ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 06 de octubre de 2013

 

"En las redes sociales se pone de manifiesto la autenticidad de los creyentes cuando comparten la fuente profunda de su esperanza y de su alegría: la fe en el Dios rico de misericordia y de amor, revelado en Jesucristo"

S.S. Benedicto XVI

 


El papa Francisco

Francisco: "¡Una fe fuerte y humilde hace tanto bien!"
Durante el Ángelus invita a recordar las misiones en octubre y a rezar el rosario

Doc. Francisco

El papa recordó que la fe crece mediante la oración confiada en Dios
Saludó a la imagen del Señor de los Milagros que llegó en hombros de sus fieles a San Pedro

Santa Sede

El santo padre recibió las cartas credenciales del nuevo embajador de Venezuela
Es abogado, ex-defensor del Pueblo y ha ejercido misiones diplomáticas en el exterior

Se habría dado un encuentro entre el papa y el jesuita apresado por la dictadura argentina
El anciano religioso ya negó que Bergoglio lo hubiera denunciado cuando era provincial

Mirada al mundo

Panamá: Palabras del arzobispo José Ulloa en el III Encuentro Interreligioso Iberoamericano
El tema estuvo centrado en el papel de las comunidades de fe en el nuevo contexto mundial

Bolivia: Todo listo para el XIX Encuentro Nacional de Santuarios
El tema central será la danza en las fiestas religiosas

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

Santa María Francisca de las cinco llagas
«Franciscana estigmatizada. Mística muy venerada en Nápoles y especialmente querida por las mujeres que padecen esterilidad y desean concebir un hijo, ya que al respecto se le atribuyen incontables milagros»


El papa Francisco


Francisco: "¡Una fe fuerte y humilde hace tanto bien!"
Durante el Ángelus invita a recordar las misiones en octubre y a rezar el rosario

Por Francisco papa

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Al mediodía del domingo 6, el santo padre Francisco se asomó al estudio del Palacio Apostólico Vaticano para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos que en gran número llegaron hasta la Plaza de San Pedro.

Ofrecemos a continuación las palabras del papa al introducir la oración mariana.

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Ante todo deseo dar gracias a Dios por la jornada que viví en Asís, anteayer. Piensen, piensen que era la primera vez que iba a Asís y fue un gran don hacer esta peregrinación, precisamente en la fiesta de San Francisco.

Agradezco al pueblo de Asís por la cálida acogida. ¡Muchas gracias!

Hoy, el pasaje del Evangelio comienza así: “En aquel tiempo dijeron los Apóstoles al Señor: ‘¡Auméntanos la fe!’” (Lc 17, 5-6). Me parece que todos nosotros podemos hacer nuestra esta invocación. También nosotros, como los Apóstoles, decimos al Señor Jesús: “¡Auméntanos la fe!”. Sí, Señor, nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero te la ofrecemos tal como es, para que Tú la hagas crecer. ¿Les parece que repitamos todos juntos esto: Señor, auméntanos la fe? ¿Lo hacemos? Todos: Señor auméntanos la fe. ¡Señor, auméntanos la fe. Señor auméntanos la fe. ¡Que nos la haga crecer, ¡eh!

Y el Señor, ¿qué cosa nos responde? Responde: “Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y les habría obedecido” (v. 6). La semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad! 

Todos conocemos a personas sencillas, humildes, pero con una fe fortísima, ¡que verdaderamente mueven las montañas! Pensemos por ejemplo en tantas mamás y papás, que afrontan situaciones muy pesadas; o en ciertos enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quien los va a visitar. Estas personas, precisamente por su fe, no se vanaglorian de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: “Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer” (Lc. 17, 10). ¡Cuánta gente entre nosotros tiene esta fe fuerte, humilde, y que hace tanto bien!

En este mes de octubre, que está dedicado de modo particular a las misiones, pensemos en los tantos misioneros, hombres y mujeres, que para llevar el Evangelio han superado obstáculos de todo tipo, han dado verdaderamente la vida; como dice San Pablo a Timoteo: “No te avergüences, pues, ni del testimonio que has de dar de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; sino, al contrario, soporta conmigo los sufrimientos por el Evangelio, ayudado por la fuerza de Dios” (2 Tm 1, 8). Pero esto atañe a todos: a cada uno de nosotros, en la propia vida de cada día, se puede dar testimonio de Cristo, con la fuerza de Dios, la fuerza de la fe. ¡Con la fe pequeñísima que tenemos, pero que es fuerte! ¡Con esa fuerza dar testimonio de Jesucristo, ser cristianos con la vida, con nuestro testimonio!

