ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 23 de marzo de 2013

La frase del día

Nuestro Dios está en el cielo. Sus ídolos, en cambio, son plata y oro, hechura de manos humanas: tienen boca y no hablan; tienen ojos y no ven; tienen orejas y no oyen; tienen nariz y no huelen; tienen manos y no tocan; tienen pies y no andan; no tiene voz su garganta. Sean como ellos los que confían en ellos.

Salmo 115

 


Francisco papa

Francisco fue recibido en el helipuerto de Castel Gandolfo por Benedicto XVI
Un gran abrazo fraternal, oración en la capilla, regalo de una imagen de la Virgen de la Humildad, y largo diálogo en la biblioteca

Emoción entre los jóvenes de la cárcel de menores donde celebrará el papa Francisco
Entrevista al capellán: ''La gente quiere ver gestos''. Muchos de esos muchachos son de otra religión. Nuestro carisma es la reeducación de los jóvenes

Sean testigos de una vida entregada al servicio de la Iglesia y fermento evangélico
Carta del papa Francisco al prepósito general de la Compañía de Jesús

La plaza de San Pedro testigo de algo más que una sucesión
Un giro en la historia

Cine

Crítica: "El lado positivo"
Cuando el amor no está enfermo

Estreno en España de ''For Greater Glory''
Un película protagonizada por Andy García y Eva Longoria

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San José Oriol
«Pobre con los pobres. Dechado de humildad»


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Francisco papa


Francisco fue recibido en el helipuerto de Castel Gandolfo por Benedicto XVI
Un gran abrazo fraternal, oración en la capilla, regalo de una imagen de la Virgen de la Humildad, y largo diálogo en la biblioteca

Por Nieves San Martín

ROMA, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - En un escueto comunicado, porque se trata de una entrevista estrictamente privada, como subrayaban tanto la Radio Vaticana como la Sala de Prensa de la Santa Sede, se informaba esta mañana de la prevista visita del papa Francisco a su predecesor el papa emérito Benedicto XVI. Al final, ante la inmensa expetación creada en la plaza de Castel Gandolfo con gentes e informadores de todo el mundo, el portavoz vaticano tuvo que contar todo lo contable que, excepto el diálogo privado entre ambos papas, fue casi todo.

A las 11,45 de esta mañana, en una hermosa mañana romana de sol, el santo padre Francisco dejó la Domus Sanctae Marthae --su actual residencia mientras acaban los arreglos en sus partamento en el Palacio Apostólico--, y se trasladó al helipuerto vaticano, desde donde partió poco después de mediodía para realizar la anunciada visita al papa emérito Benedicto XVI, en Castel Gandolfo.

Su santidad Benedicto XVI vive en la residencia veraniega de los papas temporalmente, en medio de la estima y el afecto de los castellani (castellanos), los habitantes de esta zona de los Castillos romanos, a unos treinta kilómetros al sur de Roma, mientras acaban también las obras que se realizan en el monasterio al que se retirará definitivamente, dentro del recinto de la Ciudad del Vaticano.

Tras un vuelo de veinte minutos, el santo padre Francisco aterrizó en el helipuerto de las Villas pontificias de Castel Gandolfo, acogido por el papa emérito Benedicto XVI. Estaban presentes monseñor Marcello Semeraro, obispo de Albano, y Saverio Petrillo, director de las Villas pontificias. El santo padre y el papa emérito se trasladaron juntos en automóvil al Palacio Apostólico para mantener el encuentro privado en la biblioteca y, a continuación, la comida. A primeras horas de la tarde, tras almorzar, el papa Francisco se trasladó de nuevo al helipuerto de Castel Gandolfo, acompañado de nuevo por su santidad Benedicto XVI, que lo quiso acompañar hasta el último momento, y regresó a El Vaticano. Este era el escueto comunicado vaticano. Pero hubo que contar más, porque la plaza, la prensa lo pedía.

La multitud cada vez más numerosa arracimada ante el palacio de Castel Gandolfo, acostumbrada a las estancias veraniegas de los papas, que se asoman al balcón y les saludan, esperaba ver a los dos papas juntos. Sin embargo, tanto el portavoz padre Lombardi como los locutores de la Radio Vaticana subrayaron que es una señal de respeto hacia el papa emérito el haber dejado pasar la jornada en la más estricta intimidad.

La plaza estaba a rebosar de fieles, peregrinos y turistas, en una hermosa jornada primaveral de la campiña romana. Según Radio Vaticana, había gran emoción y curiosidad, expectación e incluso en algunos perplejidad, al sumarse a lo que sabían un evento histórico sin conocer mucho más, pero contagiados de un fervor que de vez en cuando coreaba el nombre del papa: ¡Francisco, Francisco!.

Un señor, llegado de Salerno estaba en la plaza, según sus palabras, “por casualidad”. Es la primera vez que viene y tenía la esperanza de ver al papa Francisco. La plaza, cada vez más de bote en bote. “Para nosotros –decía este señor a Radio Vaticana- es una emoción fuerte aunque no somos muy proclives a estas manifestaciones”. Le preguntan si es solo curiosidad, y responde: “No curiosidad. Alegría inmensa. El papa es una figura muy válida por su significado. Es un digno heredero. Se ha realizado una justa transmisión del papado”.

