Católicos
21 de mayo del 2013

Cardenales, obispos y superiores de varias congregaciones asisten en Roma al preestreno de la película sobre los 51 mártires de Barbastro en la Guerra Civil

Este martes 21 de mayo se preestrena en Roma la película "Un Dios prohibido", que relata los últimos días de los 51 claretianos asesinados en Barbastro al comienzo de la Guerra Civil. A esa proyección asistirán varios cardenales, obispos y superiores de varias congregaciones religiosas. El estreno mundial de la cinta será en España a mediados del próximo mes de junio.


 

"Un Dios prohibido" está dirigida por Pablo Moreno, y terminó de rodarse a finales de 2012, Se trata de una cinta coral, con 54 actores en nómina, entre los que destacan: Jesús Guzmán (Atraco a las tres), Elena Furiase (El internado) y Juan Alberto López (Cuéntame cómo pasó).

La película está basada en hechos reales: en agosto 1936, 51 miembros de la Comunidad Claretiana de Barbastro (Huesca) fueron martirizados y murieros proclamando su fe. La película narra las últimas cuatro semanas de su vida, desde que fueron detenidos hasta su fusilamiento. En ese tiempo, escribieron en lugares recónditos (en el taburete del piano, en unas tablas, en una hoja debajo un mueble) la historia de esos días, sus pensamientos, y su constante oración por los verdugos. Estos escritos han sido fuente fundamental para narrar en versión cinematográfica este hecho real.

Barbastro, con 8.000 habitantes en aquella época, se convirtió en un punto estratégico al estallar la guerra civil, debido a la existencia de un cuartel bien armado, dirigido por el Coronel Villalba, y de un férreo comité de la CNT, liderado por Eugenio Sopena. En aquel momento, la comunidad de Claretianos constaba de 60 personas, entre sacerdotes, hermanos y estudiantes. Entre ellos había dos argentinos, Pablo Hall y Atilio Parussini, que se libraron del martirio por ser extranjeros: sus testimonios serían claves para conocer los hechos que ocurrieron.

El convento de de los Claretianos fue asaltado el 20 de julio de 1936 por milicianos revolucionarios. Separados de los Padres Superiores, los 50 jóvenes aspirantes al sacerdocio fueron encerrados en un salón de actos. Al principio consiguieron dormir gracias a varios colchones y mantas que se agenciaron, pero a los pocos días todo les fue requisado y tuvieron que acostarse en el duro suelo. Por las ventanas, el pueblo trataba de verles, entre ellos Trini "la Pallaresa" (Elena Furiase), que se pasaba las horas tratando de ver a un seminarista, del que se había enamorado.

Los carceleros buscaban la apostasía de esos jóvenes seminaristas: varias veces introdujeron a prostitutas en el salón, pero éstas fueron siempre rechazadas de inmediato. Mientras pudieron, conservaron el hábito de la Comunión diaria: el cocinero burlaba la vigilancia de los milicianos e introducía las Formas en el cesto del desayuno. En el salón se rezaba con frecuencia, en pequeños grupos y en voz muy baja, evitando llamar la atención de los guardias, pues rezar les estaba vetado: el suyo era un Dios prohibido. A algunos les ofrecieron la libertad por favores de antaño, pero ellos antepusieron la liberación de toda la comunidad a la suya individual, y finalmente fueron martirizados.