IGLESIA EN ESPAÑA

Monseñor Jaume Pujol, Arzobispo de Tarragona: “Puede decirse que no hay un día sin un nuevo mártir”


 

En el Año de la fe, la Iglesia celebrará el próximo mes de octubre la beatificación de un grupo muy numeroso de mártires de la persecución religiosa en España, durante el siglo XX. Entre las diversas postulaciones que concurren en esta celebración, se encuentra la encabezada por la diócesis de Tarragona, que presenta el grupo más numeroso. Será precisamente la ciudad de Tarragona el marco de esta celebración, que tendrá lugar el día 13 de octubre. Para conocer cómo avanzan los trabajos preparatorios y qué supone esta celebración, Agencia SIC ha hablado con Monseñor Jaume Pujol, Arzobispo de Tarragona.

P-Monseñor Pujol, ¿Qué supone esta celebración de las beatificaciones en el marco del año de la Fe?

R-Esta beatificación, como es sabido, tiene la voluntad de ser el acto culminante de las diócesis españolas en el Año de la fe, promulgado por quien en ese momento presidía la Iglesia universal, el venerado Papa emérito Benedicto XVI. La Profesión de fe de esos siervos de Dios es admirable, porque la fe que proclamaron con los labios fue rubricada con su propia sangre. Ellos, que vivieron en el don de la fe, murieron por causa de esa misma fe y no se avergonzaron de la cruz del Señor (cf. 2 Tim 1,8). Es ahora el mismo Señor quien, mediante el ministerio de la Iglesia, les glorifica para la edificación del cuerpo de Cristo y para la gloria de la santa Trinidad.

Impresiona pensar que, por esa fe que nosotros proclamamos, muchas personas dieron su vida. Son para nosotros ejemplo de fidelidad y fortaleza. Quiero hacer memoria de Benedicto XVI, quien hasta hace poco era Pontífice de la Iglesia católica, mediante su carta apostólica en forma de “motu proprio” Porta fidei: “Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores.»

Durante el Año de la fe, gracias a tantas iniciativas pastorales, estamos todos aprendiendo a hacer la confessio fidei con una comprensión de lo que creemos, buscando una mayor coherencia entre vida y fe a fin de convertirnos en testigos del Evangelio y semilla para una reevangelización de nuestra sociedad.

P-La causa más numerosa de todas las que llegarán a término en la celebración de octubre es la de los mártires de Tarragona, ¿a cuántas personas se refiere y quiénes son estos mártires?

R-Dentro de la causa de los mártires de Tarragona, que fue pionera, se incluyen —además del Obispo auxiliar de Tarragona, Manuel Borrás, los sesenta y seis sacerdotes y los dos seminaristas de la archidiócesis—, ochenta y tres personas más: veinte monjes del Monasterio de Montserrat, siete Carmelitas Descalzos, siete Misioneros del Corazón de María, treinta y nueve Hermanos de las Escuelas Cristianas, cuatro Terciarios Carmelitas de la Enseñanza y un padre Capuchino.

P-Hay otras 33 causas, además de la de Tarragona ¿De dónde proceden todos estos mártires?

R-Por lo que respecta a su cuna, puedo decir que de todo el ámbito estatal. En cuanto a sus diócesis de incardinación, más de la mitad proceden de diócesis catalanas. Cabe añadir unos cuantos procedentes de la América Latina. Estos últimos desarrollaban su labor pastoral o contemplativa en diversas diócesis españolas.

P-El testimonio de los mártires es siempre impresionante ¿Cuál le ha impactado más?

R-Son muchos… De hecho, ya impresiona el perdón a quienes les torturaban y mataban… Escogeré uno por proximidad… Evoquemos, por ejemplo, la vigorosa figura del Obispo Manuel Borrás Ferré. Nació en La Canonja el 9 de septiembre de 1880, fue ordenado sacerdote el 19 de septiembre de 1903 y sería consagrado Obispo auxiliar de Tarragona en la Catedral Metropolitana y Primada el día 2 de julio de 1934. Sirvió a la Iglesia diocesana con pulcritud y fidelidad, viviendo veintiún años a la sombra del Cardenal Francisco de Asís Vidal y Barraquer, de quien fuera un servidor fiel y discreto.

Tras diecinueve días de cautiverio en la prisión de Montblanc, sin que nadie se preocupara por su suerte, fue finalmente asesinado en el Coll de Lilla la tarde del 12 de agosto de 1936. La noche de aquel día memorable, uno de quienes le habían dado muerte, exclamaba: «¡Y aún ha osado bendecirnos!»

