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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 16 de junio de 2013

Francisco papa

El papa recuerda que dinero, política y economía deben servir al hombre y no gobernar
Francisco envía una carta a David Cameron en relación a la próxima cumbre del G8

El papa Francisco invita a dar siempre testimonio del Evangelio de la Vida
El santo padre ha presidido la eucarístía de la Jornada Evangelium Vitae

Confiar a la Virgen toda vida humana, especialmente la frágil e indefensa
Oración del Ángelus del papa en la plaza de San Pedro

Mirar el mensaje del Evangelio como una senda de libertad y de vida
Homilía del santo padre en la Jornada Evangelium Vitae

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Beata María Teresa Scherer
«Convicción hecha vida: la mano en el trabajo y el corazón en Dios»

Foro

Católicos ignorantes
La importancia de la formación en la fe


Francisco papa


El papa recuerda que dinero, política y economía deben servir al hombre y no gobernar
Francisco envía una carta a David Cameron en relación a la próxima cumbre del G8

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2013 (Zenit.org) - El santo padre ha enviado una carta al primer ministro de Reino Unido, David Cameron. La carta es una respuesta a la que Cameron envió para informarle l sobre la agenda de la presidencia británica del G8 2013 y de la cumbre "A G8 meeting that goes back to first principles" (Una reunión del G-8 que se remonta a los primeros principios), que se celebrará en Lough Erne (Irlanda del Norte) el 17 y 18 de junio.

"Para que este tema tenga su más amplio y profundo significado, es necesario asegurar a toda actividad política y económica nacional e internacional uns referencia al hombre", comienza afirmando el papa en la carta. Además, dichas actividades deben "por una parte consentir la máxima expresión de la libertad y de la creatividad individual y colectiva y por otra, promover y garantizar que éstas ejerciten siempre responsablemente y en el sentido de la solidaridad, con una particular atención a los más pobres".

Tal y como señala en la carta enviada a Cameron, el santo padre recuerda que las prioridades que la presidencia británica ha fijado para la cumbre se centran sobre todo en el libre comercio internacional, la fiscalidad, la transparencia de los gobiernos y de los agentes económicos. Del mismo modo, "es signo de atención para la persona humana el hecho que uno de los temas centrales de la agenda sea la protección de las mujeres y de los niños de la violencia sexual en situaciones de conflicto, aunque no hay que olvidar que el contexto indispensable para el desarrollo de todas las acciones políticas mencionadas es el de la paz internacional", señala el papa Francisco.

Sobre la preocupación por las graves crisis internacionales, que nunca faltan en las deliberaciones del G8, "este año no se puede no considerar con atención la situación en Medio Oriente y, particularmente, en Siria", recuerda. Sobre la situación que esta viviendo este país, el pontífice "espera que la cumbre contribuya a obtener un alto al fuego inmediato y duradero, y a llevar a todas las partes en conflicto a la mesa de negociaciones". La paz, continúa la carta, "es un requisito indispensable para la protección de las mujeres, los niños y las otras víctimas inocentes y para comenzar a erradicar el hambre, especialmente entre las víctimas de la guerra".

Haciendo referencia a lo que Benedicto XVI dijo sobre la presente crisis global que demuestra que la ética no es algo externo a la economía, sino una parte integral e ineludible del pensamiento y de la acción católica; el papa Francisco ha añadido que la legalidad con su consecuente compromiso de evitar la evasión fiscal y asegurar la transparencia y responsabilidad de los gobiernos "son medidas que apuntan a las raíces éticas profundas de los problemas".

Tanto las medidas que pretenden asegurar la legalidad en las acciones económicas, como las medidas para resolver la crisis económica mundial "deben ser guiadas por la ética de la verdad, que incluye, sobre todo, el respeto de la verdad sobre el hombre, el cual no es un factor económico más, o un bien que se pueda excluir, sino algo con una naturaleza y una dignidad no reducible a simples cálculos económicos".

