13.03.13

Ojos predictivos de dos Vidales, uno en Madrid y otro en Roma

A las 8:01 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

La primera fumata ha sido negra. Algún intérprete de lo que nadie sabe que ocurre dentro de la Sixtina ha dicho que esto puede terminar hoy, o prolongarse en el tiempo, pues se necesita tener carnaza para los más de cinco mil informadores aburridos paseantes por Roma.

Otro escriba detecta que ellos, los periodistas, la mayoría sin fe en Dios ni en su Santa Madre Iglesia, están siendo el público de los actos de observación de la fumata de la chimenea, cuestión que le lleva a afirmar que la gente romana está acostumbrada que los Papas mueran en la cama, y tras el entierro se acuda a saludar al sucesor. Asunto que ha roto el Papa emérito con su renuncia al cargo. Concluye su elucubración afirmando que cuando la fumata sea blanca serán los informadores los únicos espectadores de la presentación del nuevo Papa. No conocen al pueblo romano que con lo puesto sale de casa, y ante truenos y rayos, saludará al nuevo sucesor de Pedro como lleva haciendo siglos y seguirá haciendo en todo el futuro.

Pero, hoy, deseo destacar a dos eminentes escribientes de asuntos religiosos así con minúscula, a quienes la gente ya les ha descubierto sus juegos, sus maniobras, sus cuentos y sus preferencias. Ambos de llama Vidal de apellido, aunque difieren de nombre. Uno es César y el otro José Manuel.

Ambos apuestan por sus papas particulares. ¿Quiénes son los agraciados?

César Vidal con sus cortas y pegas, con su bilis contra la Iglesia Católica, con su defensa a ultranza del protestantismo acaba su larguísimo articulejo suponiendo que el elegido debería ser norteamericano, porque solamente en USA está viva y coleando la libertad religiosa. No le gusta que sea canadiense porque ayudaría a los separatistas españoles vascos y catalanes. Supone que un iberoamericano sería tachado de tercermundista. Y un africano mucho más. Así que se inclina por un italiano, pero que no sea un salesiano enemigo de su amigo Federico.

Para llegar a semejantes conclusiones, antes suelta sus consabidos escupitajos contra la Iglesia Católica que retrocede por días, mientras, él dice, el protestantismo sube como la espuma. Con razón las ventas de sus libros han bajado en picado en los últimos meses. Méritos tiene acreditados para ello.

El otro Vidal hace un repaso por diversos cardenales, sobre los que no se inclina pero para rellenar sus líneas cita a algunos así, si por casualidad suena la flauta, siempre podrá decir que él lo dijo por escrito antes que nadie. Su adivinación la tiene asegurada.

Este Vidal busca un “Juan XXIV”. Por eso ya en la última línea suelta a un jesuita argentino y a un austriaco residente en Viena, a quienes cree que serán dignos sucesores y merecedores de igualar al Beato Juan XXIII.

Estos dos escribientes han bajado en lectores y en comentarios escritos. Para no contribuir a su aumento, solamente digo que el primer Vidal está en Libertad Digital y el segundo en Religión Digital.

Ante este circo mediático, mi opinión es muy clara: no tengo ningún nombre preferido. Es lo que he hecho siempre en mi vida: los Papas los elige el Espíritu Santo. Estaré con quien aparezca en el balcón central de la basílica de San Pedro.

Mientras, sigo rezando para que el elegido sea el mejor pastor de la Iglesia de estas fechas del siglo XXI.

Tomás de la Torre Lendínez