ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 03 de marzo de 2013

La frase del día

Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años. 
Abraham Lincoln (político estadounidense, Hodgenville, 1809–Washington, 1865) . 

 


Cónclave

El Cónclave: un momento espiritual
Alocución televisiva del arzobispo Héctor Aguer de La Plata, Argentina

Cardenal Antonio María Rouco Varela
Nacido el 24 de agosto de 1936

Cardenal Jorge Liberato Urosa Savino
Nacido en Caracas el 28 de agosto de 1942

Mirada al mundo

R. D. Congo: Acuerdo marco por la paz, la seguridad y la cooperación
46 ONG de primer plano acogen el pacto pero piden acciones complementarias para pacificar la región

Santa María

Madre de la Esperanza
La revista Ephemerides Mariologicae dedica un número a esta virtud en María

María y la esperanza
Presentación del número de ''Ephemerides Mariologicae'' dedicado a esta virtud en la Madre de Jesús

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa Catalina Drexel
«El gratis data hecho vida»

Foro

La Iglesia moribunda o siempre nueva


Cónclave


El Cónclave: un momento espiritual
Alocución televisiva del arzobispo Héctor Aguer de La Plata, Argentina

Por Héctor Rubén Aguer

LA PLATA, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos el texto de la alocución en el programa televisivo “Claves para un Mundo Mejor” del arzobispo de La Plata, Argentina, monseñor Héctor Aguer, sobre "El Cónclave: un momento espiritual".

*****

Hace muchos años ya, leí la “Historia de los Papas”, de Ludwig von Pastor, una obra monumental que en la edición española llega a 39 tomos, y me llamó la atención, sobre todo en el estudio que allí se hace de la época del Renacimiento y en los siglos XVI y XVII, cómo en los Cónclaves para elección del Sumo Pontífice se ejercían presiones e influencias tremendas, especialmente por parte de las potencias de entonces.

Los embajadores de los Príncipes, como se los llamaba, trataban de introducirse mediante mensajes y mensajeros en las deliberaciones, con riesgo de violar el secreto en el Cónclave para satisfacer los propósitos también de sus mandantes. Era, sobretodo, tradicional la disputa entre el emperador y el rey de Francia competían en influir en la elección del Papa porque uno y otro pensaban que un Papa favorable a su respectiva política europea podría satisfacer sus ambiciones de hegemonía.

Ese problema se ha presentado muchas veces en la historia de la Iglesia y de una manera, muy distinta, pero también efectiva, se hace notar hoy.

Hace poco, el 23 de febrero pasado, la Secretaría de Estado de la Santa Sede publicó un comunicado que se refiere precisamente a la libertad de los Cardenales que, en el Cónclave, tendrán que elegir al sucesor del Benedicto XVI.

En el texto se decía “si en el pasado eran las denominadas potencias, es decir los estados, los que intentaban hacer valer sus condicionamientos en la elección del Papa ahora se intenta poner en juego el peso de la opinión pública, a menudo sobre la base de evaluaciones que no reflejan el aspecto típicamente espiritual del momento que la Iglesia está experimentando.

El peso de la opinión pública. Ustedes lo habrán notado tanto en los comentarios de los expertos en cuestiones religiosas, de los datos que trasmiten los corresponsales a sus agencias o a sus periódicos.

También se nota el mismo afán en las expresiones que circulan en las redes sociales, en las cuales se difunde una especie de charlatanería enfermiza. Se trata de una democratización de la cátedra, podríamos decir con Discépolo: “lo mismo un burro que un gran profesor”. Todo el mundo se expresa y muchas veces lo hace opinando sobre personas o situaciones con una ligereza, con una irresponsabilidad sorprendente. Parece que quisieran influir de algún modo en la elección del Papa. Y al próximo ya se le escribe la agenda. La opinión pública que se crea ejerce cierto tipo de presión; aunque de hecho no pueda influir, lo intenta. Se trata de crear opinión en favor de tal tipo o tal otro tipo de Papa; se descartan presuntos candidatos, etc. Pero como lo advertía el comunicado de la Secretaría de Estado, no se reconoce el momento espiritual que la Iglesia está viviendo.

Es que, efectivamente, el Cónclave es un momento espiritual en la vida de la Iglesia. La Iglesia quiere tutelar siempre la libertad de los Cardenales mediante el secreto en sus deliberaciones para que los criterios que se pongan en juego en la elección sean lo más objetivos posible. Y, por otra parte, porque en ese ejercicio de opinión y de libertad de los Padres Cardenales también se manifiesta la intención de Dios y la guía con la cual el Espíritu Santo conduce a la Iglesia a través de las vicisitudes de la historia. La secular regulación de los cónclaves, periódicamente ajustada, tiende precisamente a salvaguardar la libertad de los electores y su apertura al discernimiento de la voluntad de Dios.

Los que desean influir desde afuera no lograrán nada, porque en la Capilla Sixtina se juega otra cosa, intervienen otros factores; ese es un momento espiritual y otros parámetros los que los electores tienen en cuenta, más allá de las elucubraciones políticas que hacen los expertos en cuestiones religiosas que, me atrevo a señalar, a veces entienden bastante poco del tema porque no perciben la realidad misteriosa de la Iglesia.

Lo decíamos hace una semana en esta columna televisiva: ¿quién puede entender la naturaleza y la misión de la Iglesia fuera de la fe? No se puede entender. También al Cónclave hay que mirarlo con los ojos de la fe.

¿Y que nos toca hacer a nosotros? A nosotros nos toca rezar, porque esa elección no es como una elección política cualquiera. Se hace en un clima de profunda oración y comienza con una invocación al Espíritu Santo. Se canta el Veni Creator mientras los Cardenales entran en la Capilla Sixtina. Por eso nosotros nos ponemos a tono con ese nivel propiamente espiritual de la situación que estamos viviendo. Es una hora importante para la vida de la Iglesia pero también llena de confianza. Confianza en qué: en que es el Señor el Pastor Supremo de la Iglesia y que es el Espíritu Santo quien la guía.