¿Y cómo tomamos de esta fuerza? La tomamos de Dios en la oración. La oración es la respiración de la fe: en una relación de confianza, de amor, no puede faltar el diálogo, y la oración es el diálogo del alma con Dios. 

Octubre es también el mes del Rosario, y en este primer domingo es tradición rezar la Súplica a la Virgen de Pompeya, la Bienaventurada Virgen María del Santo Rosario. Nos unimos espiritualmente a este acto de confianza en nuestra Madre, y recibimos de sus manos la corona del Rosario: ¡el Rosario es una escuela de oración! ¡El Rosario es una escuela de fe! 

Texto adaptado de la traducción de Radio Vaticana 

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Doc. Francisco


El papa recordó que la fe crece mediante la oración confiada en Dios
Saludó a la imagen del Señor de los Milagros que llegó en hombros de sus fieles a San Pedro

Por José Antonio Varela Vidal

LIMA, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Durante el rezo del Ángelus de este domingo 6, el papa dio gracias a Dios por la jornada vivida en Asís el último viernes, durante su primera visita como sumo pontífice y en la misma fiesta de san Francisco de Asís.

Su reflexión la tomó del evangelio del día que recuerda el momento en que los apóstoles de Jesus le piden: "¡Auméntanos la fe!” (cf. Lc. 17, 5-6) e invitó a toda la plaza abarrotada de fieles a repetir con él: "Señor: ¡Auméntanos la fe!".

Para el papa, "nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero la ofrecemos tal como es, para que (Dios) la haga crecer".

Recordó la enseñanza de Cristo, quien comparó la fe a un grano de mostaza y animó a los fieles "a tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables".

Quiso también destacar la fe fuerte de tantas personas sencillas, humildes que todos conocemos. Y muy a su estilo, el Catequista universal hizo pensar en tantos padres y madres de familia que afrontan situaciones muy pesadas cargados de fe; o ciertos enfermos, incluso gravísimos, "que transmiten serenidad a quien los va a visitar", según dijo, advirtiendo que estas personas, precisamente por su fe, "no se vanaglorian de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer»" (Lc. 17, 10).

En vista del mes de octubre que se inicia, Francisco invitó a pensar en los tantos misioneros que llevan el evangelio superando obstáculos de todo tipo, muchos de los cuales han dado verdaderamente la vida. Con este ejemplo, invitó a cada uno "a dar testimonio de Cristo, en la propia vida, ¡con la fe pequeñísima que tenemos, pero que es fuerte!".

Para obtener esta fuerza --continuó--, debe tomarse de Dios en la oración. "La oración es la respiración de la fe: en una relación de confianza, de amor, no puede faltar el diálogo, y la oración es el diálogo del alma con Dios", aseguró a los miles de peregrinos que lo vinieron a escuchar.

En vista de que octubre es también el mes del Rosario, invitó a rezar por tradición en este primer domingo, a la Bienaventurada Virgen María del Santo Rosario de Pompeya en Italia, porque "¡el Rosario es una escuela de oración! ¡El Rosario es una escuela de fe!", concluyó.

Al Señor de los Milagros

Antes de finalizar su intervención, el santo padre dirigió su saludo a los devotos que forman parte de la Hermandad del Señor de los Milagros de Roma, que habían llegado hasta la Plaza con la sagrada imagen en hombros.

Destacó la presencia del lienzo de tan antigua devoción peruana e invitó a todos los fieles a dirigir su mirada y saludo al «Cristo morado», que durante este mes recorrerá las calles de Roma y de muchas ciudades en Italia y alrededor del mundo.

La más importante sigue siendo la que se realiza en Lima, donde está ubicada la basílica menor que conserva el milagroso muro pintado en el siglo XVII por un esclavo angoleño. Este dio origen a la que es considerada como la manifestación religiosa católica periódica más numerosa del mundo.

Para leer el texto completo del papa aquí

 

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Santa Sede


El santo padre recibió las cartas credenciales del nuevo embajador de Venezuela
Es abogado, ex-defensor del Pueblo y ha ejercido misiones diplomáticas en el exterior

Por Redacción

LIMA, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Este sábado 5 el santo padre recibió en audiencia al Excmo. señor José Germán Hernández Mundaraín, embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la Santa Sede con motivo de la presentación de las cartas credenciales.

