2.10.13

Vean, vean, con qué bueyes tenemos que arar

A las 12:06 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe

Hay cosas, hechos y circunstancias que no dejan de sorprenderle a uno. El mundo está lleno de individuos que creen que pueden hacer o proponer todo lo que se les venga en gana porque creen que nadie les va a afear la conducta o a decirles “¡menos lobos, Caperucita!

El pasado 24 de septiembre, festividad de Madre de Dios de la Merced se celebró en Barcelona (España) la tradicional Santa Misa para celebrar, precisamente, tal día pues sabido es que tal advocación es la que corresponde a tal ciudad española.

Pues bien, allí estuvieron (parece que no hay más remedio) personas de todo pelaje político. Por decoro o por consecuencia nunca deberían aparecer por ahí según qué tipo de personas que apoyan ideologías francamente mejorables y que atentan, siempre que pueden y de las más diversas formas, contra la vida humana (socialistas, comunistas, de derechas falsas, etc.)

Es bien cierto que, en muchos casos dice que lo hacen por “respeto institucional” pero, por respeto a la fe católica, a las puertas de iglesias y catedrales debería estar colgado un cartel de “Reservado el derecho de admisión” pues, si bien es cierto que Dios admite en su Reino a cualquiera, no es menos cierto que tal cualquiera debe convertirse y, luego, creer en Dios (eso lo dijo Jesucristo antes que el que esto escribe). Por eso sería llevar una conducta sana para con la fe católica que determinadas personas se quedaran (como hacen muchas personas en bodas, bautizos y comuniones) en el exterior del templo para que no sea contaminado el mismo con según qué humores u olores políticos. Ya sabemos que, en materia de sanidad espiritual, toda precaución es poca.

Pero bueno… después de este consejo dado por un don nadie, vamos a lo que vamos.

Pues bien, a tal Santa Misa no acudió una persona, conocida en su casa a la hora de comer, que es, para más guasa, concejal socialista en el Ayuntamiento de la llamada Ciudad Condal.

Eso no debería extrañar a nadie porque, además, como hemos dicho arriba, eso es, higiénica y espiritualmente, mejor. Mucho mejor, pues.

Pero el caso es que el susodicho, que tiene nombre y apellidos que son Jordí Martí, debe creerse más chulo que nadie y con más poder que quien todo el poder tiene.

Esto no lo digo con ánimo de injuriarlo sino porque el susodicho, que debe tener un amor por la Santa Misa muy mejorable, ha dicho, antes supongo que habrá pensado eso, que su grupo político (del que es Presidente, el PSC o Partido Socialista de Cataluña) quiere proponer adapta la Misa a una “sociedad laica y a un estado laico”.

Lo repito: adaptar la Misa a una “sociedad laica y a un estado laico”.

No es broma esto que ha dicho sino que seguramente cree que puede hacer tal cosa sin darse cuenta que es poco pollo para tanto arroz o que, también, no es ahí donde debe picar para comer su comida ideológica.

¡Se puede saber qué diantre va a proponer con relación a la Santa Misa un sociata! o, también, ¿Es que no sabe que el Estado sea laico no por eso lo es la sociedad que lo conforma?.

Bueno, a lo mejor nos estamos excediendo un poco porque el buen hombre ha debido querer decir que lo tocante a la representación institucional para la celebración de tal día de la La Merced debería ser muy otra. Pero, adaptar, lo que se dice adaptar la Santa Misa poco va a adaptar este chiquilicuatre espiritual. Lo mejor que podría hacer, él y sus conmilitones políticos, es, simplemente, dejar de asistir, para siempre, a tal celebración eucarística, dejar de dar malestar visual a los creyentes que ven como determinadas personas favorables al aborto y a cualquier otro tipo de aberración, se sientan muy cerca de personas que, es de suponer esto, no pueden estar para nada de acuerdo con lo que tales ideologías hacen y representan. ¡Qué gozo entonces, qué alegría para el alma!

Pero eso, seguramente, será difícil de ver pues es tanto lo que les gusta figurar, aunque sea fuera de lugar, a estos políticos nuestros y, además, hay tantos de nuestros hermanos pastores que no saben, exactamente, qué suponen ciertas cosas…

Por cierto, les tengo que decir que, con gusto, hubiera puesto, en el título “mulos” y no bueyes pero como los dichos son los dichos… Ahora que si por mí fuera diría que vaya con qué mulos tenemos que arar; vamos, hasta burros.

Eleuterio Fernández Guzmán