Muchos de los asistentes no hablan italiano y la locutora se las ve y se las desea para encontrar a alguien de lengua nativa. Un joven, pescado al paso, se queda bastante cortado, pero los que dice es bien expresivo: “Lo veo como una persona muy positiva. Ha sido el primero que ha logrado hacerme venir aquí”.

Al final, los periodistas ven colmado su deseo y se vuelven a sus sedes con algo más que contar que el escueto comunicado vaticano. Una rueda de prensa improvisada en medio del gentío. Desde que asumió el pontificado, el papa Francisco no ha dejado de pedir oraciones con gratitud hacia su predecesor, cuenta Lombardi. La curiosidad de los medios es infinita e insaciable, y el jesuita portavoz tiene que contar todo lo contable, que es bastante. Ha recordado que el papa Francisco había telefoneado dos veces a Benedicto XVI, una el día de su elección y otra en el día de su santo, san José para felicitarle.

Rememora también que Benedicto XVI había dicho en su despedida a los cardenales: “Entre ustedes, en el Colegio de Cardenales, está también el futuro papa al que ya hoy prometo mi incondicional reverencia y obediencia”.

Según relata el padre Lombardi, que estaba presente, los dos papas se dieron un gran abrazo apenas Francisco descendió del helicóptero. El portavoz había ya hecho su crónica telefónica a la pagina vaticana, acompañada de la foto del abrazo. Y repitió lo mismo. Estaba acompañado el papa Francisco por el sustituto monseñorBecciu, por monseñor Sapienza y por monseñor Alfred Xuereb.La Santa Sede prometió tres imágenes del encuentro: el abrazo entre ambos, rezando en la capilla, y el inicio del coloquio en la biblioteca, con el regalo de la imagen de Nuestra Señora, llevada por el papa, la Virgen de la Humildad.

Sí contó que, al llegar a la capilla, el papa emérito quiso ceder el puesto al visitante pero este rehusó diciendo: “Somos hermanos”, y al final se arrodillaron ambos en el mismo banco para rezar.

Los periodistas querían conocer qué tratamiento hubo entre ambos, ya que la imaginación popular había jugado con la escena de uno que se arrodillara ante el otro, o cosas por el estilo. Pero el padre Lombardi dijo que no hubo muchas formalidades, sencillamente se abrazaron al encontrarse. Contó que Benedicto XVI esta vestido sencillamente con sotana blanca, sin faja y sin mantelina. Hacia las 12,30 se encaminaron los dos hacia la biblioteca. Y a las 13,15 empezó el coloquio privado que duró unos 45 minutos.

En la comida participaron los dos secretarios monseñor Georg Gänswein, prefecto de Casa Pontificia,y monseñor Xuereb. Tras breves saludos a los acompañantes y otros presentes, Francisco y Benedicto XVI se subieron al coche junto a monseñor Gänswein.

Periodistas de todo el mundo seguían esperando en la plaza para transmitir la imagen histórica. Dos papas que se abrazan, saludan juntos, y han protagonizado una sucesión ejemplar. Inédito. Pero no pudo ser. Esta vez, se respetó la intimidad del papa emérito. La imagen de los dos abrazados en el helipuerto es sin embargo muy expresiva.

Para dar algo a los oyentes, la periodista de Radio Vaticana se las arregló para entrevistar a la alcaldesa de la villa pontificia, Milvia Monachesi, que se mostró emocionada. Ya sabía que el papa no tenía previsto saludar al exterior pero subrayaba que lo había soñado hasta el último momento. Sin embargo, añadió: “Estamos aquí para testimoniar nuestra cercanía espiritual a Benedicto XVI y al papa Francisco. Son dos papas revolucionarios que se unen a Juan Pablo II. Y estan cambiando el curso de la historia en mejor. Manifestó su respeto a Benedicto XVI y un deseo de intimidad “más que legítimo”. Pero dijo que al papa Francisco esperan “verlo volver para acogerlo como a los otros papas”.

Sobre el papa Bergoglio, la alcaldesa dijo, como mujer, alcaldesa y cristiana, que se “esperaba un papa capaz de evangelizar y devolver lo valores verdaderos del evangelio de Jesús”. “Ha superado mis expectativas --subrayó- por su sencillez y humildad. También Benedicto XVI ha dado una enseñanza a todo el mundo, es un grandísimo regalo para Castel Gandolfo y queremos hacerle sentir nuestro afecto”.

Sobre la reacción en la población local, la alcaldesa contó que Benedicto XVI, como no podía se menos, es el centro de las comidillas del pueblo: se habla a menudo de cómo está, si está dando un paseo, si se esta recuperando... Al mismo tiempo, dijo que hay una gran expectación por el nuevo papa. Mientras la plaza coreaba de nuevo: “¡Francisco, Francisco!” la alcaldesa confesó que un efecto inmediato de este pontífice es que “todos nos sintamos hermanos como decía san Francisco de Asís”, y recordó las frases del himno a las criaturas del santo más amado por el mundo. Hasta una joven, que se dijo protestante, contagiada del ambiente de la plaza, declaró: “Estoy muy emocionada de ver como todos están aquí esperando al papa”.