El nuevo embajador nació en Cariaco (estado Sucre, Venezuela ) el 29 de mayo de 1950. Es casado y tiene tres hijos.

Licenciado en Derecho por la Universidad Central de Venezuela en 1977, fue presidente de la firma Mundarain Abogados & Asociados ha llevado a cabo, entre otras, las siguientes actividades: Director de semanario económico "El capital" (1993-1994), Jefe de la Delegación de Venezuela en los períodos de sesiones del Comité Preparatorio de
la Cumbre de las Américas organizado por la OEA (1995), Asesor Jurídico en el exterior
de la Superintendencia de Bancos (1995), Asesor de la Comisión Nacional contra el uso
de drogas ilícitas (1997), Defensor del Pueblo electo (2000-2007), Presidente de la Junta
republicana "por la moral" (2002-2007), Presidente de la Federación Iberoamericana de
Defensa del Pueblo (2003-2005), y miembro de la Comisión Presidencial para la reforma de la
Constitución Nacional (2006).

Asimismo, fue Embajador y Representante Permanente ante la Oficina de Naciones Unidas e Instituciones Especializadas en Ginebra (2008-2013), Miembro de la Junta de Estado (2011), Director de la Comisión de Instituciones Nacionales de Derechos Humanos (2006), Presidente de la Conferencia de Desarme (ONU, 2008) y Presidente de la Junta de la Organización Internacional para las Migraciones (ONU, 2008).

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Se habría dado un encuentro entre el papa y el jesuita apresado por la dictadura argentina
El anciano religioso ya negó que Bergoglio lo hubiera denunciado cuando era provincial

Por Redacción

LIMA, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Aunque no haya sido aún confirmado por la Santa Sede, circula la versión de que el santo padre Francisco se habría reunido la mañana del sábado 5 con el padre Francis Franz Jalics, el jesuita de origen húngaro, ahora de ochenta y seis años, quien en 1976 en Argentina fuera capturado por el régimen militar, junto con el hermano Orlando Yorio.

Una historia que los une al papa Bergoglio, quien era entonces el superior provincial de los jesuitas en Argentina. Aunque versiones de prensa indicaron a Francisco como quien los delató, ha sido el mismo padre Jalics, que ahora vive en Alemania, quien en el sitio Jesuiten.org dio su testimonio de que no hubo ninguna denuncia contra él por quien es hoy el papa Francisco.

Según lo recogido por el sitio perfettaletizia.it, el padre Jalics habría manifestado: "Sólo años después (de 1976, año de la detención ndr), tuve la oportunidad de hablar acerca de esos eventos con el padre Bergoglio, quien mientras tanto había sido nombrado arzobispo de Buenos Aires. Después de esa conversación, celebramos una misa pública y nos abrazamos con solemnidad. Un gesto conmovedor, deliberadamente hecho en frente de miles de fieles, porque la calumnia se podía detener".

Recuerda así el anciano religioso sus acciones: "Desde 1957 yo vivía en Buenos Aires. En 1974, movido por el deseo interno de vivir el evangelio y de dar a conocer la terrible pobreza, y con el permiso del entonces arzobispo Aramburu (de Buenos Aires) y el padre Jorge Mario Bergoglio, viví con un hermano en una «favela»".

De confirmarse la noticia, las publicaciones on line ven en este encuentro "un momento de definitiva claridad".

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Mirada al mundo


Panamá: Palabras del arzobispo José Ulloa en el III Encuentro Interreligioso Iberoamericano
El tema estuvo centrado en el papel de las comunidades de fe en el nuevo contexto mundial

Por Redacción

LIMA, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - El pasado 2 de octubre concluyó en Panamá el III Encuentro Interreligioso Iberoamericano de "Religiones por la Paz", con la asistencia de líderes religiosos de todo el continente. 

Tal como informó ZENIT, durante la ceremonia de inauguración intervino el arzobispo de Panamá, monseñor José Domingo Ulloa, OSA.

Ofrecemos a nuestros lectores el texto íntegro de la disertación inaugural del también presidente de la Conferencia Episcopal Panameña.

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Conferencia: "El papel de las comunidades de fe en la sociedad y la cultura dentro del ámbito iberoamericano en el nuevo contexto mundial".

