15.05.13

Chile aprueba el 25 de marzo como Día del Niño por nacer

La defensa de la vida va arraigando con fuerza en todo el mundo. Los promotores de la «cultura de la muerte» observan despavoridos como el grito de millones de bebés asesinados se escucha, se atiende y se pelea por poder poner fin a uno de los episodios más vergonzosos de la historia de la humanidad: la aceptación social del aborto.

Quedan todavía muchas batallas, pero ganaremos, merece la pena luchar.

Hoy la buena noticia viene de Chile, la Cámara de Diputados aprobó, con fecha 14 de mayo, declarar el 25 de marzo como «Día del que está por nacer y la adopción», uniéndose así a muchos otros países que ya lo reflejan en su calendario.

La exposición de la propuesta dice mucho, (es literal, y me provoca cierta sana envidia, todo hay que decirlo):

El texto se apoya en la idea de proteger la vida desde la concepción, como un punto valórico de cada sociedad, «especialmente porque se está frente a un ser en la más infinita indefensión». «Proteger la vida del que está por nacer es reconocerle el derecho a vivir a todo ser humano, incluso en contra de la voluntad de sus propios progenitores. De este modo, nadie puede disponer de la vida de otro», indica la moción.

Agrega el autor que prácticamente en todo el mundo se celebra el día del que está por nacer el 25 de marzo de cada año, con la finalidad de realzar el valor de la vida, condenar el genocidio en contra de seres indefensos e intentar revertir las legislaciones que consagran el aborto.

De este modo los representantes legislativos devuelven la voz a la mayoría de los chilenos adhiriéndose a la celebración que comienza el 25 de marzo de 1999 en Argentina y a la que estaban invitados todos los países de América Latina, España, Portugal y Filipinas. El entonces presidente Eduardo Frei y luego Ricardo Lagos y Michelle Bachelet se negaron a promulgar esta fiesta por la vida a pesar de reiteradas peticiones.

Hace unos días daba las gracias a los colombianos. Hoy del fondo del alma un ¡viva Chile!, ninguna victoria es pequeña.