21.02.13

En busca de un "papable" verdadero

A las 8:03 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Sucesión Papal

De La Stampa de Turín

La sorpresiva renuncia de Benedicto XVI al papado causó desconcierto en el mundo entero. También entre los cardenales, llamados a elegir a un nuevo obispo de Roma sin estar preparados mentalmente. Ahora mismo y en este contexto no emerge, al menos a primera vista, la figura de un “papable indiscutido”. Entonces, vale la pregunta: ¿Cuáles serán las prioridades de los electores?

Es verdad que Joseph Ratzinger no tendrá injerencia en el próximo Cónclave. Por eso decidió retirarse a Castel Gandolfo antes de que entre en vigor su renuncia al pontificado el próximo 28 de febrero. Para dejar vía libre a los cardenales y a una sucesión lo más tranquila posible.

Pero su dimisión, como ya lo subrayamos, es todo menos un gesto superficial. Y, quizás sin quererlo, el Papa dimisionario dejó indicaciones bastante concretas sobre el perfil de su sucesor. Es fácil deducirlas, no se necesita leer entre líneas. Ratzinger dejó su puesto por su avanzada edad, su falta de fuerzas y vigor espiritual. Si quieren responder a esta premisa, los cardenales deberían elegir un obispo de Roma firme, de ideas claras y fortaleza física. No necesariamente jóven, pero con la edad suficiente para asegurar la estabilidad.

Más allá de los escándalos que embistieron a la Curia durante casi ocho años, el pontificado del Papa teólogo dejó bien establecidas las principales emergencias para la Iglesia. La perdida de fe en las naciones históricamente cristianas, la imparable sangría de fieles que ha condenado al “desierto espiritual” a varios países de Europa y una evidente incapacidad de diálogo con el mundo moderno, cada vez más ateo.

A estos retos deberán responder los 116 cardenales que entrarán al Cónclave de marzo. Votarán a sus compañeros más acreditados, por su historia y trabajo. Entre ellos podría estar Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos del Vaticano. Hombre discreto, pero de trato afable, en los últimos años fue la mano operativa de la “limpieza silenciosa” operada por Benedicto XVI entre los prelados con graves problemas. Durante el pontificado que concluye 81 obispos fueron obligados a renunciar.

Canadiense de origen, Ouellet vivió en Colombia por años y es presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Eso podría granjearle los votos de los purpurados de aquella región. Sus 68 años representarían una alternativa viable, para evitar otro Papa anciano.

La edad sería, de hecho, la principal desventaja de Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires. El “outsider” del pasado Cónclave, que logró cosechar hasta 40 votos como alternativa a Ratzinger. El Colegio Cardenalicio de 2013 es significativamente distinto al de 2005. ¿Estarían dispuestos los cardenales a correr el riesgo con otro pontífice cercano a los 80 años? El argentino tiene ya 77.

El primero de los candidatos italianos es Angelo Scola, pastor de la histórica sede de Milán. Conocido “ratzingeriano” podría atraer consensos si, ante la incertidumbre, los votantes buscasen la continuidad.

Si, por el contrario, se inclinasen por una nueva era que traiga estabilidad podrían elegir a Luis Antonio Tagle, el joven arzobispo de Manila. “Demasiado progresista” para unos, “la voz más representativa de la teología asiática”, para otros. Con sus 57 años sería una apuesta valiente.

Algunos meses atrás, durante una conferencia en Roma, deslumbró el arzobispo de Nueva York Timothy Dolan. De estilo simple y directo, representa una “opción viable” como la del húngaro Peter Erdo, muy estimado entre los cardenales europeos; Laurent Monsengo Pasinya, biblista africano y arzobispo en Tanzania o Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston que recuperó esa demarcación eclesiástica tras los brutales escándalos de sacerdotes culpables de abusos sexuales a menores.

Los candidatos acreditados en América Latina no son muchos. Destaca Pedro Odilo Scherer, arzobispo brasileño de Sao Paulo. En el actual pontificado ha tenido importantes cargos. Actualmente es miembro de la comisión cardenalicia de vigilancia del Instituto para las Obras de Religión (IOR), el llamado “banco del vaticano". Un espacio delicado, considerando las dificultades en el campo de la transparencia financiera que -en los últimos años- ha sufrido la Santa Sede.

Otro personaje capaz de adquirir consensos es el biblista Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura del Vaticano. Un “inoxidable” de la Curia Romana que, pese a encabezar numerosos y arriesgados proyectos, ha salido siempre bien airado. Y eso lo ha fortalecido. No por nada Benedicto XVI le confió la predicación de sus últimos ejercicios espirituales como Papa. Un detalle que algunos comparan con aquel de 2005 cuando Juan Pablo II le confió al entonces Joseph Ratzinger las reflexiones del Via Crucis en el Coliseo. Pocas semanas después se convirtió en Papa. ¿Casualidad?