Muy estimados amigos, señoras y señores:

Es para mí un honor y un privilegio participar en esta sesión inaugural del III Encuentro Interreligioso Iberoamericano, y deseo por eso comenzar mis palabras agradeciendo la amable invitación recibida de parte del Sr. Elias Szczytnicki, Secretario General y Director Regional de "Religiones por la Paz América Latina y el Caribe".

Como obispo de la Iglesia católica, no puedo por menos de compartir con Ustedes la satisfacción por el próximo encuentro de líderes de diversas confesiones religiosas a celebrarse en Asís, y también la gratitud a tantos representantes de religiones y hombres y mujeres de buena voluntad que se unieron a la invitación recientemente cursada por el Papa Francisco para orar por la paz en Siria y Oriente Medio.

Pero más que como obispo católico quisiera hablar ante Ustedes como hombre de fe, como creyente, como miembro de una comunidad de fe. Como alguien, por lo tanto, que comparte la búsqueda de sentido y los problemas de la humanidad en estos albores del Tercer Milenio.

Recordemos que este espacio se inició con la finalidad de fortalecer el aporte de las comunidades religiosas a la construcción de ciudadanía en la región. Es así como se celebró el Primer Encuentro Interreligioso Iberoamericano en Asunción, Paraguay, entre el 9 y 10 de octubre de 2011.

Este primer encuentro fue organizado por Religiones por la Paz América Latina y el Caribe y el Grupo de Trabajo Estable de las Religiones de Barcelona (GTER), con el tema: "Transformación del Estado y desarrollo".

Le correspondió a la ciudad española de Barcelona, ser la sede del II Encuentro Interreligioso Iberoamericano, del 25 al 27 de junio de 2012, en el que participaron representantes de todas las confesiones religiosas presentes en los países iberoamericanos, bajo el lema: "Una relación renovada entre los países iberoamericanos desde la visión de las comunidades de la fe".

E1 Papa Francisco ha insistido sobre este aspecto, desde el inicio de su pontificado. Al recibir en la Sala Clementina a representantes de 33 confesiones cristianas (anglicanos, luteranos, metodistas, ortodoxos) y de las comunidades judía y musulmana y de otras religiones que habían asistido a su ceremonia del comienzo de su pontificado, el Santo Padre, de manera clara y directa dijo:

"La Iglesia Católica es consciente de la importancia que tiene la promoción de la amistad y el respeto entre hombres y mujeres de diferentes tradiciones religiosas". La Iglesia "también es consciente de la responsabilidad que todos tenemos con nuestro mundo, con la creación entera que debemos amar y custodiar". "Y podemos hacer mucho por el bien de los que son más pobres, de los más débiles, de los que sufren, para promover la justicia, para promover la reconciliación, para construir la paz".

Para el Papa Francisco: "Es imposible imaginar un futuro para la sociedad sin una incisiva contribución de energías morales en una democracia que no sea inmune de quedarse cerrada en la pura lógica de la representación de los intereses establecidos. Es fundamental la contribución de las grandes tradiciones religiosas, que desempeñan un papel fecundo de fermento en la vida social y de animación de la democracia".

Continúa señalando el Papa que: "La convivencia pacífica entre las diferentes religiones se ve beneficiada por la laicidad del Estado, que, sin asumir como propia ninguna posición confesional, respeta y valora la presencia del factor religioso en la sociedad, favoreciendo sus expresiones concretas". Discurso del Papa Francisco en encuentro con clase dirigente de Brasil, 27 de julio de 2013.

Es ya un tópico referirnos a la afirmación, tantas veces repetida por filósofos de la historia y otros especialistas, de que vivimos en nuestro tiempo no solamente una época de cambio, sino un cambio de época. Un cambio profundo y acelerado que supone, como también se ha repetido, el paso de la modernidad a la postmodernidad.

Cuando hablamos de modernidad nos referimos no sólo a un período histórico, sino también a un movimiento cultural guiado por un proyecto de hacerse con el destino de la humanidad sobre la tierra, de forma que el ser humano toma conciencia de su poder para configurarse a sí mismo, es decir, el hombre se convierte en la medida de todas las cosas. Una perspectiva fundamentalmente optimista, avalada por el final de las contiendas bélicas a nivel mundial y los espectaculares avances de la ciencia y la técnica.

