ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 18 de agosto de 2013

La frase del día domingo 18 de agosto

La señal de que no amamos a alguien es que no le damos todo lo mejor que hay en nosotros.

Paul Claudel (1868-1955). Escritor y diplomático francés.

 


El papa Francisco

Francisco en el ángelus pide rezar por Egipto. Fe y violencia son incompatibles
"El evangelio no autoriza la fuerza para difundir la fe. La fuerza del cristiano es la verdad y el amor"

Si san Pedro cierra las puertas del paraíso, María nos las abre
Las clarisas de Castel Gandolfo: "El papa nos ha contado una historia que nos hizo reír" pero "que nos mostró nuestra vocación"

El poder le teme a los hombres que dialogan con Dios: los vuelve libres y no asimilables
Palabras de Francisco al 'Meeting de Rimini para la amistad entre los Pueblos'

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Alberto Hurtado Gruchaga
«Carismático jesuita chileno. Fundador del Hogar de Cristo para los sin techo. Dejó marcado su país con su gran celo apostólico dentro y fuera de los círculos universitarios, así como en zonas marginales»


El papa Francisco


Francisco en el ángelus pide rezar por Egipto. Fe y violencia son incompatibles
"El evangelio no autoriza la fuerza para difundir la fe. La fuerza del cristiano es la verdad y el amor"

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco rezó hoy la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, delante de la multitud reunida en la plaza de San Pedro. Se veían allí varias banderas de países latinoamericanos, en particular de Argentina, e incluso algunas personas con trajes típicos mexicanos.

Al introducir la oración mariana el papa dirigió las siguientes palabras, que presentamos aquí con las improvisaciones que añadió al texto oficial:

“Queridos hermanos y hermanas:

¡Buen día!

En la liturgia de hoy escuchamos estas palabras de la Carta a los Hebreos: “Corramos con perseverancia en la carrera que tenemos por delante, con la mirada fija en Jesús, quien da origen a la fe y la lleva a su cumplimiento”.

Es una expresión que debemos subrayar en particular en este Año de la Fe. También nosotros durante todo este año, tengamos la mirada fija en Jesús, porque la fe que es muestro sí, a la relación filial con Dios, nos llega desde Él: es Él el único mediador de esta relación entre nosotros y nuestro Padre que está en el cielo. Jesús es Hijo y nosotros somos hijos en Él.

Pero la palabra de Dios, este domingo contiene también una palabra de Jesús que nos pone en crisis, y que hay que explicarla, contrariamente puede generar malentendidos.

Jesús le dice a los discípulos: ¿Piensan que yo he venido a traer paz en la tierra? No, en cambio yo les digo, división. ¿Qué significa esto? Significa que la fe no es una cosa decorativa, ornamental. No es decorar la vida con un poco de religión, como si fuera una torta que la decoramos con crema chantilly.

¡No!, la fe comporta elegir a Dios como criterio base de la vida, y ¡Dios no es el vacío ni es neutro. Dios es siempre positivo, Dios es amor positivo.

Después que Jesús vino al mundo no se puede hacer como si a Dios no le conociéramos. Dios tiene un rostro y un nombre: Dios es misericordia, es fidelidad, es vida que se dona a todos nosotros. Por esto cuando Jesús dice: he venido a traer división, no es que Jesús quiera dividir a los hombres entre ellos. Al contrario: ¡Jesús es nuestra paz, es nuestra reconciliación!

Pero esta paz no es la paz de los sepulcros, no es neutralidad, Jesús no trae la neutralidad. Esta paz no es un compromiso a cualquier costo. Seguir a Jesús comporta renunciar al mal, al egoísmo y es elegir el bien, la verdad, la justicia, mismo cuando pide sacrificio y renuncia a los propios intereses. Este sí, divide, lo sabemos, divide también las relaciones más estrechas. Pero atención: ¡no es Jesús el que divide! Él pone el criterio: o vivir para si mismos, o vivir para Dios y para los otros; hacerse servir o servir; obedecer al propio yo u obedecer a Dios. En este sentido es “signo de contradicción”.

