijando mucho, aunque no nos demos cuenta del todo, cómo tratamos a los mayores de nuestra familia de origen. Quizá de forma parecida si no igual será la atención que recibamos de ellos en el futuro.

Hay momentos en la vida en que pasamos de cuidar a ser cuidados. Unos se creen mayores, o viejos, y quizá no lo son tanto. Otros lo son, de verdad, pero no lo aceptan o se rebelan ante los efectos del tiempo que pasa inexorable. La edad nos va deteriorando sin remedio y hay que medir y administrar las propias energías y recursos con inteligencia. También hay quien se cuida, tiene hábitos saludables y hace deporte. No nos abandonemos para luego lamentarlo. La responsabilidad es siempre nuestra. La vida es un don sagrado que hemos de amar y cuidar.

Son referencias para nuestros hijos, alumnos o catecúmenos de nuestra parroquia, cómo vivimos nuestra madurez, cómo somos de responsables con nuestro trabajo y cómo disfrutamos en nuestro ocio. Es decir, cómo aprovechamos el tiempo que Dios nos da, junto a la preparación para nuestra jubilación y necesario descanso.

El momento en el que se ha producido el anuncio de la renuncia de Benedicto XVI, para el próximo día 28 de febrero, ha sido en la memoria de Nuestra Señora de Lourdes, Jornada Mundial del Enfermo. Es buena ocasión ahora para recordar que debemos orar y cuidar a nuestros mayores y enfermos de nuestras familias y comunidades.

Por ello quiero despedir esta reflexión semanal con una oración compuesta por el Papa para los abuelos. Madre de Dios y nuestra, cuida de nuestros mayores en su retiro o jubilación necesaria. Y también, especialmente, del Santo Padre.

Señor Jesús, tú naciste de la Virgen María, hija de San Joaquín y Santa Ana. Mira con amor a los abuelos de todo el mundo.

¡Protégelos! Son una fuente de enriquecimiento para las familias, para la Iglesia y para toda la sociedad. ¡Sostenlos! Que cuando envejezcan sigan siendo para sus familias pilares fuertes de la fe evangélica, custodios de los nobles ideales, hogareños, tesoros vivos de sólidas tradiciones religiosas.

Haz que sean maestros de sabiduría y valentía, que transmitan a generaciones futuras los frutos de su madura experiencia humana y espiritual.

Señor Jesús, ayuda a las familias y a la sociedad a valorar la presencia y el papel de los abuelos. Qué jamás sean ignorados o excluidos, sino que siempre encuentren respeto y amor.

Ayúdales a vivir serenamente y a sentirse acogidos durante todos los años de vida que les concedas.

María, Madre de todos los vivientes, cuida constantemente a los abuelos, acompáñalos durante su peregrinación terrena, y con tus oraciones obtén que todas las familias se reúnan un día en nuestra patria celestial, donde esperas a toda la humanidad para el gran abrazo de la vida sin fin. Amén.

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Ciencia


Comisariada la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción
Entre otros, gestiona el hospital Instituto Dermopático de la Inmaculada de Roma

Por Redacción

ROMA, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Un comunicado de la Santa Sede, hecho público ayer 18 de febrero, anuncia la decisión de comisariar a la italiana Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción.

El comunicado afirma: “Tras la visita apostólica efectuada por monseñor Filippo Iannone a la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción, en fecha 15 de febrero, el santo padre ha decidido confiar el gobierno del mencionado instituto religioso al cardenal Giuseppe Versaldi, presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, nombrándolo delegado pontificio. En tal función el cardenal Versaldi tendrá la tarea de guiar al instituto religioso y enderezar las estructuras sanitarias gestionadas por este hacia un possible resanamiento económico, excluyendo sin embargo una participación de la Santa Sede in tales actuaciones”.

La citada congregación gestiona entre otros el hospital Instituto Dermopático de la Inmaculada (IDI) de Roma y se había dirigido al Vaticano para salvar el hospital con una carta dirigida al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de la Santa Sede.

