24.09.13

Un amigo de Lolo - Entre lo que debemos ser y lo que somos

A las 12:09 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Entre lo que debemos ser y lo que somos

“¿Qué es la humillación? Una reducción de límites. Somos de tierra y gloria confundidas. La soberbia es creerse sólo gloria; la humillación, únicamente barro.”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (447)

San Pablo escribió, en un momento de franqueza casi sin igual, que cuando quería hacer algo bueno, sabiendo que eso era lo que quería hacer, acababa haciendo lo que no quería. Y eso, lógicamente, le preocupaba al de Tarso porque le ponía ante la realidad de lo que era su existencia como hombre que, hijo de Dios, mira al Padre avergonzado por no ser como quiere el Creador que sea.

En realidad, tal forma de actuar y de ser no es nada extraña en nosotros, hermanos de san Pablo e hijos, también, de Dios.

Creernos más de lo que somos, en realidad nada ante el Creador y, en fin, de barro y polvo, es muy propio de nosotros, los reyes de la creación de Dios. Por eso en muchas ocasiones nos comportamos de una forma, por decirlo así, poco apropiada con nuestra realidad mirada a los ojos de Dios y desde su ser Todopoderoso. Si no somos nada ¿cuál es la causa de que nos creamos que lo somos y no respondamos con un sí continuo a la voluntad de Quien todo lo sabe y todo lo puede?

Responder a eso ha de suponer adentrarnos mucho en nuestra naturaleza caída y pecadora. No nos gusta, por esto o por lo otro, la humillación y es un valor, la humildad, con el que no nos llevamos nada bien. Así, por ejemplo, nos gusta ser atendidos, siquiera entre los nuestros, como si fuéramos los más importantes y no nos parece nada bien que se nos ignore para decidir esto o lo otro. No nos damos cuenta de que, a lo mejor, no somos necesarios ni requeridos para tales menesteres pero, incluso así, estamos más que seguros de que somos tan necesarios que sin nosotros ¡cómo se va a decidir eso!

Somos soberbios, sí, no podemos ni olvidarlo ni dejar de reconocerlo. Es más, deberíamos colocarnos ante los nuestros y ante nuestro prójimo y proclamar aquello de “Soy…. y soy soberbio”. Sería, eso mismo, una prueba y muestra de humildad muy a tener en cuenta porque mostraría bien a las claras que aún tenemos solución o que se puede poner remedio a nuestro exceso de creencia en nosotros mismos.

Nosotros podemos escoger entre ser tierra y ser gloria. Sin embargo, el camino mejor para llegar a la gloria es considerarse, humildemente, simple tierra con la que Dios hace lo que quiere de ella. Sólo así, seguramente, sabremos encarar nuestra existencia de una forma más atinada a lo que somos y a lo que debemos ser. En realidad, eso es lo que quiere Dios de nosotros y, por desgracia, lo que nosotros, en demasiadas ocasiones, no queremos de nosotros mismos.

“A la gloria a través del barro” sería una buena frase, digamos una jaculatoria, que deberíamos decir muchas veces. A lo mejor así nos la acabaríamos de creer.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán