ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 15 de agosto de 2013

La frase del día

«¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos aquél en que María entró en el cielo!».

San Estanislao de Kostka

 


El papa Francisco

El papa en Castel Gandolfo, gran fiesta por la Asunción
"María está cerca de las comunidades que sufren, nunca nos deja solos". Y preguntó: ¿Uds, rezan el Rosario?

El Magnificat: "Especialmente intenso allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión"
Homilía completa del papa Francisco en Castel Gandolfo en el día de la Asunción de María

En Egipto y en el mundo entero: María Reina de la Paz, reza por nosotros
Palabras del santo padre en Castel Gandolfo con motivo de la oración del ángelus

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Estanislao de Kostka
«Joven polaco, patrono de la juventud y de los novicios de la Compañía de Jesús. Defendió su vocación frente a su padre y hermano, recorriendo kilómetros a pie por Europa, lleno de esperanza, alentado por su amor a Cristo y a María»

Comentario al Evangelio

Fuego, guerra, paz
Comentario al evangelio del Domingo 20º del T.O./C


Anuncios


El papa Francisco


El papa en Castel Gandolfo, gran fiesta por la Asunción
"María está cerca de las comunidades que sufren, nunca nos deja solos". Y preguntó: ¿Uds, rezan el Rosario?

Por H. Sergio Mora

CASTEL GANDOLFO, 15 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Un día especial, el de la Asunción de María al cielo. El papa Francisco lo ha querido celebrar visitando Castel Gandolfo. Desde las primeras horas de la madrugada miles de personas se fueron apiñando para esperar al santo padre, que en un altar instalado en la plaza, en una tarima ubicada delante de la residencia pontificia, celebró la santa misa. Es la primera vez que un pontífice celebra eucaristía en la plaza. Un coro mixto acompañó la liturgia, con cantos en gregoriano y polifónico.

En su homilía el papa indicó que el Vaticano II ha indicado la importancia de la Asunción de María y precisó: “En esta lucha María nunca nos deja solos, está siempre con nosotros y camina con nosotros”. Añadió que “ha entrado en la gloria del cielo y esto no significa que esté separada de nosotros”. Y recomendó rezarle, en particular con la oración del rosario, e interrogó a los miles de presentes: “¿Uds. rezan el rosario todos los días?”, “No lo sé, ¿seguros?”, y reiteró:“También el rosario nos sostiene en la batalla”.

Subrayó que el cántico del magnificat es “particularmente intenso allí en donde el cuerpo de Cristo sufre hoy la pasión. Donde está la cruz, para nosotros los cristianos está la esperanza. Si no está la esperanza nosotros no somos cristianos. Por eso me gusta decir: no se dejen robar la esperanza”.

Y añadió que “María está cerca de estas comunidades que sufren, y canta con ellos el magníficat de la esperanza”.

Francisco invitó a unirse a “este cántico de paciencia y de victoria, de lucha y de alegría, que une la Iglesia triunfante con aquella peregrinante, nosotros. Que une la tierra con el cielo, que une nuestra historia con la eternidad hacia la cual caminamos”.

El santo padre al partir esta mañana de la residencia de Santa Marta, lo hizo no en el auto oficial con la placa SCV1, sino en una ford focus azul que salió de la ciudad de Roma casi desierta, pues en este día que en Italia es llamado 'Ferragosto', se respeta el más riguroso de los feriados. 

La Asunción de la Virgen María, indica la tradición y teología de la Iglesia católica, es el momento en el cual Ella fue llevada al paraíso en cuerpo y alma, tras su dormición o muerte. La Assumptio Beatæ Mariæ Virginis fue definida como dogma de fe por el papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950.

En la plaza de Castel Gandolfo, 'piazza della Liberta', en dónde el sol se hacía sentir en este día del verano europeo, se encontraba también una banda mariachi de foclor mexicano que antes y después de la celebración tocó músicas y bailes. Se veía además una numerosa delegación de Shangai y tantos grupos que llevaban banderas, entre las cuales se distinguían las de varios países de América Latina. La plaza con una capacidad para 12 mil personas estaba repleta, como las vías aledañas.

En la localidad de Castel Gandolfo, situada a 20 kilómetros de Roma, se encuentra la residencia de verano de los papas. Allí durante la segunda guerra mundial se refugiaron muchos judíos perseguidos por el régimen nazi. Son una serie de edificios, parques y una granja, que en total cubren 55 hectáreas. Si bien allí el clima es más fresco que en Roma, el papa Francisco prefirió pasar este verano en la residencia de Santa Marta, su alojamiento habitual, situada en la Ciudad del Vaticano.

Antes de llegar para celebrar la misa, el santo padre realizó una visita privada al monasterio de clausura de las monjas clarisas, situado a pocas cuadras de la plaza central, las mismas a las cuales por teléfono, hace un mes atrás les indicó: “Voy a ir a visitarlas, porque sé que están rezando por mí”. Eran unas veinte y el papa después de visitar el convento les relgaló una caja de dulces. 

Por la tarde tras el almuerzo con el párroco de Castel Gandolfo, cruzó la plaza hacia la pequeña iglesia, la parroquia de Santo Tomás. Acompañado por el obispo de la localidad de Albano, Marcello Semeraro, rezó y cnversó sobre algunos trabajos de restauración que están realizando. A la salida se acercó al público y en este fuera programa, caminó unos doscientos metros en medio de la ovación de la multitud visiblemente emocionada a quien el papa les saludó, acarició y bendijo.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


El Magnificat: "Especialmente intenso allí­ donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión"
Homilía completa del papa Francisco en Castel Gandolfo en el día de la Asunción de María

Por Redacción

CASTEL GANDOLFO, 15 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Presentamos a continuación la homilía del papa Francisco, con los añadidos fuera del texto orficial, durante la misa celebrada en Castel Gandolfo en la festividad de la Asunción de María.

Queridos hermanos y hermanas

El Concilio Vaticano II, al final de la Constitución sobre la Iglesia, nos ha dejado una bellísima meditación sobre María Santísima. Recuerdo solamente las palabras que se refieren al misterio que hoy celebramos. La primera es ésta: «La Virgen Inmaculada, preservada libre de toda mancha de pecado original, terminado el curso de su vida en la tierra, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina del universo» (n. 59). Y después, hacia el final, ésta otra: «La Madre de Jesús, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es la imagen y comienzo de la Iglesia que llegará a su plenitud en el siglo futuro. También en este mundo, hasta que llegue el día del Señor, brilla ante el Pueblo de Dios en marcha, como señal de esperanza cierta y de consuelo» (n. 68). A la luz de esta imagen bellísima de nuestra Madre, podemos considerar el mensaje que contienen las lecturas bíblicas que hemos apenas escuchado. Podemos concentrarnos en tres palabras clave: lucha, resurrección, esperanza.

Lucha, resurrección, esperanza.

El pasaje del Apocalipsis presenta la visión de la lucha entre la mujer y el dragón. La figura de la mujer, que representa a la Iglesia, aparece por una parte gloriosa, triunfante, y por otra con dolores. Así es en efecto la Iglesia: si en el Cielo ya participa de la gloria de su Señor, en la historia vive continuamente las pruebas y desafíos que comporta el conflicto entre Dios y el maligno, el enemigo de siempre. En esta lucha que los discípulos de Jesús han de sostener, María no les deja solos; la Madre de Cristo y de la Iglesia está siempre con nosotros. siempre, camina con nosotros.

Y también María participa, en cierto sentido, de esta doble condición. Ella, naturalmente, ha entrado definitivamente en la gloria del Cielo. Pero esto no significa que esté lejos, que se separe de nosotros; María, por el contrario, nos acompaña, lucha con nosotros, sostiene a los cristianos en el combate contra las fuerzas del mal. La oración con María, en especial el rosario.Y escuchen bien: el rosario ¿Ustedes rezan el rosario todos los días? No lo sé, ¿seguro?

