4.08.13

Sobre una entrevista a Monseñor Castellanos

A las 12:07 PM, por Cartas al director
Categorías : Cartas al Director

 

Señor director:
Muy mal sabor de boca me ha dejado la entrevista con Monseñor Castellanos que publica el Diario de León y hoy reproduce Religión Digital.

Llena de reproches a la iglesia actual, al Vaticano, hasta a su propia provincia de León. La impresión de que él y los que le ayudan y sostienen son los buenos mientras los demás son unos malvados que no quieren saber nada de los pobres. Todos los tópicos y toda la demagogia de los años setenta. Muy triste ver a un obispo así.

Afirma que se siente apoyado por organizaciones sociales y políticas, pero no por la Iglesia, que según sus palabras “no hace más que criticarnos”. Mire monseñor, aquí no vale eso de tirar la piedra y esconder la mano. Diga públicamente y demuestre con documentación quién le critica, cómo y por qué, porque de lo contrario acabaré creyendo que todo se lo inventa para ser el bueno de la película.

Se queja de que en España no hay jóvenes. Pues será culpa suya, monseñor, porque obispo fue trece años de Palencia. ¿Llenó las iglesias de Palencia de jóvenes, el seminario y los conventos de vocaciones? ¿Y ahora se viene quejando de qué?

Juicios temerarios como cuando dice que “Si es verdad lo que se dice de allí, porque allí no estoy, es indignante que se dé la corrupción en el Vaticano”. ¿Un obispo puede expresarse así? ¿Ni siquiera dará la presunción de inocencia a sus hermanos? Es indignante toda la entrevista, monseñor.

Patadas a su provincia de nacimiento: “descontento por cómo ha actuado la Diputación con nosotros. No hemos recibido nada de ellos. Para nombrarme leonés del año no tuvieron ningún problema”. ¿Cree, monseñor, que esta entrevista pone caridad, amor, evangelio en el corazón de la gente? ¿Piensa que con ella responde a las características del obispo que pide Pablo: “es necesario que el obispo sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada”? Estar con los pobres no justifica todo.

Triste, monseñor, muy triste. Le aplaudirán sus amigos los políticos, como Bono, ejemplo de honradez, el P. Ángel y toda la antiiglesia. Si eso le hace feliz, adelante. Pero a muchos que admiramos su obra nos ha causado una profunda tristeza.

Luis Romero Vela