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Cardenal Antonio María Rouco Varela
Nacido el 24 de agosto de 1936

Por Redacción

ROMA, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El cardenal Antonio María Rouco Varela nació en 1936 en Villalba, un pueblo de la provincia de Lugo, España. Estudió en el Seminario de Mondoñedo, continuó sus estudios universitarios en la Universidad Pontificia de Salamanca y en la Universidad de Münich. Fue ordenado sacerdote el 28 de marzo de 1959. En 1976 fue nombrado obispo titular de Gergi y ese mismo año, obispo auxiliar de Santiago de Compostela. Juan Pablo II le nombra arzobispo de Madrid en 1994. Es gran canciller de la Facultad de Teología de "San Dámaso" en Madrid desde 1996. Fue creado cardenal en 1998. Desde 1999 es presidente de la Conferencia Episcopal Española.

Como obispo de Santiago fue responsable de la organización de la IV Jornada Mundial de la Juventud en Santiago en 1989 y de nuevo la JMJ de Madrid 2011. En ocasión de ésta última dijo que: “Los voluntarios han constituido un factor clave en la preparación y en el desarrollo de esta gran celebración eclesial. El significado habitual y convencional de esta palabra, voluntarios, usada y aplicada en los más variados contextos de la vida de las sociedades de nuestro tiempo, es manifiestamente insuficiente para poder comprender y expresar el esfuerzo, el sacrificio, el desprendimiento y el estilo impreso por los Voluntarios de la JMJ 2011 de Madrid a su comportamiento y al servicio por ellos prestado. La calidad humana, con la que lo han hecho, ha sido excepcional. Les ha movido el amor: un amor ofrecido al Señor, a la Iglesia y al Papa."

Como arzobispo de Madrid le tocó vivir uno de los episodios más dramáticos de la historia reciente de esta ciudad, el atentado terrorista en el metro el 11 de marzo de 2004. En la celebración eucarística del primer aniversario, recordó: "¡La última palabra, la de la justicia solidaria, la del amor misericordioso, la de la esperanza que no defrauda, la de la paz verdadera, es la de los hombres que ama el Señor! Florecerá ciertamente al final de este largo camino de la victoria sobre el terrorismo!".

Después de la ya tradicional Misa de las Familias en Madrid el 30 de diciembre, el cardenal declaró en una entrevista que "el derecho de las familias a ser respetadas y promovidas en su vida interna y en el ejercicio de sus tareas y responsabilidades esenciales para el bien de las personas y de la sociedad, es un derecho natural, anterior y previo al Estado. Las leyes positivas no crean este derecho. Deben de reconocerlo, desarrollarlo, ampararlo y aplicarlo en todo tiempo: de bonanza económica y de crisis".

Uno de los proyectos importantes en su programa pastoral ha sido la Misión-Madrid para el curso 2012-2013, como respuesta del santo padre a una Nueva Evangelización. En la carta pastoral dice sobre este proyecto que "la JMJ y sus frutos, que venimos experimentando, nos animan a ello. Con un corazón generosamente abierto a la llamada de Jesucristo, nuestro Amigo, Hermano y Señor, queremos hacernos eco de las palabras del Papa a los jóvenes en la Homilía de la Eucaristía de Cuatro Vientos y de las dirigidas a los voluntarios: “No se puede encontrar a Cristo y no darlo a conocer a los demás. Por tanto, no os guardéis a Cristo para vosotros mismos".

En ocasión del último Sínodo de los obispos celebrado en octubre en Roma, el sexto sínodo en el que el cardenal participa, en una reunión con periodistas explicó que "a lo mejor los métodos de predicación, de formación en la fe, de catequesis, de iniciación cristiana, los de siempre, los de antes, no basten. De hecho han nacido muchas iniciativas muy carismáticas que quieren ayudar en este camino, como el Camino Neocatecumenal, movimientos carismáticos, acercamiento desde una profesión de fe vivida en la vida diaria a la cultura, a la universidad”. Otro de los aspectos que destacó es la familia y la necesidad de una buena formación para que después los padres puedan transmitir la fe a sus hijos. “Esto implica que en la nueva evangelización tenemos que cuidar mucho a las familias, tenemos que atenderlas mucho, tenemos que ofrecerles formación, ofrecerles ámbitos de crecimiento cristiano. Tanto en el amor de los esposos, como en la fecundidad del amor del que nacen hijos e hijas”.

Ha publicado numerosos libros y trabajos científicos en español y en revistas extranjeras especializadas en fundamentos teológicos del derecho canónico y problemas en la relación Iglesia-Estado. Es miembro de la Asociación Internacional de Derecho Canónico y de la Asociación de canonistas españoles. Miembro de número de la sección de Teología de la Real Academia de Doctores de España. Académico Numerario de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

En la Curia vaticana es miembro de las Congregaciones para los Obispos, Clero y Educación católica; de los Pontificios Consejos para los textos legislativos, Cultura y Cor Unum; Signatura Apostólica; del Consejo Especial para Europa del Secretariado General del Sínodo de Obispos y del Consejo Cardenalicio para el Estudio de Asuntos Organizativos y Económicos de la Santa Sede.

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Cardenal Jorge Liberato Urosa Savino
Nacido en Caracas el 28 de agosto de 1942

Por Redacción

ROMA, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - “No ha habido un Papa latinoamericano, ojalá que se pueda dar esa alegría”, declaró el 12 de febrero el cardenal arzobispo de Caracas, Venezuela, Jorge Urosa Savino. “Nadie está vetado, pudiera ser electo alguno de estas tierras”, comentó. “Aunque yo moriría del susto (…) Ser papa es un cargo que requiere entrega total (…) No cualquiera llega a ser papa".

