ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 26 de agosto de 2013

La frase del día lunes 26 de agosto

"Es importante reconocer la presencia de un número creciente de ancianos como una bendición para la sociedad"

Benedicto XVI - Del discurso en el asilo de ancianos St. Peter de Lambeth. (18-09-2010)

 


Mirada al mundo

Miles despiden en Perú a obispo irlandés. Dedicó su vida a las poblaciones andinas
Monseñor William Dermott Molloy, fundó escuela, seminario, e institutos, comedores populares y tradujo libros religiosos al quechua

S. Cristóbal de las Casas: inadmisible los enfrentamientos entre católicos y protestantes
El obispo Arizmendi Esquivel precisó: 'Quien usa la violencia en nombre de la religión no ha entendido el evangelio'

Entrevista al Card. Simonis: 'Los movimientos son un don de Dios'
En Holanda con el papa Francisco los fieles han dejado de abandonar la Iglesia

De la luz de Buda a la locura de Cristo
Entrevista a disidente camboyana sobreviviente al genocidio de los Khmer Rojos

India: alarma por violencias contra la mujer
Denuncia del centro de derechos humanos 'Prashant' dirigido por un jesuita

Catequesis para la Familia

¿Quién nos librará de este cuerpo de muerte?
Catequesis para la familia, semana del 26 de agosto de 2013

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars
«Fundadora del Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Patrona de la ancianidad»


Mirada al mundo


Miles despiden en Perú a obispo irlandés. Dedicó su vida a las poblaciones andinas
Monseñor William Dermott Molloy, fundó escuela, seminario, e institutos, comedores populares y tradujo libros religiosos al quechua

Por Redacción

ROMA, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Monseñor William Dermott Molloy, obispo emérito de Huancavelica, partió a la Casa del Padre el 19 de agosto en Lima, a la edad de 83 años.

 “Adiós soldado de Cristo y guerrero del quechua, Mons. William Dermott Molloy” le saluda el diario local La Voz de Huamanga.

Durante casi 30 años cuidó a niños y ancianos abandonados. Creó comedores populares, asilos, escuela, colegio e instituto. Pese a ser de Irlanda, aprendió el quechua, lo dominó y tradujo la Biblia y libros religiosos al runa simi, el idioma quechua.

Fueron miles quienes estuvieron presentes en la plaza de armas de Huancavelica para rendir honores y acompañar al obispo que les siguió por casi 30 años. Al concluir la misa el féretro fue traslado a la cripta de la Iglesia Catedral de la región es considerada la más pobre de Perú. 

Durante catorce años estuvo al frente de una parroquia campesina en Huancarama (Apurímac), donde aprendió el quechua y lo llegó a dominar.



Monseñor William Dermott Molloy nació en Dublín – Irlanda, el 10 de mayo de 1930. Fue ordenado sacerdote el 5 de junio de 1955. Fue consagrado obispo el 4 de julio de 1976 y trasladado a la Diócesis de Huancavelica el 14 de enero de 1982.


Monseñor William Dermott Molloy, conocido como “Monseñor Demetrio”, llegó al Perú después de trabajar algunos años en la Diócesis de Alabama (EEUU). 

En 1976 fue consagrado obispo auxiliar de Huancavelica y desde 1982, ya como obispo titular supo dirigir la diócesis en momentos difíciles por la pobreza material y por el terrorismo. 

Difundió el amor a la cultura quechua con sus cantos y su idioma. Así lo demuestran sus diversas traducciones al quechua de la Biblia, del ritual de sacramentos, el misal y el catecismo.

Se preocupó por la formación de los jóvenes con la creación del “Colegio Seminario San Juan María Vianney”, el Instituto Pedagógico “Santa Rosa”, y promovió la “Escuela de música Santa Cecilia” donde los niños y jóvenes, varios de ellos hoy presbíteros, cultivaron el amor a Dios mediante la música y el canto. 



Además, por intermedio de Caritas, realizó diversas obras de proyección social en el mundo campesino, de quienes se preocupó también por su atención espiritual. La formación de los catequistas rurales y la promoción vocacional al sacerdocio y a la vida religiosa fueron algunas de sus prioridades. 



Como reconocimiento a su gran labor pastoral, en enero de 2006, en el marco de la 87ª Asamblea Plenaria, los Obispos del Perú le otorgaron la Medalla de Santo Toribio de Mogrovejo, por su servicio a la Iglesia en el Perú.