Por otra parte, el santo padre ha subrayado que el fin de la economía y de la política es el servicio a los hombre, "comenzando por los más pobres y débiles, estén donde estén, incluso también en el vientre de la madre". Así mismo ha añadido que toda teoría o acción económica y política debe procurar a todos los habitantes de la tierra un mínimo de bienestar que permita "vivir con dignidad, en libertad, con la posibilidad de mantener una familia, educar a los hijos, alabar a Dios y desarrollar las propias capacidades humanas". Afirma el papa que sin esta visión, toda la economía no tendría sentido.

En este sentido, los desafíos económicos y políticos del mundo actual necesitan un valiente cambio de actitud que dé al fin y a los medios su puesto preciso. El dinero y los otros medios políticos y económicos, ha subrayado el papa, "deben servir y no gobernar, teniendo presente que la solidaridad gratuita y desinteresada es, de forma aparentemente paradójica, la clave del buen funcionamiento económico y global".

Para finalizar el santo padre recuerda que ha compartido estos pensamientos con el deseo de contribuir a subrayar lo que está implícito en todas las instancias políticas pero que a veces se puede olvidar: "la importancia primordial de poner al hombre, cada hombre y mujer, al centro de toda la actividad política y económica nacional e internacional".

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El papa Francisco invita a dar siempre testimonio del Evangelio de la Vida
El santo padre ha presidido la eucarístía de la Jornada Evangelium Vitae

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2013 (Zenit.org) - Hoy en la plaza de San Pedro miles de fieles de todas las partes del mundo se han reunido para celebrar la santa misa con el santo padre por la Jornada  Evangelium Vitae. Una iniciativa organizada por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, en la que han participado varios miles de personas pertenecientes a movimientos, asociaciones, y todo tipo de instituciones que trabajan en defensa de la vida, procedentes de Estados Unidos, Italia, Japón, Gran Bretaña, Alemania, España, Bélgica, Australia, Argentina, Rumania y Hungría, entre otros.

El papa Francisco llegó a la plaza montado en el jeep y pasó por vía de la Conciliación saludando a los presentes. Entre ellos se encontraba un gran número de moteros apasionados de las Harley-Davidson, convocados en Roma con motivo del aniversario del 110 aniversario de la mítica compañía norteamericana.

El santo padre ha comenzado destacando lo bello del nombre de la celebración del día de hoy "Evangelio de la Vida" y ha manifestado su deseo de dar gracias al Señor "por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones y queremos al mismo tiempo anunciar el Evangelio de la Vida".

Francisco ha realizado su homilía en base a tres puntos de meditación para la fe: "la Biblia nos revela al Dios vivo, al Dios que es Vida y fuente de la vida, Jesucristo da vida, y el Espíritu Santo nos mantiene en la vida y seguir el camino de Dios lleva a la vida, mientras que seguir a los ídolos conduce a la muerte". Leer la homilía completa aquí

Con respecto al primer punto y haciendo mención a la primera lectura el santo padre ha dicho que "cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte" y preguntando cuál es la imagen que tenemos de Dios ha añadido que "tal vez nos parece un juez severo, como alguien que limita nuestra libertad de vivir. Pero toda la Escritura nos recuerda que Dios es el Viviente, el que da la vida y que indica la senda de la vida plena". Francisco ha recordado que Dios es la fuente de la vida y su aliento es lo que sostiene el camino de su existencia terrena. Además ha subrayado que los diez mandamiento son una vía que Dios nos indicia para una vida verdaderamente libre, no son un himno al "no" sino más bien un himno al "sí" a Dios, al Amor, a la Vida.

En el segundo punto de su reflexión, el obispo de Roma ha hecho mención al pasaje evangélico de hoy (Jesús encuentra a una mujer pecadora durante una comida en casa de un fariseo) que "nos hace dar un paso más". Jesús - ha explicado el papa - es la encarnación del Dios vivo, el que trae la vida, ante tantas obras de muerte, ante el pecado, el egoísmo, el cerrarse en sí mismos. Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida. Sobre la mujer del pasaje evangélico, el papa Francisco ha recordado que "se siente comprendida, amada, y responde con un gesto de amor, se deja tocar por la misericordia de Dios y obtiene el perdón, comienza una vida nueva". Dios el Viviente es misericordioso, ha afirmado, invitando a los fieles en la plaza a decirlo en voz alta y todos juntos: ¡Dios el Viviente es misericordioso!

