26.04.13

 

Después de tres meses de investigación, detectives de la Brigada de Investigaciones Policiales Especiales (BIPE) de la PDI (Policía de Invesigación) de Chile detuvieron a cuatro integrantes de una secta, acusados de quemar a un bebé durante un ritual de sanación realizado en noviembre de 2012. Lo cuenta Francisco Águila Vega en El Mercurio.

Entre los arrestados se encuentran Natalia Guerra Jequer (35), madre del pequeño que -según la PDI- habría nacido de una relación con el líder de la agrupación, Ramón Gustavo Castillo Gaete (35), quien decía ser un dios en la Tierra y se hacía llamar “Antares de la luz”. El hombre, en contra de quien ya se emitió una orden de captura internacional, abandonó el país el 19 de febrero pasado rumbo a Perú, donde habría formado una nueva secta.

Junto a Guerra Jequer fueron detenidos Karla Franchy Arana (34), David Pastén Rojas (30) y María del Pilar Fuenzalida (25). Todos ellos serán imputados por parricidio y homicidio calificado, según indicó a Emol el fiscal del caso Juan Emilio Gatica. Mientras tanto, según se informó, permanecen prófugas otras tres personas, identificadas como Josefina López Núñez (24), Carolina Vargas San Martín (28) y Pablo Undurraga Atria (28).

BioBio Chile informa de que los cuatro imputados han quedado ayer, 25 de abril, en prisión preventiva. Durante la formalización se leyeron cada una de las declaraciones de los imputados y se dieron a conocer algunos correos electrónicos internos, que detallaban algunos procedimientos de la secta.

La secta comenzó a formarse en 2005, pero sólo cuatro años después sus miembros comenzaron a reunirse en forma períodica en diferentes puntos para realizar retiros espirituales en los que, de acuerdo a los antecedentes, se drogaban con la hierba Ayahuasca y el líder mantenía relaciones sexuales con las mujeres del grupo.

Esperando el fin del mundo

Fuentes del caso precisaron que la primera acusación fue presentada en enero de 2013, después de que la hermana de una de las integrantes de la secta llegara hasta la PDI para denunciar el homicidio del lactante, ocurrido la noche del 23 de noviembre, dos días después de que naciera. El ritual se realizó en un fundo del sector Colliguay, en Quilpué, donde Ramón Castillo Gaete habría lanzado al pequeño a una hoguera, porque creían que era el “anticristo”.

Tras la muerte del bebé, la agrupación decidió esperar el fin del mundo -anunciado para el 21 de diciembre según algunas interpretaciones de profecías- en el mismo sector. Cuando advirtieron que no pasó nada, todos optaron por abandonar el lugar. La madre del pequeño, Natalia Guerra, confesó el crimen el pasado 18 de abril, y un día después se encontraron restos óseos de la pequeña víctima en el lugar que había indicado la mujer.

Asesinato “para salvar el mundo”

El subprefecto de la PDI Miguel Ampuero detalló, en conversación con Una Nueva Mañana, cómo funcionaba la desbaratada secta de Colliguay y que está acusada de haber asesinado a un lactante de tres días de vida. Lo cuenta Cooperativa. Indicó que se trataba de una “secta de autosanación” y su líder, conocido como “Antares de la luz”, cuyo verdadero nombre era Ramón Castillo Gaete, de 35 años, “se autodenominaba Dios”.

Agregó que “había consumo de ayahuasca y algunas dominaciones sexuales por parte del líder de esta secta”, la cual “está integrada por cinco mujeres y tres hombres”, incluyendo al líder. “Este sujeto mantenía relaciones con las cinco mujeres y en una de estas circunstancias, una de ellas quedó en estado de gravidez”, la cual fue usada para un supuesto sacrificio “para salvar el mundo”.

Ampuero relató que descubrieron el nacimiento del bebé gracias al certificado de nacimiento con fecha del 21 de noviembre de 2012, a las 06:40 horas. “Había dado a luz a un varón y se hicieron los seguimientos correspondientes, pero pasó el tiempo y no encontrábamos al bebé, porque no estaba inscrito en el Registro Civil”. La madre, que fue acusada del delito de parricidio, terminó confesando el crimen gracias a la presión de su propia familia “confrontada por toda la evidencia que teníamos”, sostuvo.

