26.05.13

¿Quién falta al respeto a los demás?

A las 9:29 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

Nuestro Señor Jesucristo tenía poco de diplomático especialmente en lo que a engañar al personal se refería. Todo lo que tenía de misericordioso ante el pecador arrepentido, lo tenía de dureza ante embaucadores y manipuladores de los demás. Seguro que recordamos cómo se refería a los fariseos como sepulcros blanqueados y raza de víboras, porque si hay algo que repugna a Dios es que se escandalice a los sencillos y se echen sobre los demás cargas insoportables.

Hay gente experta en el rasgado de vestiduras, aunque no acabo de comprender sí propias o ajenas. Son esos que en cuanto leen cualquier descalificación de alguien claman al cielo por la supuesta falta de caridad de quien lo hace y se escandalizan de que al cura Pepe, la hermana Juana o el teólogo García alguien les diga que están resolviendo sus imperativos físicos fuera de tiesto.

Hoy he leído que José María Castillo ha decidido que el demonio no existe. No ha necesitado citar la Escritura, acudir al Denzinger, repasar documentos conciliares, traer la doctrina de los santos padres, consultar el catecismo. Lo sabe y punto y ya lo decía un teólogo amiguete. Es el último caso. Pero te puede aparecer un jesuita muy leído y escribido justificando el aborto o la retirada de alimentación a una persona en coma. O una reverenda con las mismas. Puedes encontrarte con quien dice que la resurrección de Cristo fue un algo interior que sintieron los apóstoles, que la adoración eucarística es un error teológico y que la confesión o sirve de nada.

¿Y esto no es faltar al respeto a la señora Rafaela, a su amiga Juliana, al señor Juan y a los niños de catequesis que lo único que han aprendido es que hay que compartir aunque no saben muy bien el qué y el cómo, mientras nadie les ha hablado del misterio de Cristo entregado como Eucaristía? La pobre gente de nuestras parroquia está hasta las narices de que aparezca el cura Manolo celebrando a su estilo, el cura Paco que ha convertido los confesionarios en almacén de trastos de limpieza, el cura Juan diciendo que no necesitamos a nadie para que nos diga lo que está bien o está mal porque ya lo sabe cada uno, la hermana Gundisalva que monta unas primeras comuniones que ya las quisiera para sí el Circo del Sol, o el cura Pepe que dice tan tranquilo que el Vaticano es anti evangélico y que ojalá desapareciera el sacerdocio, lo cual es como si una rana se manifestara a favor de la eliminación de los anfibios.

Y claro, sueltas esto, y ya tienes a los puristas ociosos acusando de falta de respeto al compañero. Pues no. La falta de respeto es otra: la que hacemos a la gente de nuestras parroquias cuando hacemos de la parroquia un cortijo y nos empeñamos en actuar como señores feudales.

¿Respetó en la Iglesia? Sí, a la señora Rafela, a Juliana, a los niños, a la gente corriente que quere escuchar la doctrina de la Iglesia y no las originalidades de Menganítez, un teólogo tan excelso que ha recibido tres condenas de Roma. Jesús a este tipo de gente que no respetaba la fe de los sencillos les decía raza de víboras. Yo no llego a tanto. Me vale cantamañanas.