También ha recordado el papa que es el Espíritu Santo el que "nos introduce en la vida divina como verdaderos hijos de Dios, como hijos en el Hijo unigénito, Jesucristo". El cristiano, ha señalado, "es una persona que piensa y actúa en la vida cotidiana según Dios, una persona que deja que su vida sea animada, alimentada por el Espíritu Santo".

Al pasar al tercer punto de la homilía ha reflexionado sobre las veces en las que el hombre no elige la vida, no acoge el "Evangelio de la vida", "sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no están dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro". El resultado de esto, ha explicado el papa "es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte".

Para finalizar, el papa ha animado a decir sí al amor y no al egoísmo, decir sí a la vida y no a la muerte, sí a la libertad y no a la esclavitud de tanto ídolos de nuestro tiempo; en una palabra "decir sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda". "Sólo la fe en el Dios vivo nos salva" y "esta fe nos hace libres y felices" ha recordado.

Al concluir la eucaristía, se ha rezado el Ángelus, en el que el papa ha pedido confiar a la Virgen cada vida, "especialmente la más frágil, indefensa y amenazada a su protección materna". Leer las palabras del papa en el Ángelus aquí

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Confiar a la Virgen toda vida humana, especialmente la frágil e indefensa
Oración del Ángelus del papa en la plaza de San Pedro

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2013 (Zenit.org) - Al finalizar la santa misa celebrada por la Jornada del Evangelium Vitae, monseñor Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la nueva evangelización, ha dirigido un saludo al papa Francisco.

A continuación el papa ha guiado la oración del Ángelus con los fieles y peregrinos presentes en la plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del papa al introducir la oración mariana:

¡Queridos hermanos y hermanas!

Al finalizar esta eucaristía dedicada al Evangelio de la Vida, estoy contento de recordar que ayer, en Carpi, fue proclamado beato Odoardo Focherini, esposo y padre de siete hijos, periodista. Capturado y encarcelado por el odio a su fe católica, murió en el campo de concentración de Hersbruck en 1944, a los 37 años. Salvó a numerosos judíos de la persecución nazi. Junto con la Iglesia que está en Carpi, damos gracias a Dios por este testigo del Evangelio de la Vida.

Doy gracias de corazón a todos vosotros que habéis venido a Roma de tantas parte de Italia y del mundo, en particular las familias y los que trabajan directamente con la promoción y la tutela de la vida.

Saludo cordialmente a los 150 miembros de la Asociación Gravida, de Argentina. Muchas gracias por lo que hacéis. Ánimo y adelante.

Para finalizar saludo a los numerosos participantes del encuentro de motociclismo Harley-Davidson y también al Motoclub Policía de Estado.

No dirigimos ahora  a la Virgen, confiando cada vida humana, especialmente la más frágil, indefensa y amenazada a su protección materna.

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Mirar el mensaje del Evangelio como una senda de libertad y de vida
Homilía del santo padre en la Jornada Evangelium Vitae

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2013 (Zenit.org) - A las 10.30 de la mañana de hoy, XI domingo del Tiempo Ordinario, el papa Francisco ha celebrado en la plaza de San Pedro la santa misa por la Jornanda del Evangelium Vitae, en ocasión del año de la fe.

Publicamos a continuación la homilía del santo padre:

Queridos hermanos y hermanas

Esta celebración tiene un nombre muy bello: el Evangelio de la Vida. Con esta Eucaristía, en el Año de la fe, queremos dar gracias al Señor por el don de la vida en todas sus diversas manifestaciones, y queremos al mismo tiempo anunciar el Evangelio de la Vida.
A partir de la Palabra de Dios que hemos escuchado, quisiera proponerles tres puntos sencillos de meditación para nuestra fe: en primer lugar, la Biblia nos revela al Dios vivo, al Dios que es Vida y fuente de la vida; en segundo lugar, Jesucristo da vida, y el Espíritu Santo nos mantiene en la vida; tercero, seguir el camino de Dios lleva a la vida, mientras que seguir a los ídolos conduce a la muerte.