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Emoción entre los jóvenes de la cárcel de menores donde celebrará el papa Francisco
Entrevista al capellán: ''La gente quiere ver gestos''. Muchos de esos muchachos son de otra religión. Nuestro carisma es la reeducación de los jóvenes

Por H. Sergio Mora

ROMA, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El Jueves Santo, el papa Francisco celebrará en la cárcel para menores de Casal de Marmo, en la periferia de Roma. Benedicto XVI les había visitado al inicio de su pontificado. Ahora es el papa Francisco. Todos ellos mostraron sorpresa aunque muchos son de otras religiones.

ZENIT entrevistó al capellán, padre Gaetano Geco, en el centro de recuperación Borgo Amigó, quien ilustró particulares interesantes del trabajo con los menores.

El padre Gaetano, capellán de la cárcel de menores de Casal del Marmo, de la familia franciscana de los terciarios capuchinos de la Virgen de los Dolores, o padres "amigonianos", porque su fundador fue monseñor Luis Amigó, de Valencia, España.

Si bien es de San Giovanni Rotondo, la tierra de Padre Pío, el actual capellán eligió otra orden: la de los amigonianos. Porque se enamoró de esa vocación: la reeducación de los jóvenes. Estudió en seminario, el noviciado lo hizo en España, en Albacete, y en Roma, fue ordenado sacerdote. Trabajó en Cerdeña por varios años, en una casa de rehabilitación. Desde 1981 pasó a ser capellán de la cárcel de menores de Casal de Marmo en la periferia de Roma. Una cárcel en el pleno sentido de la palabra.

Ya tuvieron la visita de Benedicto XVI, ¿verdad?

--Padre Gaetano: Benedicto XVI en el 2007 celebró aquí, fue una experiencia extraordinaria. Los jóvenes lo vieron de cerca. Benedicto XVI se conmovió cuando les encontró, les apretaba la mano, se le veía en los ojos. Fue un día de primavera y de luz y por el funcionamiento del centro estuvimos preparando la visita durante un mes.

Y ahora Francisco...

--Padre Gaetano: Ahora el papa Francisco viene y nos encuentra, esto está poniendo en efervescencia a medio mundo. Los jóvenes esperan al papa. Va a celebrar como era su costumbre en Buenos Aires, en un lugar de sufrimiento, de pobres. Si lográramos con menos formalidades ir a la esencia del evangelio sería maravilloso. En la cárcel he pasado mucho tiempo con los jóvenes leyendo solamente el evangelio, y desde allí se abre un mundo entero.

¿Están preparando algo?

--Padre Gaetano: Con el papa Francisco no habrá necesidad de preparar nada porque quiere arrodillarse en el piso. Lo que queda en la imagen de la gente son las cosas sencillas. Puedes hacer un discurso maravilloso. La gente sencilla quiere ver los gestos, como ir a pagar el hotel, eso queda impreso, o cuando un papa baja del auto para saludar a la gente sin miedo de que le disparen.

¿Qué le impacta más a los jóvenes?

--Padre Gaetano: Cuando ellos vienen aquí piensan que los religiosos en Borgo Amigó tenemos un piso quizás hermoso, y se asombran porque vivimos como ellos. Y lo que hacemos lo hacemos junto a ellos. Uno de los errores es considerarles enfermos. Sí, pero de la falta de cuidados que nunca tuvieron, del vacío interior, del poco nivel afectivo, porque la mayor parte de las personas que les dijeron que les querían, les abandonaron o les traicionaron. Les hicieron sufrir. Y encontrar a una persona que gratuitamente ponga a su disposición su vida y todo lo que tiene es la cosa más linda que les haya sucedido.

Hablemos de los jóvenes del penitenciario ¿Cómo se decide la cárcel o las medidas alternativas?

--Padre Gaetano: Según la actual ley italiana, los jóvenes antes de ir a la cárcel van a un Centro de Pronta Acogida, en el que el magistrado en 72 horas, ayudado por un equipo compuesto por un asistente social, un educador y un psicólogo, debe determinar si va a la cárcel o entran las medidas alternativas, tipo comunidades de recuperación, etc. Los que no respetan las medidas alternativas o los casos más graves terminan en la cárcel.

¿Hasta que edad están en la cárcel de menores?

--Padre Gaetano: En ejecución de pena pueden llegar hasta los 21 años. En cambio el que cumplió un delito con 18 años cumplidos va a la cárcel de adultos.

¿Cuál es la situación de estos jóvenes?

--Padre Gaetano: Hay una fuerte carga de rebelión y de violencia, o también deseo de redimirse. Especialmente de un joven que haya caído en un delito serio. Los delitos más comunes son contra el patrimonio y uso de sustancias tóxicas.

¿Quién cayó en la droga, encuentra una salida?

--Padre Gaetano: En la cárcel está el centro médico. Se verifica una recuperación psicofísica de los jóvenes que muchas veces llegan en malas condiciones sanitarias. Y esto es un gran servicio positivo. Después es necesario encontrar un equipo de educadores que le asista, le escuche, y trate de entender su problemática y pueda encaminarle hacia situaciones positivas.

¿Es diversa la posibilidad que tienen los jóvenes de recuperarse respecto a los adultos?

--Padre Gaetano: Sí, por dos motivos: porque son menores y quieren volver lo antes posible a estar en libertad, y la gran ventaja de que son pocos respecto a la gran masa de los detenidos.

¿Cuántos son en Casal de Marmo? ¿Y cuando supieron que venía el papa qué dijeron?