Para Urosa, será un proceso rápido. Calcula que en menos de tres días pudiera haber un veredicto. Antes de Urosa, el cardenal José Humberto Quintero fue el único venezolano en un cónclave, estuvo en los que eligieron a Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

Más que la edad, decía Urosa, “acá se tomará más en cuenta la sabiduría, experiencia, trayectoria, santidad y la virtud”. El cardenal descartó que la renuncia papal haya estado presionada por los escándalos que han sacudido a la Iglesia en los últimos años. “Los abusos sexuales, que rechazamos plena y totalmente, habrán sido una espina. Estos casos deplorables, no cabe duda, le habrán producido una gran tristeza [a Benedicto XVI], pero su santidad se retira porque siente no tener el vigor necesario para continuar”. Insistió en que la renuncia de Benedicto XVI “es un ejemplo muy bueno. Yo creo que cuando alguien no está en condiciones de conducir un grupo humano, después de pensarlo bien, es natural que se haga a un lado”. “Es un ejemplo de que el sacerdocio es para servir y dar testimonio de Jesucristo”, expresó mientras observaba a los seminaristas asistentes a la eucaristía.

Con motivo del último Miércoles de Ceniza, subrayó los tres aspectos fundamentales de este tiempo litúrgico: ayuno, oración y el servicio a los hermanos, especialmente a los más necesitados. En su mensaje resalta la necesidad de erradicar el pecado. “En nuestra querida Caracas, donde hay tantas personas que no conocen a Dios, e incluso hay creyentes que se han enfriado en la vivencia de su fe”, dice. Y sostiene: “Estamos sometidos a la arremetida de la anticultura de la muerte y la violencia, del secularismo, del materialismo y el erotismo, de la indiferencia religiosa, que ponen el centro de la vida de las personas y de la sociedad en la afirmación de la autosuficiencia del ser humano sin Dios, en los placeres,  en el culto al dinero”.

En relación a la reciente tragedia de la cárcel de Uribana, el cardenal dijo que estos hechos deben propiciar una reflexión profunda entre los venezolanos. Una de ellas es que los centros de reclusión no deben ser depósitos de personas cuyo destino sea la muerte, sino que sean centros de reforma. “La reclusión de un venezolano en una cárcel no debe ser el sometimiento a una tortura sino la rehabilitación para que pueda reinsertarse en la sociedad”. “El Gobierno tiene bajo su responsabilidad las vidas y seguridad de las personas que están en las cárceles. Estoy seguro de que no es cerrando penales como se van a solucionar los problemas”.

Comentando sus impresiones sobre Aparecida, en el aspecto político, dijo ser "un tema sumamente espinoso, y por el cual el papa ha sido atacado. (...) No se refirió a la controversia sobre la conquista y colonización española. Ni tampoco destacó, porque no era su objetivo, la labor de defensa de los indígenas y de los africanos que denodadamente llevó a cabo la Iglesia, contra la ambición y crueldad de muchos conquistadores. Habló sobre la evangelización y la aceptación de la fe por los pueblos originarios, y lo que dijo textualmente fue: 'el anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de una cultura extraña'".

"El drama histórico de la Conquista y la colonización de América --subraya el cardenal Urosa--, con sus luces y sombras, no entraba en el objeto del discurso papal, ni es responsabilidad de la Iglesia entonces o ahora, como tampoco lo es la actuación de los gobiernos en nuestros días. Habría que decir más bien que fue la Iglesia defensora incansable de los indígenas, y ello explica porqué, al contrario de Norteamérica donde los indígenas casi desaparecieron, nuestros pueblos son mestizos, y por qué en países como México, Guatemala, Ecuador, Perú y Bolivia, se conserva una inmensa población indígena. Esto explica por qué, aquí en Aparecida, vienen anualmente mas de ocho millones de brasileños humildes, descendientes de indígenas y afroamericanos, a manifestar su fe católica. La responsabilidad del drama de la conquista y la colonia no recae sobre la Iglesia sino sobre otros actores".

"No tiene pues el Papa que disculparse por un pretendido genocidio u holocausto, que la Iglesia no propició sino combatió. La Iglesia se acercó con amor a nuestros indígenas para anunciarles el evangelio de Jesús, y para establecer en estas tierras sus instituciones de apoyo, solidaridad y promoción humana. La polémica desatada y los ataques lanzados son injustos, sin base histórica, y sin una lectura detenida del discurso de Benedicto XVI".

"El Libertador Simón Bolívar nos da ejemplo de amor al Papa. En efecto: en el famoso brindis de Bogotá para celebrar el nombramiento de los primeros obispos de la Gran Colombia --nombrados, nótese bien, sin la intervención del rey de España, gesto con el cual la Santa Sede se convertía en el primer Estado en reconocer la independencia de nuestra patria--, decía el Libertador refiriéndose a los nuevos arzobispos y obispos: 'La causa más grande nos reúne en este día: el bien de la Iglesia y el bien de Colombia. Una cadena más sólida y más brillante que los astros del firmamento nos liga nuevamente con la Iglesia de Roma, que es la fuente del cielo. Los descendientes de San Pedro han sido siempre nuestros Padres, pero la guerra nos había dejado huérfanos como el cordero que bala en vano por la madre que ha perdido. La madre tierna lo ha buscado y lo ha vuelto al redil: ella nos ha dado pastores dignos de la Iglesia y dignos de la República. Estos ilustres Príncipes y Padres de la grey de Colombia son nuestros vínculos sagrados con el cielo y la tierra. Serán ellos nuestros modelos y los modelos de la Religión y las virtudes políticas. La unión del incensario con la espada de la ley es la verdadera arca de la alianza. ¡Señores! Yo brindo por los santos aliados de la Patria, los ilustrísimos Arzobispos de Bogotá y Caracas, y los Obispos de Santa Marta, Antioquia y Guayana".

"Con el Libertador Simón Bolívar --añadía el cardenal Urosa- expresamos, pues, nuestro afecto y solidaridad al papa Benedicto XVI. Deploramos los conceptos emitidos por el ciudadano presidente de la República en su contra, y le pedimos respeto por el supremo pastor de todos los católicos venezolanos, y de más de mil cien millones de católicos en el mundo entero".

Jorge Liberato Urosa Savino estudió con los hermanos de las doctrinas cristianas en el Colegio La Salle de Tienda Honda, Caracas, estudió filosofía en el Seminario de Caracas y Teología en el St. Augustine´s seminary, de Toronto, Canadá. Fue ordenado sacerdote en 1967 a los 24 años. Trabajó como profesor en los dos Seminarios de Caracas y ocupó el cargo de rector del Seminario Interdiocesano Santa Rosa de Lima. Fue también presidente de la Organización de Seminarios Latinoamericanos. Se graduó en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En 1982 fue nombrado obispo de Vegesela di Bizacena. En 1990, arzobispo de Valencia, Venezuela, y en 2005, arzobispo de la Archidiócesis de Caracas.

El 24 de marzo de 2006, en el primer Consistorio de su papado, Benedicto XVI le creó cardenal. Era el quinto purpurado venezolano en el historia del país. Recibió el título de S. Maria ai Monti.

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Mirada al mundo


R. D. Congo: Acuerdo marco por la paz, la seguridad y la cooperación
46 ONG de primer plano acogen el pacto pero piden acciones complementarias para pacificar la región

Por Redacción

ROMA, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Un grupo de ONG bien conocidas, congoleñas e internacionales, llamaron el 24 de febrero a los países de la región de los Grandes Lagos, así como a sus socios internacionales, a garantizar que el acuerdo marco por la paz, la seguridad y la cooperación, firmado en Addis Abeba, recibirá el apoyo político necesario para acabar con la guerra en el este de la República Democratica del Congo (RDC).

En un documento orientativo publicado este día y en correos enviados al presidente de la RDC Joseph Kabila, al secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, a la presidenta de la Unión Africana Nkosazana Dlamini-Zuma, al presidente de los Estados Unidos Barack Obama, y a la Alta Representante de la Unión para los Asuntos Exteriores y la política de seguridad de la Unión Europea, Catherine Ashton, los grupos comunicaron su acogida favorable al acuerdo marco como una ocasión de instaurar un nuevo tipo de compromiso decisivo, en un conflicto que perdura desde hace dos décadas, y segó las vidas de millones de congoleños.

Sin embargo, también sugieren que el acuerdo será vano sin medidas específicas suplementarias, particularmente el nombramiento de un antiguo jefe de Estado en calidad de enviado especial de las Naciones Unidas habilitado para servir de mediador al nivel nacional y regional; la integración de la sociedad civil congoleña y de los principales socios donantes bilaterales y multilaterales de Kinshasa en el mecanismo de vigilancia nacional; la introducción de una política de condicionalidad basada en criterios claros y convencionales y en una colaboración verdadera entre el gobierno, los donantes y la sociedad civil.

Los grupos también exigen la creación de un fondo del Banco mundial por parte de la comunidad internacional para sostener proyectos que refuercen la integración económica regional para poner el énfasis en las ventajas de la estabilidad regional, la introducción de medidas positivas que los países vecinos deben adoptar para demostrar su compromiso a favor del fin del conflicto, negociaciones realistas con los grupos armados para evitar la impunidad judicial, que caracterizó los acuerdos pasados, y un compromiso significativo de los donantes para favorecer la desmovilización de los soldados rebeldes, y la integración económica regional.

"Necesitamos un nuevo acercamiento, un proceso de paz basado en los principios de justicia", declara Raphael Wakenge, coordinador de la Iniciativa Congoleña por la Justicia y la Paz (ICJP). "Los acuerdos precedentes de paz cerraron a menudo los ojos sobre la impunidad, permitiéndo a los criminales de guerra ser integrados en los servicios del ejército, la policía y la seguridad. Esto comprometió la legitimidad del proceso de paz y la reputación de los servicios de seguridad, incluido el sistema judicial".

El acuerdo marco está basado en dos puntos principales: poner fin al apoyo extranjero a los movimientos de rebelión congoleña y favorecer la reforma global de las instituciones estatales tales como los sectores del ejército nacional, la policía y la justicia. Los grupos llamaron hoy a los facilitadores y a los once Estados signatarios del acuerdo marco a asegurarse la existencia de criterios claros con el fin de alcanzar estos objetivos. Sugieren, además, a los donantes subordinar su ayuda a la progresión en el proceso de paz.

"El acuerdo marco es una promesa fuerte hecha al pueblo congoleño, pero los procesos anteriores de paz fueron suspendidos debido a la falta de transparencia, del débil compromiso internacional y de la ausencia de proceso global", explica Federico Borello, director por la región de los Grandes Lagos en Humanity United.

"Esta vez, es imperativo acometer de una vez por todas los problemas profundos del Congo que son la impunidad, la interferencia regional y la debilidad del Estado. Sin esto, pasaremos al lado de nuestra mejor posibilidad de paz".

Además, los grupos exhortaron a la comunidad internacional a dar prueba de un apoyo constante yendo más allá del enfoque tecnocrático de los últimos años. Además de la demanda de un Enviado especial de las Naciones Unidas, los grupos llamaron a los Estados Unidos y a la Unión Europea a nombrar a enviados especiales para sostener el proceso y han pedido a la Unión africana, a la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos (CIRGL) y la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) continuar aportando su apoyo al proceso. También preconizaron la organización de una conferencia de donantes para comprometer los recursos necesarios con el fin de promover la colaboración económica transfronteriza y la reforma en profundidad de las instituciones congoleñas.

"No ha habido proceso de paz sólido en el Congo desde 2006, a pesar de la escalada de la violencia desde entonces", precisa Jason Stearns, director del proyecto Usalama del Rift Valley Institute. "El acuerdo marco aporta la esperanza, pero exige un capital político y financiero considerable para superar los intereses bien arraigados".