La primera lectura, tomada del Libro Segundo de Samuel, nos habla de la vida y de la muerte. El rey David quiere ocultar que cometió adulterio con la mujer de Urías el hitita, un soldado en su ejército y, para ello, manda poner a Urías en primera línea para que caiga en la batalla. La Biblia nos muestra el drama humano en toda su realidad, el bien y el mal, las pasiones, el pecado y sus consecuencias. Cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte. Y el adulterio del rey David es un ejemplo. Y el egoísmo conduce a la mentira, con la que trata de engañarse a sí mismo y al prójimo. Pero no se puede engañar a Dios, y hemos escuchado lo que dice el profeta a David: «Has hecho lo que está mal a los ojos de Dios» (cf. 2 S 12,9). Al rey se le pone frente a sus obras de muerte, - realmente lo que hizo es una obra de muerte, no de vida - comprende y pide perdón: «He pecado contra el Señor» (v. 13), y el Dios misericordioso, que quiere la vida y siempre nos perdona, le da de nuevo la vida; el profeta le dice: «También el Señor ha perdonado tu pecado, no morirás». ¿Qué imagen tenemos de Dios? Tal vez nos parece un juez severo, como alguien que limita nuestra libertad de vivir. Pero toda la Escritura nos recuerda que Dios es el Viviente, el que da la vida y que indica la senda de la vida plena. Pienso en el comienzo del Libro del Génesis: Dios formó al hombre del polvo de la tierra, soplando en su nariz el aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser vivo (cf. 2,7). Dios es la fuente de la vida; y gracias a su aliento el hombre tiene vida y su aliento es lo que sostiene el camino de su existencia terrena. Pienso igualmente en la vocación de Moisés, cuando el Señor se presenta como el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, como el Dios de los vivos; y, enviando a Moisés al faraón para liberar a su pueblo, revela su nombre: «Yo soy el que soy», el Dios que se hace presente en la historia, que libera de la esclavitud, de la muerte, y que saca al pueblo porque es el Viviente. Pienso también en el don de los Diez Mandamientos: una vía que Dios nos indica para una vida verdaderamente libre, para una vida plena; no son un himno al «no» - no debes hacer esto, no debes hacer esto, no debes hacer esto: ¡no! Son más bien un himno al «sí» a Dios, al Amor, a la Vida. Queridos amigos, nuestra vida es plena sólo en Dios, porque sólo Él es el Viviente.

El pasaje evangélico de hoy nos hace dar un paso más. Jesús encuentra a una mujer pecadora durante una comida en casa de un fariseo, suscitando el escándalo de los presentes: Jesús deja que se acerque una pecadora, e incluso le perdona los pecados, diciendo: «Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco» (Lc 7,47). Jesús es la encarnación del Dios vivo, el que trae la vida, ante tantas obras de muerte, ante el pecado, el egoísmo, el cerrarse en sí mismos. Jesús acoge, ama, levanta, anima, perdona y da nuevamente la fuerza para caminar, devuelve la vida. Vemos en todo el Evangelio cómo Jesús trae con gestos y palabras la vida de Dios que transforma. Es la experiencia de la mujer que unge los pies del Señor con perfume: se siente comprendida, amada, y responde con un gesto de amor, se deja tocar por la misericordia de Dios y obtiene el perdón, comienza una vida nueva. Dios el Viviente es misericordioso ¿están de acuerdo? ¡Digámoslo juntos: Dios el Viviente es misericordioso! ¡Dios el Viviente es misericordioso! Otra vez: ¡Dios el Viviente es misericordioso!

Esta fue también la experiencia del apóstol Pablo, como hemos escuchado en la segunda Lectura: «Mi vida ahora en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí» (Ga 2,20). ¿Qué es esta vida? Es la vida misma de Dios. Y ¿quién nos introduce en esta vida? El Espíritu Santo, el don de Cristo resucitado. Es él quien nos introduce en la vida divina como verdaderos hijos de Dios, como hijos en el Hijo unigénito, Jesucristo. ¿Estamos abiertos nosotros al Espíritu Santo? ¿Nos dejamos guiar por él? El cristiano es un hombre espiritual, y esto no significa que sea una persona que vive «en las nubes», fuera de la realidad (como si fuera un fantasma), no. El cristiano es una persona que piensa y actúa en la vida cotidiana según Dios, una persona que deja que su vida sea animada, alimentada por el Espíritu Santo, para que sea plena, propia de verdaderos hijos. Y eso significa realismo y fecundidad. Quien se deja guiar por el Espíritu Santo es realista, sabe cómo medir y evaluar la realidad, y también es fecundo: su vida engendra vida a su alrededor.