--Padre Gaetano: En total son 48, divididos en un grupo de nueve mujeres y dos grupos de hombres. La mayoría de los jóvenes de la cárcel juvenil son de religión musulmana. El otro grupo, ya sea la minoría de italianos como los ortodoxos, todos ante el aviso de que el papa iba a Casal de Marmo en el Jueves Santo, entendieron que era importante. Un joven napolitano me dijo: “finalmente podré apretar la mano de alguien importante”.

¿Y aquí en el Borgo Amigó, podrán también asistir?

--Padre Gaetano: Aquí los jóvenes están un poco por así decir 'celosos'. No pueden ir allí, esperemos que Francisco pueda visitarnos en algún momento. La cárcel es una situación de contención y espera del proceso. La nuestra es una comunidad educativa de segundo nivel. También cuando el menor está ya en la cárcel pueden ser tomadas medidas alternativas, al conocer mejor las situaciones.

¿Qué les ayuda a cambiar?

--Padre Gaetano: Son detenidos que vienen desde la cárcel, ya se trabajó con ellos en la misma y realizaron un cierto recorrido. Aquí se les ofrece una posibilidad. Ya les conocemos y me conocen, hay una relación de confianza. Se quiere dar un cambio a sus vidas, cuando el joven siente la necesidad de ese cambio. Cuando se considera que ese muchacho puede venir a la comunidad, entonces se pide esto al magistrado.

¿Cuáles son las etapas que deben recorrer?

--Padre Gaetano: La primera es consigo mismo, un fuerte trabajo sobre el sentido de responsabilidad, pues aquí no hay rejas. En esa primera fase se quedan en el interior de la comunidad, en donde no hay vacaciones sino que es necesario recomenzar. Es necesaria una acogida buena, porque la primera cosa es el ambiente. En donde puede abrir la heladera, conversar con el educador en cualquier momento de la jornada, y el joven debe ayudar en la vida ordinaria de la casa. Hay una cocinera y otra señora que se ocupa de la lavandería, el resto ayudan estos jóvenes. Como en una familia.

¿Cómo es la vida aquí?

--Padre Gaetano: Esta es una comunidad religiosa abierta, compartimos la vida con los jóvenes, somos 5 religiosos y 11 muchachos. Es necesario crear oportunidades de trabajo para los mismos jóvenes, acompañados por los educadores.

¿Salen vocaciones? ¿Cómo se mantienen?

-- Padre Gaetano: Vocaciones, no, a veces hay alguna esperanza. Pero es bastante complicado entre ellos, porque el gran sueño que tienen es el de ganar dinero y los frailes no tienen dinero. Por los jóvenes que son confiados por los servicios sociales, dan una cantidad diaria que cubre más o menos los gastos, a través del Centro de Justicia de Menores. Y después está la ayuda de la Iglesia, con el destino aquí en Italia del 8 por mil, para asociaciones de beneficencia.

¿En la cárcel de menores, si alguien quiere puede recuperarse?

--Padre Gaetano: Sí, se puede. Aunque una cosa es decir quiero hacerlo y otra es hacerlo. Muchos tuvieron dinero fácil en sus manos, y ven que cuando empezarán a trabajar su primer sueldo será muy, muy bajo.

¿Qué espiritualidad siguen?

--Padre Gaetano: La de san Francisco y la del Buen Pastor. Del lado religioso, mantengo fuertemente mis principios pero les doy libertad a ellos. Por ejemplo celebro la misa y a veces alguno me pide venir. Pero es una elección libre. Está también la parroquia cercana a donde pueden ir a rezar y estar con los sacerdotes.

¿Cómo se realiza la integración?

--Padre Gaetano: Es una comunidad proyectada hacia el exterior. Uno de los problemas negativos de la cárcel y de las instituciones en general, si no estamos atentos, es que la gente se acomoda. Y disminuye la capacidad de iniciativa del individuo, porque todo se vuelve derecho y no deber. Y lo que has encontrado debes dejarlo mejor de lo que lo has encontrado.

¿Dónde están presentes los padres amigonianos?

--Padre Gaetano: En muchos países, en particular en América Latina. Con fuerte atención a esta realidad, si bien con algunas experiencias de colegios privados e incluso en Colombia una universidad de formación en pedagogía, psicología, para religiosos y también abierto a los jóvenes.

¿Cómo prevenir el problema de la droga con los jóvenes?

--Padre Gaetano: En el límite de lo posible, la gran dificultad de la juventud no es solamente los caprichos. Es que hay elementos destructivos que son parte de una situación cultural, como el uso de sustancias tóxicas. Se inicia haciendose los tontos, buscando la transgresión. Es difícil no encontrar en una fiesta de adolescentes a alguno que, como elemento de fiesta, trae esto. Se habla de droga y sus dificultades, pero esta historia de la trasgresión, es necesario hacerles entender que uno se puede divertir de manera consciente. Porque cuando uno transgrede, no hay más conciencia de la fiesta.

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Sean testigos de una vida entregada al servicio de la Iglesia y fermento evangélico
Carta del papa Francisco al prepósito general de la Compañía de Jesús

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Publicamos a continuación la carta de que el santo padre Francisco envió este 16 de marzo al prepósito general de la Compañía de Jesús, en respuesta a una recibida del padre Adolfo Nicolás Pachón.

