25.06.13

 

En las ceremonias papales y en otras Misas multitudinarias solamente se distribuye la Sagrada Comunión en la boca de los fieles, aunque esto se dé en países cuyas Conferencias Episcopales han aprobado la posibilidad de recibirla en la mano tal como prevé la legislación eclesiástica. Sin embargo, el fenómeno del satanismo, con su consiguiente peligro de sacrilegios realizados con las Hostias consagradas, ha dado lugar a una praxis de precaución.

Todo esto lo explica detalladamente en el portal católico Aleteia el sacerdote Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), que ha escrito un artículo titulado “Dar la Comunión en la boca… ¿qué tiene que ver con el satanismo?”.

Santamaría, después de explicar la cuestión sobre la forma de recibir la sagrada Comunión, señala que “la regulación eclesial deja claro que lo importante es comulgar de forma reverente, conscientes de que no se está comiendo un trozo de pan común, sino la materia que ha sido transformada sacramentalmente en el Cuerpo de Jesús”.

Aterrizando en el terreno del satanismo, este miembro de la RIES afirma que “no se trata de leyendas urbanas ni de teorías conspiranoicas a las que se aferran los tradicionalistas para exigir la Comunión en la boca. Es una realidad. Porque hay ritos satánicos en los que se profana la Eucaristía. Para obtener Hostias consagradas con este fin, las vías principales son tres: que un sacerdote celebre la Misa con esa intención sacrílega, la profanación de un sagrario, o la obtención ilícita mediante una falsa Comunión, que es el tema que nos ocupa”.

Así, Luis Santamaría explica en qué consiste la “misa negra”, “una simulación sacrílega de la celebración eucarística de los católicos”, y cómo uno de sus elementos fundamentales es la profanación del Cuerpo de Cristo. Para ello, cita algunos fragmentos de The Satanic Rituals, obra de Anton S. LaVey, fundador de la Iglesia de Satán (Church of Satan) sobre la necesidad de una Hostia consagrada auténtica o las imprecaciones directas hechas al Cuerpo del Señor.

En cuanto a la reacción de la Iglesia, el Código de Derecho Canónico señala que “quien arroja por tierra las especies consagradas, o las lleva o retiene con una finalidad sacrílega, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica” (canon 1367). Por eso los ministros de la comunión deben poner especial cuidado, sobre todo si se trata de celebraciones masivas, o si el ministro que preside la eucaristía es el Papa, ya que estas Hostias son más valoradas por el entorno del satanismo sacrílego.

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