El Senado da vía libre al proyecto de ley

Uruguay legalizará el matrimonio homosexual

 

Uruguay está a un paso de convertirse en el segundo país sudamericano en legalizar el matrimonio homosexual después de que su Senado aprobara con mayoría abrumadora un proyecto de ley que equipara en nombre, derechos y obligaciones los enlaces de parejas de igual o distinto sexo. Ahora el proyecto deberá ser ratificado por la Cámara de Diputados, que ya aprobó el proyecto original el pasado mes de diciembre con los votos a favor de 81 de los 87 diputados presentes.

03/04/13 8:13 AM


(Efe/InfoCatólica) El Congreso tendrá que votar de nuevo debido a las modificaciones que el Senado introdujo en la iniciativa, pero se da por descontado que saldrá adelante sin ningún problema.

La norma, denominada Ley de Matrimonio Igualitario, señala expresamente que el Código Civil considerará como matrimonio «la unión permanente entre dos personas de igual o distinto sexo» y elimina de su articulado las palabras «hombre y mujer» para sustituirlas por «cónyuges».

El Senado dio por buena la iniciativa con veintitrés legisladores a favor y solo ocho en contra, con votos positivos de miembros de todos los partidos políticos en la Cámara.

El resultado también puso de manifiesto una vez más los parámetros laicos con los que se comporta la clase política uruguaya, que en esta ocasión hizo oídos sordos a las palabras del primado de la Iglesia Católica en el país, el Arzobispo de Montevideo. Mons. Nicolás Cotugno, quien pidió a los legisladores católicos no votar una iniciativa que a su juicio va «en contra del proyecto de Dios».

Precisamente, el presidente del opositor y conservador Partido Nacional, Luis Alberto Heber, señaló que los integrantes de su bloque tendrán libertad de voto entre otras cosas porque el suyo «no es un partido que acepte los dictados de la Iglesia».

Durante el debate, el senador nacionalista Jorge Larrañaga justificó su voto a favor porque como «hombre liberal» no podía permitirse «regular un acto tan íntimo» como el amor entre dos personas.

«Estamos frente a una cuestión de derechos, que considera la libertad de los individuos y que pone los límites al Estado. Él, no debe prohibir ni cercenar la autonomía de la voluntad de sus ciudadanos. Por tanto, poniendo en la balanza estos principios de libertad y de igualdad que conforman un estatuto de justicia, no cabe sino el apoyo. Aquí hay un reconocimiento a una realidad», justificó.

Las críticas más duras a la iniciativa se dirigieron a las otras modificaciones del Código Civil, que dará libertad a las parejas del mismo sexo para elegir libremente el orden de los apellidos de sus hijos y que permitirá la adopción a los matrimonios homosexuales.