"Una solución duradera para los millones de desplazados en el este del RDC será posible sólo gracias a un proceso de paz que ponga fin al conflicto. El acuerdo marco es una oportunidad efectiva para un futuro mejor para el RDC. Rogamos pues insistentemente a las partes interesadas que se haga todos los esfuerzos posibles para alcanzar la paz esta vez".

Los grupos que han publicado el documento de orientación, incluyendo el Servicio Jesuita de los Refugiados --que lo ha comunicado a ZENIT--, son: Acción Aid, Acción de los Cristianos para la Abolición de la Tortura (ACAT), La Ayuda Humanitaria y del Desarrollo Íntegro (AHDI), La Acción por la Paz y la Concordia (APC), La asociación para el Desarrollo de las Iniciativas Campesinas ASSODIP asbl, Christian Aid, COJESKI Nyiragongo, Colectivo de las Organizaciones de los Derechos Humanos y de la Democracia en el Congo (CDHD), El Comité de los Observadores de los Derechos humanos (CODHO), CordAid, Danish Refugee Council, La dinámica Sinergia de las Mujeres, Enough Project, Eurac, Foro de la Mujer Ama de casa (FORFEM), Agrupa Justice et Libération, Humanity United, IFDP, International Refugee Rights Iniciativa, ISS, Justicie Plus, Liga Electores (L.E), Liga para la Convivencia Pacífica y de Prevención de los Conflictos (LCPC), MDF, Norwegian Refugee Council, Peace and Human Rights Centre (PHRC), Red para la Reforma del Sector de Seguridad y de Justicia (RRSSJ), Youth Program for the Development of Africa (YPDA).

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Santa María


Madre de la Esperanza
La revista Ephemerides Mariologicae dedica un número a esta virtud en María

Por Redacción

ROMA, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El volumen LXII - Fascículo III julio-septiembre 2012 de la revista Ephemerides Mariologicae fue dedicado enteramente a la virtud de la esperanza en la Madre de Jesús. Una virtud especialmente necesaria en este tiempo de sede vacante. María alumbró al Jesús histórico y es Madre de la Iglesia y Estrella de la Nueva Evangelización. Seguir sus indicaciones, como en Caná, portará seguramente vino nuevo y odres nuevos.

La revista Ephemerides Mariologicae es una revista científica de teología especializada en mariología. La revista es editada desde su creación en 1951 por los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María (Misioneros Claretianos).

Pretende, asegura en su página web, "dar a conocer el patrimonio mariano-mariológico de la Iglesia, contribuir a una 'gestión' apropiada del mismo y propiciar nuevas creaciones y reflexiones. Ha practicado la investigación mariológica en los campos bíblico, patrístico, histórico y sistemático. Ha prestado atención a la espiritualidad mariana y se ha empeñado en el diálogo ecuménico.

Desde 1993, la revista se presenta en estos términos: "Ephemerides Mariologicae es una revista científica sobre Mariología que... quiere investigar la figura bíblica de María sirviéndose de los nuevos recursos hermenéuticos. Intenta profundizar en los textos de los Padres y los documentos del pasado, contextualizados en su mundo cultural y filosófico-teológico... Quiere contemplar y estudiar la figura de María en el campo de interrelaciones que la definen: en correlación con Jesús, con José, con las mujeres bíblicas, en relación con los pueblos y culturas y las experiencias místicas, en relación con la madre-naturaleza".

La revista tiene una periodicidad cuatrimestral (4 números al año-uno de ellos doble) y más de 500 páginas al año y publica habitualmente números monográficos, lo que no impide que con cierta periodicidad aparezca algún número de miscelánea. Colaboran en ella autores de todos los continentes y los artículos son redactados en diferentes lenguas, aunque fundamentalmente en español. La revista es multilingüe desde los orígenes y tiene una difusión internacional. Cada número se divide en tres grandes secciones: estudios, notas y crónica, bibliografía.

Ofrecemos el índice de este número de la revista de Mariología y, en esta misma sección un artículo de presentación por parte del director de la publicación, padre Pablo Largo Domínguez, teólogo claretiano, profesor en la Universidad Pontificia Comillas (ver: http://www.zenit.org/article-44704?l=spanish).

Madre de la Esperanza

Sumario

201. L. González-Carvajal Santabárbara, "Esperanza humana y esperanza cristiana".

213. Severiano Blanco Pacheco, "Israel, 'el pueblo de la esperanza'".

233. Carlos García Llata, "Esperanzas y cumplimientos en la historia de María".

251. Salvatore M. Perrella, "María icona della speranza affidabile nel complesso tempo attuale. Alcuni spunti di riflessione teologico-culturale"

295. Concepción González, "María madre de la Santa Esperanza".

309. Pablo Largo Domínguez, "María y la esperanza en la Declaración ecuménica de Seattle".

329. María Dolores Ruiz Pérez, "María conecta con las esperanzas de los hombres y mujeres de hoy".

345. M. Isabell Naumann STD, "The Communio Fidelium in vatican II: its Eucharistic Identity and Marian Dimension".

Bibliografía

359. Mariologica et Theologica

Para saber más: http://ephemeridesmariologicae.com/.

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María y la esperanza
Presentación del número de ''Ephemerides Mariologicae'' dedicado a esta virtud en la Madre de Jesús

Por Pablo Largo Domínguez

MADRID, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Todo momento presente de una historia personal o colectiva se vive en la tensión entre pasado y futuro, entre memoria y proyecto. Pero esta visión es demasiado esquemática, porque no se pueden preterir las pruebas que impone la circunstancia y las pasividades que toda vida entraña. La vida –diría el filósofo– es un repertorio de posibilidades y de dificultades; y añadiría que la vida es lucha, empeño, un bracear en medio de la circunstancia.

