19.05.13

Tiro al cura

A las 8:39 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

En apenas un par de días han salido a la prensa dos supuestos casos más de conducta impropia de un sacerdote en el terreno afectivo: el párroco de Churra (Murcia) y el rector del seminario de Castellón. No ha habido juicio, ni sentencia, ni pruebas. Han bastado un video y unas fotos en un caso y la denuncia de un chavalote en otro. Con eso, los medios de comunicación han sacado el ventilador de las cosas sucias y se ha producido la condena mediática de los dos.

No voy a negar que entre los sacerdotes y religiosos se han producido casos de abusos a menores y de conductas del todo inadecuadas. La iglesia tiene un protocolo de actuación para esos casos que incluye la entrega del implicado a las autoridades civiles. Para un servidor bastaría un solo caso para que fuera una barbaridad. Desgraciadamente han sido unos cuantos.

Pero una cosa es que se hayan dado casos de abusos a menores o de actividades sexuales inapropiadas, y otra sacar la conclusión de que todo sacerdote por el hecho de serlo es sospechoso de doble vida y desórdenes de tipo afectivo.

Uno de los principios básicos del derecho en los países democráticos es el de la presunción de inocencia, que nos tiene que llevar a ser muy cautos con lo que decimos y publicamos. Ya sé que para algunos medios de comunicación la noticia de un sacerdote presuntamente fotografiado cuando estaba manteniendo presuntamente relaciones con un hombre, es un bocado del que no se van a privar. Más me cuesta entenderlo en medios de información religiosa, pero lo que vende es lo que vende. El párroco de Churra y el rector del seminario de Castellón gozan de la presunción de inocencia, pero mediáticamente han sido condenados y vituperados.

Los jueces decidirán en su momento, pero hay muchas dudas de la veracidad de las fotos y tantas o más del testimonio del chavalote en el otro caso. Seamos serios. Hoy, con los medios informáticos y técnicos que tenemos, cualquiera de nosotros puede acabar convertido en el destripador de Boston en unas fotos que darán la vuelta al mundo en segundos. Y basta un chaval o un adulto, o una familia molestos con el párroco por lo que sea, para que te levanten una calumnia que acabe contigo. Con el tiempo se podrá demostrar la inocencia, pero tu nombre ha quedado manchado para siempre.

Lo he vivido en mis propias carnes. Yo sé lo que es que un pueblo entero te acuse de adúltero, de mantener relaciones con una mujer casada, que se adornaban con un sinfín de detalles. ¿Y si me hubieran acusado de abusar de algún niño de catequesis? ¿Qué hubiera sido de mí? ¿Aparecer en los medios como el cura abusador? ¿Ser removido de la parroquia como medida de prudencia? ¿Sufrir el desprecio de toda la gente? Sí, luego se hubiera demostrado la inocencia. Todavía hoy dicen, doce años después de aquello, que en fin, que algo habría.

El cura es presa fácil. Ni va a responder con violencia, ni usará el micrófono en su favor. Tampoco solemos tener dinero como para meternos en pleitos. Por eso es tan sencillo el tiro al cura. Si ha hecho algo que no me gusta, si me expulsaron del colegio por su culpa, si no quiso bautizar al niño cuando me convino, o si no quiso responder a mis requerimientos indecentes, puedo perfectamente fabricar un video, trucar unas fotos, o simplemente afirmar que ha tocado a mi niño.

No sé lo que hay de verdad o no en el caso de estos dos sacerdotes. Lo decidirá la justicia y nada más hay que decir. Pero mientras no haya una sentencia condenatoria, mucha prudencia, por favor. No sería el primer caso que se cierra con una absolución que después no recoge nadie

Acabo con una cosa curiosa. ¿Se han dado cuenta de que generalmente a lo largo del mes de mayo aparecen casos especialmente peliagudos de clérigos? ¿Será porque estamos en plena campaña de la renta? ¿Tendrá que ver con la famosa crucecita? Es que se me estaba ocurriendo.