IGLESIA EN EL MUNDO

Declaración de Cáritas Española sobre las elecciones presidenciales en Malí


 

Cáritas Española se suma a la declaración que Cáritas Internationalis realizó en el marco de la 23ª Sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU sobre la situación en Malí, y hace un llamamiento a las autoridades de la Transición de ese país y a su población para que puedan celebrar las elecciones presidenciales en un clima de transparencia, seguridad y tranquilidad.

Cáritas felicita a las autoridades por la convocatoria de esas elecciones para el próximo 28 de julio y espera que se lleven a cabo bajo unas condiciones democráticas adecuadas. Por eso, en primer lugar, les pide que garanticen la vuelta segura y rápida de los desplazados internos y de los refugiados a sus hogares, tomando las medidas necesarias para transformar la situación precaria que todavía reina en el país –especialmente en el norte– en una más estable.

Según el Informe presentado a principios del mes de junio en la citada Sesión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, las amenazas y violaciones contra los derechos de las personas continúan en Malí, especialmente en los estratos sociales más pobres y vulnerables de la población.

La red Cáritas recuerda que los niños, las mujeres y los hombres tienen derecho a vivir en paz, sin miedo y sin amenazas, y a reencontrarse con sus familias. Esta es la principal responsabilidad de las autoridades malíes, pero también de la comunidad internacional, que se comprometió a acompañar la construcción de un nuevo país donde el desarrollo de la persona fuera el centro de la política nacional.

Sin embargo, esta situación de inestabilidad obstaculiza la construcción de ese nuevo Malí asentado sobre unas bases sólidas y duraderas, y centrado en el respeto a la dignidad de la persona y en la promoción de una identidad nacional que reconozca la diversidad del país.

Además, el éxito de las elecciones y del proceso de paz y reconciliación condiciona el futuro de toda la región a corto, medio y largo plazo. Sin la paz en Malí, los países vecinos de la región del Sahel (Níger, Argelia, Senegal, Burkina Faso o Mauritania) se verán afectados por la inseguridad.

Por todo ello, Cáritas exhorta a las instituciones españolas e internacionales y a toda la sociedad civil a trabajar junto a Malí y a su pueblo en la consecución de una paz sólida y duradera.

El trabajo de Cáritas Española en Malí

Cáritas Española tiene una relación estable y duradera con Cáritas Malí, que se remonta al año 2005, con la emergencia declarada a raíz de la hambruna causada por la sequía y la invasión de langostas.

Desde entonces, Cáritas Española ha colaborado con Cáritas Malí en tres niveles: dando respuesta a las crisis humanitarias que han ido apareciendo en el país, apoyando proyectos de desarrollo dirigidos a combatir las causas estructurales de la pobreza (programas agrícolas, agua y saneamiento, salud, educación…), y acompañando y fortaleciendo los equipos diocesanos y la Cáritas locales.

Durante estos años, la mayor prioridad ha sido el apoyo a la mejora de las condiciones de vida de los malíes, sabiendo que las principales amenazas para ellos son el cambio climático y la pobreza endémica, a las que ha venido a sumarse la violencia armada que sufre el país desde que a principios de 2012 se produjera el alzamiento tuareg y el posterior golpe de Estado de los militares.

Malí es uno de los países más pobres del mundo, con un ingreso per cápita promedio de 1.500 dólares anuales. Además, las frecuentes sequías provocan crisis alimentarias recurrentes; la última ocurrió el pasado año y afectó a 4,6 millones de personas solo en Malí y a un total de 18,7 millones en toda la región del Sahel. Incluso ahora y a pesar de la buena cosecha de 2012, más de 3,5 millones de personas continúan en situación de inseguridad alimentaria y 1,5 millones tiene necesidad de ayuda inmediata.

Cáritas Española respondió a esta emergencia participando en la “Estrategia para el Sahel” de la Agencia Europea de Ayuda Humanitaria (ECHO), que trata de reforzar los vínculos entre la ayuda humanitaria y unos objetivos de desarrollo a largo plazo y, sobre todo, reducir de una manera estable y permanente las tasas de malnutrición.

Cáritas Española ha contribuido hasta la fecha con 150.000 euros a esta emergencia, con el fin de mejorar las condiciones de vida de los refugiados y desplazados internos que han abandonado sus casas debido a la guerra y la hambruna.