“Nadie lo podía contradecir”

Comentó que el líder de la secta “era un señor, nadie lo podía contradecir y si alguien lo contradecía era golpeado por los otros miembros de la secta. Tenía que recibir, por cada castigo, 45 golpes con una vara y si lloraba o se quejaba, aumentaban tres más (…) El no golpeaba porque decía que perdía la ‘vibra’”.

Castillo Gaete abandonó Chile el pasado 19 de febrero rumbo a Perú y contra él ya se ha emitido una orden de captura internacional. “Era el único integrante de la secta que no tenía profesión, porque todos los demás eran profesionales. Teníamos una cineasta, publicista, veterinaria, todos tenían buenos trabajos”, indicó.

Para explicar el comportamiento de este grupo, el psicólogo forense de la PDI Gonzalo Torrealba detalló que “uno puede hablar de sujetos que establecen elementos narcisos con el fin de manipular. Un narcisismo psicomaligno que implica el despliegue de un sadismo del tipo sexual. Este sadismo sexual implica un placer determinado, este placer es consciente e implica la sumisión del otro”.

Sin capacidad para tomar decisiones

Un dato entregado por la policía es que los integrantes de la secta consumieron la droga conocida como ayahuasca en espera del anunciado fin del mundo, lo que les producía la pérdida de la capacidad para tomar decisiones. Esto habría facilitado el actuar del líder de la organización, según explicó el psicólogo forense de la PDI.

Hasta el Tribunal de Garantía llegaron amigos y familiares, muchos de ellos consternados con lo ocurrido. Claramente ninguno de ellos quiso identificarse, sólo escuetamente se refirieron a lo ocurrido y aseguraron no tener mayores antecedentes de las actividades de sus cercanos.

Si bien la secta estaba compuesta por 12 personas, sólo 4 de ellas más el líder participaron del ritual en Quilpué, según la policía. De todas maneras se continúan las diligencias para determinar si los otros integrantes estuvieron en conocimiento del hecho o si hay mas delitos similares que aún estén sin descubrir.

Cabe señalar que la policía confirmó que estarían tras la pista del resto de los integrantes de la secta en la ciudad de Los Andes, antecedente que se maneja sólo a nivel de trascendidos extraoficiales.

Las otras sectas polémicas de Chile

Este suceso ha vuelto a abrir el debate sobre estos grupos liderados por supuestos profetas, según el portal 24 Horas. En Chile, esta historia no es nueva. A continuación, el medio revisa algunas de la sectas más emblemáticas:

1. LA “COMUNIDAD” DE PIRQUE. Fue uno de los casos más bullados en los medios de comunicación. La denominada “Comunidad Ecológica Cristiana de Pirque” saltó a la palestra después de que una de sus integrantes, Jocelyn Rivas, falleciera tras dar a luz a una pequeña sin recibir ayuda médica, en 2007.

Todas las críticas y cuestionamientos fueron para la líder, Paola Olcese, quien fue procesada por esa inhumación ilegal. En ese momento, sin embargo, la mujer fue sobreseída por determinarse que sufría “delirio místico mesiánico”. Después de eso, Olcese protagonizó otro accidente, en la secta que lideraba en la región de Atacama, donde un incendio provocó graves quemaduras en sus hijos, los que fueron retirados de su custodia.

2. EL PROFETA DE PEÑALOLÉN. Una de las más famosas es la secta de Héctor Muñoz, más conocido como el “profeta” de Peñaolén, quien vivía con cuatro hermanas, todas ellas actuando como sus esposas. Según él, al convivir y tener relaciones sexuales con ellas las estaba “purificando”.

Esta situación fue expuesta en 1995, donde se hizo público su particular estilo de vida que ha mantenido hasta el día de hoy, con distintas críticas morales y problemas judiciales por violencia intrafamiliar. De hecho, este año, Muñoz presentó a su séptima esposa, de tan sólo 18 años. A la fecha, el hombre de 59 años tiene 36 hijos.

3. EL PROFETA DE PELEQUÉN. Ricardo Badani, denominado el “profeta” de Pelequén, fue expulsado de Chile en 1996, acusado de faltar a la moral al liderar una secta sadomasoquista. El hombre, de nacionalidad peruana, vivía en una parcela de Los Maquis, cerca de San Fernando, en Santa Rosa de Pelequén.

Tal como su par de Peñalolén, el peruano convivía con 6 esposas, pregonando que la mujer debía vivir sometida al hombre. La diferencia con Muñoz –que se guiaba por la Biblia-, es que Badani era seguidor del dios hindú Ganesha.