Dios es el Viviente, es el Misericordioso, Jesús nos trae la vida de Dios, el Espíritu Santo nos introduce y nos mantiene en la relación vital de verdaderos hijos de Dios. Pero, con frecuencia – lo sabemos por experiencia - el hombre no elige la vida, no acoge el «Evangelio de la vida», sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no están dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro. Es la constante ilusión de querer construir la ciudad del hombre sin Dios, sin la vida y el amor de Dios: una nueva Torre de Babel; es pensar que el rechazo de Dios, del mensaje de Cristo, del Evangelio de la vida, lleva a la libertad, a la plena realización del hombre. El resultado es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte. La sabiduría del salmista dice: «Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos» (Sal 19,9). ¡Recordémoslo siempre: el Señor es el Viviente, es misericordioso! ¡el Señor es el Viviente, es misericordioso!

Queridos hermanos y hermanas, miremos a Dios como al Dios de la vida, miremos su ley, el mensaje del Evangelio, como una vida de libertad. El Dios vivo nos hace libres. Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de tantos ídolos de nuestro tiempo; en una palabra, digamos sí a Dios, que es amor, vida y libertad, y nunca defrauda (cf. 1 Jn 4,8, Jn 11,25, Jn 8,32). A dios, que es el Viviente y el Misericordioso. Sólo la fe en el Dios vivo nos salva; en el Dios que en Jesucristo nos ha dado su vida y, con el don del Espíritu Santo, y hace vivir como verdaderos hijos de Dios, con su misericordia. Esta fe nos hace libres y felices. Pidamos a María, Madre de la Vida, que nos ayude a recibir y dar testimonio siempre del «Evangelio de la Vida». Así sea

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Beata María Teresa Scherer
«Convicción hecha vida: la mano en el trabajo y el corazón en Dios»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 16 de junio de 2013 (Zenit.org) - Sus largas horas de oración ante el Santísimo fueron el motor de la vida de esta beata que tuvo que afrontar numerosas tribulaciones. Nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen, Suiza. Era la cuarta de siete hermanos y en la primera etapa de su vida nada hacía presagiar el rumbo que tomaría su existencia, aunque la mayoría de los rasgos que ella confesó tener entonces se asemejan a los de muchas personas: «Era parlanchina, irreflexiva, distraída. Era irritable y propensa a las rabietas. Me gustaba la ropa bonita y disfrutaba si me halagaban. A menudo, replicaba y desobedecía a la sirvienta». Pero tenía cualidades que le ayudarían a superar muchos problemas: inteligencia, sentido de la responsabilidad, dotes para el estudio, y estaba agraciada por una memoria formidable. A ello añadía un hilito de luz interior, refugio del amor divino, crucial para que fraguase la vocación: «Me gustaban los sermones, y solía frecuentar los sacramentos cuando se presentaba la ocasión». Su camino hacia la madurez seguramente se inició a los 7 años con la inesperada muerte de su padre. Poco sabía hacer a esa edad cuando se trasladó a casa de dos tíos solteros, uno de ellos su padrino, que también residían en Meggen, pero pudo ayudarles porque estaba habituada a realizar tareas domésticas. Ambos le enseñaron a amar a Cristo. Al cumplir los 16 años su madre consideró que le vendría bien para formarse en todos los sentidos pasar una etapa en el hospital de Lucerna junto a las hermanas hospitalarias de Besançon. El influjo de las religiosas la alejaría de tendencias, como la vanidad, que habían aflorado en su vida y quizá de un desorbitado amor por la música –aunque este adjetivo no está consignado por la beata–, junto a rasgos de espontaneidad que igual no le convenían. Se sobreentiende que su madre buscaba para ella una mayor disciplina. La cuestión es que asintió porque no le quedó más remedio. Y allí se dio de bruces con el sufrimiento. Lo que peor llevaba era el régimen interno porque era estricto, y le desagradaba profundamente el trato dispensado a enfermos impedidos. Recurriendo a la oración, venció todas las dificultades y recelos, y superó la crisis que todo ello le provocaba. Tres años después abandonó el hospital fortalecida y llena de gratitud por haber podido asistir a los enfermos.

