13.09.13

Wesolowski se quedó solo

A las 12:34 PM, por Andrés Beltramo
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Del Vatican Insider

El Vaticano declaró formalmente su intención de colaborar con las autoridades de la República Dominicana en el proceso contra el ex nuncio en ese país, Josef Wesolowski, acusado de abusos sexuales contra menores. Lo reafirmó el portavoz papal Federico Lombardi, mientras crece la polémica en el Caribe ante una deficiente gestión pública del escándalo por parte de la Iglesia.

“En el mes de agosto la Secretaría de Estado - a través del embajador de la República Dominicana ante la Santa Sede – ha declarado su intención de colaborar con las autoridades dominicanas si así lo solicitaran. El llamado del nuncio no constituye absolutamente la intención de evitar que se asuma la responsabilidad sobre lo que eventualmente será confirmado", señaló en una declaración oficial.

Con esas palabras Lombardi intentó aplacar las crecientes críticas de juristas, políticos y periodistas dominicanos respecto a cómo se ha tratado el caso a nivel eclesiástico. La prensa ha lanzado tres cuestionamientos puntuales: si las autoridades de la Iglesia tenían conocimiento sobre denuncias contra el nuncio, ¿por qué no las transmitieron a la justicia civil? ¿Por qué la Santa Sede convocó a Roma al diplomático, sustrayéndolo así de un posible proceso judicial en el país centroamericano? Y ¿por qué se minimizó la naturaleza de las acusaciones, cuando todos sabían que se trataba de abusos contra menores?

Según precisó este día el director de la sala de prensa vaticana, en el mes de julio pasado, poco antes del viaje del Papa a Brasil, el cardenal arzobispo de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López Rodríguez, informó directamente en Roma a Francisco de las acusaciones contra el nuncio.

“Como consecuencia de esto la Secretaría de Estado intervino rápidamente, al inicio de agosto, immeditamente después del regreso del viaje en Brasil, llamando al nuncio, suspendiéndolo de su encargo y dando inicio a una investigación a cargo de la Congregación para la Doctrina de la Fe", apuntó.

Tras esas palabras del portavoz Lombardi no hay dudas: Wesolowski es investigado por los tribunales vaticanos bajo la acusación de abusos contra menores. A esta altura del caso parecería banal la precisión, pero no lo es tanto después del lamentable espectáculo brindado por la Conferencia Episcopal Dominicana hace apenas unos días.

El jueves 5 de septiembre representantes de ese organismo convocaron a una conferencia de prensa para abordar esta y otras situaciones de sacerdotes infieles. En la misma no sólo se limitaron a difundir un mensaje del arzobispo de Santo Domingo pidiendo perdón, sino que entraron en los detalles del caso del ex nuncio.

Ahí mismo y ante los periodistas intentaron poner en duda los verdaderos motivos de la remoción del diplomático. De esa manera pareció que defendían lo indefendible y para frenar el embate de los periodistas, a los cuales esa versión dejó totalmente insatisfechos, terminaron echando la culpa a la prensa. Como si eso acabara con el problema.

En esa misma rueda de prensa comparecieron algunas personas que antes, en un reportaje televisivo, habían atestiguado situaciones comprometedoras para el nuncio. Allí se retractaron públicamente de lo que habían dicho antes e incluso llegaron a decir todo lo contrario de lo anterior justificándose que ante las cámaras se sintieron “abrumados” y se inventaron las cosas. Una de las organizadoras que tuvo a bien aclarar: “No queremos que se crea que estas personas se están retractando porque las presionó la Iglesia…”.

Tras ese fallido encuentro el programa televisivo que destapó el escándalo dobló la apuesta y presentó el testimonio de un niño (con el rostro oculto) que aseguró haber sostenido encuentros sexuales con Wesolowski. La entrevista alimentó aún más la indignación pública y llevó al cardenal López Rodríguez a confirmar que fue él mismo quien informó al Papa de las graves acusaciones.

A poco sirvió para aplacar los ánimos en un problema que está lejos de considerarse definitivamente cerrado y que podría derivar en una seria crisis diplomática.