11.08.13

Película, dos curas, pueblo almeriense y el resultado

A las 8:11 AM, por Tomás de la Torre Lendínez
Categorías : General

Cuando un pueblo es servido por un cura valiente se nota. Si además es culto la nota sube a un tono más alto. Si sabe utilizar el cine propio como medio educativo en la fe y para crear comunidad parroquial la nota es matrícula de honor. Si esto lo hacen el titular y el sucesor se roza casi la perfección.

Lean, amigos lectores, la historia de una película que anoche se estrenó en el pueblo almeriense de Abla, situado en el camino que lleva de Guadix a Almería. El título de la película es Martyrium.

Cuelgo la nota que aparece en la agencia Odisur:

“Casi cuatro años después de iniciar el proyecto, los vecinos de Abla van a ser los primeros en ver la película para la que tanta ilusión y esfuerzo se ha invertido, cuyo argumento trata sobre la evangelización de la villa por San Segundo y los Santos Mártires: Apolo, Isacio y San Crotato; soldados romanos que, según la tradición, fueron martirizados también en Abla.

Para este proyecto han colaborado desde la Diócesis de Almería y la Diócesis de Guadix-Baza. Innumerables vecinos particulares aportaron cualquier elemento que pudiera valer para la película.

La idea surgió en el otoño del año 2009 cuando el por entonces Párroco de Abla, Antonio Ramón Salvador Martín, hoy al frente de la parroquia de Cuevas del Almanzora, realizó el encargo al joven Francisco Javier González Sánchez de investigar sobre los mártires y realizar un guion para poder comenzar a grabar la película que se encontraba dentro de un ambicioso proyecto parroquial que pretendía dar a conocer al mundo el impresionante pasado histórico de Abla.

La dirección de la película se le encargó al también joven Francisco Herrerías García, un profesional con una larga trayectoria detrás de las cámaras y que hoy trabaja en Interalmería Televisión.

La sorpresa para el párroco y los dos Franciscos vino cuando en la primera reunión con el pueblo se llenó el Templo parroquial de vecinos de Abla interesados en participar en la película como actores.

A partir de ese momento los vecinos comenzaron a pedir a las costureras de Abla encargos de trajes romanos que sufragaron ellos mismos.

En la primavera de 2010 comenzaría el rodaje de un primer guion que trataba la historia desde el punto de vista de los comisionados que envió a Abla en 1629 el Obispo de Guadix-Baza, Fray Juan de Araoz, para investigar si esos mártires murieron en o no en Abla, la evangelización de San Segundo y la propia historia de esos mártires, ya en ese momento se había incorporado el jovencísimo Francisco Oliva Herrerías al frente del sonido.

El verano de 2011 es la primera fecha clave de esta película, en ese momento la también joven Toñi Martínez Herrerías, Hermana mayor del Santísimo Cristo de la Paz, lee de manos de Francisco Javier el guión completo de la película y decide incorporarse al equipo de producción para ayudar en el montaje de escenarios y preparación de vestuarios, joven que poco a poco se irá convirtiendo en la verdadera Productora Ejecutiva de este película.

Agosto de 2012 es la segunda fecha clave y más importante de toda esta producción por diversos motivos. En primer lugar decide crearse una Asociación parroquial que coordine todo el proyecto “Martyrium". En segundo lugar Francisco Javier acaba sus investigaciones y realiza un cambio de guion introduciendo otro factor en la película aparte del histórico, la fe. Todo esto se produce con la noticia reciente de que el párroco Antonio Ramón Salvador va a ser trasladado a la parroquia de Cuevas del Almanzora y se duda de la continuidad del proyecto. Pero por suerte llega a Abla José Antonio Díaz Alonso, en calidad de Administrador parroquial y las dudas se desvanecen pues el nuevo cura está comprometido con la causa de la iglesia perseguida hoy en día y se interesa por el proyecto de una forma inminente.

Todo el esfuerzo de investigar, un rodaje de tantas horas y una preparación de escenarios que ha supuesto un esfuerzo titánico, sólo tienen una recompensa para los ejecutores de la película, la ilusión que han puesto todos los vecinos en esta película, es una película de Abla para Abla.

Sin ser actores profesionales, con medios rústicos y sin presupuesto han conseguido realizar un largometraje de más de dos horas sobre su pasado cristiano. El éxito está asegurado.”

Conclusión

Es la primera vez en mi vida sacerdotal que me encuentro con un cura promotor del cine, a quien le sucede otro igual. Caso tan singular merece un aplauso a los dos compañeros y todo el pueblo de Abla.

Procuraré no perderme esa gran película sobre los orígenes católicos de una comunidad parroquial, contada por los actuales vecinos.

Una vez más queda demostrado que los medios de comunicación, el cine es uno de ellos, sirven para evangelizar.

Tomás de la Torre Lendínez