1.10.13

Un amigo de Lolo - Dejarse llevar por Dios

A las 12:03 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Dejarse llevar por Dios

“¿Qué importa el camino con los ojos vendados, si una mano me lleva y esa palma, Amor, es la tuya? ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (282)

Ciertamente es triste que haya personas que, acogidas a su soberbia, crean que se pueden valer de sí mismas, ser para sí mismas, caminar por sí mismas y, en fin, no necesitar de nadie ni de nada que les eche una mano en el caminar diario de ahora mismo, a medio o a largo plazo. Están más que seguras de su unomismo y les basta su propio ser. Son, por así decirlo, seres humanos que han olvidado a Quien los creó.

Sentirse libre está más que bien pero saberse en la posibilidad de escoger entre una cosa y la otra sin poner en el fiel de la balanza que es Dios quien nos da tal posibilidad es, sencillamente, falsear lo que pasa y lo que nos pasa.

En realidad, todos, cualquiera de nosotros, tomamos decisiones a lo largo de nuestra vida. Lo podemos hacer, básicamente, de dos maneras: contando con Dios y sin contar con el Señor.

Cualquiera dice que las cosas, en la vida y en este peregrinar por la tierra, no son siempre fáciles y que la mayoría de las veces nos encontramos en situaciones que no sabemos cómo encarar pues es más que cierto que la vida nos depara, digamos, demasiadas sorpresas.

¿Qué hacer?

Sencillamente, lo mejor y, de verdad, lo único que debería estar en nuestro corazón y en nuestra vida, es la posibilidad siempre abierta de dejarnos llevar por Dios. Es así de sencillo.

Sin embargo, no es menos cierto que la soberbia humana nos puede y, en demasiadas ocasiones, no somos capaces de bajar la cabeza y admitir que lo que quiere Dios para nosotros es mejor que lo que nosotros queremos para nosotros mismos ciegos, tantas veces, en lo que nos pasa y sordos, otras tantas, ante el ensordecedor aliento del Espíritu de Dios en nuestro corazón.

Ir por libre, en este caso donde nos jugamos la vida eterna, no es una opción a seguir. Y no lo es no porque Dios sea terrible con nuestras decisiones sino porque lo que decidimos y hacemos tiene ecos en la mismísima eternidad o lo que es lo mismo, que todo se tendrá en cuenta cuando llegue el momento. Y podemos estar seguros que llegará…

Dejarnos, pues, llevar por Dios, por su Amor, por mucho que nos cueste es una sabia decisión. Aquí, como tantas veces pasa, será ejercicio de rectificación muchas veces difícil pero, ciertamente, no imposible. Dios nos ha puesto en nuestro corazón su Ley y su mano en la nuestra. Quiere que le sigamos porque nos lleva a las praderas de su definitivo Reino. ¿Vamos a hacer como si esto no nos importase?

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán