18.05.13

Desventuras de un párroco en urgencias

A las 11:01 AM, por Jorge
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Soy de natural poco dado a médicos y remedios: controles de colesterol y las imprescindibles revisiones de bajos. Fuera de eso creo que la última vez que acudí al servicio de urgencias de un hospital debió ser hace más de veinticinco años por un esguince. Afición, lo que se dice afición, la justa.

El martes volví a un servicio de urgencias. Tras una noche toledana, con sensación de falta de aire y opresión en el pecho, y llamada a un amigo médico, pareció lo más conveniente.

Fue llegar, explicar lo que me sucedía y en poco tiempo me estaban realizando un electrocardiograma. Ahí comenzaron los sobresaltos.

¿Ha venido usted solo? Sí… ¿No habrá venido con su coche? No, en un taxi. ¿Pasa algo? No, nada especial, alguna cosita el electro. Vamos a hacer algunas pruebas.

Te llevas el primer sustillo, que se agudiza cuando la doctora, dirigiéndose a una enfermera le dice: este señor ha venido solo, así que en lugar de que se quede en la sala de espera, lo pasáis a un box por si necesitara algo, así me quedo más tranquila. ¿Una cosita en el electro y mejor en el box? ¿Pero aquí que pasa? Le digo: ¿hay algún problema, llamo a alguien? Porque se supone que me podré marchar ahora, ¿no? Respuesta: bueno, ya veremos..

Total, que ahí me veo en un box de urgencias, bien acomodado en un sillón y a la espera de lo que decidan hacer con un servidor. Al poco tiempo una enfermera: voy a hacerle una extracción de sangre para una analítica. Perfecto, pero cuando acaba veo que me deja puesta la vía en el brazo. ¿Y esto? Por si luego nos hiciera falta.

Vamos a ver, vamos a ver. Que un servidor hace nada y menos vino aquí tan tranquilo, bien es verdad que con una cierta sensación de falta de aire y molestias en el pecho y estoy en un box de urgencias, con una vía en el brazo, y me acaban de decir que el electro tiene alguna cosa. Antes de responderme, un auxiliar: nos vamos a sacar unas placas del pecho. Muy bien. Pero por favor, le llevo en la silla de ruedas. Es más prudente. ¿En silla de ruedas?

Total, que entras en urgencias casi hecho un chaval y a las dos horas te sientes una piltrafa, en silla de ruedas, con una vía en un brazo, la noticia de “algo” en el electro y pensando… como sigamos a este ritmo, en dos horas en la UVI y en cuatro en la capilla ardiente. Solo me faltó pedir confesor.

Afortunadamente no había nada especial. La analítica normal, parece que las placas sin problema y lo del electro un puntito sin más, pero hombre, que estas cosas acongojan. Lo que tengo, porque sigo en ello, es un catarrazo de campeonato con una congestión pulmonar que cuidar. Tanto, que cuando por fin conseguí salir a la calle otra vez como ser normalizado, fui a la farmacia a por las medicinas y el buen boticario me dijo: caramba, ¡menuda infección tiene usted!

Pero estaba en la calle. Otro taxi y a casita, a la parroquia, viva la tranquilidad del hogar. Eso sí, me dejé el teléfono en el taxi, que afortunadamente pude recobrar a las pocas horas. Ahora ando con antibióticos y mucolíticos. Pero ese rato de susto…

PD. Con mi agradecimiento a los profesionales que me atendieron.