«Te estaba esperando», le dijo monseñor Guillermo Garlatti

Argentina: ordenado como sacerdote Juan Carlos De Piazza, viudo con dos hijos y siete nietos

 

Juan Carlos De Piazza, un argentino de 73 años, viudo, con dos hijos y seis nietos, fue ordenado sacerdote ayer en Bahía Blanca, en el sur de Argentina. «Estoy reunido con mi familia para celebrar este acontecimiento», dijo a Efe De Piazza, que esperaba desde septiembre el visto bueno del Vaticano. En el año 2009 fue ordenado como diácono permanente, por lo cual era necesario que la Santa Sede accediera a su ordenación como presbítero

01/06/13 9:50 AM


(Agencias/InfoCatólica) De Piazza será el sacerdote de la parroquia de Nuestra Señora del Tránsito de la localidad de Saldungaray, la única en el país que guarda la imagen de una Virgen María recostada.

La aprobación para su ordenación sacerdotal, que fue autorizada por Benedicto XVI, no se conoció hasta el pasado 19 de marzo, el mismo día en que su compatriota Jorge Bergoglio asumió como el papa Francisco.

Monaguillo en su infancia, franciscano desde la adolescencia y miembro del movimiento familiar cristiano una vez casado con Mirta, De Piazza siempre estuvo vinculado a la Iglesia. Después de que su esposa falleció en un accidente de tránsito, en 1979 el obispo Rómulo García se lo llevó como su secretario desde Mar del Plata –donde fue visitador médico, practicó karate y atendió un kiosco– a Bahía Blanca. Allí comenzó a estudiar Teología y se consagró como diácono. «Todos me preguntaban cuándo iba a dar el paso para pedir ser cura, pero yo los frenaba», recordó. En abril del año pasado, un viaje a la Virgen del Cerro en Salta, al que no quería ir, le dio el impulso final. «Había como 5.000 personas. Me impresionó mucho la gente, su manifestación de fe y las vivencias en el micro», le reveló a Clarín. De regreso al pueblo de Saldungaray, en el que se asentó hace 6 años, rezó y rezó hasta que se decidió a hablar con su actual arzobispo. «Te estaba esperando», le dijo monseñor Guillermo Garlatti, quien ayer le ordenó a las 7 de la tarde hora local. Así, quedará a cargo de las tres capillas de esa jurisdicción parroquial, enclavada en las estribaciones de las sierras de la Ventana.

Su nombramiento, una de las últimas decisiones de Benedicto XVI antes de su retiro, generó tanta algarabía en la población de 1.300 habitantes que la ceremonia se realizará en el gimnasio del colegio Fortín Pavón. En las primeras filas estará su hijo Pablo, que llegará desde Mar del Plata con tres de sus nietos. Los otros tres, hijos de Mónica, deberán esperar que el abuelo regrese a España para dedicarles allí una misa. «Ellos todavía no lo pueden creer. ¿Cómo que el abuelo va a ser cura?, se preguntan», comentó Juan Carlos, hincha de Boca y al que agasajaron unas 450 personas en el club porteño.

«De cercanía, alegría y entusiasmo», definió a su futuro sacerdocio. Inspirado en Francisco, actuará «no como un cacique, sino como un pastor con olor a ovejas, como dice él». Al Papa lo ve como representante «de la Iglesia que siempre soñé, quiero y trataré de representar en Saldungaray», su «lugar en el mundo», y en el que todos ya lo consideran el cura del pueblo. Vox populi, vox Dei.