Tras una peregrinación a la abadía benedictina de Einsiedein percibió la llamada de la vocación; antes había militado como Hija de María. En 1845 ingresó con las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, obra debida a la fe del P. Teodosio Florentini, capuchino del convento de Altdorf. Hizo el noviciado en Mezingen, profesó en otoño junto a otras cuatro religiosas y la destinaron a Galgenen. Acompañada de una hermana iba con la misión de poner en marcha una escuela. Se estrenó como educadora cristiana esperando contrarrestar el ambiente anticlerical. Pero seguramente una exigencia excesiva, mal encaminada, mermó su salud. El esfuerzo que supuso para ella el trabajo y sus obligaciones cotidianas, a lo que se unían sus numerosos escrúpulos que le restaban paz, la dejaron malparada y tuvo que regresar a Mezingen. Obtuvo el título de maestra y siguió ocupada en la enseñanza. En 1850, el P. Teodosio la envió a Näfels para dirigir el hospicio y dos años más tarde le encomendó el hospital de Coire, otra fundación suya. La fidelidad de María Teresa dio grandes frutos. En 1856 se produjo una escisión entre las religiosas. Las que no habían compartido plenamente el carisma fundador siguieron su camino, pero la beata no lo abandonó. Reiteró su lealtad como había hecho en otra ocasión anterior cuando el capuchino precisó inequívoco respaldo para construir un hospital de mayores dimensiones. En aquel momento, le dio su palabra con un simple apretón de manos; no hizo falta más. En 1857, tras la ruptura interna, fue elegida superiora general de la congregación, con sede en Ingenbohl, Suiza; se había ganado sobradamente la confianza de todos. Al morir el P. Teodosio en 1865, quedó al frente de la orden. Él le había dejado en herencia, entre tantas riquezas, la mayor: la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Fue sostén para ella en los momentos difíciles que sobrevinieron, y que se prolongaron durante años. Hizo lo imposible por mantener el rigor de las constituciones. Se opuso a los sucesores del fundador cuando quisieron imponer sus criterios, se hizo cargo de las deudas, y litigó defendiendo los derechos de la obra. Fue criticada por su modo de encarnar el gobierno y se puso en entredicho su severidad con la pobreza. Acusada y calumniada por un capellán, fue depuesta de su oficio por el obispo. Entonces confió a una de las suyas: «Tengamos presente a nuestro Salvador y a las innumerables ofensas que recibe cada día. A mí no se me trata mejor, como usted ya debe saber. No importa, pues no se puede contentar a todo el mundo. ¡Con tal de que Dios esté contento de nosotros!». Le preocupaba el vínculo de la comunidad por encima de cualquier otra cosa, y así lo hizo notar: «Me siento atormentada, y me resulta penoso dirigirme a la casa madre; quiera Dios que todo sea para bien. Lo esencial es que nos mantengamos unidas y que nos amemos, que llevemos juntas la cruz y el sufrimiento». Soportó todo heroicamente, orando sin desfallecer. Al resplandecer la verdad, volvió a ser repuesta en su cargo. Fue creadora de escuelas y hospitales para minusválidos. La salud no le acompañó, y en 1887 se le diagnosticó un cáncer de estómago. Murió el 16 de junio de 1888 en el convento de Ingenbohl, mientras exclamaba: «¡Cielo, cielo!». Había testificado con su vida lo que ella misma dijo: «la mano en el trabajo y el corazón en Dios». Juan Pablo II la beatificó el 29 de octubre de 1995.

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Foro


Católicos ignorantes
La importancia de la formación en la fe

Por Felipe Arizmendi Esquivel

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 16 de junio de 2013 (Zenit.org) - Ofrecemos el artículo de nuestro colaborador monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, sobre la importancia de la formación en la fe.