Por lo tanto esta palabra del evangelio no autoriza de hecho el uso de la fuerza para difundir la fe. Es justamente lo contrario: la verdadera fuerza del cristiano es la fuerza de la verdad y del amor, que comporta renunciar a la violencia. ¡Fe y violencia son incompatibles. Fe y violencia son incompatibles!

En cambio la fe y el amor van juntos. El cristiano no es violento, es fuerte, y con qué fortaleza: ¡con la fortaleza de la mansedumbre y del amor!

Queridos amigos, también entre los parientes de Jesús existieron quienes a un cierto punto no compartieron su modo de vivir y de predicar, nos lo dice el evangelio. Pero su madre lo siguió siempre fielmente, teniendo fija la mirada de su corazón en Jesús, el Hijo del Altísimo, y en su ministerio. Y al final -gracias también a la fe de María- los familiares de Jesús entraron a formar parte de la primera comunidad cristiana.

Pidamos a María que nos ayude también a nosotros a tener la mirada bien fija en Jesús y a seguirlo siempre y mismo cuando nos cueste”.

A continuación el papa rezó el ángelus y dirigió las siguientes palabras:

“Acuérdense de esto: seguir a Jesús no es neutro, seguir a Jesús significa comprometerse, no es algo decorativo, es la fuerza del alma.

Queridos hermanos y hermanas, les saludo a todos con afecto: romanos y peregrinos, a las familias, a los grupos parroquiales, a los jóvenes...

Quiero pedir una oración por las víctimas del naufragio del ferry en las Filipinas y por sus familias tan adoloradas.

Sigamos también rezando por la paz en Egipto: María Reina de la Paz, ruega por nosotros. Todos: María Reina de la Paz, ruega por nosotros.

Saludo al grupo folclórico polaco proveniente de Edmonton, Canadá. Un saludo especial dirijo a los jóvenes de Brenvila: !Les veo, les veo bien! Y bendigo la flama que llevarán hasta su país. Y saludo también a los jóvenes de Altamura”.

El santo padre concluyó: “Y les deseo a todos que tengan un buen domingo y un buen almuerzo. Arrivederci”.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


Si san Pedro cierra las puertas del paraíso, María nos las abre
Las clarisas de Castel Gandolfo: "El papa nos ha contado una historia que nos hizo reír" pero "que nos mostró nuestra vocación"

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 18 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco visitó el miércoles 15 de agosto , fecha de la Asunción, a las clarisas del monasterio de clausura en Castel Gandolfo. Radio Vaticano conversó con dos de las casi 20 religiosas que tuvieron el encuentro con el santo padre.

La Madre Vicaria, Sor María Concetta, dijo que el Papa "estaba tranquilo, distendido como si no tuviera nada que hacer o como si no pensara en alguna cosa. Nos ha hablado –de un modo que nos tocó mucho– de María, en esta Solemnidad de la Asunción, porque la mujer consagrada es un poco como María".

"Nos ha contado una bella historia que nos ha hecho reír a todas, incluso a él mismo: María está en el Paraíso; San Pedro no siempre abre la puerta cuando llegan los pecadores y por eso María sufre un poco, pero se queda quieta. Y en la noche, cuando se cierran las puertas del Paraíso, cuando nadie ve u oye nada, María abre la puerta del Paraíso y hace entrar a todos".

La religiosa dijo que "hemos visto en esto nuestra misión, nuestra vocación. Esta vocación a la vida contemplativa, de clausura, hoy no es comprendida por nadie, ¡pero no importa! ¿Qué es lo esencial? ¿Para qué sirve esta vida, esta vocación? ¿Creo que para esto que el Papa ha dicho en pocas palabras. En el silencio, en la oscuridad, en la noche, cuando nadie ve y nadie sabe ni escucha, ¡cuánta gente pasa delante de los monasterios de vida contemplativa y no saben ni siquiera por qué están ahí!"

Entonces, prosiguió, "en este silencio, en esta noche, se da nuestra misión: poder abrir las puertas del Paraíso para hacer entrar a toda la humanidad, a todos los hombres, hermanos y hermanas que tal vez ni siquiera conocen, saben o no tienen el don de la fe. Como María, abrir esa puerta, dar confianza, esperanza. Nadie sabe, pero eso no importa. ¡Importa que lo sepa Dios y que lo sepa María!"

Para la abadesa, la Madre María Asunta, "expresar los sentimientos que hemos vivido en este breve pero intenso encuentro con el Papa Francisco es difícil, pero lo que el Santo Padre nos ha dejado es esto: nos ha exhortado a vivir hasta el final nuestra vocación, permaneciendo fieles a nuestro carisma, en esa simplicidad y en esa búsqueda de lo esencial, en esa pobreza que nos hace sentirnos todas hermanas".

"¡Ha sido un momento que es difícil de expresar! Pero ha sido una alegría y una fuerza que reclama aún una responsabilidad auténtica, verdadera, de nuestra respuesta al Señor por la Iglesia y por el Santo Padre", concluyó.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


El poder le teme a los hombres que dialogan con Dios: los vuelve libres y no asimilables
Palabras de Francisco al 'Meeting de Rimini para la amistad entre los Pueblos'

Por H. Sergio Mora

ROMA, 18 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El papa Francisco envió sus reflexiones a los participantes y organizadores de la XXXIV edición del Meeting de Rimini para la Amistad entre los Pueblos, un evento sobre cultura, política, religión y arte, que se realiza todos los años desde 1980 en la ciudad balnearia italiana de Rimini

El Meeting de Rimini que este año tiene por título “La emergencia hombre”, es organizado por el movimiento eclesial católico 'Comunione e Liberazione' y propone una reflexión y confrontación abierta sobre diversos temas, a través de una gran cantidad de encuentros, debates, exposiciones, eventos musicales, literarios y deportivos. Dura una semana y se realiza en la segunda quincena de agosto, el mes central de las vacaciones de verano en Europa y por el Meeting pasa más de un millón de personas.

En la apertura ha participado el primer ministro italiano Enrico Letta, y en video conferencia dió un mensaje el presidente de Italia, Giorgio Napolitano. 

La carta enviada por el cardenal Bertone lleva “el cordial saludo del santo padre Francisco” a los “organizadores y participantes del Meeting, e indica que el tema  elegido “La emergencia hombre”, ha suscitado diversas consideraciones del papa Francisco "que reporto a continuación”:

“El hombre es la vía de la Iglesia” y esta verdad sigue siendo válida en nuestro tiempo en el que la Iglesia se encuentra “en un mundo siempre más globalizado y virtual, en una sociedad cada vez más secularizada y sin puntos de referencia estables”. Y por lo tanto debe “redescubrir su propia misión”.

El santo padre reconoce que “el hombre es un misterio”, que “es vía de la Iglesia porque es la vía recorrida por el mismo Dios”, que desde los albores de la humanidad, después del pecado original se pone a la búsqueda del hombre. Y añade que “si no pasamos a través de Cristo” no entenderemos nada del misterio del hombre. O cuando “nos acercaremos a nuestros hermanos” seremos “como aquellos ladrones y brigantes de los cuales nos habla el evangelio”.

También el mundo, “el poder económico, político, mediático, tiene necesidad del hombre para perpetuarse e inflarse a si mismo”, indica el papa en su reflexión. “Para ello necesita manipular las masas, inducir deseos, borrar lo más precioso que el hombre posee: su relación con Dios.

Y precisa: “El poder le teme a los hombres que dialogan con Dios, porque los vuelve libres y no asimilables”.

