11.06.13

Fotografía tomada el 29 de septiembre de 2011. Mujer norcoreana prepara la comida    ©REUTERS/Damir Sagolj

Hacía tiempo que una noticia no me impactaba tanto. Del país del mundo en el que los cristianos son perseguidos de modo más sistemático: Corea del Norte.

Un informe de la agencia Fides cuenta algunas peripecias de los pocos cristianos que aún quedan en el «paraíso socialista». El régimen es oficialmente ateo, siempre y cuando «reverencies» a Kim Jong Un. La represión y el asesinato de los creyentes en el ateísmo va consiguiendo poco a poco sus objetivos: en 1945 el 30% de la población de Corea del Norte era católica, hoy apenas 10.000 y bien escondiditos (otras fuentes rebajan el número a 3.000). Según el Padre Lee Eu-Hyung, Secretario general de la Comisión para la Reconciliación de la Conferencia Episcopal de Corea del Sur:

Tenemos la sospecha que después del largo periodo de persecución, todavía quedan unas diez mil personas en el país que profesan la religión católica y la practican en secreto

Algunos refugiados que consiguieron escapar del Norte, hablan de las mujeres ancianas que sentadas en círculo rezan el Rosario contando judías mientras murmuran algo en voz baja

Es fácil cerrar los ojos e imaginarse la escena. Gastadas por los años y las penurias, confiadas en el Amor del Señor y de su Madre. Sin sacerdotes, sin templos, pero me da que con una piedad y una formación más sólida que la de muchos autodenominados «cristianos adultos».

El contraste con la tibieza de muchos cristianos en Occidente no puede ser más brutal. Pereza, comodidad, respetos humanos, miedo al qué dirán, a que nos tachen de exagerados, de estar fuera del mundo, …

Creo que todos podríamos rellenar la lista de excusas para no ser santos. ¿No se te ocurren? Responde en silencio a una sencilla pregunta: ¿qué vas a hacer para amar más a Dios estas vacaciones, sin paréntesis?, ¿a qué ya salen de modo natural las justificaciones?