26.03.13

 

Recientemente, el programa “Calidad de vida", emitido por Teledoce y conducido por Juan Carlos Paullier, abordó el tema de las sectas en Uruguay. En la introducción se afirmó que el fenómeno sectario está en aumento en ese país. Y se incluyeron unas declaraciones del sacerdote Miguel Pastorino, responsable del Departamento de Comunicación Social de la Archidiócesis de Montevideo y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES).

Pastorino, que explicó la doble etimología del término “secta”, que “en su sentido originario no es un término negativo”, pero ha evolucionado, cuando en el siglo XX, después de una serie de sucesos, “la palabra secta se tornó en sinónimo de lavado de cerebro, terrorismo religioso, fanatismo, delincuencia…”.

“Un tema peligroso que se está extendiendo hoy, y que a veces no se ve, es que la gente dice: ‘cada uno cree en lo que quiera’, como que todas las creencias fueran igualmente respetables”, comentó el sacerdote, y añadió: “yo creo que todas las personas son igualmente respetables, pero no todas las ideas, porque si hay alguien que dice que es bueno torturar, yo discrepo… Eso de que ‘yo respeto todas las ideas’ me parece un poco hipócrita”. Y “tampoco es lógico, porque si alguien sostiene, como hacen algunas sectas, una teología que supone que hacemos negocio con Dios, que Dios te va a dar más según tanto tú le das, yo voy a criticar esa idea y me parece que esa idea lleva a una praxis concreta”, refiriéndose claramente a la denominada “teología de la prosperidad” que defienden algunos grupos en Iberoamérica.

Otro tema importante, para Pastorino, es “la cuestión ética de cada persona”, y por ello hay que saber distinguir a los movimientos evangélicos que utilicen cines, por ejemplo, de las sectas que son bien conocidas por esta práctica, como Pare de sufrir (Iglesia Universal del Reino de Dios, IURD). “Es muy peligroso, por la discriminación que genera, generalizar”, afirmó.

Los expertos invitados al espacio informativo en el plató fueron Néstor Da Costa, sociólogo y director académico del Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH), y Álvaro Farías, psicólogo y miembro de la RIES. El primero afirmó que “las sectas son un fenómeno muy pequeño en el mundo religioso, y las sectas no se circunscriben solamente al mundo religioso”, ya que “hay comportamientos sectarios en toda la sociedad”.

En cuanto a la delimitación entre lo que es secta y lo que no lo es, Da Costa señaló que “la mayoría de los grupos religiosos que tenemos en Uruguay no son sectas (sociológicamente hablando), sino grupos religiosos”. Para este sociólogo, “el límite de las sectas está donde prácticamente se violan los derechos personales y los derechos humanos”. Y explicó que, desde su punto de vista estrictamente sociológico, actualmente no hay sectas en el país.

Por su parte, Álvaro Farías dijo que desde el campo de la psicología “hablamos de relaciones sectarias”, y por eso “el fenómeno de las sectas no se limita exclusivamente al ámbito religioso”, sino que se trata de relaciones sectarias que “se dan en el ámbito de una dinámica vincular en la cual existe una persona que hace las veces de líder y que, a través de un proceso de manipulación psicológica, de violencia psicológica, le inculca un sistema de creencias que a priori la persona no lo hubiera asumido de haberlo sabido”.

Según Farías, la definición de secta desde la psicología sería “ese programa de manipulación psicológica o de ‘lavado de cerebro’ como se le conoce tradicionalmente”. Desde su perspectiva de las relaciones sectarias, afirmó que sí las hay en Uruguay. El tema de las sectas, para este experto de la RIES, exige un tratamiento multidisciplinar, ya que diversos tipos de conocimiento lo abordan, pero “ninguno solo lo va a agotar; es un problema fronterizo que tiene que ser solucionado entre quienes están en el entorno de esas fronteras. Desde mi punto de vista, creo que sí hay relaciones sectarias, y en donde más predominan hoy en día es en el ámbito terapéutico de las llamadas ‘terapias alternativas’, en donde muchas veces hay una persona que realiza tratamientos, generalmente de tipo psicoterapéutico, sin estar habilitada profesionalmente para ello".

En cuanto a la IURD, al ser preguntado por el presentador, Néstor Da Costa señaló que “estructuralmente hablando, tiene el perfil de una iglesia, aunque al conjunto del pueblo uruguayo le suene un poco raro”, además de que “las sectas, por lo general, son grupos pequeños, no son aglomeraciones masivas”. Aunque, tras la intervención del presentador subrayando algunos aspectos controvertidos de la secta neopentecostal, como su captación de personas vulnerables y el lucro económico, el sociólogo dijo que “crece por fenómenos sociales, no por fenómenos económicos. En realidad, estos grupos crecen porque existen demandas de la sociedad, de atender de determinada forma sus demandas espirituales, sus demandas de trascendencia o sus demandas de interpretar la vida cotidiana según un código de trascendencia que las instituciones tradicionales no responden de la forma en la que estos grupos de gente lo esperan, y por lo tanto lo buscan en otro lado. Otros lados que no les hablan del paraíso, sino del acá y del ahora”.