26.05.13

 

Antonio Aradillas, sacerdote asturiano con una trayectoria progre-eclesial indudable, nos ha traído a la memoria en Religión Digital un buen número de frases del cardenal Tarancón sacadas de una entrevista que se le hizo en el diario Pueblo hace 43 años. Buena parte de nuestros lectores no había nacido todavía. Yo apenas tenía año y medio o dos años. El CVII estaba muy reciente y por tanto, nos sirve para hacernos una idea de cuál era el sentir del sector de la Iglesia representado por el purpurado, que por entonces todavía era arzobispo de Toledo y, por tanto, primado de España.

Comentaré todas las frases indicadas por el P. Aradillas:

“Los sacerdotes han se darse mucha prisa para renovarse y deponer posturas agrias y polémicas que, con su intransigencia, puedan provocar escisiones en la Iglesia”

Cisma lefebvrista aparte -en realidad muy pequeño a nivel numérico-, cuatro décadas después la Iglesia vive en un cisma de facto entre el sector progre-eclesial y los que son fieles al Magisterio de la Iglesia. Alguno se preguntará qué diría hoy el cardenal Tarancón, pero Mons. Guerra Campos nos da una pista al recoger en un artículo titulado “La confusión vista por los pastores". En el mismo, vemos lo que opinaba el cardenal una vez ya como arzobispo de Madrid:

Los momentos actuales de renovación son “propicios al confusionismo. Las llamadas de alerta (del Papa) han de hacernos reflexionar seriamente para no dejarnos llevar por novedades peligrosas". “Si en nuestros días se han hecho muy profundas… las divisiones… entre los católicos, es principalmente porque no aparece siempre (entre los ministros de Cristo) la unidad fundamental en la predicación del Evangelio… y en otras actividades pastorales… ¿Puede extrañarnos que los hombres desconfíen de nosotros, los sacerdotes, cuando colectivamente no sabemos mantener la fidelidad al sacerdocio de Cristo?”
(Cardenal Tarancón, arzobispo de Madrid).

Parece claro, ¿verdad?

Sigamos:

“La Iglesia hasta ahora se nos había presentado como defensora de la fe, y en los tiempos presentes aparece como peregrina, con una dimensión más dinámica”

Pregunto. ¿Acaso la condición de peregrina de la Iglesia es incompatible con su condición de defensora de la fe? ¿Qué tiene de malo hacer caso a la Escritura, que literalmente nos exhorta “a combatir por la fe, que, una vez para siempre, ha sido dada a los santos” (Jud 3)?

Hay dicotomías muy peligrosas.

Más:

“La Iglesia, como tal, no está para apoyar, ni para derrocar formas de Gobierno. Está para colaborar generosamente con la autoridad, a la búsqueda del bien común. Me reafirmo, y me reafirmaré siempre, en la idea, de que jamás, y por razón alguna, se involucrará la Iglesia en opciones temporales".

Conviene recordar que el cardenal dijo eso cuando en España todavía gobernaba Franco. Por otra parte, existe un amplio campo de actuación entre el cesaropapismo y el pasotismo hacia todo lo temporal.

Más:

“Todas las personas, “contestatarias” o no, tienen siempre abiertas las puertas a mi amistad y a mi afecto".

Muy bien. No es imposible ser amigo afectuoso de herejes.

Más:

“Los sacerdotes y obispos que no logren conectar directamente con los seglares, vivirán de espaldas, o al margen de la Iglesia"´.

Y viceversa, los seglares que no conecten con las enseñanzas conformes al magisterio de los sacerdotes y obispos, vivirán al margen de la Iglesia.

Más:

“España no estaba preparada para el Concilio Vaticano. Este nos cogió de sorpresa".

Viendo lo que ocurrió en el papado de Pablo VI tras el concilio, parece que esa afirmación valía igual para la Iglesia en todo el mundo. Menos mal que luego las aguas volvieron en parte a su cauce con Juan Pablo II.

Más:

“El mundo se ha secularizado y los sacerdotes no acaban de encontrar en él su puesto. Se hallan desconcertados y desengañados. Por su condición y carácter, apenas si pueden ya ser líderes, y entonces sufren la atormentadora tentación de conseguir su liderazgo”

Precisamente el error de muchos sacerdotes y religiosos ha sido secularizarse como lo hizo el mundo. Es decir, en vez de mantenerse fieles a su condición sacerdotal, se dejaron arrastrar por el tsunami secularizador. Las nuevas generaciones de sacerdotes empiezan a librarse de esa lacra.

Más:

“En las fórmulas y en los ritos, se pone todavía el acentuadísimo acento de la Iglesia, y no en la integridad de la vida. Esto explica que católicos, y no católicos, estimen que la Iglesia es cosa de obispos y curas, considerándola como algo ajeno a ellos mismos".

Me parece acertadísima la llamada a poner el acento en la integridad de la vida del católico. El sacramentalismo que no va acompañado de la disposición del fiel a dejarse guiar por la gracia, puede resultar estéril. No por el sacramento en sí, sino por la infidelidad del bautizado. Ahora bien, el asacramentalismo es mortal de necesidad. Por eso el actual Papa hace tantos llamamientos a llevar una vida sacramental adecuada.

Más:

“El obispo ha dejado de ser “excelencia", “prerrogativa” y “honor", para ser una persona al servicio de todos. Por eso no se concibe un obispo en su palacio".