La oración con María,en particular el rosario, también tiene esta dimensión «agonística», es decir, de lucha, una oración que sostiene en la batalla contra el maligno y sus cómplices.El rosario nos sostiene también en la batalla.

La segunda lectura nos habla de la resurrección. El apóstol Pablo, escribiendo a los corintios, insiste en que ser cristianos significa creer que Cristo ha resucitado verdaderamente de entre los muertos. Toda nuestra fe se basa en esta verdad fundamental, que no es una idea sino un acontecimiento. También el misterio de la Asunción de María en cuerpo y alma se inscribe completamente en la resurrección de Cristo.

La humanidad de la Madre ha sido «atraída» por el Hijo en su paso a través de la muerte. Jesús ha entrado definitivamente en la vida eterna con toda su humanidad, la que había tomado de María; así ella, la Madre, que lo ha seguido fielmente durante toda su vida, lo ha seguido con el corazón, ha entrado con él en la vida eterna, que llamamos también cielo, paraíso, Casa del Padre.


María ha conocido también el martirio de la cruz: ha vivido la pasión del Hijo hasta el fondo del alma. Ha estado completamente unida a él en la muerte, y por eso ha recibido el don de la resurrección. Cristo es la primicia de los resucitados, y María es la primicia de los redimidos, la primera de «aquellos que son de Cristo».

Es nuestra madre, pero podemos también decir que es nuestra representante, nuestra hermana, primera hermana, la primera de los redimidos que llegó al cielo.

El evangelio nos sugiere la tercera palabra: esperanza. Esperanza es la virtud del que experimentando el conflicto, la lucha cotidiana entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, cree en la resurrección de Cristo, en la victoria del amor.

Hemos escuchado el canto de María, el magnificat. Es el cántico de la esperanza, el cántico del Pueblo de Dios que camina en la historia. Es el cántico de tantos santos y santas, algunos conocidos, otros, muchísimos, desconocidos, pero que Dios conoce bien: mamás, papás, catequistas, misioneros, sacerdotes, religiosas, jóvenes, también niños, abuelos, abuelas, yestos han afrontado la lucha por la vida llevando en el corazón la esperanza de los pequeños y humildes.

María dice: «Proclama mi alma la grandeza del Señor», así canta hoy la Iglesia en todo el mundo. Este cántico es especialmente intenso allí donde el Cuerpo de Cristo sufre hoy la Pasión.

Donde está la cruz, para nosotros los cristianos está la esperanza. Si no está la esperanza nosotros no somos cristianos. Por eso me gusta decir: no se dejen robar la esperanza. Que no nos roben la esperanza porque esta fuerza es una gracia, un don de Dios, mirando al cielo.

Y María está allí, cercana a esas comunidades, a esos hermanos nuestros, camina con ellos, sufre con ellos, y canta con ellos el Magnificat de la esperanza.

Queridos hermanos y hermanas, unámonos también nosotros, con el corazón, a este cántico de paciencia y victoria, de lucha y alegría, que une a la Iglesia triunfante con la peregrinante, nosotros.que une el cielo y la tierra, la historia y la eternidad,hacia la cual caminamos.Que así sea. 

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


En Egipto y en el mundo entero: María Reina de la Paz, reza por nosotros
Palabras del santo padre en Castel Gandolfo con motivo de la oración del ángelus

Por Redacción

CASTEL GANDOLFO, 15 de agosto de 2013 (Zenit.org) - “Queridos hermanos y hermanas. Al concluir esta celebración nos dirigimos a la Virgen María para la oración del Angelus.

“El camino de María hacia el cielo ha iniciado con aquel sí pronunciado en Nazareth como respuesta al mesajero celeste que le anunciaba la voluntad de Dios hacia ella.

En realidad es exactamente así: cada sí que decimos a Dios es un paso hacia el cielo y la vida eterna. Porque esto quiere el Señor, que todos los hijos tengan vida en abundancia. Dios nos quiere a todos con Él en su casa.