«La crisis»: con ese laconismo se despachan el habla común y la prensa, quizá por su tendencia a la economía expresiva, quizá por remitir a un fenómeno que engloba muchos aspectos de la vida humana: el económico-social (cuya recesión se manifiesta en el paro, en la situación de las finanzas, etc.), el cultural, el de los valores morales, el de la religión y la fe. Esta compleja situación afecta nuestro mundo emocional y al modo de percibir o avistar el futuro: el estado de ánimo sufre una conmoción y la percepción del porvenir puede volverse sombría. Sucede a escala personal y a escala social; y sucede sobre todo cuando la crisis se vuelve crónica: la vida se tiñe fácilmente de tonos de cansancio, de pérdida de energía, de desesperanza. Ya enseñaba el autor de Proverbios: «La esperanza que se demora es tormento del corazón» (Prov 13,12a). Pero la esperanza es una actitud esencial, porque la vida –se nos dice también– es estrategia de esperanza.

En el presente contexto social y eclesial dedicamos un monográfico a María y la esperanza. A la Madre del Señor le tocó vivir tiempos difíciles en sus aspectos económicos, políticos y religiosos. Como pertenecía al pueblo de la esperanza, virtud forjada y acrisolada en situaciones especialmente críticas de Israel, tenía ella una escuela en que aprender a ejercitarse. Y era la madre de Jesús, del Cristo, a quien llamamos “la esperanza de la gloria” (Col 1,27); pero como a tal madre le tocó vivir la esperanza en medio de pruebas. En la tradición se le han dado diversos títulos que expresan su vinculación con este dinamismo humano y teologal: «Madre de la esperanza», «estrella de la esperanza» (Benedicto XVI), incluso «esperanza» (antífona Salve regina). En la fiesta de su Natividad, la oración de la postcomunión dice que este nacimiento «fue para el mundo esperanza y aurora de salvación». Si queremos añadir un nuevo título que asimismo refleje la dimensión esperanzada de su vida y persona, la podemos designar también como testigo de esperanza.

Luis González-Carvajal, Profesor en el Departamento de Praxis de la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Comillas y autor de numerosas obras que han tenido excelente acogida y gran difusión, expone con su peculiar estilo, diáfano, estimulante y sazonado con citas sorprendentes y luminosas, la esencia y función de la esperanza en la vida humana y el novum que introduce la esperanza cristiana.

Severiano Blanco, Profesor en el Departamento de Escritura de la citada Facultad y en el Instituto Teológico de Vida Religiosa, además de miembro del Consejo de Dirección de nuestra revista, ofrece un denso y detallado panorama sobre la esperanza en Israel, que ha sido calificado como “el pueblo de la esperanza”, vivida en tiempos de crisis como esperanza contra toda esperanza. Tras una panorámica sobre las distintas épocas de la historia de Israel, recorre el mensaje de los líderes (los profetas) que mantuvieron izada la enseña de la esperanza en los variados avatares del pueblo. Por último se acerca con finura crítica a la época de Jesús y del cristianismo primitivo.

Carlos García Llata es Profesor en el Departamento de Fundamental y Sistemática de la Facultad de Teología del Norte con sede en Vitoria (al frente de cuyo decanato ha estado los últimos años) y miembro del Consejo de Redacción de Ephemerides Mariologicae. Introduce su artículo con unas consideraciones antropológicas básicas y examina a continuación con rigor la vivencia de esperanza que tuvo María en las distintas fases de aquel tiempo eje («plenitud de los tiempos»: Gál 4,4) en que se desenvolvió su vida y misión: como hija de Israel, como miembro de la comunidad cristiana primitiva, como partícipe de la esperanza trascendente. Dentro de su cualificado estudio, el autor se detiene en las pruebas por que pasó María en su itinerario de esperanza.

¿Qué significado tiene María para la Iglesia que peregrina y cumple su misión evangelizadora en este hoy y en estas culturas? A esta cuestión responde el servita y actual Preside de la Facultad de Teología “Marianum”, Prof. Salvatore M. Perrella, autor de conocidos estudios mariológicos tanto de orden histórico como sistemático. Con la gran erudición y con la atenta mirada a la cultura de nuestro tiempo que caracterizan la obra del Prof. Perrella, señala este los rasgos de la policrisis actual y marca los caminos que hemos de seguir para corregir la deriva nihilista de la cultura. El autor muestra a María como icono de una esperanza digna de confianza y expone las líneas maestras de Juan Pablo II y de Benedicto XVI en sus mensajes sobre la esperanza.

La Prof.ª Concepción González, que trabaja en la Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Española, examina el formulario n.º 37 de la Colección de Misas de la Bienaventurada Virgen María, titulado Santa María, madre de la santa esperanza. Además de ofrecernos información sobre antecedentes de esta misa y otros particulares históricos, la autora analiza la eucología (prestando atención mayor a la eucología mayor que es el prefacio) y el leccionario. De esta suerte, nos presta una buena ayuda para comprender mejor el sentido de esta advocación de María y para vivirlo en la celebración.

Nos pareció oportuno incluir un estudio sobre la Declaración de Seattle (año 2004), resultado del diálogo oficial anglicano-católico sobre María. El título del documento (María: gracia y esperanza en Cristo) incitaba a acercarse a la teología que ofrece sobre la esperanza, sobre la vivencia mariana de la esperanza y sobre la Asunción de María (cumplimiento de su esperanza teologal), creencia que la Iglesia católica profesa con rango de dogma. El abajo firmante examina el documento en sí mismo, señala sus avances y, aunque toma breve nota de su “recepción” por parte de algún anglicano, deja de lado este punto de la acogida que se le viene dispensando.

La Prof.ª María Dolores Ruiz Pérez, del Estudio Teológico de Sevilla, muestra en un sabroso texto cómo María conecta con las esperanzas humanas de nuestro tiempo, señalando varios rasgos esenciales de la identidad de María y pasando revista a distintas categorías de personas (los sufrientes, los pobres, los luchadores, los buscadores de la sabiduría) que tienen en ella, habitada por el Espíritu, un icono para vivir con actitud esperanzada.