*****

Querido Padre Nicolás:

Con sumo gozo, he recibido la amable carta que, con ocasión de mi elección a la Sede de San Pedro, ha tenido a bien enviarme, en nombre propio y de la Compañía de Jesús, y en la que me participa su oración por mi Persona y ministerio apostólico, así como su plena disposición para seguir sirviendo incondicionalmente a la Iglesia y al Vicario de Cristo, según el precepto de San Ignacio de Loyola.

Le agradezco cordialmente esta muestra de aprecio y cercanía, a la que correspondo complacido, pidiendo al Señor que ilumine y acompañe a todos los Jesuitas, de modo que, fieles al carisma recibido y tras las huellas de los santos de nuestra amada Orden, puedan ser con la acción pastoral, pero sobre todo, con el testimonio de una vida enteramente entregada al servicio de la Iglesia, Esposa de Cristo, fermento evangélico en el mundo, buscando infatigablemente la gloria de Dios y el bien de las almas.

Con estos sentimientos, ruego a todos los Jesuitas que recen por mí y me encomienden a la amorosa protección de la Virgen María, nuestra Madre del cielo, a la vez que, como prenda de abundantes favores divinos, les imparto con particular afecto la Bendición Apostólica, que hago extensiva a todas aquellas personas que cooperan con la Compañía de Jesús en sus actividades, se benefician de sus obras de bien y participan de su espiritualidad.

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La plaza de San Pedro testigo de algo más que una sucesión
Un giro en la historia

Por Laura Moreno Marrocos

ROMA, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - En el último mes la plaza de San Pedro ha sido escenario de acontecimientos sorprendentes y novedosos en la Iglesia. Simultáneamente, a través de internet y de la labor de los medios de comunicación, se hizo plaza del mundo.

Un Papa, S.S. Benedicto XVI, con su renuncia ante la limitación de fuerzas para continuar ejerciendo el ministerio petrino, había cambiado la historia de siglos. El elegido como sucesor irrumpió desde el sur del continente Americano, desde la Argentina; es un jesuita que se hizo llamar Francisco. Esa plaza fue ante cada escena pueblo de Dios reunido, creyente, esperanzado y testigo. Iglesia, misterio, sacramento. Difícil comprensión del fenómeno sin un paradigma religioso.

Allí se despidió al Pontífice que hacía poco había “abierto las puertas” para renovar la experiencia de la Fe. Y allí se recibió al Papa que pidió silencio y oración para poder ser bendecido por Dios a través de su pueblo, antes de impartir él la suya.

El domingo 17 de marzo, ese pueblo acudió al primer Ángelus del Papa Francisco, quien en pocos días había conquistado la atención de creyentes y no creyentes con su presencia cercana y sus gestos de “cura de barrio”. Tampoco pasó inadvertida su austeridad. Ni su espontaneidad, que retó los esquemas de la seguridad del Vaticano. Ni la naturalidad de saludar a los sorprendidos asistentes al finalizar la misa dominical en la parroquia de Santa Ana, hecho habitual en su país natal.

Después, desde el balcón del apartamento pontificio, el Papa comentó el Evangelio anclando el mensaje en anécdotas e ideas claras sobre la misericordia y el perdón, sin que faltaran toques de humor. En pocos días el obispo de Roma se había hecho vecino de sus feligreses.

Un giro en la historia

El martes 19, fiesta de san José, la plaza de San Pedro volvió a convertirse en el corazón de la Iglesia católica. Esta vez, para ser testigo del inicio del pontificado del 266 sucesor de Pedro, aquel pescador elegido por Jesús para "edificar su iglesia". Se llama Francisco, ha atravesado el océano Atlántico, nació en un barrio de la ciudad de Buenos Aires, creció rodeado de fútbol, tango, literatura y estudios de ciencias químicas. Es hijo de la fe de un pueblo, recibida a su vez de misioneros europeos, especialmente españoles, y de la transmisión de su abuela italiana, del Piamonte. Se formó en la escuela de los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola.

Fue protagonista del post Concilio, de búsquedas teológicas en América Latina, de años duros de dictadura y de crisis sociales de magnitud, en su país. Se enfrentó a poderes políticos. Supo aunar esfuerzos con líderes de otros cultos cristianos y confesiones religiosas, para diversos temas de clamor social. Ante el avance de sectas invitó a Iglesias cristianas a rezar juntos y a reconocerse en Jesús. Como arzobispo y cardenal fue artífice en una construcción pastoral del episcopado latinoamericano reflejada en el documento de "Aparecida" (2007), actual carta de viaje de la Iglesia en el continente.

El hecho, por tanto, tiene los ingredientes de un giro en la historia de la Iglesia universal. Como si la primera evangelización de América, aquilatada en los siglos hasta alcanzar fisonomía y palabra propias, estuviera llamada a conducir la urgente renovación del conjunto de la Iglesia católica.

Esta vez, la plaza acogía también, a delegaciones de más de 130 estados del mundo que ponían de relieve el poder temporal del acontecimiento y la importancia de una comunidad de fe de mil trescientos millones de personas, que viven en las naciones más diversas. S.S. Francisco aclaró que el poder del sucesor de Pedro radica en el “servicio humilde, concreto, rico de fe”. Y que como san José, deseaba “abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con amor sabe custodiar”, afirmó.

Pidió a los líderes del mundo que colaboraran en custodiar y cuidar la creación,“designio de Dios inscrito en la naturaleza” y en ser “guardianes del otro”."No dejemos, les dijo, que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro.”