Así también, en julio de este año, el Congreso de la República le otorgó la Medalla de Honor en el Grado de Caballero, en reconocimiento a su infatigable labor pastoral, educativa y asistencial durante cerca de treinta años en el departamento más pobre del Perú.

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S. Cristobal de las Casas: inadmisible los enfrentamientos entre católicos y protestantes
El obispo Arizmendi Esquivel precisó: 'Quien usa la violencia en nombre de la religión no ha entendido el evangelio'

Por Redacción

ROMA, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El obispo de San Cristobal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, lamentó ayer en una rueda de prensa realizada después de la misa, el choque que se ha producido entre católicos y protestantes en el ejido Puebla, del municipio de Chenalhó.

En declaraciones reportadas por la prensa local, el obispo fue categórico: "Quien promueve la violencia en nombre de una religión, no ha comprendido el Evangelio de Jesús, aunque se diga creyente".

Y añadió: "Jesús nos enseña a abrir el corazón y los brazos, incluso a los enemigos, con más razón a los hermanos de sangre y de fe cristiana. Esto es lo que con todo respeto les pido y es nuestra oración de todos los días: paz y reconciliación, con justicia y verdad".

La manzana de la discordia es un terreno de propiedad federal, aunque El Heraldo de Chiapas, indica que es administrado por la diócesis de San Cristobal. "Ni el párroco ni el obispo podemos ceder ese predio donde estaba construida una ermita católica dedicada a San Pedro, porque legalmente pertenece a la nación, no a la diócesis ni a la parroquia", dijo.

"Es una contradicción religiosa -aseveró el obispo- que estén peleando protestantes contra católicos, cuando nuestra religión cristiana nos enseña y nos exige el amor mutuo, el respeto a las diferencias, la tolerancia, e incluso el perdón de los agravios sufridos".

"Exhorto vivamente a protestantes y católicos -concluyó el obispo- a vivir el evangelio de Jesucristo, que nos pone como distintivo único de que en verdad lo seguimos a Él, nuestro único Salvador, el que nos amemos unos a otros. Que sepamos perdonarnos, como Él nos perdona. Que la justicia humana haga su trabajo de reparar los daños causados, pero que nuestro corazón esté abierto a la reconciliación y a la paz".

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Entrevista al Card. Simonis: 'Los movimientos son un don de Dios'
EN Holanda con el papa Francisco los fieles han dejado de abandonar la Iglesia

Por H. Sergio Mora

RIMINI, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El Meeting de Rimin para la Amistad entre los Pueblos concluyó el sábado pasado. Allí estuvo el cardenal Adrianus Johannes Simonis, arzobispo emérito de Utrecht en Holanda que hizo una cita fija con el evento, este año por la 24° vez. A ZENIT le indicó que considera los movimientos como una gracia de Dios para nuestro tiempo, que el Meeting de Rimini trae nutrimiento cultural a los miles de jóvenes que allí participan. Lamentó la situación de la fe en Holanda, aunque indicó que con la llegada del papa Francisco se ha detenido la hemorragia de personas que se iban de la Iglesia católica.

El Meeting se realiza en los amplios hangares de la feria de la ciudad de Rimini, con stands, muestras, conferencias, debates, e incluso actividades lúdicas y deportivas. Es organizada por el movimiento 'Comunione e Liberazione', busca una cultura del encuentro con diversas realidades. Cada año por allí pasan hasta más de un millón de personas.

Eminencia, ¿cuál es su balance sobre el Meeting de Rimini para la Amistar entre los pueblos?

--Card. Simonis: He venido aquí durante 24 años. Un obispo no se identifica con los movimientos, pero estos son una bendición para la Iglesia y para cada país. En particular Comunión y Liberación, porque tiene como punto central la encarnación de Dios en Cristo. Dios quiere encarnarse también en nosotros, y también en la vida pública, en la vida política y en la vida cultural.


¿Y para los jóvenes?

--Card. Simonis: En este meeting se encuentra mucho de la cultura italiana, y hay nutrición para la cultura de los jóvenes. Ud ha visto que son tantos y tantos son los jóvenes que vienen, son idealistas y nutridos con un verdadero idealismo y eso es una bendición.
 

Ud. ha hablado de los movimientos. El último sínodo sobre la nueva evangelización también

--Card. Simonis: Porque son una gracia de Dios para este tiempo, después del Concilio, como comunión y Liberación, Focolares, Neocatecumenales y todos los otros.
 

¿Cual es la situación de la fe en Holanda?

