Convenio de las diócesis vascas con Euskaltzaindia para normalizar la grafía de los apellidos


 

Las diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria y Euskaltzaindia han suscrito un Convenio para colaborar en el campo de la onomástica vasca. El acuerdo lo han firmado monseñor Mario Iceta, Obispo de Bilbao, monseñor José Ignacio Munilla, Obispo de San Sebastián, y monseñor Miguel Asurmendi, Obispo de Vitoria junto con el Presidente de Euskaltzaindia Andrés Urrutia.

Este acuerdo tiene como finalidad normalizar la grafía de los apellidos vascos. Para ello, se tomarán como base las diferentes variantes de los apellidos recogidos en los Libros Sacramentales de las parroquias correspondientes a las diócesis de Bilbao, San Sebastián y Vitoria respectivamente. Dichos apellidos están extractados en bases de datos y consultables en la web de cada Archivo Histórico Diocesano y en la de Irargi, como resultado de un Convenio de colaboración entre el Departamento de Cultura del Gobierno Vasco y las tres diócesis.

Los libros más antiguos de estas series son del siglo XV y en ellos se recogen, entre otros datos, las inscripciones de los apellidos de nuestros ancestros. A lo largo de los siglos, además de la propia evolución de los apellidos, se ha utilizado la grafía castellana para anotarlos y, en consecuencia, muchas denominaciones euskéricas iniciales han variado.

Hoy en día el hecho de que la denominación de los apellidos no esté normalizada trae muchos inconvenientes de identificación, registro y seguimiento tanto para las personas como para cualquier administración. Además de esto, a causa de los cambios y evoluciones seculares que ha habido en los apellidos, surgen dudas al citar a las personas. Aunque uno de los ejemplos más conocidos sea el de Etxeberri (el cual aparece con variantes como Echeverri, Echeberri, Echeverry, Echeberry, Etcheberri o Etxcheberri), también otros, hasta más conocidos, aparecen con diferentes escrituras. Es el caso del apellido Jauregi, sobre el que a lo largo de los siglos se recogen variantes como Jaureguy, Jauregui, Jaúregui o Yauregui. Todavía es más complicado cuando los apellidos aparecen con fonemas que no existen en castellano; es el caso, por ejemplo de Zuatzubizkar que aparece como Cuaçu Viscar, Çuaçubiscar, Çuaçubizcar, Çuaçobiscar, Zuazobizcar, Zuazubiscar y Zuazubizcar, o también por cierto como Çuaçuviscar, Çuaçuvizcar, Çuaçoviscar, Zuazovizcar, Zuazuviscar y Zuazuvizcar.

Ya en 1998 Euskaltzaindia, junto con el Gobierno Vasco y El Ministerio de Justicia de España, queriendo normalizar los apellidos vascos publicaron un libro sobre este tema. Pretendiendo no sólo completar sino mejorar lo ya publicado, Euskaltzaindia ha dado comienzo a la preparación de una segunda publicación. Para que la misma sea lo más completa posible, Euskaltzaindia quiere reunir los cambios que los apellidos han sufrido a través de los siglos sirviendo de referencia tanto a los individuos que los portan como a investigadores, historiadores e instituciones. Así mismo, la investigación de los apellidos usuales valdrá para elaborar índices que faciliten la investigación del público en general y de los investigadores.

Este trabajo plasmado en el Convenio de colaboración entre las tres diócesis de la Comunidad Autónoma Vasca junto con Euskaltzaindia se llevará a cabo en dos etapas. En la primera las tres diócesis facilitarán a la Academia los apellidos anteriores a 1700 para que los normalice. Euskaltzaindia, a su vez, facilitará a cada Diócesis un índice que recoja todos los apellidos normalizados, con sus variantes. Una vez concluido este trabajo y, con el visto bueno de ambas partes, se comenzará la investigación sobre los apellidos conservados de 1700-1900.

El compromiso alcanzado ha previsto que estos trabajos se lleven a cabo durante el período de 2013-2014.