13.09.13

Eppur si muove - ¿Y si se rehabilita a la Teología de la Liberación?

A las 12:05 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Como consecuencia de la elección del Arzobispo de Buenos Aires como Vicario de Cristo con el nombre de Francisco, las cosas parece que están cambiando en el seno de la Iglesia católica.

Como era de esperar tenía que llegar el turno de la Teología de la Liberación pues, como es sabido, es una de las realidades espirituales que, desde que surgió, ha sido marginada por la jerarquía católica y se ha procurado su silenciamiento por parte de quien puede hacer eso.

En realidad, la TL no busca nada extraño en el mundo espiritual católico. El caso es que si eso es así podemos preguntarnos, en efecto si debemos rehabilitar a la misma para bien de la humanidad toda, de los pobres de sus muchas precariedades.

¡Qué bien está acogerse a la bondad ajena para que se nos perdonen nuestros errores!

Lo que aquí pasa es que aprovechando que el Tíber pasa por Roma (entiéndase Tíber por el libro titulado “De parte del Pobre. De la Teología de Liberación”, que, por cierto es de 2004 en su edición alemana y ahora ha sido presentado en Italia) y que hace unos días el Osservatore Romano hizo, digamos, “propaganda” del mismo (nada extraño que lo hiciera Ugo Sartorio pues es el director de Il Messaggero di Sant’Antonio a la sazón publicación vinculada a la editorial Edizione Messaggero Pavoda, que es, a su vez, coeditora de la traducción italiana de tal obra) y que ha dado alas a los defensores de la Teología de la Liberación.

Algunos creen que ha llegado la hora de que la tal Teología sea, digamos, “liberada” de la pesada carga que su propio decir y hacer ha hecho recaer sobre los teólogos que la defiende y sobre los creyentes que están de acuerdo con ella. Ahora o nunca, deben haber pensado, que siendo Papa un sudamericano, será el momento de que la espada de Damocles que está sobre la cabeza de tal teología, sea apartada de tan insigne testa.

Al parecer, quieren que sea, por eso mismo, “rehabilitada” porque creen que se desmejoró su ser y se oscureció su existencia. Y eso no es nada extraño porque su proceder, sostenido por una ideología perversa (la marxista), caduca y provocadora de un genocidio no pequeño, ha sido el que ha sido, es el que es y será, hasta cuando Dios quiera (a no ser que no quiere, también, el hombre) lo que sea. Sin embargo, nada bueno es tal como es.

Y esto no lo dice el que esto escribe, el cual, por cierto, ve imposible la rehabilitación de la Teología de la Liberación y le procuraría un entierro digno en el baúl de la historia, enterrando, también, el mismo baúl pero en un lugar hondo, muy hondo. Eso lo ha dicho la Iglesia católica en varias ocasiones.

Así, mediante dos instrucciones, a saber:

1. “Instrucción Libertatis nuntius sobre algunos aspectos de la teología de la liberación”.

2. “Instrucción Libertatis conscientia sobre la libertad cristiana y liberación” (Congregación para la Doctrina de la Fe, 22 de marzo de 1986).

En ellas todo lo que se lee es meridianamente claro, diáfano, ejemplo de lo que ha de ser y de lo que no ha de ser. Es más, hasta las mismas son vinculantes para un católico o, lo que es lo mismo, que, como se dice, lo que dicen “va a misa”, pero a una misa ortodoxa y no heterodoxa, imaginativa o torcida.

Decimos, además, que en lo tales documentos se presenta una, digamos, Teología de la Liberación puramente católica. Y esto quiere decir que se la desvincula de una ideología política como es la marxista y lo que supone la llamada “lucha de clases”. Así, por ejemplo, en el segundo documento (del año 1986) se dice, en su punto 99 (de título clarificador: “Dimensión de una auténtica liberación”) se dice esto:
 

“El sentido de la fe percibe toda la profundidad de la liberación realizada por el Redentor. Cristo nos ha liberado del más radical de los males, el pecado y el poder de la muerte, para devolvernos la auténtica libertad y para mostrarnos su camino. Este ha sido trazado por el mandamiento supremo, que es el mandamiento del amor.

La liberación, en su primordial significación que es soteriológica, se prolonga de este modo en tarea liberadora y exigencia ética. En este contexto se sitúa la doctrina social de la Iglesia que ilumina la praxis a nivel de la sociedad.

El cristiano está llamado a actuar según la verdad 144 y a trabajar así en la instauración de esta ‘civilización del amor’, de la que habló Pablo VI. 145 El presente documento, sin pretender ser completo, ha indicado algunas de las direcciones en las que es urgente llevar a cabo reformas en profundidad. La tarea prioritaria, que condiciona el logro de todas las demás, es de orden educativo. El amor que guía el compromiso debe, ya desde ahora, generar nuevas solidaridades. Todos los hombres de buena voluntad están convocados a estas tareas, que se imponen de una manera apremiante a la conciencia cristiana.

La verdad del misterio de salvación actúa en el hoy de la historia para conducirla a la humanidad rescatada hacia la perfección del Reino, que da su verdadero sentido a los necesarios esfuerzos de liberación de orden económico, social y político, impidiéndoles caer en nuevas servidumbres.”

Y eso sí es liberación. La otra, la política… para los teólogos políticos que no saben que hay separación entre la Iglesia, su doctrina, y el Estado y que ha de prevalecer, por ser superior a la ley humana, la norma divina.

Por cierto, si quieren “rehabilitación” saben perfectamente lo que tiene que hacer: se llama conversión o, si tuvieran fe católica, confesión de fe aunque eso, claro, a lo mejor es pedir demasiado.

Eleuterio Fernández Guzmán