He visto que el interés de la gente fue bajando, ahora la situación de la fe en Holanda es muy triste, muchos han abandonado la fe, dicen que hay fe pero no veo mucho de esto, espero y rezo por nuestro país para que reflorezca.
 

¿O sea es una situación de dificultad?

--Card. Simonis: Yo vivo en la comunidad de los focolarinos, veo que ellos prueban buscar jóvenes y no logran, estos están muy ocupados por la escuela, los clubes, internet y muchas veces tan lejos de la Iglesia y de la fe que se preguntan ¿de qué se habla? Indiferencia, materialismo, hedonismo, es una sociedad pagana, es muy triste.
 

¿El papa Francisco puede cambiar en algo la situación?

--Card. Simonis: Espero que este papa pueda hacer mucho por la credibilidad de la fe y de la Iglesia, también por nosotros está siendo recibido con alegría. He sentido decir a un párroco que desde que ha llegado el papa Francisco se ha detenido el fenómeno de gente que abandonaba la Iglesia.

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De la luz de Buda a la locura de Cristo
Entrevista a disidente camboyana sobreviviente al genocidio de los Khmer Rojos

Por Luca Marcolivio

RIMINI, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - Claire Ly es una camboyana que del budismo se convirtió al catolicismo, después de haberse salvado del genocido de los Khmer Rouge, durante la dictatura de Pol Pot, (1975-1979), en la que fue exterminada un cuarto de la población camboyana. Ly, entonces una joven profesora de filosofía, vio morir a muchos de sus familiares más cercanos.

Su pensamiento fue: “Por qué justamente me sucede todo esto a mi”. Pero el dolor por la ofensa recibida produjo una profunda transformación personal que la llevó a abrazar el cristianismo, la única religión que realmente podría dar un sentido a las tragedias más inhumanas: el amor como única respuesta posible al sufrimiento.

El testimonio de la disidente camboyana fue presentado al Meeting de Rimini para la Amistad de los Pueblos, que concluyó el sábado 24 y al margen de la misma, Clare Ly le narró a ZENIT algunos particulares dramáticos y al mismo tiempo luminosos, de la propia historia personal.

En la tragedia del genocidio en Camboya, ¿cuál fue para usted el momento más dramático?
--Claire Ly: Cuando perdí todo, fui llevada a las plantaciones de arroz, perdí todos los puntos de referencia, perdí a mis amigos y mi vida tomó otro sentido. Cuando se pierden los puntos de referencia no sabemos más quienes somos: la pérdida de identidad es la cosa más difícil.

¿Cuáles fueron las etapas de su acercamiento al cristianismo desde el budismo?
--Claire Ly: En mi primera etapa comenzé a insultar cotidianamente al Dios de los occidentales considerando que occidente sustancialmente era el responsable de mi tragedia, hasta un día en el cual en las plantaciones de arroz, bajó un silencio que por primera vez me hizo percibir que mi dolor y era también el de los otros. 
La segunda etapa se cumplió en 1980 cuando estaba allá en Francia como refugiada política: comencé a leer el Evangelio y descubrí que Jesucristo era un mendicante como yo esto medio mucho ánimo.
La tercera etapa y definitiva fue descubrir la eucaristía. Fije la mirada sobre la hostia y sentí la llamada de Dios, de rodillas, delante de mi debilidad de mujer. En este momento dije sí, quiero ser discípula de Jesús. Y 1983 fue el año de mi bautismo.

Usted declaró que fue conquistada por el cristianismo y por la idea de un Dios que se rebaja y sufre con nosotros. ¿Comparte este punto de vista aún hoy?
--Claire Ly: No he sido yo a elegir el cristianismo es Jesús quien me ha llamado. La única cosa que he hecho es responder a la llamada Jesucristo. El punto más fuerte de nuestra religión es este Dios que vino a encontrarnos. Nuestra fe cristiana está fundada en la Encarnación, en Dios que se hizo hombre: es esto lo específico de la religión cristiana aunque tanto cristianos se hayan olvidado de esto.