Llegan lamentablemente noticias dolorosas desde Egipto. Deseo asegurar mi oración a todas las víctimas y a sus familiares, por los heridos y los que sufren. Recemos juntos por la paz, el diálogo y la reconcilación en aquella querida tierra y en el mundo entero. María Reina de la Paz reza por nosotros. Y todos digamos: María Reina de la Paz reza por nosotros.

Deseo recordar el 25 aniversario de la carta apostólica Mulieris dignitatem, del beato Juan Pablo II, sobre la dignidad y la vocación de la mujer. Este documento es rico de indicaciones que merecen ser tomados y desarrollados. Y en la base de todo está la figura de María. De hecho fue publicado en ocasión del Año Mariano.

Hagamos nuestra la oración puesta al final de esta carta apostólica, para que meditando el misterio bíblico puesto en María, todas las mujeres encuentren en ellas la plenitud de su vocación; y en toda la Iglesia se profundice y se entienda más el rol tan grande e importante de la mujer.

¡Le agradezco a todos los presentes, habitantes de Castel Gandolfo y peregrinos. Les agradezco a ustedes, habitantes de Castel Gandolfo: mil gracias. Y a todos los peregrinos, en particular a los de Guinea y a su obispo!

Saludo con afecto a las alumnas del Colegio Pasionista "Michael Ham" de Vicente López, Argentina; así como a los jóvenes de la Banda de música del Colegio José de Jesús Rebolledo de Coatepec, México.

Y ahora, todos juntos, recemos a la Virgen: Angelus Domini…

Les deseo a todos una feliz fiesta hoy, día de la Virgen: feliz fiesta y les deseo que tengan un buen almuerzo”.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Estanislao de Kostka
«Joven polaco, patrono de la juventud y de los novicios de la Compañía de Jesús. Defendió su vocación frente a su padre y hermano, recorriendo kilómetros a pie por Europa, lleno de esperanza, alentado por su amor a Cristo y a María»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 15 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Su celebración litúrgica se produce el 13 de agosto, pero en el calendario está fijada el día 15, festividad de la Asunción, ya que justamente en esta fecha, a sus 18 años, culminó su vida, cumpliéndose así su anhelo de celebrarla hallándose en el cielo.

Nació en el castillo de Rostkow el 28 de octubre de 1550. Su padre era senador de Polonia y lord de Zakroczym, y su madre estaba emparentada con la nobleza. Tenía tres hermanos y dos hermanas. Pablo, el primogénito, era diametralmente opuesto a Estanislao. Éste disciplinado, sensible, amante de la oración y de las prácticas de piedad, con una gran inocencia evangélica que impulsaba a quienes estaban a su alrededor a respetar sus creencias. Y Pablo entregado a las diversiones mundanas. Tenían el privilegio de formar parte de una familia que por su manera de vivir la fe católica se había convertido en un punto de referencia importante para todos. En su hogar solo vieron piedad, modestia, honestidad y otros valores que adoptados por ellos debían ser motivo de descanso para el personal de servicio y para cualquier persona de su entorno. Sin embargo, como suele suceder con los hermanos, aunque recibieron la misma educación, cada uno la procesó de forma distinta.

Los dos recibieron clase en su propia casa siendo su tutor Juan Bilinsky. Pero una vez cubierta la primera etapa de su enseñanza, los padres juzgaron conveniente enviarlos a Viena. Tenían noticia del prestigioso centro regido por los jesuitas, y sabían que custodiados por ellos, su fe no correría peligro; al contrario. Estanislao tenía entonces 14 años. Era alegre, noble, austero, buen estudiante, muy estimado por todos. Pero apenas pudieron permanecer allí un año, ya que en 1565 el colegio fue clausurado por el emperador Maximiliano II. Así que ambos hermanos se alojaron en el domicilio de una luterana, junto a Bilinsky y otros jóvenes polacos. Pablo emprendió su particular ataque contra Estanislao, mofándose de su forma de vida marcada por la oración, ayuno, mortificación, disciplinas, y comunión, siempre que era posible. Bilinsky tampoco veía con buenos ojos al joven santo, y las hostilidades comenzaron a cebarse en él. Le hacían creer que era una presunción estimar la santidad como el ideal más elevado, y le recordaban su alta procedencia al objeto de tentarle en su modestia. Le aconsejaban vestir conforme a su rango y a obedecer a Bilinsky. Ignoraban que la vida le apremiaba misteriosamente. Pablo llegó a maltratarle, pero no logró llevarle a su territorio.

