30.05.13

Pagola el imán

A las 11:16 AM, por Luis Fernando
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Hace un par de días, el sacerdote y teólogo vasco José Antonio Pagola se dio un baño de multitudes en el coelgio mayor Chaminade -marianistas- de Madrid. 600 personas dicen en RD, aunque otros aseguran que en el lugar donde pronunció su charla solo caben la mitad. En todo caso aquello estaba lleno.

Lo bueno del discurso de Pagola es que sirve para constatar de nuevo que este teólogo tiene un problema serio de compresión en una cuestión de suma importancia para cualquiera que pretenda llamarse cristiano. A saber, ¿quién es Jesucristo? Como ustedes comprenderán, si la visión que se tiene sobre Cristo no es la de la Iglesia, difícilmente puede considerarse católico. Ni siquiera cristiano, aunque siempre habrá algún grupo protestante liberal o secta rara dispuestos a acoger a quien profese tesis que se acercan o incluso sobrepasan la herejía arriana.

Dijo Pagola lo siguiente:

“…es preciso retornar a entender a Jesús no como un Padre o como un Rey, sino fundamentalmente como lo que fue: un Profeta".

Me imagino que si entre los asistentes había algún musulmán, irrumpiría en aplausos emocionados ante semejante declaración. No porque los cristianos no creamos que Cristo no fuera un profeta, que sin duda lo fue, sino porque no hay manera de ser cristiano sin creer que Cristo es Dios -y por tanto comparte con las otras dos personas de la Trinidad la condición de Padre- y Rey de Reyes y Señor de señores.

Para Pagola Cristo es sobre todo, y por encima de todo, profeta. O también podría decirse que no es más que un profeta. Pero profetas han habido y habrá muchos. Por el contrario, Dios hecho carne solo uno: El Hijo de Dios, Hijo de María, verdadero Dios, verdadero hombre, luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, nacido del Padre antes de todos los siglos, engendrado y no creado, por quien todo fue hecho. Esta es la fe de la Iglesia.

En esta ocasión no nos vale la absurda excusa de que estaba escribiendo una aproximación histórica sobre Jesucristo. Sus palabras fueron las que fueron. Y él dijo lo que dijo. Pagola tiene una visión sobre Cristo que ni siquiera se acerca a la de los arrianos, ya que estos al menos consideraban que el Señor era divino, aunque no de la misma naturaleza que el Padre. Para Pagola, Cristo es un profeta y punto. Tú no puedes hablar del “Dios encarnado en Jesús” (Pagola dixit) y a continuación quitar a ese Dios su condición de Padre y Rey. Porque entonces, el problema que tienes no es ya con la idea de Cristo, sino con la propia idea de Dios. Que para los musulmanes, como bien sabemos, no es padre. Para los musulmanes, como para Pagola, Jesús fue un profeta, un gran profeta.

Por eso no es de extrañar que el teólogo vasco soltara otra perla de esas que muestra bien a las claras ante quién nos encontramos Negritas mías:

“Hay que reformar la Curia, claro que sí, y cambiar la doctrina, pero antes hay que volver a Jesús. Invocar un clima más humilde, más gozoso, porque si no seremos cada vez una institución más decadente, más sectaria, más rara, más triste, más alejada de lo que quiso Jesús”

¿Lo vieron ustedes? Que hay que reformar la Curia es algo en lo que prácticamente todos estamos de acuerdo, pero ¿qué es eso de cambiar la doctrina? ¿Desde cuándo la Iglesia tiene autoridad para cambiar lo que forma parte del depósito de la fe? Y luego está el mantra progre-eclesial de “lo que quiso Jesús". ¿Y quién determina lo que quiso Jesús? ¿Pagola? ¿Es él el profeta vasco quien interpreta los deseos del profeta judío?

Pagola siguió su discurso triunfal y pidió:

“Una renovación en la que la Iglesia no es lo más importante, si no el Reino. Esta renovación no puede venir sólo desde el Vaticano. Ha llegado el momento de recordar que el Cristianismo no es una religión más, es una religión profética, para construir un mundo más justo, más solidario, más sano".

¿A cuento de qué oponer la Iglesia al Reino de Dios? ¿Es que la Iglesia va por un lado y el Reino por otro? Además, ¿no habíamos quedado en que Cristo no es Rey? ¿por qué pues hablar de un reino?, ¿O es que predica un reino del cual Él no es el Rey? Y luego está ese concepto del cristianismo como una religión oenegista. Por supuesto que la propagación mundial y masiva de la verdadera fe en Cristo -o sea, no la de Pagola- ayudaría a que tuviéramos un mundo más justo, solidario y sano, pero el cristianismo es sobre todo la religión que busca no sólo la mejora de la vida temporal de la humanidad, sino la salvación eterna de todos los hombre. La vida eterna empieza aquí, pero no es el mundo el lugar de donde se disfruta plenamente. Es el cielo, una vez que Cristo vuelva en gloria y poder a juzgar a vivos y muertos.

Por último, quiero comentar otro de los eslóganes progre-eclesiales soltado por Pagola:

Hay gente muy comprometida, pero la masa de los 1.200 millones de católicos viven en la sumisión, la obediencia y el silencio, en medio de una religión de autoridad, y no de llamada.

No sé qué tiene de malo ser sumisos y obedientes a la autoridad de la Iglesia. Los heterodoxos odian esos términos porque son la antítesis de lo que ellos desean. Viven en la rebeldía contra la Iglesia y sus enseñanzas y creen que ese es el estado ideal del cristiano. Ven la autoridad como un obstáculo para la expansión del evangelio, cuando, muy al contrario, en el último medio siglo hemos visto que la falta de ejercicio de la autoridad por parte de quienes tienen el deber de pastorear en la Iglesia ha sumido a la misma en una crisis de secularización interna galopante. Crisis que ha provocado, o al menos facilitado, la caída de muchos países católicos en una apostasía generalizada. Y sin embargo, Pagola quiere que se profundice aún más en esa línea. En la Iglesia primera, los que habían llegado a la fe y al bautismo, “perseveraban en oír la doctrina de los apóstoles y en la unión” (Hch 2,42).

Yo más bien pienso que si la Iglesia quiere ser aquello que Cristo la ha llamado a ser, debe librarse cuanto antes de estos falso profetas de la heterodoxia, de la religiosidad aguada, de un cristianismo arriano, pelagiano, naturalista, intranscendente. Y cuanto más labia tengan, cuanta más apariencia beatífica muestren, cuanto mejor escriban, a más atraerán por el camino de la perdición. No en vano San Pablo dijo que el mismísimo Satanás se viste como ángel de luz. Sus siervos en la tierra también (2 Cor 11,14-15). Es necesario que les identifiquemos, les denunciemos y, llegado el momento, les saquemos de la comunión eclesial. La salvación de muchos depende de ello.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Evangelio según San Pagola:

Viniendo Jesús a los términos de Cesárea de Filipo, preguntó a sus discípulos: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: unos, que Juan el Bautista; otros, que Elias; otros, que Jeremías u otro de los profetas.” Y El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy?
Y entonces Pagola respondió: Evidentemente, tú eres fundamentalmente un profeta.