A mí me parece que quienes sirven a los demás deben recibir la honra que les corresponde. “Pagad a todos lo que debáis, a quien tributo, tributo; a quien aduana, aduana; a quien temor, temor; a quien honor, honor” (Rom 13,7). Respecto a los palacios episcopales, digo yo que no es plan de dejarlos vacíos. Un obispo no es mejor obispo porque viva en un apartamento o en un palacio. Lo importante es que se implique en su labor pastoral. Da igual donde duerma.

Más:

“El sacerdote necesita encontrarse con el mundo. Y en él, será ministro de la esperanza".

El sacerdote necesita dar luz al mundo, evidentemente.

Más:

“Las tendencias diversas en la Iglesia son signos de su crecimiento y de su vitalidad. No cabe en ella pesimismo. Este es espurio en su planteamiento.”

Tampoco cabe el buenismo. Las tendencias diversas son buenas si no atentan contra la unidad de la fe. Monolitismo no. Pluralismo heterodoxo, tampoco.

Más:

“Urge cada día más responsabilizar a los fieles en su obligación de subvenir al sostenimiento decoroso de la Iglesia: de sus ministros y de sus obras”

Cien por cien de acuerdo. Ojalá llegue el día en que la Iglesia en España pueda decir al estado que no necesita la X de la declaración de la Renta. Aunque tampoco tiene nada de malo que los fieles puedan contribuir a sus sostenimiento dando ese porcentaje mínimo de sus impuestos.

Más:

“La Iglesia deja libertad de opciones políticas, siempre que en cualquier régimen se salven los derechos naturales y las leyes morales".

Frase clave. Sobre todo en boca de quien años después dijo que la Iglesia sabía que con la Constitución se abría la puerta al divorcio y el aborto y no se hizo nada para intentar evitarlo.

En el actual régimen democrático en España no se salva ni el derecho a la vida ni multitud de leyes morales. ¿Cómo debemos entender entonces las palabras del cardenal Tarancón? ¿tienen los fieles católicos libertad para defender el actual sistema?

Más:

“Los justos deseos y criterios del Pueblo de Dios habrán de ser recabados y expresados, también en el nombramiento de los obispos".

Eso no sería un problema si a ese pueblo no se le hubiera robado el “ethos” católico que le caracterizaba hace más de medio siglo. Hoy es tanta la confusión doctrinal y moral de buena parte de los fieles, que dejar en sus manos el nombramiento de obispos sería ahondar más en la crisis. Pero como declaración de principios estoy de acuerdo. Consultar al pueblo no es cosa mala.

Más:

“A los sacerdotes secularizados hay que prestarles ayuda material y espiritual, además de la comprensión que necesitan en esos momentos para afrontar sus dificultades".

¿Se hizo?

Más:

“Para realizar el misterio de Cristo, se ha de potenciar todo lo humano, sin inútiles dicotomías entre el orden natural y el sobrenatural, integrado en la totalidad del hombre".

No alcanzo a comprender lo que quería decir con “potenciar todo lo humano". Lo que sí sé es que llevamos mucho tiempo ignorando los efectos del pecado original sobre la naturaleza del hombre.

Más:

“El margen de libertad de expresión en la Iglesia, es ancho. No puede ser cerrado, ni rígido. Aún las mismas posturas consideradas por algunos como un tanto “extremas” pueden abrir caminos espléndidos en la Iglesia. Ninguna voz puede acallarse en la misma".

El margen de libertad de expresión en la Iglesia lo marcó perfectamente Pío XII en 1950. Eso de “aquí cabe todo” no vale. Busquen ustedes en la Tradición un solo ejemplo de santo, doctor o padre de la Iglesia que diga que el hereje tiene derecho a la libertad de expresión en el seno de la comunión eclesial. No lo encontrarán.

Más:
“Quiero que el diálogo con todos sea una de mis devociones más predilectas".

Es aquello de “hablando se entiende la gente". Está muy bien dialogar siempre que no se ceda a los principios fundamentales e irrenunciables. En ocasiones no hay más remedio que cortar por lo santo.

Acabo con otra cita del artículo de Mons. Guerra Campos sobre lo que estaba ocurriendo en la Iglesia años después de esas declaraciones del cardenal Tarancón:

“Acuden a nosotros padres justamente angustiados ante las enseñanzas de algunos profesores y educadores de sus hijos, a los que pervierten con doctrinas falsas, en vez de encauzar su mente y corazón en conformidad con las directrices de la Iglesia. A los que así procedan rogamos reflexionen en la presencia del Dios vivo, y piensen que cometen una injusticia y una traición imperdonable a la misión recibida de Dios”
(El Episcopado español, en una exhortación colectiva)

Hoy, casi medio siglo después, seguimos igual. A mis tres hijos se les ha enseñado auténticas herejías (marcionismo y negación del infierno) en clase de religión católica. Y ahí están los Masiá y Forcades de turno para demostrar que no miento.

Por eso es tan necesaria la existencia de un medio como InfoCatólica donde se publican artículos como estos:

Año de la Fe. Tolerancia-cero para las herejías ­–1
Año de la Fe. Tolerancia-cero para las herejías ­– y 2

Si así lo crees, ayúdanos a seguir prestando este servicio a la Iglesia.

Luis Fernando Pérez Bustamante