¿Logró perdonar a quien le hizo tanto mal?
--Claire Ly: Cuesta mucho perdonar a los Khmer Rojos. Partiré desde un hecho vivido con mi hija: fuimos al lugar donde mis hermanos, mi padre y mi marido habían sido asesinados. Mi hija no conoció a su padre porque estaba en cinta de dos meses cuando sucedió la tragedia. Fuimos acompañados a este lugar por amigos budistas que recitaron enseñanza de Buda, diciendo que los hechos malos serán castigados, pero al mismo tiempo es necesario que los hechos sucedan.
Mi hija y yo hemos recitado el Padre Nuestro: “Padre perdónanos como hemos perdonado a quien nos ha ofendido”. En aquel momento nos hemos pedido si habíamos perdonado a los Khmer Rouge: nuestra respuesta fue, no.
¿Cómo hemos podido decir no, siendo discípulos de Jesucristo y visto que el perdón es el corazón de la vida cristiana? entonces le dije a mi hija que teníamos que mirar a Jesús en la cruz, Él no dijo: “Yo los perdono” pero “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Mi hija y yo entonces le hemos dicho al Padre: “Padre, aquí estamos, somos mujeres débiles, nos sentimos incapaces de perdonar los Khmer Rojos, pero los ponemos en tus manos”. Ofrecemos por lo tanto nuestras debilidades y a nuestros verdugos en las manos del Padre.

Usted abrazó la fe católica en Europa, entretanto aquí se está perdiendo la identidad cristiana.

Claire Ly: No creo que Francia esté abandonando la fe cristiana. Lo que no hay más en Francia es la religión sociológica, según la cual yo voy a la Iglesia porque todos van. Los franceses están viviendo una fe como adhesión a Jesucristo: este hecho nos hace salir de la religión sociológica, yendo hacia una religión de masa. Cristo nos llamó a ser la sal de la tierra, los cristianos son la sal y tienen que levantar el gusto de la sociedad.
 La Iglesia en Francia está llamada a ser el sal de la sociedad, es necesario que ella acepte la idea de que no debe gobernar, porque el nuestro es un Dios que acompaña, como hace Jesús en la vía de Emmaus. Un poco lo que ha hecho Benedicto XVI con el 'Patio de los Gentiles'.

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India: alarma por violencias contra la mujer
Denuncia del centro de derechos humanos 'Prashant' dirigido por un jesuita

Por Redacción

ROMA, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - El sacerdote jesuita Cedric Prakash, director del Centro de Derechos Humanos y de Justicia “Prashant”, en Gujarat, ha lanzando la alarma de la Iglesia por el flagelo de la violencia contra la mujer en la sociedad india.

Lo informa hoy la agencia de noticias Fides, precisando que se quiere crear conciencia en la sociedad sobre este flagelo.

“Condenamos enérgica e inequívocamente la reciente violación en grupo de una foto reportera en Mumbai. Es un crimen contra las mujeres, como la violación es un crimen contra la humanidad. Es urgente detener inmediatamente esta violencia para que todas nuestras mujeres se sienten seguras y protegidas” indica el comunicado de Prashant.

“Los responsables de este acto atroz e inaceptable -prosigue el despacho- deben ser llevados ante la justicia. El gobierno, la policía y otras autoridades pertinentes deben asegurarse de esto. Los crímenes contra las mujeres siguen aumentando impunemente en todo el país”.

La violencia, recuerda el comunicado, a menudo afecta a las minorías y los sectores débiles de la sociedad: “Hace cinco años, algunas mujeres cristianas tribales fueron maltratadas de todos los modos posibles en Kandhamal, en Orissa. Tampoco se puede olvidar a las mujeres musulmanas sometidas a violencias impensables durante la matanza de Gujarat en 2002”.

Indica además que hace algún tiempo, “algunas estudiantes dalits en Gujarat fueron objeto de violencia sexual constante por parte de sus profesores, con chantajes de suspenderlas en las asignaturas. Una estudiante de la Universidad de Manipal, Karnataka, fue violada hace unos meses por miembros de un grupo de extremistas y nacionalistas hindúes”.


El padre Prakash continúa: “Seguimos escuchando todos los días sobre estos terribles crímenes. Los autores a menudo quedan impunes gracias a la protección de algunos sectores de la sociedad. Además, cuando se trata de los pobres, los marginados, los dalits, los adivasis y las mujeres pertenecientes a minorías, no hay casi ninguna protesta por parte de la sociedad civil, ni de los medios de comunicación”. 

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Catequesis para la Familia


¿Quién nos librará de este cuerpo de muerte?
Catequesis para la familia, semana del 26 de agosto de 2013

Por Luis Javier Moxó Soto

TOLEDO, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - En esta semana, 21ª del Tiempo Ordinario, se nos recuerda la necesidad que tenemos todos de la salvación eterna y cómo podemos entenderla o vivirla mejor.