El cardenal Versaldi es presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede. Nació el 30 de julio de 1943 en Villarboit, Vercelli, Piamonte. Ordenado sacerdote en 1967 fue consagrado obispo en 2007. Creado cardenal en 2012 por Benedicto XVI, fue coadjutor en la parroquia del Santísimo Salvador en Vercelli, y desde 1970. En 1972, fue enviado a Roma a estudiar psicología y derecho canónico a la Pontificia Universidad Gregoriana. En 1976, fue encargado de fundar el consultorio familiar diocesano en Vercelli, del que es director y luego presidente de la Federación regional piamontesa de consultores cristianos. En 1994, es nombrado vicario general de la Archidiócesis de Vercelli. En 2007, es nombrado obispo de Alessandria. En 2011, Benedicto XVI lo nombra presidente de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede, sucediendo al cardenal Velasio De Paolis, y al mismo tiempo arzobispo.

La Santa Sede se propone salvar un centro sanitario, único en su especialidad, que es reconocido en el campo dermatológico y oncológico, con el fin de preservar los puestos de trabajo de las 1.500 familias de los empleados del hospital, así como su notable patrimonio científico en el campo de las enfermedades de la piel.

Hijos de la Inmaculada Concepción

En 1857 –reza la página de la congregación--, el padre Luigi Maria Monti fundó la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción, con el fin de prestar asistencia sanitaria y sostén espiritual a los necesitados. Nombrado superior general de su congregación por Pío IX, durante su actividad romana, decide comprar una viña en el agro romano en via Boccea 1, para el reposo de sus hijos espirituales, enfermeros en el hospital Santo Spirito en Sassia, cerca del Vaticano.

Más que al reposo en la “Viña de San José”, los frailes se dedican a curar la tiña que atenaza a los pastores del lugar. Esta actividad inicial derivará en el Instituto Dermopático de la Inmaculada de via dei Monti di Creta 104.

Al hilo del progreso científico del siglo, permitido por la invención del microscopio, en 1907, el padre Ludovico Sala formula la primera pomada para la cura de la tiña de los pastores. La nueva cura evita los métodos quirúrgicos rudimentarios, a menudo con resultados desfigurantes, empleadas hasta entonces.

Los “Hermanos de la piel”

El éxito de la pomada y otros preparados médicos del padre Sala es tal que en 1912 el hermano es autorizado con decreto de la prefectura a gestionar una casa de saludo para enfermos de la piel.

Reconocida la importancia de la actividad sanitaria de los frailes, la Santa Sede otorga una importante ayuda financiera para dotar a los religiosos de una estructura hospitalaria más concorde con su febril actividad. En 1925, se inaugura el primer pabellón del Sanatorio de via Monti di Creta. En los años 30, el Sanatorio goza ya de tal prestigio que los médicos romanos invitan a sus pacientes a dirigirse a los frailes. En el centro sanitario, trabajan las Hermanas de la Misericordia de Verona, ya desde hacía más de 50 años empeñadas en la asistencia a los enfermos juntos a los hermanos de la Congregación.

En 1931, el padre Sala empezó a tener serios problemas de visión. El padre Pastori, superior general, envió a sucederle al hermano Emanuele Stablum, que por voluntad de la Congregación renuncia a la dedicación al sacerdocio y se hace médico. Stablum, con criterios innovadores, perfecciona la obra del predecesor, confiriendo al IDI la característica de hospital dermatológico.

Centro pionero en patologías de la piel

Durante la segunda guerra mundial, la actividad científica del Instituto sufre una fuerte ralentización pero su actividad caritativa prosigue dando acogida y refugio a un centenar de perseguidos religiosos e políticos de toda proveniencia. Tras la guerra, la actividad científica se reanuda con nuevo vigor y a finales de 1946 sale el primer número de “Crónicas del IDI”, la primera publicación científica del Instituto.

Al mismo tiempo se cran los "Congresos mensuales”: manifestaciones internas del Instituto en las que se examinan los casos más raros, a fin de asegurar una valoración colegiada y por tanto un provechoso intercambio de ideas entre los especialistas.

En 1950 muere el hermano Stablum. Hereda la dirección sanitaria el profesor Rino Cavalieri, todavía activo. Sigue un nuevo impulso a la actividad de investigación entrelazada con el florecer de publicaciones científicas.

