Diócesis
12 de julio del 2013

“Los mártires no tienen que ver con los bandos de la Guerra Civil: han sido asesinados única y exclusivamente por su fe”

Hasta la fecha 1.001 mártires del siglo XX en España han sido beatificados, once de los cuales han llegado a la canonización. El próximo 13 de octubre se celebrará la beatificación de 522 mártires en Tarragona, cuyo proceso culminó el viernes pasado de la mano del Papa Francisco. Encarnación González, coordinadora del proceso, ha clausurado la 66 Semana Española de Misionología de Burgos que se ha celebrado bajo el lema "Testigos de la fe hasta la muerte" desde el pasado lunes.


 

"La Guerra Civil no provoca mártires, sino caídos", ha afirmado Encarnación González en la conferencia de clausura de la 66 Semana de Misionología de Burgos. "El mártir no ha empuñado armas, sino que ha sido buscado y asesinado única y exclusivamente por su fe", explicitó la coordinadora de las causas de beatificación. No todos los mártires han sido beatificados, debido al estricto proceso que la Iglesia somete a las causas. "Se ha perfeccionado mucho el proceso de discerniendo, porque la Iglesia quiere que se dé culto a quien se lo merece de verdad", ha afirmado.

De hecho, la Oficina para la Causa de los Santos tiene constancia de 10.070 mártires a lo largo de la persecución religiosa acaecida en España en el siglo XX, sin contar a los innumerables laicos, de los que no hay un número definido. Muchos de ellos no llegarán quizá a los altares, sin que por sean menos importantes. "Las beatificaciones no son para ellos –los mártires-, sino para nosotros. A ellos no les añade nada, pero a nosotros nos interpelan", afirmó.

De los 522 mártires que serán beatificados en Tarragona, 100 de ellos eran sacerdotes –entre los que destacan 3 obispos-; 412 fueron religiosos de 23 congregaciones; 7 eran laicos, y 3 seminaristas. De ellos, 68 nacieron en la diócesis de Burgos. También destacan siete mártires que habiendo nacido fuera de España – en Colombia, Cuba, Filipinas, Francia y Portugal-, fallecieron en territorio ibérico.

"El siglo XX ha sido, paradójicamente el siglo de la democracia y del terror", ha afirmado Encarnación González, haciendo alusiones a las palabras de Juan Pablo II en la carta Tertio Millennio Adveniente. "El siglo XXI también está siendo siglo de mártires", afirmó. Más allá de la política, el mártir es "un enamorado de Cristo que no se deja intimidar, que mira al crucificado y encuentra la fuerza para perdonar a los perseguidores", concluyó.

Los misioneros, mártires de lo cotidiano

Anastasio Gil García, director de Obras Misionales Pontificias (OMP), se ha erigido como voz de los más de 13.000 misioneros españoles que están en el mundo, viviendo el martirio de lo cotidiano. En la conferencia que ha abierto la sesión de la mañana, ha explicado que los misioneros son personas normales que han sido llamados por Dios para la misión, y se han ido enviados por la Iglesia a anunciar el Evangelio. Gil ha subrayado el compromiso de la Iglesia en misión por la educación, la salud y la justicia. "La figura del misionero tiene un atractivo que nos despierta del letargo en el que vivimos", explicó el director de OMP, y concatenó frases de diversos misioneros, que contaban la dificultad de la misión, la soledad que experimentan y la alegría de dar a conocer a Dios a los que más lo necesitan. "El gran tesoro de los misioneros es un trabajo silencioso y escondido, sin desear otra cosa que ser enterrado en la tierra de misión", concluyó.

Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, arzobispo de Toledo y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la CEE, denunció en rueda de prensa que la persecución religiosa a la que se ven sometidos los cristianos en el mundo es silenciada sistemáticamente por los medios de comunicación. Además ha mostrado su admiración por los misioneros que "son testigos de la fe, no para un fin de semana, sino hasta la muerte". En sus palabras de clausura de la Semana, ha instado a todas las comunidades a mirar a la comunidad de Jerusalén, de la que partieron todos los misioneros, germen de nuestra fe actual.