14.05.13

El foro de curas de Madrid escribe al Papa

A las 7:42 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

Cuando llega el atardecer en el Vaticano, el Papa Francisco repasa, con su secretario el sacerdote maltés, la agenda del día siguiente: visitas de jefes de estado, reuniones de trabajo con el equipo de una sagrada congregación concreta, entrevista con algún cardenal prefecto y una mirada al correo ordinario.

Entre la cantidad grande de misivas que recibe el actual sucesor de Pedro, con fecha 3 de mayo, ha recibido una carta firmada por el llamado Foro de curas de Madrid, quienes, según propia confesión, no pasan de cien miembros.

¿Qué le cuentan estos señores curas al inquilino del Vaticano?

Una letanía de cuestiones que podemos ver reflejadas, tras su presentación anónima y una serie de párrafos laudatorios para Su Santidad por su elección, concretamente así:

1.- Iglesia pobre entre los pobres:

“No dudamos que usted ya dispone de un buen análisis de la situación y del programa de reformas que necesita esta Iglesia para volver a Jesús y ponerse a la altura de nuestro tiempo. Nos alegraría en gran manera coincidir con usted en las apuestas de ese programa, así como en la necesidad y urgencia de la reforma. A la luz de la imagen que ha venido reflejando desde su elección, nos hemos percatado de la importancia que tiene para usted la sección de Iglesia pobre y entre los pobres, frecuentemente silenciada por la jerarquía. Muchos de nosotros estamos trabajando en los lugares donde se hace presente, ignorados por el sistema, pero cargados de valores humanos y evangélicos. Nos gustaría ver este sector de Iglesia colocado como piedra angular de su proyecto de renovación y poder decirle que, desde nuestros modestos lugares de trabajo, puede contar con nuestra complicidad, apoyo y colaboración.”

2.- Abandono de la jerarquía:

“No pretendemos sentar cátedra de nada, ni dar lecciones a nadie. Simplemente queremos hacer uso de esa “parresia” profética a la que usted nos invita, para expresarle por escrito lo que tantos grupos de católicos hemos venido repitiendo desde hace años, sin que haya tenido el menor apoyo y acogida por parte de la jerarquía.”

3.- Ortodoxia y ortopraxis

“En primer lugar, nosotros estamos experimentando a diario la “sensación de cansancio”, de miedo al riesgo y la falta de vitalidad que está afectando muy seriamente a gran parte de la Iglesia, sobre todo a sus cuadros docentes y directivos y al pueblo cristiano en general. Somos conscientes de que, sobre todo en las últimas décadas, la dirección de la Iglesia ha vivido más pegada a la doctrina –muchas veces ideología que a la práctica, más pendiente de la ortodoxia que de la ortopraxis. Esto la ha llevado a colocar la ley antes y por encima del ser humano y a dar mayor importancia al Derecho Canónico que al mismo Evangelio. Por mantener férrea y acríticamente el dogma, se ha perdido el corazón. Y con el corazón se ha perdido la frescura y creatividad, la cercanía y la compasión.”

4.- Manifestación fresca y libre de la fe

“En esta perspectiva nos parece urgente que nuestra Iglesia recupere la manifestación fresca y libre de la fe de la que ha sido privada durante las últimas décadas; el desarrollo normal y sin censura de las disciplinas del saber teológico, pastoral y litúrgico; la revitalización del diálogo intraeclesial, ecuménico, interreligioso e intercultural, vía necesaria para la consecución de la paz y de justicia en el mundo de hoy. Desearíamos en este sentido poder celebrar cuanto antes la rehabilitación de los muchos teólogos y teólogas católicos que han sido censurados y castigados simplemente por practicar el noble ejercicio de pensar. ¡Cómo nos gustaría poder ayudarle a invertir esta práctica equivocada! ¡Que nunca más el pensar creativo pueda ser un delito en la Iglesia de Jesús! Necesitamos no solo el discurso imaginativo de nuestros poetas y artistas, de nuestros teólogos y escritores, sino también la creatividad y frescura de los pastores que, según su propia expresión, quieran “oler a oveja” sin peligro de ser arrojados fuera del redil.”

