28.09.13

San Miguel en el Cerro de Tepeyac

Tiempos curiosos y confusos. Remedios extraordinarios. En los últimos años algunos obispos han empezado a recuperar la oración a San Miguel al final de la misa, tal como la prescribió León XIII.

Aunque el exorcismo formalmente nunca fue abolido por completo, la inserción en la Santa Misa pasó a mejor vida ya en los 60 [1]. Aún así, los papas han recomendado vivamente su rezo [2].

El siguiente paso para renovar –volver a hacer nuevo– este remedio no lo toma a título personal un obispo, lo hace toda una conferencia episcopal, la filipina. En una circular a todas las diócesis, la CBCP ( Catholic Bishops’ Conference of the Philippines) autoriza su uso después de la misa en el país y «recomienda encarecidamente su rezo por los grandes conflictos y problemas del país».

Mons. José Palma, Arzobispo de Cebú y Presidente de la CBCP, recuerda que:

A través de esta oración, invocamos a San Miguel para defendernos y defender nuestro país contra la malicia y las trampas del maligno

Miguel, que significa «Quién como Dios», va a triunfar sobre todos los intentos malvados de desfigurar el rostro de la humanidad porque Dios, que es más fuerte, actúa en él.

Quizá, para contextualizar mejor la noticia, convenga recordar que Filipinas es el tercer país con más católicos del mundo (tras Brasil y México) y la Iglesia en Filipinas supune el 7% de toda la Iglesia.

Me encantaría que el Santo Padre que recientemente consagró en el Vaticano imágenes de San Miguel y San José, y «extendió» a San José en el resto de plegarias eucarísticas, hiciese lo mismo que los obispos filipinos para la toda la Iglesia.

Las condiciones que aconsejaron a León XIII recomendar su rezo no eran mejores que las actuales. Y no recuerdo un papa que haya predicado tantas veces sobre el demonio en tan poco tiempo como el Papa Francisco, no me extraña que algunos anden tan revueltos.

Que mañana sea la fiesta de San Miguel Arcángel es pura coincidencia, en serio.

 


Notas

[1] Instrucción Inter Oecumenici, 48 j, 26 de septiembre de 1964

[2] Beato Juan Pablo II: Regina Coeli, 24 de abril de 1994:

Seguramente tenía muy presente esa escena el Papa León XIII cuando, al final del siglo pasado, introdujo en toda la Iglesia una oración especial a san Miguel: «San Miguel arcángel, defiéndenos en la batalla contra los ataques y las asechanzas del maligno; sé nuestro baluarte…».

Aunque en la actualidad esa oración ya no se rece al final de la celebración eucarística, os invito a todos a no olvidarla, a rezarla para obtener ayuda en la batalla contra las fuerzas de las tinieblas y contra el espíritu de este mundo.

[3] La imagen que ilustra el post me encanta: San Miguel custodiando en el Cerro de Tepeyac, con el Santuario de Guadalupe al fondo. Ya sé que no es Filipinas, pero me encanta. No sé de quíen es la foto, la tenía guardada para una ocasión como esta. Así que: fotógrafo desconocido, gracias.