Aquí está "la emergencia hombre que el Meeting para la Amistad entre los Pueblos propone este año en el centro de su reflexión: la urgencia de restituir al mismo hombre su altísima dignidad, la unicidad y preciosidad de cada existencia humana, desde la concepción hasta el fin natural de la vida”.

Y el santo padre asegura que “la Iglesia a la cual Cristo confió su palabra y sacramentos, custodia la esperanza más grande, la posibilidad más auténtica de realización que tiene el hombre, en cualquier latitud y en cualquier tiempo”.

“¡Vayamos hacia los otros sin esperar que los otros vengan a buscarnos!”, invita el papa Francisco y añade: “Imitemos en esto a nuestro divino Maestro, que dejó su cielo para hacerse hombre y estar cerca de cada uno de nosotros. No solamente en las iglesias y las parroquias, pero en todos los ambientes llevemos el perfume del amor de Cristo. En las escuelas, en las universidades, en los lugares de trabajo, en los hospitales, en las cárceles. Pero también en las plazas, en los centros deportivos y en los locales en donde la gente se encuentra.

“¡No seamos avaros en donar lo que nosotros mismo hemos recibido sin ningún mérito! No tengamos miedo de anunciar a Cristo en las ocasiones oportunas como en las inoportunas, con respeto y con franqueza”.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba


SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Alberto Hurtado Gruchaga
«Carismático jesuita chileno. Fundador del Hogar de Cristo para los sin techo. Dejó marcado su país con su gran celo apostólico dentro y fuera de los círculos universitarios, así como en zonas marginales»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 18 de agosto de 2013 (Zenit.org) - «La caridad –escribió– nos urge de tal manera que no podemos rechazar el trabajo: consolar a un triste, ayudar a un pobre, un enfermo que visitar, un favor que agradecer, una conferencia que dar; dar un aviso, hacer una diligencia, escribir un artículo, organizar una obra, y todo esto añadido a las ocupaciones de cada día, a los deberes cotidianos. Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás, todas las miserias se darán cita en su puerta. Si alguien ha tenido éxito en el apostolado, las ocasiones de apostolado se multiplicarán para él. Si alguien ha llevado bien las responsabilidades ordinarias, ha de estar preparado para aceptar las mayores. Así nuestra vida y el celo por la gloria de Dios nos echan a una marcha rápidamente acelerada, que nos desgasta, sobre todo porque no nos da el tiempo para reparar nuestras fuerzas físicas o espirituales... y un día llega en que la máquina se para o se rompe. ¡Y donde nosotros creíamos ser indispensables se pone otro en nuestro lugar!». «Con todo esto, ¿podríamos rehusar? ¿No era el amor de Cristo lo que nos urgía? y darse a los hermanos, ¿no es darse a Cristo?». Imponente este latido que selló su fecunda vida.

Nació en Viña del Mar, Chile, el 22 de enero de 1901. Al morir su padre cuando él tenía 4 años, y viendo mermados sus bienes económicos, la familia se mudó a Santiago. Allí vivieron con estrechez, alojados por sus parientes; aprendió bien lo que significa la pobreza. Compartía con su madre la generosidad con los desheredados, en una solidaridad que identifica justamente a los que nada tienen, siempre dispuestos a donar lo único que les queda, como la viuda del Evangelio. Estudió con beca en el colegio San Ignacio regido por los jesuitas. Allí se integró en la Congregación Mariana. Con 15 años sintió la llamada al sacerdocio y quiso emprender los estudios eclesiásticos en la Compañía. Nuevamente, y como los recursos eran tan deficientes, le recomendaron un compás de espera. Pero le apremiaba el amor de Cristo y escribía a su querido amigo Manuel Larraín, que se convertiría en prelado de Talca:«Reza, pero con toda el alma, para que podamos arreglar nuestras cosas y los dos cumplamos este año la voluntad de Dios». Había recibido una buena formación que aprovechó graduándose con brillantez. Y en 1918 inició Derecho en la Pontificia Universidad Católica.

