No se trata de ser masoquista sino de aceptar el sufrimiento con paciencia

Papa Francisco: un cristiano que se lamenta siempre no puede ser buen cristiano

 

Incluso en medio de las tribulaciones, el cristiano nunca está triste, porque testifica siempre la alegría de Cristo. Es lo que ha afirmado el Papa Francisco esta mañana durante la Misa en la Casa Santa Marta. El Papa ha destacado que el «soportar con alegría» nos rejuvenece. En la Misa, en la que ha concelebrado el cardenal Angelo Comastri y el cardenal Jorge María Mejía, ha participado un grupo de trabajadores de la Fabbrica di San Pietro.

07/05/13 8:29 PM


(Aleteia/InfoCatólica) También en las tribulaciones, los cristianos están contentos, nunca tristes. Es lo que ha destacado el Papa Francisco que ha puesto el acento en la alegría de Pablo y Sila, llamados a afrontar prisión y persecuciones por testimoniar el Evangelio. Estaban alegres, ha dicho, porque seguían el camino de Jesús en su Pasión. Un camino que el Señor recorre con paciencia: «Entrar en la paciencia: este es el camino que Jesús nos enseña a nosotros los cristianos. Entrar en la paciencia… Esto no quiere decir estar tristes. No, no ¡es otra cosa! Esto quiere decir soportar, llevar en los hombros el peso de las dificultades, el peso de las contradicciones, el peso de las tribulaciones. Este comportamiento cristiano de soportar: entrar en la paciencia. Esto en la Biblia se dice con una palabra griega pero muy completa, la Hypomoné, soportar en la vida el trabajo de todos los días: las contradicciones, las tribulaciones todo esto. Estos –Pablo y Sila- soportan las tribulaciones, soportan las humillaciones: Jesús las soportó, entró en la paciencia. Esto es un proceso –me permito la palabra ‘proceso’- un proceso de madurez cristiana, a través del camino de la paciencia. Un proceso largo, que no se da de un día a otro: tarda toda la vida el llegar a la madurez cristiana. Es como el buen vino».

El Papa recordó también que tantos mártires estaban alegres, como por ejemplo los mártires de Nagasaki que se ayudaban el uno al otro, «esperando el momento de la muerte». De algunos mártires ha recordado que se decía «que iban al martirio» como a una «fiesta de bodas». Esta actitud de soportar, añadió, es el comportamiento normal del cristiano, pero no es un comportamiento masoquista. Es una actitud que lleva al camino de Jesús».

«Cuando llegan las dificultades, llegan también las tentaciones. Por ejemplo, el lamento: ‘Mira lo que se me viene encima’… un lamento. Y un cristiano que se lamenta continuamente, no puede ser un buen cristiano: es el señor o la señora quejas, ¿no? Porque siempre se lamenta de todo, ¿no? El silencio en el soportar, el silencio en la paciencia. Ese silencio de Jesús: Jesús en la Pasión no habló de más, solo dijo dos o tres palabras necesarias… Pero tampoco fue un silencio triste: el silencio de soportar la cruz no es un silencio triste. Es doloroso, a veces muy doloroso, pero no es triste. El corazón está en paz. Pablo y Sila rezaban en paz. Tenían dolores, porque se dice que el señor de la cárcel ha lavado las llagas –tenían llagas- pero soportaban todo en paz. Este camino de soportar nos hace profundizar en la paz cristiana, nos hace fuertes en Jesús».

El cristiano está llamado a soportar como Jesús hizo «sin lamentos, soportar en la paz». Y ha dicho también el paz «este caminar con paciencia, renueva nuestra juventud y nos hace más jóvenes».

«El paciente es el que, a la larga, ¡es más joven! Pensemos en los ancianos y ancianas de los asilos, a los que han soportado tanto en esta vida: Miremos sus ojos, ojos jóvenes, tienen un espíritu joven y una juventud renovada, Y a esto nos invita el Señor: a esta renovada juventud pascual por el camino del amor, de la paciencia, del soportar las tribulaciones y también –me permito decir- de soportarnos los unos a los otros. Porque esto debemos hacerlo con caridad y con amor, si yo te tengo que soportar a ti seguro que tú me tienes que soportar a mí y así vamos hacia delante en el camino de Jesús. Pidamos al Señor la gracia de este soportar cristiano que nos da la paz, de este soportar con el corazón, de este soportar alegre para ser más jóvenes, como el buen vino: Más jóvenes con esta renovada juventud pascual del Espíritu. Así sea».