Por último, incluimos un estudio de la M. Isabell Naumann, del Pontificio Consejo de Cultura, Profesora del Catholic Institute of Sydney (Sydney, Australia) y miembro de la PAMI. El artículo trata de forma documentada, esencial y densa sobre la comunión de los fieles en la doctrina del Vaticano II, y sobre la identidad eucarística y la dimensión mariana de esta communio fidelium. Uno de los aspectos que aparecen en el texto conecta directamente con la esperanza: la autora expone el sentido escatológico de la comunión (orientada al Reino de Dios), muestra el vínculo que la eucaristía establece entre historia y escatología (“sin destruir su recíproca relación dialéctica”) y señala a María como un cuadro no deformado de los deseos y esperanzas de la Iglesia; de esta suerte, el trabajo de la Prof.ª Naumann, del que ha ofrecido una versión en el Congreso de la PAMI tenido a comienzos de septiembre del presente año, inserta la esperanza en realidades esenciales de la vida y la misión de la Iglesia y de la vida y misión de los fieles.

Formulamos votos para que el presente número ayude a la contemplación de María como modelo madre de esperanza y estimule en los lectores la vivencia de esta virtud teologal.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa Catalina Drexel
«El gratis data hecho vida»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - La importancia de la educación de los hijos nunca será suficientemente ponderada. Lo que los padres transmiten, aunque existen múltiples condicionantes internos y externos que influyen en la conducta, tiene un peso capital en sus vidas. Ellos son los principales educadores. La Gaudium et spes recuerda que «la fecundidad del amor conyugal se extiende a los frutos de la vida moral, espiritual y sobrenatural que los padres transmiten a sus hijos por medio de la educación» (Cfr. GS 47-52)Incluso hasta en los casos de rebeldía más refinada, el poso del buen ejemplo recibido, si éste se dio, puede quebrarla en un momento dado. Catalina tuvo la suerte de haber venido al mundo en un hogar conformado por personas generosísimas, y la extraordinaria pedagogía que recibió en él, no solo teórica sino práctica, con especial énfasis en la virtud del desprendimiento, marcó su existencia.

Nació en Filadelfia, Pennsylvania, Estados Unidos, el 26 de noviembre de 1858. Era la segunda hija de un filántropo, el conocido financiero Francis Anthony Drexel. Perdió a su madre Hannah Jane Langstroth al mes de nacer. Francis contrajo nuevo matrimonio con Emma Bouvier, y ambos educaron a las niñas –dos habidas en el primer matrimonio del banquero– para que compartiesen sus posesiones, inculcándoles la idea de que sus cuantiosos bienes eran un simple préstamo que habían recibido. Catalina llevó a rajatabla esta enseñanza. En su casa se abrían las puertas constantemente a los necesitados. Además, su padre ejercía un mecenazgo sobre ellos con el cariz evangélico del anonimato: dar sin que nadie lo sepa. En ese amplio abanico de receptores, el Sr. Drexel incluía a los sacerdotes que ejercían su admirable labor pastoral entre los desfavorecidos. Junto a estas acciones caritativas, oraban y asistían a misa comunitariamente. Las tres hermanas recibieron una espléndida formación. La gran visión de Emma propició la inclusión de otras enseñanzas útiles y prácticas para la vida cotidiana de las jóvenes: confección y cocina, complementarias al eficaz aprendizaje que les proporcionaba la labor asistencial que llevaban a cabo. De este modo se acostumbraron a apreciar el valor del esfuerzo y a ser agradecidas por lo que tenían, entre otras virtudes que adquirieron como la sencillez y la humildad.

Durante unos años, la familia gozó de la situación ventajosa que tenía, viajando en completa armonía por distintos países de Europa que abrieron los ojos de Catalina a un mundo nuevo, desconocido, lleno de rica tradición espiritual en su cultura. Cuando tenía 21 años ese paradisíaco hogar se quebró por la súbita enfermedad de Emma. Y durante tres años ella se convirtió en su ángel tutelar. La cubrió de atenciones con exquisita ternura, y constató las crudas aristas del dolor. Ningún bien de este mundo pudo devolverle la salud y la vida a Emma. Catalina entendió de golpe, y de manera definitiva, la futilidad de las riquezas. En enero de 1883 Emma fallecía, y en noviembre de ese año el resto de la familia fue a Venecia. Allí una imagen de María en la Basílica de San Marcos se hizo notar para Catalina recordándole el gratis data evangélico. Quedaba marcado su acontecer.

Dos años más tarde moría su padre y heredaba una gran fortuna. Pero quedó destrozada, y buscando otros aires viajó a Europa nuevamente. Poco antes había recorrido con su familia el oeste de los Estados Unidos y estaba impactada por las carencias que detectó. En Alemania buscó misioneros para paliarlas, y desde allí se trasladó a Roma con la misma idea. En la audiencia mantenida con León XIII, esta laica solicitó que le enviara personas entregadas para las misiones que financiaba. El pontífice hizo notar que ella misma podía ser misionera, una propuesta que Catalina acogió con visible sorpresa ya que no había pensando en esa opción vital. Conoció a los indios americanos y a los afro-americanos viendo in situ las pésimas condiciones de vida. Y en 1887 estableció la escuela St. Catherine Indian School en Santa Fe, Nuevo México. Trece nuevos centros fundados en cuatro años dan idea de su ardor apostólico. En su ánimo pesaba desde hacía mucho tiempo su anhelo de ser religiosa, aunque su director espiritual, el obispo James O’Connor no lo tenía tan claro. Pensaba más en las dificultades que le esperaban y le sugirió orar.