En un mensaje de caracter universal, comprensible y posible de ser compartido por creyentes y no creyentes, recordó “que el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura", subrayó con voz firme y tono suave.

La plaza era testigo de una ceremonia sobria, simplificada a lo esencial sin perder la solemnidad propia. Cientos de miles de peregrinos habían madrugado para ocupar un sitio, con nueva motivación. Se multiplicaban las expresiones de alegría y de esperanza en la larga espera previa, y se desbordaron al paso del Papa Francisco en el jeep blanco descubierto. Sin embargo el clima de la plaza durante la celebración fue de oración, serenidad, hondura. Se aplaudió en momentos clave, cuando el Papa recibió el palio y el anillo del pescador y en algunos pasajes de la homilía.

La diversidad de procedencias, culturas, sensibilidades y carismas era notoria entre los participantes, aunque sin excesivo protagonismo de grupos. Entre ellos miembros de la Institución Teresiana.

Cincuenta años después resultaba fácil entender, con palabras del Concilio Vaticano II, lo que se vivía en aquella plaza: "Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón" (G.S. 1). Y sentir "la alegría de ser discípulos y misioneros de Jesucristo", eje de la evangelización en "Aparecida".

En los escasos días de pontificado se multiplican anécdotas, gestos y hechos que mantienen el interés de muchos, también de los medios de comunicación. Quienes han conocido al padre Jorge y al Cardenal Bergoglio saben que es rasgo de personalidad y estilo pastoral de quien ahora es S.S. Francisco.

A las puertas de la Semana Mayor del cristianismo la Iglesia parece estar viviendo un nuevo pentecostés. No porque deposite sus esperanzas en un hombre, hoy llamado Francisco, sino porque la elección del nuevo Pontífice y su actitud de servidor de todos, está movilizando las mejores energías de la comunidad cristiana, despertando de un letargo la dimensión de Fe y contagiando la alegría de conocer a Jesús y vivir "sin bolsa ni alforja" buscando la plena dignidad y fraternidad entre todos.

Las palabras de un joven Jorge Mario Bergoglio escritas poco antes de su ordenación sacerdotal, cobran nuevo sentido a la luz de este momento: "Creo en mi historia, que fue traspasada por la mirada de amor de Dios. Y espero la sorpresa de cada día en la que se manifestará el amor, la fuerza, la traición y el pecado, que me acompañarán hasta el encuentro definitivo con ese rostro maravilloso que no sé cómo es, que le escapé continuamente, pero que quiero conocer y amar".

El Papa no deja de pedir que se rece por él ("y a favor, claro, no en contra", suele bromear).

*Laura Moreno Marrocos es argentina y directora del Departamento de Comunicación de la Institución Teresiana

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Cine


Crítica: "El lado positivo"
Cuando el amor no está enfermo

Por Jose Antonio Varela Vidal

ROMA, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - ¿Se puede estar tan enfermo, de la mente, que ya no se puede amar más? ¿Acaso con la muerte de un ser querido, se va también el amor? ¿En las manos de quién están hoy los "enfermos mentales"...? 

A partir de estas interrogantes podemos situarnos ante el film "El lado positivo" (EE.UU. 2012), producido por Bruce Cohen y dirigido por David O. Russell. Con un elenco de noveles y veteranos actores, que van desde Bradley Cooper y Jennifer Lawrence, hasta Robert de Niro y Jacki Weaver, la trama nos permite asomar en los mundos de dos individuos que por diversos motivos se sitúan ante la disyuntiva de recuperar el amor --junto a esto la "cordura", para algunos.

Un aspecto a tener en cuenta en el filme es el sistema que rodea al "paciente mental", moldeado por las instrucciones de los psiquiatras, condicionado por un código de conducta penal y obsesionado con la idea de recuperar el tiempo perdido en el amor, como si este se hubiera detenido en el tiempo esperándolo.

Impresiona ver la actuación de Robert de Niro, quien alienado por los partidos de fútbol del equipo del estado --y también él alterado por imperceptibles hábitos maniáticos--, no falta a su rol de padre abnegado y esposo amoroso.

Por otro lado, la actuación de la premiada Jennifer Lawrence es buena, pero se han visto mejores roles secundarios, a veces olvidados por jurados y críticos.

Nos quedamos con dos escenas. Una es aquella del padre (De Niro), casi suplicando con su actitud, que el hijo recién salido del sanatorio pase más tiempo con su madre y con él en casa.

Y la otra, cuando el mejor amigo de Cooper (el hijo), pasa de un momento de euforia absoluta por la vida "feliz" que lleva con su mujer y la bella casa de estreno, a un estado de angustia existencial por el vacío que siente a pesar de las cosas "buenas" que le rodean.

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Estreno en España de ''For Greater Glory''
Un película protagonizada por Andy García y Eva Longoria

Por Rocío Lancho García

MADRID, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Este drama épico llega a la cartelera el 5 de abril en España, tras el éxito recogido en Estados Unidos y México.

En el año 1926, el general Gorostieta (Andy García), un militar retirado, ve como México entra en una violenta guerra civil. Con el apoyo de su esposa (Eva Longoria), decide unirse a la causa y transformar a un grupo irregular de rebeldes, que no tienen quien los lidere, en una fuerza heroica que defenderá con valentía una justicia que parece perdida.