Confirmando su cualidad de precursor de métodos de cura modernos, el Instituto es de los primeros en Italia en crear las prestaciones ambulatorias,en lugar de la obligada hospitalización. En ese periodo se crean las reuniones semanales para la investigación histológica de casos individuales y el examen detallado y comentado de la literatura dermatológica mundial. Ambas iniciativas garantizan una constante puesta al día y una progresiva integración entre los resultados de la experimentación terapéutica empírica y los frutos de la investigación científica.

Ampliaciones de la actividad

En 1957, se hace una nueva ampliación del IDI. En 1970, la actividad científica y el papel asumido en ámbito regional y nacional le valen la calificación de hospital regional especializado en Dermatología. Se inician las obras de una tercera ampliación que permita una capacidad de 350 camas. En 1976, acaban las obras. El nuevo edificio permite en 1983 acoger las nuevas divisiones de Cirugía Plástica y de Cirugía Vascular, dotadas de tecnologías muy avanzadas, capaces de permitir la más atenta diagnosis de las vasculopatías, así como la mejora de otras secciones.

El 3 de julio de 1990, el IDI, en virtud del nivel alcanzado obtiene de los ministerios de Sanidad y de Investigación Científica el reconocimiento de Instituto de hospitalización y cura de carácter científico. Esto implica que el hospital se dote de una serie de servicios para la programación y la gestión de la actividad de Investigación Clínica y de Laboratorio, que supervisa la Comisión de Bioética, que vigila sus proyectos de experimentación de los fármacos relacionados con la investigación biomédica corriente, para que se desarrollen respetando los procedimientos científicos y el derecho a la salud del paciente.

A comienzos de 1998, la Congregación de los Hijos de la Inmaculada Concepción adquiere el complejo hospitalario de San Carlos de Nancy.

Recientemente, el IDI creó una serie de departamentos, servicios multidisciplinares y ambulatorios superespecializados, a fin de responder a la demanda creciente de prestaciones especializadas dermatológicas por parte de los pacientes, a través de la integración de experiencia adquirida, paralelamente, en las diversas secciones del Instituto.

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Cine


''El cine va a tu pueblo''
Proyecto de difusión de cine con valores en la diócesis de Almería

Por Redacción

ALMERíA, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La productora Alquitara Films introduce en la diócesis de Almería un proyecto de cine con valores, bajo el lema “El cine va a tu pueblo”.

Independientemente de las películas que se proyectan en las salas de cines comerciales al uso, una segunda línea de trabajo que realiza esta productora, para cooperar a la evangelización en parroquias, es llevar las películas a los pueblos y ciudades, en las que el párroco, bien sea a través del Ayuntamiento o por medio de la parroquia, esté interesado en proyectar cine con valores para todos sus feligreses.

En su cartelera, filmes como Prefiero el Paraíso –la vida de san Felipe Neri--, Moscati –el médico santo- u otras similares.

A continuación, se facilitan los enlaces para que se puedan ver los trailer de algunas de las producciones citadas:

Las flores de la guerra: www.edreamsfactory.es.

Prefiero el paraíso: http://youtu.be/jleniUBJfyk.

Moscati: http://youtu.be/OtnVn6Qdf_0.

Los interesados en hacerse con los servicios de este medio de evangelización, pueden hacerlo a través del siguiente número telefónico de contacto: 679 34 29 82, Germán.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beato Conrado Confalonieri de Piacenza
«Un grave error que condujo a la santidad»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - Los caminos de Dios son inescrutables sin duda alguna. En este caso, y no debiera nunca servir como precedente, una gravísima e irresponsable actuación fue el detonante de una conversión y el camino hacia la santidad. Y es que, sin bien es cierto que las pasiones tiranizan, no lo es menos que la gracia de Dios nos libera de sus cadenas. A este beato le costó entender que las tendencias obsesivas, «el ansia de las cosas y la arrogancia» pertenecen al mundo y son incompatibles con Él (1 Jn 2, 15-17). Imbuído en sus afanes no midió las consecuencias que podría acarrear el afán irrefenable por obtener lo que quería. Y un hecho que humanamente le condujo al precipicio, la intervención divina –la única influencia posible que cabía en la dramática situación creada por él– lo trocó en fuente de bendiciones. Es otra prueba de la infinita misericordia de Dios y de la tutela que ejerce sobre sus hijos. Analizar lo que fue de la vida de Conrado después de lo que hizo es también un canto a la esperanza ya que pone de manifiesto cómo nos rescata el amor del Padre, a pesar de las debilidades que nos atenacen.

