31.05.13

 

En una entrevista para El Mundo firmada por Jacobo García y y María Verza, la salvadoreña “Beatriz” -su identidad real es otra- ha explicado su caso. Aunque empieza diciendo que “si salgo de ésta me voy a esterilizar” -lo cual no es moralmente correcto-, me llama poderosamente la atención su valoración del aborto en general. Lo dice bien clarito: “El aborto está mal”, aunque luego añade que si una persona se puede morir y, además, el feto es inviable, “pues hay que hacerlo".

Beatriz estuvo embarazada anteriormente. Tenía la misma enfermedad, lupus, pero logró que su hijo naciera, prematuro y con problemas de salud, pero relativamente bien. Es decir, es claro que podría tener más hijos si recibiera el tratamiento adecuado.

Que la repelente chusma proabortista del mundo mundial use su caso como una especie de bandera para apoyar su causa infame, choca de bruces contra esas palabras. Las repito: “El aborto está mal". Ya verán ustedes como toda esa jauría inmunda que ahora se preocupa tanto por su salud la dejarán tirada en cuanto sepan lo que opina sobre eso de matar a los seres humanos antes de nacer.

Conviene recordar en este punto que la postura de la Iglesia sobre el aborto en el caso de madres enfermas gravemente es que las mismas pueden recibir el tratamiento recomendado para salvar su vida. Si dicho tratamiento tiene como efecto no deseado la muerte del feto o embrión, no cabe reproche moral alguno. Es lo que ocurre con cierta frecuencia cuando una mujer se queda embarazada y al poco se le detecta un cáncer. Si se somete a tratamiento y pierde su hijo, eso no es un aborto provocado. Muy distinto es hacer una operación destinada expresamente a matar al ser vivo que está en su seno. Y, por cierto, no son pocos los casos en que algunas madres han preferido no tratarse de sus enfermedades para no perjudicar a sus hijos no nacidos. En ese caso hablamos de un comportamiento ciertamente heróico, que no convierte, insisto, en inmoral la otra opción.

La solución al caso Beatriz es la más lógica. En cuanto los médicos lo estimen oportuno, le harán una cesárea para sacar a su hijo. Según la entrevista, el embarazo va ya por el sexto mes de gestación. Adelantar su nacimiento no es un acto que busque su muerte, aunque dado que es anancefálico, es bastante improbable que viva muchas horas después de la operación. Ocurriría lo mismo si naciera en el noveno mes.

Y nadie vaya a olvidar que esa criatura es un ser humano con toda la dignidad que merece su condición. El no tener una parte fundamental de su organismo no le convierte en un monstruo ni en una alimaña. Por eso mismo matarlo directamente es un crimen.

Luis Fernando Pérez Bustamante