El filme relata la historia de un apasionado grupo de hombres y mujeres que se levantan contra el poder establecido, arriesgando todo por su familia y el futuro de su país, revelándose contra la injusticia y llevando adelante una lucha en nombre de la libertad.

For Greater Glory, dirigida por Dean Wright es puro entretenimiento, una superproducción con la esencia de Hollywood: un presupuesto importante, estrellas de nivel internacional, gran calidad técnica y un equipo presente en otras grandes producciones, una banda sonora espectacular y un gran éxito cosechado tras su estreno en México y Estados Unidos.

Una gran película de época, un drama de aventuras ambientado en México a principios del siglo XX. Es una historia basada en hechos reales que jamás había sido llevada a la gran pantalla. El largometraje, sobre la lucha de todo un país por su libertad y sus familias, revela una de las historias de guerra, de mayor valentía de los últimos tiempos.

El productor Pablo Barroso y el director Dean Wright creyeron que podían atraer a un elenco lleno de estrellas de múltiples nacionalidades, como Andy García, Eva Longoria, Peter O’Toole, Oscar Isaac, Rubén Blades, Eduardo Verástegui, Bruce Greenwood o Catalina Sandino Moreno para poder llevar a la gran pantalla esta historia de aventuras, y así fue.

Durante décadas, se ocultó la Guerra Cristera no solo en México sino en todo el mundo. Se excluyó de los libros de historia, no se enseñó en las escuelas y solo se habló al respecto prácticamente en secreto, entre los miembros de aquellas familias que habían dado la vida en ambos bandos del enfrentamiento. Pablo Barroso y Michael Love colaboraron estrechamente para crear un guión que diera vida a los héroes de esta guerra de la década de 1920. Según Pablo Barroso “Michael hizo un guión sobre las ansias por los derechos y la libertad, pero también lo hizo muy humano y eso es lo que fue atractivo para el equipo técnico y el elenco. La historia es cautivante para todo el mundo”.

El productor Pablo Barroso sintió que era el momento de que esta parte de la historia mexicana se conociera ya que, según el propio Pablo, “Estamos en un momento en el que gran parte de la humanidad anhela más libertad y busca más trascendencia. Creo que las personas que miren esta película se sentirán inspiradas al ver a hombres y mujeres unirse por el futuro de sus familias, por el país y por todo lo que creen”.

Puesto que contaba con un guión panorámico que abarcaba desde la acción de combate en el desierto hasta dilemas morales en el corazón de hombres y mujeres, Barroso sabía que necesitaría un director con la misma habilidad para ver las cosas con amplitud; decidió arriesgarse y elegir a un hombre que, si bien no era un novato en la industria, hizo su debut como director con For Greater Glory, el elegido fue Dean Wright. Conocido en el mundo cinematográfico por ser el gurú de los efectos especiales en películas taquilleras, como la trilogía de El Señor de los Anillos, Las Crónicas de Narnia, y Titanic.

Cuando Barroso envió a Wright el borrador preliminar de la película, Wright quedo muy sorprendido “Cuando leí el borrador inicial, lo que más me llamó la atención fueron todos los paralelos con la actualidad”, dice el director: “En todo el mundo, las personas hacen valer sus derechos para expresar que no quieren que les digan lo que pueden hacer y lo que no. Ya hemos sido testigos de que cuando la opresión se extiende durante mucho tiempo, en algún momento las personas se revelan y le ponen un punto final (…). Estos personajes fueron reales, es una historia que todavía está vigente en todo el mundo, es una historia con la que todos nos identificamos porque es acerca del amor, la valentía y el sacrificio de la guerra”.

La naturaleza épica de la historia de For Greater Glory dio como resultado un rodaje, que tuvo lugar entre el 13 de Mayo y el 16 de Agosto de 2010, igualmente épico, y que se extendería por siete estados mexicanos, destacando asombrosos paisajes naturales y ciudades históricas que, por lo general, no aparecen en la gran pantalla. Se trató del rodaje local más ambicioso que jamás se había emprendido en México, lo que significó mucho para el productor, “México es un país verdaderamente increíble, tuvimos la oportunidad de mostrarle al público la belleza y el espíritu de la diversidad de paisajes que existen en el país. Pudimos ver, sentir y respirar el México real de esa época y eso se convirtió en una parte importante de la película: ahora ayuda a introducir al público a este período de la historia”, señala Barroso.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San José Oriol
«Pobre con los pobres. Dechado de humildad»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 23 de marzo de 2013 (Zenit.org) - Dios concedió muchos dones a este santo nacido en Barcelona, España, el 6 de mayo de 1650. Entre otros, el de la dirección espiritual y el de la penetración de corazones. Era un maestro en el cultivo de la pobreza y de la oración, que efectuaba postrado durante horas ante el Santísimo Sacramento. Su piedad era manifiesta siendo monaguillo y cantor en la iglesia de Santa María del Mar de Barcelona. Tanto es así, que los sacerdotes le costearon los estudios. Al morir su padre, su madre contrajo nuevas nupcias. Pero al enviudar Gertrudis por segunda vez se encontraron con serias carencias. Seguramente sus benefactores tendrían en cuenta esta precaria situación familiar. Era tal el candor de José que no había duda de que estaba llamado a ser un gran santo. El único problema que tuvo que afrontar siendo estudiante fue la parálisis de una de sus piernas que le obligó a permanecer recluído en cama durante un tiempo. Después, doctorado en filosofía y en teología, recibió el sacramento del sacerdocio en mayo de 1676 en la localidad de Vich. Entonces orientó su acción a educar a los jóvenes. En un momento dado, Dios le permitió atisbar parte de su alma. Quedó tan impresionado de lo que vio, que tomó la resolución de vivir con espíritu de penitencia y ayunar todos los días. En esa época se hallaba al servicio de la familia Gasneri como preceptor de los hijos, simultaneando esta labor con la de párroco en San Felipe Neri. Aceptó temporalmente el trabajo con objeto de paliar las dificultades por las que atravesaban su madre y hermanos. Pero era un hombre que amaba la pobreza. Le costaba hallarse rodeado de abundancia como la que veía en el hogar.