En efecto. El noble Confalonieri nacido en Piacenza, Italia, hacia 1290 estaba obsesionado con la cinegética, al punto de que obnubilado por ella actuó de forma temeraria. Saliendo de cacería en una ocasión, no se le ocurrió otra cosa que dar orden a sus sirvientes de que prendieran fuego a una zona boscosa donde se refugiaban unas codiciadas piezas de caza con objeto de tenerlas a tiro sin mayores problemas. Pero las llamas devoraron todo lo que hallaron a su paso, incluidas propiedades ajenas edificadas en el bosque. No contando con testigos del suceso, abandonaron cobardemente el lugar resueltos a convertirse en una tumba, ocultando su autoría. Ante el desastre ecológico y las denuncias de los afectados por él, se abrió una investigación que no dio el resultado apetecido, hasta que las autoridades determinaron condenar a muerte a un pobre infeliz que cayó en sus manos. Le culpaban del voraz incendio, del que reconoció ser autor mediante tortura, aunque su único pecado era haberse hallado en el monte en el funesto instante en el que ardió. Al no contar con medios económicos para resarcir los daños causados, debía pagarlos con su vida. El impulsivo Confalonieri, sabedor de la grave decisión, se entregó al vicario imperial Galeazzo Visconti y confesó su culpa en un momento convulso políticamente para el mandatario por los conflictos existentes entre güelfos y gibelinos, lo cual también tuvo que ver en el rápido e injusto proceso seguido contra el ciudadano inocente.

El reconocimiento de su error supuso para Conrado la pérdida de sus bienes y los de su esposa, Eufrosina de Lodi, de ascendencia nobiliaria como él. Viéndose en la ruina, comenzó a mendigar. Pero el hecho, lejos de hundir a los esposos, les hizo ver que detrás se hallaba una providencia. El arrepentimiento de Conrado, aunque estuviera envuelto en graves consecuencias para su acontecer, ya que habían quedado en la más completa miseria, atraía nuevas y desconocidas bendiciones para ambos. Sopesaron la situación llevándola a la oración y de común acuerdo optaron por separarse y tomar un camino que si bien discurría por vías distintas les iba a conducir al mismo destino: su consagración. Eufrosina ingresó con las clarisas de Piacenza. Y Conrado, con el ánimo de purgar sus culpas en oración y penitencia como ermitaño, se hizo terciario franciscano en Calendasco el año 1315. Luego peregrinó por varios lugares pasando por Roma y Malta, para recalar en Sicilia. Eligió un lugar de Noto Antica y allí permaneció aproximadamente hasta 1335. Durante un tiempo colaboró asistiendo a los enfermos del hospital de San Martín, todo ello sin descuidar sus mortificaciones y penitencias. Su fama comenzó a atraer a numerosas personas y él veía peligrar su anhelo de soledad para dedicarse plenamente a Dios. De modo que se afincó en Pizzoni, una zona cercana a Noto, y en una gruta llevó la vida que había soñado entregado a severas penitencias, ofrendando su vida por la conversión de los pecadores. Allí le visitó el prelado de Siracusa cuando se hallaba en la recta final de su existencia. Murió el 19 de febrero de 1351 mientras oraba. Fue agraciado con el don de milagros. En 1515 León X lo declaró «Beato no canonizado» y Urbano VIII aprobó su culto el 12 de septiembre de 1625. Sepultado en la iglesia de San Nicolás de Noto, es junto a san Nicolás de Bari, patrono de aquella ciudad.

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Misión


Perú: Medalla de Oro de Santo Toribio de Mogrovejo a la Prelatura de Chota
Concedida por la Conferencia Episcopal a una misión viva con dos mil catequistas

Por Redacción

LIMA, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - La Conferencia Episcopal de Perú ha concedido la medalla de oro de Santo Toribio de Mogrovejo a la Prelatura de Chota, que atienden los agustinos recoletos, coincidiendo con el 50 aniversario de su creación. El distintivo fue recibido por el obispo prelado de Chota Fortunato Pablo Urcey, acompañado por quienes le precedieron en el servicio pastoral, los también obispos agustinos recoletos José Carmelo Martínez Lázaro y Emiliano Cisneros Martínez.