Hemos sido hechos para gozar de la vida con salud y para siempre; no para el dolor, ni la enfermedad ni la muerte. La causa de dichos impedimentos es el pecado y para reconocer nuestra limitación y dependencia de Dios, pues no podemos liberarnos con nuestras propias fuerzas. Nuestro destino es la gloria en el Cielo junto a todos nuestros seres queridos, pero nada de todo esto es posible sin la elección, gracia y amor de Dios. No podemos darnos a nosotros mismos la salvación ni la felicidad eternas.

En el evangelio del domingo nos dice Jesús que el camino para esa bienaventuranza, que Él ha inaugurado, tiene una puerta estrecha que es preciso cruzar con esfuerzo (Lc 13, 22-30). San Agustín de Hipona (354-430), obispo y doctor de la Iglesia, patrón de los que buscan a Dios, cuya memoria celebramos el día 28, nos acompaña esta semana dándonos sobre este tema de la salvación unas enseñanzas muy valiosas, que quiero compartir a continuación. Él se dice a sí mismo, con San Pablo, en Rom 7, 24: “Miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?”.

Dios es el Sumo Bien, eligió a los que quiso salvar y les proveyó con el don de la perseverancia. Fuera de Él está la nada, el pecado, la muerte. Nosotros no fuimos nunca inocentes pues fuimos concebidos en pecado, además pudimos iniciarnos viviendo bien pero elegimos el mal, dice San Agustín, y sólo es libre aquel que no es esclavo del pecado, el que no puede hacer el mal. Para ello nos hacen falta unas mediaciones para la salvación: internas (a la voluntad y a la conciencia del hombre con la gracia y amor de Dios) y externas (predicaciones, hermenéutica bíblica, sacramentos y la Iglesia visible).

Por efecto de la gracia de Dios, que Él da a quien quiere, el hombre empieza a encaminarse hacia el bien, va recobrando su ser y se aleja de la nada. Si la persona tiene el amor de Dios, si es un salvado, realiza buenas obras, que consisten en una vida de oración, de ayuno, que es negación de uno mismo y la abstención de las cosas del mundo, da de lo que tiene y muestra el amor a sus hermanos. Una vez que el hombre es salvado llegará a formar parte de la Ciudad de Dios, ya que en el infierno terminará la ciudad terrena. Entonces el ser humano, liberado de la ciudad terrena, llegará a la felicidad eterna y a gozar de las cosas bienaventuradas y del descanso eterno.

Procuremos durante esta semana ser más conscientes de lo mucho que nos perdemos al separarnos de Dios. Permanezcamos unidos a Él, obedeciendo Su Voluntad y realizando buenas obras fundamentadas en Su Amor y no en nuestro interés. Pidamos la intercesión de San Agustín y de Santa Mónica, su madre, cuya memoria celebramos el día 27. También el día siguiente, 28, San Juan Bautista -en su martirio- nos recuerda que es preciso dar la vida por la verdad de la salvación que nos trae Nuestro Señor.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars
«Fundadora del Instituto de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados. Patrona de la ancianidad»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 26 de agosto de 2013 (Zenit.org) - «Cuiden con interés y esmero a los ancianos; ténganse mucha caridad y observen fielmente las Constituciones: en esto está nuestra santificación». Eran palabras testamentarias de la fundadora a punto de exhalar su último suspiro, dejando que manase de sus labios lo que de forma tan abundante pervivía en su corazón: su amor a Cristo, y en Él a los se hallan en el ocaso de la vida faltos tantas veces de la gratitud y del cariño de aquellos por los que desvivieron, o tal vez despojados de sus bienes y maltratados como un objeto inservible. Teresa tuvo la fortuna de nacer en una familia profundamente arraigada en la fe, que dio, antes de nacer ella y proporcionaría después, nuevos miembros consagrados a la Iglesia. Creció con una sensibilidad particular hacia los desamparados.

Vino al mundo en Aytona, Lérida, España, el 9 de enero de 1843. Fue la primogénita de cuatro hermanos. Si la infancia acostumbra a dejar una huella imborrable para el resto de la existencia, la suya tuvo el signo del desprendimiento, de solícita atención hacia los pobres a quienes no dudó en sentar a su mesa compartiendo con ellos las viandas. Tenía gran fuerza de voluntad, era inteligente, responsable, sencilla, equilibrada, y trabajadora. Estudió magisterio en Lérida influida por dos familiares: el insigne P. Francisco Palau, tío abuelo suyo, un carmelita descalzo exclaustrado por influjo de la intolerancia política, y su tía Rosa. Luego Teresa pasó un tiempo en Fraga. Con el título de maestra ejerció la docencia en la localidad barcelonesa de Argensola, donde la acompañó su hermana María. En ese tiempo la gente supo de su buen hacer profesional y de su piedad.

