4.05.13

Hoy nos hacemos eco de una noticia publicada por la Agencia Informativa Católica Argentina, que nos parece importante destacar. Luego de que el Tribunal de Justicia de la provincia de Neuquén dispusiera que las hermanas de un joven en estado vegetativo pueden decidir suspender todas las medidas de sostén vital que actualmente se le brindan, Mons. Virginio Bresanelli, obispo local, publicó un comunicado en el cual, además de afirmar con mucha claridad el derecho a la vida y de denunciar lo que sería claramente una eutanasia, pide a los familiares que confíen el joven a la Iglesia para que cuide de su persona y de su vida, junto al instituto en el cual es tratado, hasta su muerte natural. A continuación, publicamos el comunicado completo de Mons. Bresanelli.

 

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Comunicado de monseñor Virginio D. Bressanelli SCJ, obispo de Neuquén (2 de mayo de 2013)


 

En mi condición de Pastor de la Diócesis de Neuquén, Iglesia que siempre ha luchado por la vida aún en circunstancias históricas donde nadie o pocos osaban expresarse, propongo a la comunidad cristiana y civil del Neuquén algunas consideraciones acerca de Marcelo Diez, sumido en un estado vegetativo permanente desde hace aproximadamente 19 años.


 

El 15 de agosto de 2012 he emitido sobre el mismo asunto un  comunicado que adjunto al presente y ratifico en su totalidad, pues la situación de Marcelo no ha variado.


 

El fallo del TSJ de Neuquén (emitido el 19 de abril de 2013) deja a las hermanas de Marcelo la responsabilidad de la suspensión de todas las medidas de sostén vital que hoy se le brindan.


 

Todo eso me lleva a compartirles lo siguiente:


 

- No corresponde a la verdad decir que Marcelo Diez está “enchufado”, como se publicita, pues no está conectado a nada. Ni lo ha estado en estos últimos años.


 

- No corresponde a la verdad decir que Marcelo Diez está “en estado terminal o agónico”. Dentro de su cuadro goza de una salud estable, sin ni siquiera resfríos o escaras desde hace mucho tiempo.


 

- No corresponde a la verdad decir que se le esté dando un tratamiento desproporcionado o de ensañamiento terapéutico. Lo único que se le brinda es el sostén vital básico que no se le puede negar a ningún ser humano: alimentación e hidratación por vía enteral, higienización, afecto y asistencia espiritual. Dicho sostén, aunque se realice por vías artificiales, es siempre un medio natural de conservación de la vida, no un acto médico. Por lo tanto, es un servicio ordinario y proporcionado que lo exige el reconocimiento de la dignidad humana del paciente.


 

- No corresponde a la verdad decir que quitarle el sostén básico es “dejarlo partir en paz”. En un estado terminal, donde los cuidados naturales no cumplen su función, nadie se opondría a la suspensión de los mismos. Mientras que en la situación actual de Marcelo, la suspensión de ese sostén, provocaría activamente su muerte, por omisión de la debida ayuda. Lo cual corresponde a una verdadera práctica eutanásica, rechazada por la ley llamada de “Muerte Digna”.


 

- No corresponde, por lo tanto, llamar “muerte digna” a una muerte atroz como esta, provocada por el cese de la alimentación e hidratación. La ciencia médica sabe y describe la crueldad de esta práctica. En este tipo de muerte, nadie excluye la posibilidad de grandes sufrimientos y de una parcial conciencia de los mismos.


 

Según los indicios y las respuestas a estímulos que recogen quienes lo atienden cotidianamente, la actual situación de Marcelo conformaría un cuadro de alta discapacidad irreversible. Aunque no lo podamos curar merece siempre la asistencia básica. Por su dignidad de ser humano, corresponde que se le brinde la calidad de vida posible en esas circunstancias.


 

- Marcelo ha encontrado en LUNCEC (= Lucha Neuquina contra el Cáncer) una familia que le brinda cariño y que se hizo totalmente cargo de él. Gracias a PAMI y a LUNCEC recibe el tratamiento normal que se le debe a toda persona humana, en cualquier situación se encuentre.


 

- Entendemos, respetamos y guardamos silencio sobre el peso afectivo que esta situación puede generar en sus allegados de sangre. Rezamos por ellos.


 

Como Iglesia Neuquina, pedimos a sus familiares que nos confíen a Marcelo para que, junto a LUNCEC, cuidemos de su persona y de su vida, hasta que su curso en esta tierra se cierre naturalmente.


 

Lo hacemos convencidos que el derecho a la vida es el primero y fundamental de todos los derechos. En nuestra condición de cristianos reconocemos a Dios como Padre y al prójimo como hermano; por eso nos sentimos comprometidos en cuidar y favorecer la dignidad, la calidad y la sacralidad de la vida humana en todos los tramos de su existencia, cualquier sea su estado de salud; como dice nuestra Constitución Nacional: “desde su concepción hasta la muerte natural”. En Marcelo vemos a Jesús, quien nos recuerda que toda persona es valiosa a los ojos del Padre Dios.


 

Mons. Virginio D. Bressanelli SCJ, obispo del Neuquén


 

Neuquén, 2 de mayo de 2013.

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Fuente: Aica


 

La Buhardilla de Jerónimo

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