Este galardón es un reconocimiento que los obispos otorgan a personas, comunidades o instituciones que hayan contribuido en forma notable al desarrollo o beneficio de la Iglesia católica en Perú. Este año se ha concedido la medalla a dos obispos, tres diócesis, una congregación religiosa y un laico.

Una de las tres diócesis es la prelatura de Chota, que desde su creación atienden los agustinos recoletos. La ceremonia de entrega de la medalla se realizó en el auditorio de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) bajo la presidencia de monseñor Salvador Piñeiro Calderón, arzobispo de Ayacucho, y presidente de la Conferencia.

Monseñor Fortunato Pablo Urcey, obispo prelado de Chota, que recibió la medalla junto a los otros dos obispos agustinos recoletos que le precedieron, agradeció en primer lugar a Dios el distintivo, recordando el salmo 117, que cita con profusión en su reciente carta pastoral: “Dad gracias al Señor porque es bueno”.

También agradeció a los religiosos de la Orden de Agustinos Recoletos, que trabajaron en la Prelatura desde 1940, en circunstancias mucho más difíciles que las actuales, sobre todo en lo que se refiere a medios de comunicación. Dio las gracias también a los sacerdotes diocesanos, a los religiosos y a todos los agentes de pastoral.

Aprovechó para invitar a todos los obispos de la CEP a la celebración central, que tendrá lugar en Chota el próximo 14 de abril. Y terminó pidiendo las oraciones de todos para llevar lo que san Agustín llamaba “el honor y la carga” del episcopado.

Junto a los tres obispos agustinos recoletos, representando a la provincia de San José, estaba fray José Miguel Lerena, prior del teologado de Santa Rita, en Lima. Y, al lado de éste, se encontraban las hermanas Pompeya Portal y Viki Barreda, de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que tanto han trabajado en Chota.

50 años en Chota

La Prelatura Territorial de Chota, en el departamento de Cajamarca, fue erigida el 7 de abril de 1963 y encomendada desde su inicio a los agustinos recoletos, más en concreto a la provincia de San José.

Sus 50 años de existencia coinciden con los años del Concilio Vaticano II y la renovación postconciliar, de la que esta diócesis andina es un ejemplo.

Puede decirse que esta prelatura, circunscrita a las provincias de Chota y Cutervo, goza ya de mayoría de edad. Sus 360.000 habitantes, repartidos por los 6.800 kilómetros cuadrados de territorio andino, son atendidos por 39 sacerdotes diocesanos y seis religiosos, de los cuales cinco son agustinos recoletos; cuentan también con los servicios de cuatro diáconos permanentes, y nueve comunidades religiosas femeninas. Su nota más característica es la abundancia y madurez de sus catequistas, cuyo número asciende hoy día a unos dos mil.

Desde 1973, se viene desarrollando en Chota un intenso e ininterrumpido programa de formación, que hace que sean los catequistas quienes vertebren de verdad a esta Iglesia local. Se entiende así que las abundantes vocaciones sacerdotales y religiosas nacidas en Chota, vengan preferentemente de las familias de los propios catequistas.

Para saber más: http://www.agustinosrecoletos.com/estaticos/view/70-pablo-urcey-mons-fortunato.

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Foro


Escondido en Dios. Suprema lección de un pontífice
Una decisión coherente cuya única y verdadera clave es la evangélica