Palau pensó en ella para que formase parte del Instituto que estaba fundando con una vertiente dedicada a la enseñanza. Y, de hecho, colaboró dando clases en escuelas abiertas por él. Esta misión no cumplía sus expectativas, aunque se sentía llamada a la consagración. Por eso, en 1868 ingresó en el monasterio de clarisas de Briviesca, Burgos; su hermana Josefa se decantó por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul uniéndose a ellas en Lérida. Debido a la grave situación ideológica que afectó a la Iglesia, las religiosas no podían emitir votos. En un compás de espera, confiando que las aguas volvieran a su cauce, Teresa enfermó en 1870, y a requerimiento de sus superiores que temían el contagio tuvo que abandonar el convento. Siguiendo las sugerencias del P. Palau aún se vinculó a las terciarias carmelitas, pero no veía que fuese su camino. Así que en otro intento de ayudarla, el carmelita la nombró visitadora para la Península y Baleares de los centros que ponía en marcha. Teresa continuó dando lo mejor de sí, sin establecer un compromiso religioso, hasta que en 1872 falleció el P. Palau.

Vuelta a Aytona latía en su corazón el interrogante que muchas veces pende sobre la mente de quienes se disponen a entregar su vida a Dios: ¿qué debía hacer? Lo ignoraba. La providencia puso en su camino al sacerdote Pedro Llacera, de Barbastro, Huesca, que estimaba al P. Palau. Él puso en antecedentes a la santa del afán apostólico en pro de los ancianos abandonados que alentaba otro presbítero, el P. Saturnino López Novoa, maestro de capilla de la catedral de Huesca. Teresa se unió a él pasando a formar parte del pequeño grupo que abanderaba la naciente fundación surgida el 3 de octubre de 1872. Al fin y al cabo había sido el signo de su vida; los pobres siempre hallaron en su casa paterna limosna y afecto, y ella se había ocupado de salir en busca de los mendigos por las calles para socorrerlos. Su hermana María y otra amiga de ambas, a las que convenció de la bondad de la entrega en esta obra, le siguieron en este camino. Teresa primeramente fue designada superiora con carácter provisional, y comenzó su fecunda andadura en el edificio conocido como «Pueyo», hasta que la fundación se estableció en Valencia en un lugar cercano al santuario de la Virgen de los Desamparados bajo cuyo amparo puso a todas las casas que se fueron abriendo. En 1874 enfermó de gravedad. No fue la única ocasión. Hubo otras en las que incluso se vio acechada por la muerte, pero siguió en pie recibiendo de vez en cuando tratamientos en balnearios, mientras extendía las ramas de la fundación.

En 1875 el arzobispo Mons. Barrio Fernández la confirmó como directora general. Su sucesor Mons. Antolín Monescillo la mantuvo en la misión. En 1887 fue elegida superiora general del nuevo Instituto, renovándose su mandato en 1896 por un periodo de nueve años que ya no pudo concluir. Pero en el cuarto de siglo que estuvo al frente de la obra dejó la impronta de su sencillez, alegría y humildad, así como de su gozosa capacidad de entrega, abnegación y sacrificio. Tomando como punto de referencia lo que sucede en el seno de una familia, no quiso que las llamasen «Madres», sino «Hermanitas», prestas a asistir y a desvelarse para dar respuesta a las necesidades y deseos de los auténticos reyes de la casa, de los «hermanos mayores»: los ancianos. Junto a ellos permaneció durante el asedio y bombardeo de Valencia, época en la que vivieron de la limosna, refugiadas en Alboraya, pero siempre junto a sus queridos ancianos que trasladaron en destartaladas carretas. «Dios en el corazón, la eternidad en el pensamiento, el mundo bajo los pies», dijo a sus hijas. Las formó a conciencia, sosteniendo los pilares de la auténtica consagración, hablando con claridad: «Fervorosas, sí, pero no de las que dejan el trabajo a las demás». Antes de morir en Liria el 26 de agosto de 1897, consumida por dolorosa enfermedad, esta caritativa mujer había advertido que no quería canonizaciones por el gasto que conlleva el proceso. Pero la providencia tiene sus caminos, y Teresa fue canonizada por Pablo VI el 27 de enero de 1974.

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