Habiendo cubierto de ramas su cuerpo, le rociaron con gasolina y le prendieron fuego. Dejaron el cuerpo insepulto al borde de la carretera. A él y a tantos otros les cuadra el texto de Marcos: «Quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien la pierda por mí y por el Evangelio, la salvará» (Mc 8,35). No perdió la vida, sino que la ganó en Cristo. Para siempre.

P-¿Algún otro?

R-Uno que no figura en las causas, pero que está relacionado con los hechos que condujeron a la beatificación de muchos otros. Es sobrecogedor el caso del Cardenal Francisco de Asís Vidal y Barraquer, un mártir sin efusión de sangre, pero verdadera víctima y mártir. Recordemos que la Iglesia venera como mártires a muchos que sufrieron persecución pero sin efusión de sangre. Fue la primera víctima por su dignidad, quizá también por ser el primero y, ciertamente, por la duración de la persecución a la que fue sometido por unos y otros.

El Cardenal Francisco de Asís Vidal y Barraquer, que había iniciado el camino del exilio, no se enteró hasta más tarde del asesinato de su Obispo auxiliar —de quien le habían forzado a separarse— y de tantos sacerdotes de la archidiócesis. La tristeza le acompañó hasta su muerte. Fue el martirio del corazón. Sí, tanto el Dr. Borràs como el Cardenal Vidal y Barraquer hicieron ofrenda de su vida a la Iglesia de Tarragona, de la cual eran pastores.

El Cardenal vivió y murió en un exilio sin retorno —pobre y olvidado de muchos— el día 13 de septiembre de 1943. El epitafio del Papa san Gregorio VII puede aplicarse a la persona de quien fue considerado «el Cardenal de la paz»: «He amado la justicia y he odiado la iniquidad, por eso muero exiliado.»

P-Hoy parece que el camino del martirio no es el más frecuente para llegar a la santidad, pero también es verdad que el martirio no se improvisa, ¿Cuáles son los pilares de la vida cristiana para llegar hoy a la santidad?

R-Evidentemente que no se improvisa. Eso de perdonar a los verdugos… Requiere una fe y una aridad increíbles.

De todos modos, yo no diría que hoy no sea tan frecuente. Basta recordar la infinidad de cristianos que sufren persecución y muerte en distintos países. Puede decirse que no hay un día sin un nuevo mártir a quien quizá nunca veamos en los altares.

Ahora bien, respondiendo a su pregunta diría que es eso tan fácil y, a la vez, tan difícil del doble mandamiento del Amor: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con oda tu alma, con toda tu mente. Y amarás al prójimo como a ti mismo”. ¡Ahí es nada!

P-La diócesis de Tarragona tiene una larga experiencia martirial, desde sus mismos patronos, ¿qué aporta el testimonio de los mártires a la vivencia de la fe?

R-En efecto, la Iglesia de Tarragona posee una gran tradición martirial que se remonta a los primeros tiempos del cristianismo. Mártir fue san Pablo, quien difundiera el mensaje de la Buena Nueva desde la ciudad; mártires fueron los santos protectores de Tarragona, Tecla y Magín; pero fueron los santos mártires Fructuoso, Obispo, y Augurio y Eulogio, diáconos, quienes abren y marcan la tradición local. Por otra parte, la Causa de Tarragona es la más numerosa en cuanto al número de beatos de las treinta y cuatro causas que componen esta magna beatificación.

P-La celebración va a tener lugar en Tarragona, ¿cuál es el motivo de haber elegido este lugar?

R-Resulta muy apropiado que Tarragona acoja esta emotiva ceremonia ya que, como hemos dicho antes y en muchas otras ocasiones, el primer fulgor del martirio en tierras de Hispania brilla en la antigua Tárraco con el de los santos Fructuoso, Obispo de Tarragona, y sus diáconos Augurio y Eulogio. Por su venerable historia eclesial y martirial, la sede de Tarragona es merecedora y digna de acoger esta solemne beatificación: conviene no olvidar que san Fructuoso es la primera de las grandes figuras que nos ofrece la historia de la Iglesia española. Pastor de la comunidad cristiana de Tárraco a mediados del siglo III, era venerado tanto por los fieles como por los paganos. Expuso muchas veces su vida atendiendo —sin distinción de credo— a las víctimas de la peste que, por aquel entonces, asoló el imperio; sin embargo, Dios lo reservaba para el sacrificio más glorioso del martirio.

También pueden aplicarse a nuestra ciudad aquellas palabras de san Cipriano, Obispo de Cartago y contemporáneo de nuestros protomártires, que dicen así: «Oh, bienaventurada Iglesia nuestra que Dios ha querido honrar con un resplandor tan grande, iluminada en nuestros tiempos por la sangre gloriosa de los mártires; blanca antes por las obras de los hermanos, roja ahora por la sangre de los mártires. No faltan entre las flores ni lirios ni rosas.»