Por Isabel Orellana Vilches

MáLAGA, 19 de febrero de 2013 (Zenit.org) - El aserto de que todo aquello que se posee termina por no valorarse, o al menos por recibir la estima que conviene, es una realidad que, en lo que concierne al pontífice Benedicto XVI, se constata día tras día. El pulso de los medios de comunicación que se apresuran a dar cualquier noticia relacionada con este hecho histórico, así lo confirman. El sentir de una gran mayoría respecto a su pérdida, recibida con abierto pesar, es unánime. Y ahora, cuando falta poco más de una semana para que se aleje físicamente, que no espiritualmente, de la silla de Pedro, los ojos del mundo están clavados en él y parece que repentinamente su figura se ha agigantado, como ya presupuse hace unos días en este mismo espacio. Se escudriña hasta la saciedad lo que hace y lo que dice buscando la explicación de esta renuncia –que ha sacudido a todos como una tempestad–, en cualquier documento, declaración y gestos de su pasado reciente y remoto. Los sencillos de corazón, aquellos que simplemente vieron en él al hombre que el Espíritu Santo ponía al frente de la Iglesia, rebosantes de ternura dejan traslucir su emoción. Otros que seguramente no repararon antes en su grandeza, ahora calibran de un modo distinto lo que supone su pérdida precisamente porque dentro de poco ya no estará a la cabeza de la Iglesia. Y esto no ha hecho más que empezar.

Puede que nunca llegue a conocerse el trasfondo en el que ha estado envuelta su decisión. O tal vez es más simple de lo que muchos pretenden. Eran previsibles tantos análisis e interpretaciones que pretenden extraer razones que expliquen una determinación de esta envergadura, porque lo habitual es que ante la ignorancia se desaten las cábalas. Lo que ha acontecido en la Iglesia históricamente ha dado mucho juego a todos los niveles. La literatura y la cinematografía, entre otras, siguen bebiendo de su anales para configurar hipótesis de distinto calado. Ahora bien, cualquier hipótesis sin hechos que la corroboren no tiene valor, aunque los oportunistas siempre están al acecho y no tendrían inconveniente en modificar las reglas que convienen a sus intereses. Si algo es noticia, y la decisión del pontífice continúa siéndolo y de primera magnitud, aquellos serían capaces de vender su alma para obtener una primicia que justifique el hecho, búsqueda infructuosa, por cierto, que no encontrarán jamás. La aflicción de un pontífice únicamente queda al descubierto con toda su desnudez a los pies de Cristo. Además, no se trata de indagar para entender solamente, sino para vivir. El papa es el vicario de Cristo en la tierra. Por tanto, punto de referencia indiscutible para los católicos, y eso significa que, por fuerza, conviene meditar en este gesto premeditado porque algo –o mucho, diría yo–, nos quiere decir Dios con él. Si los pliegues de esta determinación pontifical se buscan por caminos erróneos, se pierde lo esencial: el extraordinario trasfondo místico que encierra.

Los hombres de Dios, como es Benedicto XVI, no juegan al despiste. Nítidos en su pensar y actuar, hablan con meridiana claridad. El papa no se ha caracterizado nunca por ocultar ni maquillar nada, aún los hechos más hirientes que ha debido afrontar. Y ahora ha expuesto claramente su deseo de permanecer escondido, dedicado a la oración. Con ello da una suprema lección ya que este anhelo es el rasgo que ha caracterizado la vida de los místicos. Aquí está la llave maestra para interpretar los sucesos. Lo dijo él mismo el 18 de abril de 2012: «La oración nos ayuda a leer la historia personal y colectiva en la perspectiva más adecuada y fiel, la de Dios». De este modo ratifica la autenticidad de una vocación que se remonta en el tiempo y mira hacia una eternidad que, aunque solo fuera por mor de la edad, él cada vez tiene más cerca. Además, la raíz espiritual de este sentimiento contiene matices de gran calado dignos de someter a consideración aunque sea de forma sucinta. Poder dedicarse a la contemplación es una gracia, un privilegio añorado por incontables hombres y mujeres de todos los tiempos. Una necesidad imperiosa, condición sine qua non para todo aquel que aspire a la perfección. Cristo se alejaba y se retiraba a orar. En ese espacio íntimo dialogaba con su Padre, añorante de su voz, sin otro afán que cumplir su voluntad. El pontífice que abandona la notoriedad, los focos y los dictados a los que el mundo quiso someterle con sus peculiares razones, pone de manifiesto el vigor del patrimonio de la fe que cabalga muy por encima de ellos, y da una indiscutible lección sobre la vida mística aún sin pretenderlo, ya que, quien se oculta en Dios se convierte en potente luminaria.

