17.03.13

Joselito y la señora

A las 1:04 PM, por Luis Fernando
Categorías : Sobre el autor, María

 

Hoy voy a hacer algo poco habitual. En vez de escribir yo el artículo, copiaré lo que ha escrito otra persona. Esa persona es mi hija de doce años. Le gusta escribir cuentos breves. Este lo escribió el pasado jueves:

Hace un tiempo, en un pueblo de los Monegros, vivía un niño llamado Joselito. Su familia era humilde. Su padre había muerto en un accidente de coche cuando tenía 3 años, dejando solos a él y a su madre, que apenas cobraba diez euros cada quince días. A pesar del podo dinero que tenía, Joselito era un niño muy avispado y de un corazón enorme.

Cuando tenía 13 años, su madre enfermó y se puso muy grave. Joselito se vio obligado a ponerse a trabajar para pagar las medicinas de su madre y el pan de cada día. Un día, cuando volvía de trabajar, vio a una señora muy mayor tirada en el suelo. No dudó un momento y se acercó:

- “Señora, ¿está bien?", preguntó Joselito

- “Necesito… agua…", respondió la señora.

Joselito, que tenía el dinero justo para una barra de pan, no se lo pensó demasiado y fue hacia la tienda para comprar una botella de agua. Cuando volvió al lugar con una garrafa de agua, no se encontró a una anciana sedienta sino a una joven mujer que le sonreía.

- “Eh… perdone, ¿por casualidad ha visto a una señora mayor por aquí cerca?”

- “Sí, Joselito, soy yo", respondió la extraña mujer.

- “¿Cómo sabe mi nombre? ¿Cómo que es usted?", preguntó extrañado el chaval.

- “Joselito, yo soy María, la virgen María, y sí, yo era aquella señora mayor".

- “¿Y por qué estás hablando conmigo? Yo solo soy un humilde campesino".

- “Tú me has ayudado, no has dudado en gastarte tu paga en ayudarme, mientras que otros que han pasado solo me miraban con desprecio", respondió María. “Por tu gran corazón y tu humildad, te voy a dar un premio. Dime, Joselito, ¿qué quieres".

A Joselito se le pasaron un montón de cosas por la cabeza pero al final dijo:

- “No quiero nada de dinero, ni riqueza, pero si pudieras curar a mi madre, te lo agrdecería", respondió.

- “Así será", dijo María y desapareció.

Joselito, confundido por lo que acababa de suceder, volvió a casa. Cual fue su sorpresa que al llegar ahí vio a su madre de pie y sin ningún rastro de enfermedad.

- “¡Madre!, pero si estás curada".

- “Sí, hijo mío", respondió su madre. “Antes de que llegaras, una sensación de pureza recorrió mi cuerpo y cuando me levanté sentí como si no hubiera pasado nada, como si toda mi enfermedad hubiera sido una horrible pesadilla de la que hubiera despertado".

Entonces Joselito entendió que todo había sido obra de María.

Desde ese día Joselito y su madre comprendieron que a pesar de lo difícil que sea la situación, NUNCA, NUNCA estás solo. Siempre estarás acompañado por Dios.

Esta historia demuestra que a pesar de lo complicada que esté la situación, Dios NUNCA nos va a dejar solos. Siempre va a estar en nuestro corazón.

Rut Pérez Alcolea

PD: Las mayúsculas son de ella. Las negritas, mías.