27.05.13

 

En España existen cientos de profesores de religión evangélica. Mi primer hijo asistió a uno de los pocos colegios evangélicos que hay en este país y, por supuesto, recibió clase de esa asignatura. Por cierto, en los años que ocurrió tal cosa no hubo ningún profesor de religión que le dijera que el Dios del Antiguo Testamento es malo mientras que Jesús es muy bueno. O sea, la herejía marcionita. Que fue exactamente la misma que le quiso inculcar una profesora de religión católica cuando sus padres regresaron a la Iglesia y él recibió esa asignatura en un colegio público de Madrid. No es el único de mis hijos que ha tenido ese problema. Los tres que tengo han escuchado de boca de algún profesor/a de religión tesis radicalmente contrarias al depósito de la fe. Pero eso daría para otro post.

El caso es que la Alianza Evangélica Española acaba de poner el grito en el cielo porque el gobierno mejora la situación de la asignatura de religión en la educación obligatoria. No ocurre lo mismo en bachillerato, donde los centros no estarán obligados a darla.

Dice la AEE que es un “retroceso” que el proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) establezca que la asignatura de Religión será evaluable y que la nota contará para la media del curso “a todos los efectos” pues, a su juicio, difícilmente puede evaluarse” una enseñanza que tiene que ver “no sólo con el conocimiento intelectual sino con un concepto integral de vida.

Yo no sé si cuál será el contenido de la asignatura de religión evangélica en estos momentos, pero les puedo asegura que los exámenes de religión católica que hace hoy mi hija contienen preguntas que son perfectamente evaluables. No es lo mismo conocer cuáles son todos los diez mandamientos que apenas saber cuatro o cinco de ellos. Idem con los sacramentos. Idem con toda una serie de cuestiones que pueden ser objeto de calificación académica. A mi hija no le suben o le bajan la nota dependiendo de si va a Misa los domingos o no. Y tengo la sensación de que los profesores de religión que tienen adolescentes a su cargo, no les preguntan si mantienen una vida sexual conforme a la moral cristiana a la hora de ponerles un notable o suspenderles. Fíjense si la materia es evaluable que existen las licenciaturas de Ciencias Religiosas y teología en las universidades. Es decir, la teoría religiosa sí es objeto de estudio.

La Alianza cree que la escuela pública “no debería impartir ningún tipo de enseñanza religiosa confesional” en base al “principio de aconfesionalidad del Estado“. “Esta ausencia de asignaturas de enseñanza religiosa confesional es la situación ideal que defendemos“, apuntan en un comunicado el portavoz, Pedro Tarquis, y el presidente, Amable Morales. Y claro, a los padres cuyos hijos no tengan otra opción que ir a la escuela pública -por ejemplo, todos los que viven en el ámbito rural-, que les den morcilla.

Uno se esperaría que en justa coherencia con lo que creen, los evangélicos de este país pondrán de patitas en la calle a sus profesores de religión. No puede ser que uno pida algo y haga lo contrario, ¿no les parece?

Sin embargo, la Alianza defiende que se ofrezca la asignatura de Religión no solo católica sino también de las demás confesiones “para evitar situaciones de discriminación y marginación social” siempre que sea una materia “opcional y no evaluable“. O sea, que sí pero no. No pero sí. Que no queremos la asignatura pero la damos para no quedar discriminados. Pobrecillos. Cuántos esfuerzos tienen que hacer estos muchachotes para no quedar mal.

El colmo es ya que afirmen que “sin duda estamos ante todo un contrasentido, una vuelta a épocas nada democráticas y, en definitiva, ante una concesión a un mayor control por parte de la jerarquía católica de la enseñanza pública” (sic). ¿Están diciendo que el hecho de que la asignatura vuelva a ser evaluable es un regreso al franquismo?

Miren, señores de la Alianza Evangélica Española, algunos estamos ante el gorro de su odio, su rabia y su sectarismo contra la Iglesia Católica. No pierden oportunidad alguna de atacar al catolicismo de este país. Venga o no venga a cuento. Representan lo más repugnante del protestantismo de toda la vida. Son como la izquierda española. Si no se meten con la Iglesia, no son capaces de vivir en paz. La lástima es que ustedes hacen eso desde su pretendida condición de cristianos. Vergüenza les debería de dar.

Luis Fernando Pérez Bustamante