Roma
06 de marzo del 2013

¿De qué se sirven los cardenales para trabajar en las Congregaciones previas al cónclave?

Cuando se declara la Sede Vacante en la Iglesia, comienza un período conocido como las Congregaciones Generales. En ellas, los cardenales plantean y dialogan sobre los principales problemas y retos que afectan al catolicismo mundial y las líneas de acción que el próximo Papa deberá desarrollar. En función de estas, entre otras cosas, se escoge a uno u otro miembro del Sacro Colegio como sucesor de Pedro. Además, en este espacio de tiempo de entre una y dos semanas se jura silencio sobre la elección del Pontífice, se sortean las habitaciones de la Casa Santa Marta donde se alojarán los prelados y se decide la fecha de inicio del cónclave.


 

Tradicionalmente, las Congregaciones Generales duran quince días. Se dividen en dos: la primera, formada por todo el Colegio elector, dedicada a dibujar el presente y futuro de la barca de Pedro de modo general; y la segunda, en la que tres cardenales ayudan al Camarlengo a resolver aspectos ordinarios y no doctrinales que no pueden esperar.

¿Qué deciden los cardenales en esta fase?

Pese a que en principio iban a tener lugar en doble turno de mañana y tarde, finalmente se ha decidido que tengan lugar únicamente por la mañana. El lunes dieron el pistoletazo de salida, pese a que todavía faltan algunos prelados -apenas media docena- electores por llegar a la Ciudad Eterna. En la sesión de este miércoles probablemente se fije la fecha de comienzo del cónclave, así como las decisiones que atañen al sorteo de habitaciones en la Domus Sancta Marthae (la casa donde se alojan) y a las dos predicaciones sobre las necesidades eclesiales. La primera fue impartida, como es tradicional, por el predicador de la casa pontificia, el franciscano Raniero Cantalamessa.

Trece purpurados dieron su opinión en la jornada de partida de las Congregaciones y los demás lo harán en las próximas semanas. De esta semana, los ciento quince votantes se hacen una idea clara de lo que se va a encontrar el Santo Padre, así como los noventa que aconsejarán pero que no tienen la facultad de elegir y no entran en la capilla Sixtina. Así, por ejemplo, ayer versaron sobre las exigencias de la Nueva Evangelización en los ambientes culturales actuales y en la renovación eclesial a la luz del Concilio Vaticano II.

¿Para qué sirven y qué se aporta en ellas?

Estas orientaciones, que ejercen de contrapeso y de referencia, no tienen por qué ser tomadas al pie de la letra por el Papa, pero en cierta manera marcan un sendero por el que caminar. Surgen fruto del acuerdo entre cardenales, por lo que reflejan la visión de la mayoría, por no decir de casi todos, acerca de por qué mares debe navegar la Iglesia. Excepcionalmente, esta edición contempla el envío de un telegrama de agradecimiento al ya emérito cardenal Ratzinger por su labor en sus ocho años de gobierno.

Al acudir a Roma, los portadores de las birretas rojas contribuyen a esbozar el panorama eclesial enfatizando el aspecto pastoral, siempre que no existan cuestiones doctrinales en duda. Las preocupaciones de un sudamericano difieren en grado más o menos importante de las de un asiático, por ejemplo, no tanto en función de adhesión a unas reglas de fe como del contacto con los fieles y sus realidades sociales y políticas. Eso sí, siempre se realiza un esfuerzo de actualización según el esquema de los Sínodos recientes o del último Concilio. En el cónclave de 2013, se valorarán especialmente las dotes de mando y organización, al menos por lo que se deduce de las declaraciones previas de varios de los asistentes.

En la etapa de las Congregaciones generales, se permite el contacto con el mundo exterior. Tanto es así que algunos de los presentes con cuentas en redes sociales como Twitter siguen empleándolas, como el español Sistach. Suponen, por tanto, los últimos días en los que les llegará información de los medios y de personas ajenas al Sacro Colegio.

El informe Vatileaks en las Congregaciones

Lógicamente, Vatileaks constituye uno de los temas candentes que ya ha salido a la palestra informativa. Tres cardenales mayores de 80 años (el eslovaco Josef Tomko, el italiano Salvatore de Giorgi y el español Julián Herranz) prepararon un informe sobre este escándalo que pusieron en conocimiento de Benedicto XVI y que pasará a su relevo. Incluso algunos periodistas que hablaron sobre lo que podía contener admitieron que no habían visto el contenido del mismo.

Parece que anuncia algunas deficiencias graves bien en cuanto a seguridad de documentos vaticanos. Desconocido por la Curia y guardado bajo llave, el brasileño Damasceno ha pedido que, sin entrar en pormenores, se brinden sus datos más relevantes a los que van a elegir Papa. La petición del presidente de la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos Brasileños), aunque razonable, tendría sentido solo si se trata de un tema local o regional. Al afectar a la jerarquía y quizá a los propios órganos curiales, se antoja más prudente que estas letras queden reservadas al próximo Pontífice, para que pueda actuar sin ataduras de ningún tipo.

Los Pontificios Consejos y las Congregaciones (Doctrina de la Fe, Obispos, Clero, Unidad de los cristianos, Iglesias orientales, Causas de los Santos, Educación Católica y Evangelización de los pueblos) cubren sus áreas y rinden sus frutos a la máxima autoridad. En este caso, habría de ocurrir igual; se evitan riesgos y filtraciones y la posibilidad de torpedear al Papa se reduce significativamente.