20.02.13

 

De las grandes cosas que nos regala la compañía de Jesús. No creo que haya un hogar en España donde no se conozca y se siga el taco del Corazón de Jesús. Lo recuerdo de mi abuela, cómo guardaba las hojas de los días grandes, luego mi madre, nosotros mismos.

Es algo que ha encontrado la fórmula perfecta en diseño e información. Y el reverso de cada hoja es un compendio de reflexión, curiosidades, humor del sano y sugerencias interesantes. Por eso cuando alguien me hace una crítica de alguna cosa del calendario, me pongo nervioso. Me dolería en extremo que se lo cargaran a base de modernidad, diseño y nueva teología. No veo necesidad de transformar algo que, si no me fallan los datos, lleva acompañándonos desde 1866.

Ayer un amable comentarista me señalaba lo que él entendía una desafortunada frase para acompañar la jornada. Era de Rousseau y decía: “La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna”. Hombre, pues la verdad es que no es de las mejores.

Comprendo que buscar una frase diaria que venga bien, haga pensar, sea útil y provechosa en todo es tarea de titanes, y no es extraño que alguna se nos vaya simplemente por despiste o falta de cuidado excesivo. No tiene mayor importancia, aunque servidor dejaría fuera de ellas a algunos autores, a Rousseau por ejemplo, como dejaría a Chávez, Lenin o Hegel. Cosas de uno que sabe que tiene mil lugares donde escoger, desde la Sagrada Escritura al refranero popular pasando por la tradición católica y nuestros grandes santos.

La frasecita de Rousseau la verdad es que se las trae. Yo aprendí que la virtud era el hábito de lo bueno, y el vicio de lo malo. Desde este punto de vista que un niño adquiera la buena costumbre de ser laborioso, trabajador, disciplinado, piadoso, educado, servicial me parece un lujo. Benditas buenas costumbres. Libros había sobre esto, ¿recuerdan?

Yo creo que el asunto no tiene mayor importancia. Quizá lo único que hay que tener cuidado con las frasecitas, tarea ardua en cualquier caso cuando hay que hacer el taco de cada año.

Mi miedo no es una frasecita aislada. Mi miedo es que un día se empeñen en hacer un calendario moderno, actual, renovado, comprometido, inserto en la realidad y solidario con los pobres, porque ese día sí que tendremos que hablar del “ex - calendario del Corazón de Jesús”. Pero afortunadamente no va a ser mañana.