No olvidemos que estamos ante un papa orante que ha dedicado a la oración numerosas catequesis poniendo de manifiesto desde un principio que ésta ha de ser el eje vertebral de la vida de una persona. El sesgo antropológico de su reflexión, sin duda alguna fruto de su experiencia, revela profundos sentimientos que merece la pena recordar, máxime cuando es a lo que quiere dedicar exclusivamente el resto de su vida. Ha apuntado la línea que ha de seguir la oración: «Creer, abandonarse al Señor, entrar en su voluntad: esta es la dirección esencial». Ha puesto énfasis en algunos aspectos cruciales que subrayan, junto al abandono y la confianza, el cumplimiento de la voluntad divina, garante de la plena felicidad. Cuando llega la adversidad, el creyente sencillamente ora, «se pone en contacto con Dios»; no instrumentaliza la oración para bien personal. Así lo ha dicho explícitamente poniendo como ejemplo la conducta de los primeros cristianos que no hicieron de sus reuniones colegiales un ámbito de análisis que les permitiera hallar fórmulas mágicas para resistir en la persecución. En esta oración genuina existe la concordia, la unidad que Benedicto XVI denomina «prodigio» puesto que fortalece los lazos fraternos y brilla de manera esplendorosa justamente cuando mayor alcance tienen las pruebas.

Una comunidad que ora con este prisma es indestructible. Además, la persona orante jamás pretendería manipular la voluntad divina, no persigue el éxito, no suplica quedar libre de las pruebas ni de los sufrimientos. Su máxima aspiración es «poder proclamar con ‘parresia’, es decir, con franqueza, con libertad, con valentía, la Palabra de Dios (cf. Hch 4, 29)». Estos son los testigos suyos. Con su forma de proceder visibilizan la bondad de Dios. Convencidos de que de ella emana la fuerza transformadora de la realidad, la que modifica sustancialmente «el corazón, la mente, la vida de los hombres» van por el mundo predicando «la novedad radical del Evangelio». Ese, y no otro, «es el fruto de la oración coral». Con meridiana claridad el papa ha reconocido que ahí estaba su corazón: «También nosotros queremos renovar la petición del don del Espíritu Santo, para que caliente el corazón e ilumine la mente, a fin de reconocer que el Señor realiza nuestras invocaciones según su voluntad de amor y no según nuestras ideas». Este es el abandono genuino y cualquier lectura que se haga sobre su decisión debería girar en torno a él porque ese gesto está clavado en la cruz que rubrica su entrega. Los signos de autenticidad, las hebras de apertura y cambio que ésta determinación lleva consigo no los intuimos; los estamos viendo. Los grandes hombres y mujeres que se han dejado conducir por la voluntad divina siempre han sacudido con su ejemplar conducta los cimientos de la Iglesia. Sus reflexiones sobre la oración nos incumben a todos. Es uno de los imponentes legados que deja. Él nos pide nuestras oraciones con la inocencia evangélica que le caracteriza. Por fortuna, nosotros sabemos que seguiremos viviendo en el hálito de las suyas que nos sostendrán como lo han hecho hasta ahora.

De una decisión como la que ha tomado se desprenden no solo la humildad, sencillez y valentía, que se han glosado suficientemente estas últimas jornadas. También se aprecia la finura de un espíritu selecto que sabe elegir el néctar de la consagración. Por la senda espiritual, que culmina con el último aliento, únicamente se transita con la oración y la entrega pespunteada por constantes sacrificios. El Santo Padre que reconoce sus fuerzas físicas mermadas se abre paso ante la muchedumbre y se sitúa en el alto pedestal de la historia, simplemente porque no tiene otro ánimo que concluir su periplo vital dedicado únicamente a sostener ese diálogo con Dios, fuente inigualable de salud. En todos los tiempos han existido personas anónimas que han hecho de su vida un holocausto permanente. Ante la escasa, cuando no nula notoriedad que tuvieron, Dios actuó ocupándose de que ciertas existencias ocultas salieran a la luz. Benedicto XVI tiene tras de sí un enjambre de escrutadores de su vida en todos los rincones del planeta y no podrá impedir que ese anhelado retiro al que tiende sus brazos le mantenga recluido en la sombra. Ésta murió para siempre el día que reconoció ante el mundo la gran elección que en realidad ha marcado toda su biografía: su exclusiva pertenencia a Cristo, despertando así el corazón dormido de una multitud que no le entendió. 

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