P-¿Ya no se hacen estas celebraciones en Roma?

R-Desde el pontificado del Papa emérito Benedicto XVI estas celebraciones ya no se realizan en Roma. Creo que fue una buena idea, porque así se valora más el papel de las Iglesias locales. Por otro lado, se facilita a los fieles la asistencia a tan emotivas ceremonias, habida cuenta de que —aunque la cosa pueda sonar a prosaica— resulta más asequible un viaje interior que no uno a la Ciudad Eterna. En nuestro caso particular, pienso que es bueno que la celebración de esta beatificación tan numerosa se realice en nuestra ciudad de Tarragona como reconocimiento a su tradición eclesial y martirial, una Iglesia que se llama a sí misma «Tárraco, Iglesia de Pablo, sede de Fructuoso».

Tarragona —arraigada, según tradición venerable y atendible, en la misma predicación del apóstol Pablo— tiene el honor de disfrutar de los protomártires Fructuoso, obispo, y los diáconos Augurio y Eulogio. El día 21 de enero del año 259, debido a su valiente profesión de fe, perecieron quemados vivos en el anfiteatro de la ciudad durante la persecución cruenta y selectiva decretada por los emperadores Galieno y Valeriano, dirigida a privar a la Iglesia de sus líderes.

P-¿Cuál es el estado de los preparativos?

R-A casi cuatro meses vista del 13 de octubre podemos decir que el calendario previsto se va cumpliendo. A decir verdad, en algunos casos vamos por delante y en otros ligeramente retrasados. Es una tarea con muchos matices y, aunque se vayan atando cabos, siempre queda algún fleco por definir. Lo que sí puedo decir es que todas las comisiones, tanto a nivel estatal como local, desarrollan su trabajo con mucho entusiasmo y mucha eficacia. Aprovecho la ocasión para dar las gracias a la Generalitat de Catalunya, el Ayuntamiento de Tarragona, la Diputación de Tarragona, a la Autoridad Portuaria de Tarragona y al Complejo Educativo de Tarragona por todas las facilidades que nos brindan para que el evento alcance la mayor brillantez posible al mínimo costo posible. Piense que la situación de crisis no permite excesivos dispendios.

Por otro lado, tanto los fieles como los medios de comunicación social van manifestando su interés por asistir a los distintos actos previstos. De momento, podemos adelantar que La 2 de TVE y 13tv van a ofrecer en directo la retransmisión de la ceremonia de beatificación. Se está en tratos con otras emisoras —tanto de radio como de televisión—de ámbito estatal, autonómico y local. Eso, sin contar la prensa escrita y la digital.

P-¿Cuáles son las actividades previstas para esta celebración?

R-Además de la Eucaristía de beatificación del domingo en el Complejo Educativo de Tarragona, está prevista la celebración en la catedral de unas solemnes vísperas. Por cierto, puedo anunciar ya que los cantos de la asamblea van a ser sostenidos por el nuevo órgano de la seo —bendecido el pasado día 15 de junio—, que se aloja en un magnífico mueble del siglo XVI, perfectamente restaurado. Es una buena nueva, por cuanto ese instrumento es uno de los mejores de Europa.

Por otra parte, se ofrecerán tres representaciones de la “Passio Fructuosi” en la Tárraco Arena Plaza, capaz para más de cinco mil espectadores cómodamente sentados y ubicados. Se trata de la recreación del martirio de los santos protomártires Fructuoso, Obispo, y Augurio y Eulogio, diáconos. Lo ideal hubiera sido poder efectuar la representación en su escenario natural, el anfiteatro romano donde el 21 de enero del año 259 fueron sacrificados aquellos héroes de la fe. El cambio de ubicación obedece a que, dado el proceso de restauración del referido recinto, sólo cabrían 800 espectadores por representación.

P-¿A cuánta gente se espera para esta celebración?

R-Es todavía pronto para dar cifras. Suponemos que hacia finales de agosto ya podremos dar cantidades con visos de verosimilitud. Creemos que algunas decenas de miles. De momento se cuenta con la presencia de 160 Obispos, mil presbíteros y unos 20.000 peregrinos. Pero cabe recordar que aún estamos a junio y, por otro lado, estamos inmersos en una grave crisis económica.

P-¿Se sabe ya quién será el representante del Papa en la celebración?

R- Será el Cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos. De todos modos, quisiera adelantar una noticia. El día 13 de octubre, antes de dar comienzo a la ceremonia de beatificación, el Papa se hará presente en la celebración. Está previsto que, al final del “Angelus” de ese domingo, el Santo Padre Francisco se dirija a los asistentes al acto de Tarragona. Ello será posible gracias a la colaboración entre el Centro Televisivo Vaticano y La 2 de TVE.