Un día, en este domicilio se produjo un episodio impactante para él desde el punto de vista espiritual. En el transcurso de un almuerzo hasta en tres ocasiones extendió el brazo para proveerse de unas exquisitas viandas, y se vio impedido por una fuerza sobrenatural para lograr su propósito. Interpretó el hecho como una invitación a someterse para siempre al más riguroso ayuno. No se retractó de ello el resto de su existencia. Se alimentó de pan y de agua. El pan, elegido por él entre el menos apetitoso –si podía encontrarlo viejo y pasado, mejor–, y se abastecía del agua en las fuentes públicas que hallaba al paso. La única licencia que se permitía era añadir unas hierbas a tan frugal comida los domingos, y las obtenía gratuitamente tomándolas de la ladera del monte Montjuic. Siempre vivió de la beneficencia; lo poco que tenía era de los pobres. Tanta era su austeridad que ni siquiera poseía una cama. Estos gestos de piedad y sus mortificaciones, insólitas para la mayoría de la gente, eran bien conocidos en la ciudad. Con sus modales exquisitos y la profundidad de su consejo alentaba a todos a vivir la santidad, enseñándoles que no se basa en actos puntuales externos y que debe discurrir afianzada en la oración. Los que se acercaban a él partían edificados por su alegría y confianza. Era dador de paz. En sí mismo, su ejemplo constituía ya una catequesis permanente. Viéndole cómo actuaba, se enamoraban de Dios. Era su mejor apostolado. Lo testimonial cala siempre en el corazón de las personas.

No llegó a cumplir una década con esta familia acomodada, porque falleció su madre, y sus hermanos se hallaban una situación económica menos comprometida. Viviendo pobremente, como siempre hizo, intensificó su labor caritativa. Auxiliaba a los enfermos, indigentes, reclusos, militares, niños… En 1686 peregrinó a Roma. En los meses de permanencia en la Ciudad Eterna, a la que llegó con cartas de recomendación que ensalzaban su altura humana y espiritual, alcanzó su sueño de entrevistarse con Inocencio XI. Amigos cardenales lo hicieron posible. El papa le otorgó una prebenda en la parroquia de Santa María del Pino de Barcelona. En ella ejerció su acción pastoral con abundantes frutos. Pero no le faltaron detractores. Llevaron sus quejas al prelado y le acusaron ante él de imponer a los penitentes mortificaciones como las suyas. A la muerte del obispo, que vetó su labor apostólica, siguió en manos de su sucesor. De todos modos, José quiso ser mártir ardientemente. Por eso, en abril de 1698 partió rumbo a Roma de nuevo, a pesar del clamor de las gentes que temían perderle e intentaron disuadirle para que permaneciese entre ellas. Él pensaba que allí obtendría de la Santa Sede la gracia de poder encaminarse al martirio. Pero la voluntad divina fue que enfermase en Marsella, y la Virgen le hizo ver que debía proseguir su misión en Barcelona atendiendo a los enfermos.

Aunque Dios obró numerosos prodigios por su mediación, siempre los atribuyó al arrepentimiento que mostraban quienes le abrían su corazón. Les hacía ver que eran sanados directamente por Él. Humilde y sencillo, rechazó frontalmente cualquier intento de considerarle artífice de signos extraordinarios. Fue agraciado con el don de profecía, de levitación, y de milagros. Dios le concedió sanar a los enfermos con una simple bendición. Un inmenso gentío, que procedía no solo de Barcelona sino de otros lugares, se arremolinaba en torno a él esperando recibir la aspersión del agua bendita y la señal de la cruz trazada sobre ellos. Algunos de sus numerosos milagros fueron memorables. Dos en particular llaman la atención. El que hizo que recuperase la pierna gangrenada un joven que iba a verla amputada. Y el obrado con un maltrecho paralítico que vivía de la limosna de los parroquianos y que pudo caminar súbitamente. José vaticinó su propia muerte, que se produjo el 23 de marzo de 1702 a consecuencia de una pleuresía cuando tenía 52 años. Sus postreros instantes discurrieron en una habitación que le prestó un cuchillero. Se hallaba rodeado de la gente del barrio que tanto cariño le profesaba, de amigos sacerdotes y seglares. Desde la escolanía de la capilla del Palau cantaban en ese momento, como él había solicitado, el Stabat Mater. Pío VII lo beatificó el 21 de septiembre de 1806. Pío X lo canonizó el 20 de mayo de 1909.

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