Su sensibilidad hacia los marginados, en una época marcada por la emigración, le llevó a emprender un intenso apostolado de acentuado cariz social. Recibió ayuda del Patronato de Andacollo perteneciente al barrio Mapocho, una zona precaria de Santiago. Combinando sus obligaciones como estudiante universitario, de forma inteligente se ocupaba de los que sufrían formas diversas de exclusión implicando a sus compañeros. A través de sus acciones impregnadas de caridad evangélica, que impulsó por amor a Cristo, un inmenso rayo de luz se abrió paso en medio de la poderosa urbe en la que tantos desoían la voz de los más débiles. Se involucró de lleno en organizaciones estudiantiles siempre con objeto de apoyar al indefenso, y en medio de su intensa actividad culminó derecho de forma tan brillante que obtuvo la unánime distinción de la Universidad Católica de Chile.

En 1923 ingresó en la Compañía de Jesús. De nuevo su amigo Manuel fue confidente de esos cruciales instantes de su vida, que le inundaron de alegría: «Querido Manuel: Por fin me tienes de jesuita, feliz y contento como no se puede ser más en esta tierra: reboso de alegría y no me canso de dar gracias a Nuestro Señor porque me ha traído a este verdadero paraíso, donde uno puede dedicarse a Él las 24 horas del día. Tú puedes comprender mi estado de ánimo en estos días; con decirte que casi he llorado de gozo». Hizo el noviciado en Chillán y luego pasó por Córdoba, Argentina. También estuvo en Barcelona, España, y en la ciudad belga de Lovaina donde fue ordenado sacerdote y obtuvo el doctorado en pedagogía y en psicología. Tras su regreso a Chile en 1936 ejerció la docencia en el colegio San Ignacio, la Universidad Católica y el Seminario Pontificio. Simultáneamente, impartía conferencias y retiros. Retomó el apostolado social y defendió a los desfavorecidos ninguneados por la prepotencia y racismo de las clases altas que los repudiaba. Alberto tenía gran carisma entre los jóvenes. Se desvivía por ellos y cosechaba los frutos de su acogida y comprensión. Alegre y entusiasta, les instaba a «chiflarse» por Cristo.

En 1941 fue designado asesor de la Acción Católica juvenil de Santiago, misión extendida luego a todo Chile. Le dedicó tres intensos años hasta que ciertas desavenencias con el obispo auxiliar de la capital le indujeron a presentar su renuncia. El prelado juzgaba progresista la formación que proporcionaba a los jóvenes. El santo acogió impoluto los juicios y decisión del obispo. Tan apiadado estaba por los que malvivían en las calles, niños y adultos, que en 1944 después de impartir un retiro en la Casa del Apostolado Popular y recibir allí mismo las primeras donaciones de las mujeres que le escucharon, fundó el Hogar de Cristo. Diariamente recorría los suburbios para recoger a los pobres que hallaba al paso. El centro fue bendecido al año siguiente por Mons. José María Caro, arzobispo de Santiago. En 1948 creó la Acción Sindical Chilena secundado por un grupo de universitarios. Así pensaba hacer circular la doctrina social de la Iglesia. En 1950 se atrevió con las publicaciones impresas de carácter periódico creando la revista Mensaje para transmitir el pensamiento cristiano; le avalaba su experiencia profesional en El Diario Ilustrado. Fue autor de varias obras de temática humanista y social. En mayo de 1952 sufrió un infarto pulmonar y en el hospital clínico de la universidad católica le diagnosticaron cáncer de páncreas. Desde allí siguió evangelizando hasta que murió el 18 de agosto de ese año. Juan Pablo lo beatificó II el 16 de octubre de 1994. Benedicto XVI lo canonizó el 23 de octubre de 2005.

Léalo en línea | Envíe a un amigo | Comentario en línea

Arriba