Como en 1888 seguía experimentando el anhelo de consagrarse, el prelado la animó a fundar una Institución, hasta entonces desconocida, que tuviera entre sus fines la asistencia de indios y negros. «La responsabilidad de semejante llamada me abruma, porque soy infinitamente pobre en las virtudes necesarias», dijo ella humildemente. Pero el 19 de marzo, bajo el amparo de san José, dio el paso. El obispo murió sin ver materializada la Obra que finalmente surgió con la ayuda del arzobispo de Filadelfia que alentó a Catalina. Emitió los votos en febrero de 1891 y fundó la Congregación de las Hermanas del Santísimo Sacramento. Donó toda su herencia reservándose lo imprescindible para su mantenimiento, y poco a poco puso en marcha casi 60 escuelas y misiones extendidas por el oeste y sudoeste de Estados Unidos. Creó la institución de educación superior Xavier University en Louisiana y se manifestó contra la injusticia y la discriminación racial. El camino no fue fácil, pero en la contrariedad entrevió la riqueza de un itinerario único que conduce a la vida eterna: «Cada prueba que sufrimos, manifestó, es un acto de misericordia de Dios, para que podamos desatarnos de la tierra y aproximarnos a Dios». Sufrió una grave enfermedad que la mantuvo prácticamente inmóvil durante 18 años. Entonces pudo dedicarse por completo a una vida de adoración y contemplación. Encarnó lo que había expresado en otro tiempo: «La aceptación humilde y paciente de la cruz, sea cual fuera su naturaleza, es la obra más elevada que podamos hacer». Murió el 3 de marzo de 1955. Juan Pablo II la beatificó el 20 de noviembre de 1980. Y él mismo la canonizó el 1 de octubre de 2000.

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Foro


La Iglesia moribunda o siempre nueva

Por Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 03 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos la habitual colaboración del obispo de San Cristóbal de las Casas, México, Felipe Arizmendi Esquivel, que analiza la actual situación de una Iglesia que se encuentra en sede vacante.

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SITUACIONES

Comentaristas sin fe, o ignorantes de nuestra religión, aventuran que la Iglesia Católica, por la renuncia del Papa Benedicto XVI, ha entrado en un colapso que indica su próximo fin, su extinción.

En un programa dominical de radio que tengo desde hace más de cinco años, alguien mandó un mensaje en que dice que esto es anuncio de la llegada del “Anticristo”… ¡Cuánta estulticia, o mala fe!

Otro ha dicho que ya llegó el tiempo de prescindir de un Papa, que es un ser humano, y quedarnos sólo con Jesucristo. Es decir, un Cristo sin Iglesia. ¡Qué fácil sería una religión sin Iglesia! Cada quien haría la religión a su medida, sin depender de nadie, considerándose dios. Si esa hubiera sido la decisión de Jesús, la asumiríamos; pero es claro que El quiso establecer la mediación de una Iglesia, para hacernos llegar su Palabra y su Vida, sobre todo en los sacramentos.

ILUMINACION

Los papas se suceden en la historia, como es normal; pero la Iglesia, que es de Cristo, continúa su identidad y misión. Cambian los tiempos y los estilos, pero el Evangelio no cambia. Jesucristo sigue siendo el único Señor y Mediador, el único Salvador, quien estableció su Iglesia no como una instancia de poder político, o como una empresa económica, sino un medio, un instrumento sacramental, para que la obra de la Redención, culminada en la cruz y la resurrección, llegue a todas las épocas y a toda la humanidad. Nuestros pecados ensombrecen el rostro de Cristo en la Iglesia y la hacen menos creíble, pero, por obra de Dios, no sucumbe.

Ha dicho el Papa Benedicto XVI: “El árbol de la Iglesia no es un árbol moribundo, sino el árbol que crece siempre de nuevo. Por lo tanto, tenemos motivo para no dejarnos persuadir por los profetas de desventuras, que dicen: La Iglesia es un árbol nacido del grano de mostaza; creció en dos milenios; ahora tiene el tiempo tras de sí; ahora es el tiempo en el cual muere. ¡No! La Iglesia se renueva siempre, renace siempre. Un falso pesimismo dice: el tiempo del cristianismo se acabó. ¡No! Comienza de nuevo. El futuro es nuestro. Hay caídas graves, peligrosas, y debemos reconocer con sano realismo que así no funciona, no funciona donde se hacen cosas equivocadas. Pero también debemos estar seguros de que si aquí y allá la Iglesia muere por causa de los pecados de los hombres, al mismo tiempo, nace de nuevo. El futuro es realmente de Dios: esta es la gran certeza de nuestra vida, el grande y verdadero optimismo que conocemos. La Iglesia es el árbol de Dios que vive eternamente y lleva en sí la eternidad y la verdadera herencia: la vida eterna” (8-II-2013).

El miércoles de ceniza, mencionó unas realidades pecaminosas que desfiguran el rostro de la Iglesia, como “las culpas contra la unidad, las divisiones en el cuerpo eclesial, individualismo y rivalidades, hipocresía religiosa, el comportamiento que quiere aparentar, las actitudes que buscan el aplauso y la aprobación”. Ante esta realidad de pecado, nos invitó a convertirnos: “Muchos están listos para rasgarse las vestiduras frente a escándalos e injusticias --naturalmente cometidas por los demás--, pero pocos parecen dispuestos a actuar sobre el propio corazón, sobre la propia conciencia y sobre las propias intenciones, dejando que el Señor transforme, renueve y convierta”. Esta conversión es un proceso en que todos estamos implicados: “El camino penitencial no lo afronta uno solo, sino junto a muchos hermanos y hermanas, en la Iglesia”. Nos pide reflexionar en “la importancia del testimonio de fe y de vida cristiana de cada uno de nosotros y de nuestras comunidades, para manifestar el rostro de la Iglesia” (13-II-2013).

COMPROMISOS

Más que dejarnos impresionar por especulaciones, convirtámonos todos al Evangelio, al estilo de vida de Jesús, y renovemos todos, jerarquía y fieles, nuestra vida cristiana y eclesial. La Iglesia no depende sólo de una persona, ni siquiera del Papa, de los obispos o sacerdotes; es obra de Dios y obra nuestra. Nosotros pasamos; Dios no pasa. Hagamos lo que nos corresponde y el Espíritu Santo hará su trabajo, para que nuestra Iglesia siempre se renueve.

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