5.- Estatuto de igualdad

“Consideramos que también debe afrontar la Iglesia como tarea urgente la de hacer que en su seno se articule real y eficazmente el estatuto de igualdad de todos sus miembros, tal y como se refleja en la Carta a los Gálatas, en la que leemos “ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (3,28). Es una contradicción que, siendo la común dignidad de todos los seres humanos parte esencial del mensaje que anunciamos, la articulación de dicha igualdad esté mucho más y mejor desarrollada en la sociedad civil que en el seno de nuestras comunidades. En este sentido nos parece urgente en concreto que nuestra Iglesia abandone de una vez el patriarcalismo y deje de ser una institución que tiene vetadas muchas de sus funciones a más de la mitad de sus miembros, es decir, a las mujeres, así como a una buena parte de los hombres, a los que niega el acceso al sacerdocio y lo que ello conlleva, bien porque hayan optado por el matrimonio o porque hayan hecho pública manifestación y ejercicio de su homosexualidad. También nos parece urgente que la Iglesia abandone el carrerismo y la cooptación del poder y deje de ser esa institución en la que la opinión de la inmensa mayoría del pueblo que la forma no es tomada en cuenta a la hora de elegir a sus dirigentes, ni cuando se discuten y adoptan decisiones que van a afectarle directamente.”

6.- Recuperación del espíritu del Vaticano II

“Respecto a nuestra presencia dentro de la sociedad de la que formamos parte nos parece urgente que la Iglesia, recuperando el espíritu del Vaticano II que se manifiesta en la constitución Gaudium et Spes, deje de presentarse ante el mundo como quien se considera depositaria de una sabiduría más alta y de una moral más profunda que la del resto de la humanidad, máxime cuando hay mucha sabiduría acumulada por la Modernidad de la que todavía no se ha hecho eco. La experiencia e investigación científica están alumbrando cada día dimensiones de la realidad que generalmente se rechazan en la Iglesia por pereza mental o en nombre de una misteriosa revelación o tradición secular difíciles de argumentar. Necesitamos volver a mirar a los hombres y mujeres de nuestro tiempo con ojos de complicidad y de colaboración en orden a abordar conjuntamente los grandes retos tanto de convivencia humana como del cuidado necesario del planeta tierra que tenemos urgentemente planteados.”

7.- Ruptura de la complicidad con el poder político

“En nuestros barrios somos testigos a diario de las víctimas que está causando el neoliberalismo inhumano que hoy campa a sus anchas: con sus drásticos recortes de los servicios sociales, con las masas de parados, principalmente jóvenes y mujeres, con los desahucios que destrozan la vida de tantas familias, con los impuestos, injustamente aplicados, que están esquilmando las clases media y baja. Y, ante tan desolador panorama, nos duele en el alma el escandaloso silencio que guarda la jerarquía de nuestro país sobre estos dramas que afectan gravemente a la ciudadanía, cuando se sigue mostrando incontinentemente locuaz en otros temas que importan menos a la gente. Necesitamos que nuestra Iglesia rompa con esa, al menos aparente, complicidad que mantiene con el poder político, renuncie a todos sus privilegios y recupere la libertad profética para defender, junto a otras muchas instituciones, que ya lo están haciendo, la dignidad y los derechos de los más pobres.”

Conclusión

Tras leer esta misiva, el Papa levanta la cabeza a su secretario y le pregunta:

-¿Cuántas cartas iguales que ésta hemos recibido?

El secretario responde:

-Santo Padre, creo que numerosas.

El Papa Francisco, se queda pensativo y afirma:

-Señor, ayúdame a acertar cada día en esta misión que me has confiado.

Fuente

Para leer la carta entera hagan clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez