14.06.13

Las (verdaderas) prioridades de Francisco

A las 6:33 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Papa Francisco

¿Qué está pensando el Papa Francisco? ¿Cuáles son sus prioridadres? ¿Reformar la Curia Romana? ¿Cortar las cabezas de los malos clérigos? ¿Refundará o refundirá al “banco vaticano", el IOR? ¿Combatirá con firmeza el llamado “lobby gay"? Estas y otras preguntas comienzan a atormentar a vaticanistas y observadores. Algunos parecen “comer ansias” por ver en acción a Jorge Mario Bergoglio en su estilo de gobierno. Quisieran anticipar sus cambios, predecir sus movimientos. Pero el pontífice argentino es imprevisible. Tiene en la mente unas claras prioridades pastorales. Sacro&Profano revela algunas de las inquietudes del líder máximo de la Iglesia, en un documento inédito.

Este jueves la prensa reportó la confirmación, de parte del mismo Papa, de su intención de publicar pronto la “encíclica a cuatro manos". Se trata de un documento con reflexiones sobre el tema de la fe cuyo contenido (o la mayor parte de él) fue escrito por Benedicto XVI. La noticia surgió del encuentro que sostuvo Bergoglio, la mañana del día 13, con los miembros del XIII Consejo Ordinario de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.

Hace unos días, cuando se filtró la decisión del pontífice de publicar el texto heredado, un obispo italiano habló justamente de una “encíclica a cuatro manos". La declaración del prelado puso en aprietos a la estructura comunicativa vaticana y en cuestión de horas el portavoz, Federico Lombardi, salió a desmentir que se tratase de un texto “a cuatro manos". Matizó la cosa, confirmando que Francisco iba a darle seguimiento a un proyecto ya iniciado.

En la reunión del jueves, con los miembros del Consejo, surgieron muchísimos otros aspectos. Pequeñas y grandes noticias. Pero, sobre todo, en ese encuentro quedó de manifiesto el estilo de gobierno del nuevo Papa, que abre juego al diálogo franco, pero también toma decisiones. Muy suyas, personales.

Como ya tiene acostumbrados prácticamente a todos, en lugar de leer el discurso (complicado y lleno de citas) que le había preparado la Secretaría de Estado, Bergoglio decidió iniciar con unas palabras improvisadas. Ahí habló de la encíclica, pero también anunció que no habrá exhortación apostólica post-sinodal este año. Es costumbre que los Sínodos de los Obispos tengan lugar cada dos años en Roma y reúnan a clérigos de todo el mundo para analizar un tema elegido por el Papa. De las contribuciones recibidas en esas citas solía surgir un documento que firmaba el Papa, pero que en realidad no escribía él sino la secretaría del Sínodo.

Ahora, de un plumazo, Francisco exoneró a ese organismo de tal encargo. Lo comunicó con simpleza y con estas palabras textuales, mezcla de italiano y español. Luego abrió el espacio a las aportaciones libres:

“Ahora debe salir la encíclica, es una encíclica a cuatro manos dicen… porque la comenzó el Papa Benedicto, él me la entregó a mí, es un documento fuerte. Yo también diré ahí que recibí este gran trabajo que hizo él y yo llevaré adelante. Hacer una exhortación apostólica post-sinodal ahora, después de la encíclica, quedará escondida. Después pensé que el Año de la Fe terminará con un buen documento, algo que pueda ayudarnos. Pensé en esto: hacer una exhortación sobre la evangelización en general y ahí adentro meter las cosas del Sínodo. Se toma todo lo del Sínodo pero en un marco más amplio, alargar la mirada a la evangelización en general. Pensé en eso, me gustó la idea e iré por ese camino. Ya escribí algo, en agosto que estará más tranquila la casa podré seguir adelante y por esto no respondí a la pregunta del boceto que ustedes me enviaron. Les agradezco el trabajo y vamos adelante así, será así. ¿Quieren decir ustedes algo? ¿Sobre este alguna sugerencia?".

Moderados por Nicola Eterovic, responsable de la Secretaría del Sínodo, intervinieron varios cardenales y arzobispos que propusieron diversos temas para las futuras asambleas del Sínodo. Los aspectos fueron de lo más variados, desde la relación con el islam hasta la ideología de género, desde los desafíos de la Iglesia en la actualidad hasta la secularización, pasando por la formación de los laicos.

Tras el giro de aportaciones, tomó la palabra de nuevo el Papa, que ofreció sus orientaciones. Sus prioridades, que estuvieron basadas en los “papeles, papeles y papeles” que ya le han mandado los miembros del llamado “consejo de los ocho sabios", aquella comisión de cardenales representantes de las diversas partes del mundo que él mismo constituyó el 13 de abril pasado como sus consejeros.

Al primer puesto de sus preocupaciones el líder católico mencionó la crisis de la familia, un aspecto que lo inquieta y que será motivo de una gran reunión: sea un Sínodo especial, uno ordinario o de un encuentro con presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo. La modalidad la decidirán los “ocho sabios", en su próxima reunión. Así lo confirmó el Papa, quien continuó dando una serie de orientaciones que servirán para elegir los tres temas del próximo Sínodo que le someterán pronto a su consideración, aunque podrían ser cuatro:

“Dirán ellos, pero este es un problema que en octubre veremos lo que haremos. Otra cosa es el tema de la ecología de la creación pero con la ecología humana, esta relación, este es un problema serio porque las prácticas de la medicina y todas esas cosas van contra la ecología humana y la destruyen. Es un asunto importante.

“Sobre el tema antropológico: nosotros vivimos en una antropología ‘nueva’, que hace salir de sí misma hermenéuticas nuevas y a veces vemos las cosas con hermenéuticas que no son apropiadas a este problema. La laicidad se convirtió en laicismo y ahora secularización, prácticamente. El problema de la antropología secularizada es un problema grave en la Iglesia hoy, es serio. En el plano del encuentro con Dios y la ecología, nosotros vivimos una época, por una parte gnóstica. El gnósticismo está a la cabeza de la reflexión espiritual y teológica. Por otra parte es pelagiana, es una verdadera mezcla entre pelagianismo y gnosticismo en esta cultura nueva. Pero, ¿cómo podemos ayudar a las personas, a los católicos, en esta teología que nos propone la secularidad, la secularización y todo el mundo secular? Ese es otro problema muy serio".

“Y después la Iglesia, el problema de la ‘Ecclesia’, la madre Iglesia, con todas sus tonalidades, entre ellas la sinodalidad. En las sugerencias que llegaron, del grupo de los ocho, este tema se toca en todas. ¿Cómo hacer para encontrar un camino de coordinación entre la sinodalidad y el obispo de Roma? Se pide tanto sobre esto y muchos dicen: eso es trabajo de la Secretaría del Sínodo. A tal punto que la Secretaría del Sínodo se convierte en un instrumento importantísimo para esta solicitud. La sinodalidad debe ir por unos caminos nuevos, que expresen su propia singular unidad al ministerio petrino. Creo que este es un gran desafío. Algunos piden que el Consejo del Sínodo sea permanente, que se pueda convocar para hacer consultas. Todas estas sugerencias aparecieron, el problema es rico, el de elegir el tema. Agradezco vuestro trabajo y espero los tres temas, pero si viene un cuarto… bienvenido".

Y luego surgió un ping-pong:

Eterovic: Si porque se necesita elegir bien para no desperdigarse demasiado. Hemos excluido una valoración del Concilio Vaticano II, porque no es tema del Sínodo sino más bien pastoral y bastante limitado. Pero estas indicaciones suyas son preciosas…

Papa Francisco: Yo digo lo que llegó, porque llegaron papeles, papeles, papeles y eso es bueno, porque se ve que en las Congregaciones Generales (previas al Cónclave) los cardenales se empeñaron en esto y es una gracia de Dios, esta participación suya.

Entonces el cardenal australiano George Pell se refirió al gobierno colegiado de la Iglesia y propuso que una o dos veces al año, por dos o tres horas, la misma secretaría del Sínodo se reúna con el pontífice. “Se puede elegir un tema, nosotros podemos hablar, esto no va al fondo pero sería una ayuda, la expresión de la sinodalidad de la Iglesia", precisó.

En ese momento Bergoglio interrumpió para anticipar que ampliará el consejo de los “ocho sabios” y agregará un noveno: “Falta uno, ya que los hermanos orientales se enojaron un poco porque no hay uno de ellos entre los ocho. Falta un oriental que aún no fue elegido", dijo casi sonriendo. Y concluyó con una exhortación precisa: “Yo les agradezco por este trabajo. Muchas gracias. Y adelante, con libertad, porque el ministerio petrino requiere de la sinodalidad de la cual ustedes son expresión. Adelante, sin miedo". He ahí el estilo Francisco. Sin más.

Serafines susurran.- Que el estilo coloquial y algunos pasajes arriba señalados coinciden en forma y fondo con varias frases reportadas en el resumen del encuentro entre el Papa y la Conferencia de Religiosos de América Latina (CLAR) que se filtró al inicio de esta semana provocando un enorme debate mediático por la parte referida a la llamada “lobby gay” en El Vaticano. El portavoz Lombardi no pudo desmentir la veracidad de esas palabras (podría haberlo hecho sin problemas), mientras la propia CLAR confirmó que el documento era verdadero, aunque aclaró que no se trataba de una transcripción puntual y que las palabras respondían “en sentido general” a lo dicho por Francisco.

Si el resumen era verdadero y allí se escribió lo que los asistentes escucharon, no se necesita ser iluminado para darse cuenta que si usaron el término “lobby gay” (en un documento casi estenográfico) es porque el Papa efectivamente lo pronunció. ¿Ustedes se olvidarían, se confundirían o se equivocarían si, en privado, el obispo de Roma les comparte tal confidencia? No. Más bien todo lo contrario, es lo primero que uno recordaría, sencillamente porque impacta. Claro, nadie en su sano juicio lo filtraría (teóricamente).

Creer que los religiosos se inventaron las palabras es francamente absurdo, tan absurdo (o más) que la filtración innoble. Y un mal servicio rinden a la Iglesia los que, con miopía, en lugar de reflexionar (con madurez) sobre las preocupaciones del Papa se ponen a construir argumentaciones para minimizar sus palabras. Mala estrategia. Es infantil sostener que, porque Lombardi no las confirmó y los religiosos tampoco lo hicieron, esas declaraciones nunca existieron. Esa actitud es, ante todo, una negación implícita del periodismo. Pura retórica barata. Nada de verdad.