*****

SITUACIONES

No; no quiero ofender a mis hermanos que profesan la misma fe que un servidor. No me estoy uniendo al coro de quienes consideran la religión como un catálogo de dogmatismos sin sentido, fruto de la ignorancia y del fanatismo. Sólo quiero resaltar un hecho innegable: que muchos católicos desconocen los fundamentos de su fe; pocos estudian y profundizan la Sagrada Escritura, aunque cada día son más quienes están superando esta carencia. Algunos aducen que no cambian su religión católica sólo porque es la que recibieron de sus padres, no porque estén plenamente convencidos de la coherencia y de la plenitud de verdad que posee internamente nuestra fe.

Muchos católicos dejan su catolicismo sólo porque no lo conocen bien. Por ejemplo, no saben por qué bautizamos a los niños, siendo que Jesús fue bautizado en torno a los treinta años. No conocen los textos bíblicos para interpretar adecuadamente la prohibición de Exodo 20,4-5 de no hacer imágenes ni darles culto, y se dejan convencer cuando con ésta y otras citas bíblicas les hacer creer que somos idólatras y que estamos desobedeciendo el mandato divino. No toman en cuenta Ex 25,18 cuando Dios ordena a Moisés hacer imágenes de querubines, y Números 21,8 donde le ordena hacer la imagen de una serpiente. Tan no está prohibido hacer imágenes, que Dios mismo nos hizo “a su imagen y semejanza” (Gén 1,26-27).No hay contradicción en las órdenes de Dios, pero hay que saber interpretar la Biblia; de lo contrario, cada interpretación genera una nueva religión, y es cuento de nunca acabar. De estos y otros temas, muchos son incapaces de dar razón; les siembran dudas y luego se hacen indiferentes, o se refugian en sus costumbres religiosas.

ILUMINACION

Hablando a un grupo de obispos franceses, el Papa Benedicto XVI les dijo: “Uno de los problemas más serios de nuestra época es el de la ignorancia práctica religiosa en la que viven muchos hombres y mujeres, incluso algunos fieles católicos. Por este motivo, la nueva evangelización se presenta con una urgencia particular. Ella pide a todos los cristianos que den razón de su esperanza (cf 1 Pedr 3,15), consciente de que uno de los obstáculos más temibles de nuestra misión pastoral es la ignorancia del contenido de la fe. Se trata en realidad de una doble ignorancia: un desconocimiento de la persona de Jesucristo y una ignorancia de la sublimidad de sus enseñanzas, de su valor universal y permanente en la búsqueda del sentido de la vida y de la felicidad. Esta ignorancia provoca además en las nuevas generaciones la incapacidad de comprender la historia y de sentirse herederos de esta tradición que ha modelado la vida, la sociedad, el arte, la cultura” (30-XI-2012).

Esto lo dijo a obispos que atienden pastoralmente a franceses, que se consideran muy cultos, muy preparados y modernos, tanto que nos desprecian a los de otros países. Pues si entre ellos hay ignorancia de la fe católica, ¡qué no decir de nuestros ambientes!

Ante esta realidad, ¿qué ofrecemos? Dice el Papa: “La Buena Nueva que tenemos la tarea de anunciar a los hombres de todos los tiempos, de todas las lenguas y de todas las culturas, se puede resumir en pocas palabras: Dios, creador del hombre, en su Hijo Jesús nos da a conocer su amor por la humanidad: ‘Dios es amor’ y quiere la felicidad de sus criaturas, de todos sus hijos. La constitución pastoral Gaudium et spes (No. 10) afrontó las cuestiones clave de la existencia humana, sobre el sentido de la vida y de la muerte, del mal, de la enfermedad y del sufrimiento, tan presentes en nuestro mundo. Recordó que, en su bondad paterna, Dios ha querido dar respuestas a todos estos interrogantes y que Cristo fundó su Iglesia para que todos los hombres pudieran conocerle”.

COMPROMISOS

Este Año de la Fe debería ser ocasión propicia para generar creativamente muchas iniciativas que nos ayuden a consolidar la fe. Cada creyente debería sentirse motivado a profundizar más su conocimiento de la Biblia, del Concilio Vaticano II y del Catecismo de la Iglesia Católica. Cada agente de pastoral debería ofrecer a su comunidad más alternativas en este sentido.

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