1.10.13

Hace unos cuantos años, un cliente de nuestra librería, agnóstico entonces, manifestó que no quería saber nada con esos “santitos dulzones” como Santa Teresa de Lisieux, y esa expresión desencadenó una áspera discusión, intentando explicarle la importancia de esta gran Santa, Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones.

Luego de varios años regresó para contarnos que había viajado a Alemania, se había convertido en el santuario de Schoenstatt y …se había hecho devotísimo de Sta. Teresita, pues decía haber encontrado en ella un raro y seductor modelo de fortaleza, para hombres y mujeres de toda edad.

De ella ya había dicho Pío XI: “Se ha disminuido su espiritualidad: es un alma viril, es un gran hombre…” Es de advertir cómo en nuestro siglo, en cambio, la “perspectiva de género” es el correlato de una espiritualidad afeminada, que conduce a la subversión de psicologías y cuerpos en la masculinización de la mujer y el afeminamiento de los varones. A esta época le cuesta sin duda “digerir” la estampa del Stabat Mater, que es como una brújula: de pie, junto a la Cruz, Aurora de Esperanza.

En homenaje a Sta. Teresita, en este día de su fiesta, comparto con nuestros lectores algunas “perlas” tal vez poco difundidas, en que sin temor a un lenguaje enérgico, habla de la conquista del Cielo. Pidámosle especialmente que interceda para que en este mes recibamos grandes gracias de conversión de nuestros pobres corazones, y nos “contagie” su celo apostólico para encender las almas.

 

  • Refiriéndose a la noche de su “conversión”, escribe al p. Roulland unos meses antes de su muerte: “La noche de Navidad fue verdaderamente decisiva (…) Sin ese cambio había debido permanecer muchos años más en el mundo. Santa Teresa de Avila, que decía a sus hijas «Quiero que no sean mujeres en nada, sino que sean iguales a los hombres fuertes», no habría querido reconocerme como su hija si el Señor no me hubiera revestido con su fuerza divina, si El mismo no me hubiera armado para la guerra..”

 

  • Siempre dispuesta a combatir la flojedad y los abusos, dirigió a las novicias con energía sin que ello opacase la misericordia: “Es necesario combatir con coraje e ir de victoria en victoria…La santidad hay que conquistarla con la punta de la espada”

 

  • A propósito de la fortaleza que supone la fidelidad a la vocación: “Un soldado no teme al combate y yo soy un soldado (…). Sé que nadie es buen juez de su propia causa y que un niño a quien el médico somete a una operación dolorosa no dejará de gritar y de decir que el remedio es peor que la enfermedad; sin embargo, cuando pocos días después se encuentra sano es feliz de poder jugar y correr. Sucede lo mismo con las almas; pronto reconocen que un poco de amargura es a veces preferible al azúcar y no temen confesarlo…”

 

  • “Tanto se me ha repetido que tengo coraje, lo cual es bien poco cierto, que me dije: ¡Finalmente no se puede mentir a todo el mundo! Y con la ayuda de la gracia me propuse adquirir ese coraje. Hice como un guerrero que al ser felicitado por su bravura y sabiendo muy bien que sólo es un cobarde, acaba por tener vergüenza de los cumplidos y se propone merecerlos.”

 

  • (A su hermana Celina) “Leí esta mañana un pasaje del Evangelio que dice «No he venido a traer la paz sino la espada»…Sólo nos queda combatir; si no tenemos fuerzas, será Jesús quien combatirá por nosotros…Pongamos todos el hacha al pie del árbol.”

 

  • “Sonriendo desafío la metralla

    Y en tus brazos Divino Esposo mío

    Cantando moriré en el campo de batalla

    Con las armas en la mano…”

  • En su ambición de cumbres de santidad, no sabe ser pusilánime, porque no se abisma en la contemplación de sus miserias, sino en la Voluntad de Dios para las almas disponibles: “No soy un águila, sólo tengo de ella los ojos y el corazón, porque, a pesa de mi extrema pequeñez, me atrevo a mirar fijamente al Sol divino, al Sol del amor, y mi corazón siente en sí todas las aspiraciones del águila…, el pajarillo quisiera volar hacia ese brillante sol que embelesa sus ojos, quisiera imitar a las águilas sus hermanas, a las que ve elevarse hasta el foco divino de la Trinidad santa…”

 

  • Apoyada siempre, pues, en la bendita Comunión de los Santos, sabe que jamás es muy alta la Cima, porque jamás está sola para subir: “¡Ah! Sé que por Ti los Santos hicieron también locuras, realizaron grandes cosas, porque eran águilas…Jesús, yo soy demasiado pequeña para hacer grandes cosas…Mi locura consiste en suplicar a las águilas mis hermanas, que me obtengan la gracia de volar hacia el Sol del amor con las propias alas del Águila divina.”