En diciembre de ese año 1565 el santo enfermó de gravedad, y la luterana se negó a acoger en su domicilio a un sacerdote para que le diese la comunión y el viático. Estanislao apeló a santa Bárbara creyendo que por su mediación se otorgaba el don de no morir sin recibir los sacramentos, y se le apareció rodeada de dos ángeles, uno de los cuales le dio la Sagrada Comunión. En medio de esta gracia sobrenatural vio también a la Virgen Inmaculada y al Niño que depositó en sus manos; se curó instantáneamente. Ella le advirtió que no había llegado su hora y que debía ingresar en la Compañía de Jesús. Y eso hizo. Pero dada su edad, precisaba el consentimiento paterno. Su progenitor se lo negó con rotundidad. Luego fracasó su intento de ingresar en Viena ya que el provincial no le admitió temeroso de las represalias que aquél podía tomar. Entonces, íntimamente una voz hizo ver al joven que debía acudir a Alemania y exponer su deseo a san Pedro Canisio. Salió vestido de peregrino, y de ese modo se desembarazó de su hermano y de Bilinsky en medio de situaciones de peligro, ya que cuando se dieron cuenta de su fuga, Pablo le siguió.

Hizo el camino a pie hasta Dilinga donde el P. Canisio le acogió, le encomendó varias misiones, la mayoría muy humildes, que desempeñó con fidelidad, alegría y obediencia. Después de probar su vocación, fue destinado a Roma donde llegó a pie recorriendo los Alpes y los Apeninos. Le recibió san Francisco de Borja. Allí le persiguió la ira de su padre que le envió una terrible y amenazadora carta. Le reprendía de forma implacable por haber tomado una «sotana despreciable y haber abrazado una profesión indigna de su alcurnia». Estanislao respondió, con respeto y firmeza, rogándole que le diese permiso para llevar adelante la vida que había escogido. Después, dejando en manos de Dios el grave problema familiar, se centró en su misión. Se propuso vivir la regla de principio a fin sin lesionarla lo más mínimo, con la gracia divina. Un día, el P. Manuel de Sá lo llevó a Santa María la Mayor y le preguntó que si amaba a la Virgen. «¿Y no la he de amar, si es mi Madre?». Por esa época, a sus 17 años, le veían entrar en éxtasis durante la misa y después de recibir la comunión. En los inicios de 1568 profesó. Ese mismo año la canícula romana le provocó súbitos y constantes desvanecimientos; fueron para él un aviso de su pronta muerte. Unos días previos a la festividad de la Asunción de María, comentó: «¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos aquél en que María entró en el cielo! Quizá ellos lo celebran con especial gozo, como lo hacemos nosotros en la tierra. Espero que estaré entre ellos en su próxima celebración».

Diez días más tarde, en la festividad de san Lorenzo, tuvo que guardar cama, y aunque no había elementos para pensar que pudiera morir, no hizo más que repetir que no volvería a levantarse. El día de la Asunción de 1568 vio a la Virgen rodeada de ángeles que le llamaba, y poco después falleció con suavidad, como si se hubiera quedado dormido. Tiempo atrás había dicho: «Yo nací para grandes cosas»; así era. Pasado un mes, llegó Pablo con indicaciones paternas expresas de llevárselo a casa, y se encontró con que había muerto. Impresionado, reconoció el mal que le hizo. Fue testigo en el proceso de beatificación, y a la edad de 60 años solicitó ingresar en la Compañía. Estanislao fue beatificado por Paulo V el 19 de octubre de 1605. Benedicto XIII lo canonizó el 31 de diciembre de 1726.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Comentario al Evangelio


Fuego, guerra, paz
Comentario al evangelio del Domingo 20º del T.O./C

Por Jesús Álvarez SSP

SANTIAGO, 15 de agosto de 2013 (Zenit.org) - "Dijo Jesús: He venido a traer fuego a la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Pero también he de recibir un bautismo y ¡qué angustia siento hasta que no se haya cumplido! ¿Creen ustedes que he venido para establecer la paz en la tierra? Les digo que no; más bien he venido a traer división. Pues de ahora en adelante hasta en una casa de cinco personas habrá división: tres contra dos y dos contra tres. El padre estará contra del hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra" (Lc. 12, 49-53).

El fuego que Jesús trae a la tierra es fuego de amor, purificación, renovación, juicio. Es el fuego del reino de Dios que lleva en sí una fuerza destructora del pecado, del mal y de la muerte. Jesús es el portador del fuego de Dios, que purifica lo que es bueno y destruye lo perverso. Él desea que la voluntad de Dios se cumpla, pero a la vez siente la angustia en la espera del desenlace: su pasión y muerte, puerta de la resurrección y de la gloria.

Pero los poderosos, amigos de la paz falsa construida sobre la opresión de los pobres y los débiles, no pueden soportar el lenguaje de Jesús y planean el “bautismo” de sangre: la pasión del Hijo de Dios. Por eso el mismo Príncipe de la paz dice que no ha venido a traer la paz, sino la guerra, porque quien esté con él y con sus planteamientos, tendrá la guerra declarada por parte de quienes están en contra de la verdad, del amor y la paz.

Quienes trabajan por la verdad, deberán enfrentarse con quienes viven de la mentira. Los que medran a fuerza de injusticias, entran en conflicto con quienes luchan por la justicia. Y eso puede pasar incluso en el seno de una familia, en las comunidades cristianas y hasta en la misma Iglesia...

Los mismos que nos llamamos cristianos podemos ser extintores del fuego con que Jesús vino a incendiar la tierra. Extender el fuego y la paz de Jesús supone entrar en un camino de oposiciones y sufrimientos, a los que solemos resistirnos, pero es el único camino de la paz, de la alegría verdadera y de la salvación eterna.

Siempre es útil cuestionarse, como personas, familia, comunidad, Iglesia, si realmente se está a favor del fuego y de la paz de Jesús, o se entra en componendas con los enemigos de Jesús. Pobre de la persona, familia cristiana, comunidad o Iglesia que se cierra a la autocrítica, dando por supuesto que ya está totalmente de parte de Jesús.

O se opta radicalmente por Cristo o se entra en complicidad con este mundo injusto. “Quien no está conmigo, está contra mí. Quien conmigo no recoge, desparrama” (Mt. 12, 30). “A quien se ponga a mi favor ante los hombres, yo lo defenderé ante mi Padre; y a quien me niegue ante los hombres, yo lo negaré ante mi Padre” (Mateo 10, 32-33) ¡No bastan las apariencias!

La lectura leal y reflexiva del Evangelio para llevarlo a la vida, con la ayuda del Espíritu Santo, nos harán transparencia de Cristo, que nos defenderá ante el Padre.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Anuncios


Para ver las tarifas y poner su anuncio en los servicios via email de ZENIT visite: http://ads.zenit.org/spanish

* * * * * * * * * * * * * * * *

Libro titulado "Beber agua de mar" explica su uso medicinal
El agua de mar la recetó la Seguridad Social en Francia hasta 1980, bebida e inyectada.

Ahora es en Nicaragua donde más se usa. Gracias a la Dra. Ilari, directora de la clínica Santo Domingo (de los P.P.Jesuítas), a la Hna. Julie Marciaq (CSJ), y otros muchos corazones, hace 10 años que se está utilizando.

Es nutritiva, medicinal y sirve incluso como sustituto de la sangre o para ser usada (diluida) en vez del suero convencional.
También beneficia al ganado.

Pueden descargarse los primeros capítulos en la web del libro.

http://www.martin13.com

Arriba

* * * * * * * * * * * * * * * *

Para ver las tarifas y poner su anuncio en los servicios via email de ZENIT visite: http://ads.zenit.org/spanish