Progresivamente, y a partir sobre todo de la década de los setenta, aparece sin embargo la corriente cultural o la sensibilidad denominada postmoderna, que no puede entenderse si no se percibe que está hecha de desencanto ante la razón y los grandes conceptos anclados en ella. El hombre postmoderno es ya menos optimista, por no decir que en el fondo es pesimista: convencido de que no existe la posibilidad de cambiar la sociedad, ha decidido disfrutar del presente y olvidarse del futuro.

Con razón esta nueva perspectiva ha sido considerada una verdadera crisis cultural, sin el sentido totalmente peyorativo que suele darse a este concepto, pero sí con toda la profundidad que sin duda implica. Porque la crisis supone poner todo en tela de juicio, y la cultura expresa la realidad más profunda de las personas y de los pueblos.

En efecto, de un concepto de cultura más elitista y académico (una cultura que se adquiere sobre todo en la universidad o en los libros), se ha pasado acertadamente en la actualidad a otro concepto más sociológico y antropológico: hoy por cultura se entiende el estilo de vida de los grupos humanos, las ideas que las personas comparten en una sociedad y los valores que en ella nos vinculan y nos identifican. A través de la cultura el hombre se expresa, toma conciencia de sí, se reconoce como proyecto inacabado y crea obras que le trascienden. De ahí que el ser humano sólo accede a la realidad a través de la mediación cultural (ver DA 506). Y que podamos hablar de culturas diversas o al menos de distintos modelos culturales.

En toda cultura o modelo cultural cabe distinguir una dimensión más externa (costumbres, gastronomía, folklore, arte típico, lengua...) y otra más interior o profunda: los valores, los criterios, las creencias, los arquetipos fundamentales de las personas y de los pueblos. Y es en este segundo nivel donde aparece el fenómeno religioso que da lugar a algo muy importante desde el punto de vista antropológico: no sólo a creyentes individuales, sino también a comunidades de fe.

La estructura social implica entonces, dentro de una cultura o modelo cultural, un elemento económico (que se refiere a los bienes materiales), un elemento político (que se refiere a la organización de la sociedad) y otro filosófico-religioso (que se refiere al sentido de la vida, la trascendencia y los valores).

Es sabido cómo muchos pensadores del siglo XVIII y XIX despreciaron este tercer elemento, como propio de un estadio infantil y de una cultura aún primitiva, condenados a desaparecer. Ideas que, sin ninguna confirmación en la realidad, propugnan todavía hoy los secularismos anti-religiosos. Pero cada vez son más quienes vuelven hoy los ojos al ámbito filosófico y religioso como el único capaz de humanizar la cultura y de responder con coherencia a la crisis social. Señalando que, bajo la apariencia de problemas sociales, económicos o políticos, subyace siempre un problema humano, un problema ético, una crisis que es fundamentalmente de sentido y de valores.

No es este el momento de analizar desde esta perspectiva problemas como la globalización económica insolidaria o la violencia a todo nivel, pero este análisis ha sido ya hecho con mucho acierto y profundidad por pensadores y personalidades de todos los ámbitos y tendencias.

Me atrevo a decir que este es el enfoque básico para hablar del papel de las comunidades de fe en la sociedad y en la cultura actuales: aportar su doctrina y su experiencia a la solución del grave problema ético que amenaza hoy a la cultura y a las culturas, recordar los grandes principios que pueden ayudar a humanizar el mundo y dar sentido a la historia, promover acciones eficaces para hacer reales los valores y esperanzas de los que son depositarías.

Esta sería una perspectiva equilibrada, realista y comprometida, frente al optimismo orgulloso de la modernidad y el pesimismo desesperanzado de la postmodernidad. Este es el aporte que la cultura actual necesita de las comunidades de fe, este es el desafío que se nos presenta a los creyentes: apostar por una cultura religiosa de la vida frente a la cultura secularista de la muerte. Entendiendo, por supuesto, "cultura religiosa" en su sentido auténtico y profundo: una cultura en la que los criterios y el dinamismo de la fe impregna y transforma las estructuras y formas de vida, dirigiéndolas hacia el acervo humano y cultural que comparten todas las comunidades de fe: trascendencia, sentido de la vida, fraternidad, solidaridad, libertad, verdad, justicia y paz.

Por supuesto, para que esta perspectiva sea realista y posible, nos queda mucho camino por recorrer a las comunidades de fe: redescubrir lo mejor de nuestras propias tradiciones, purificar condicionamientos históricos negativos, superar fanatismos y violencias absurdas, ir más allá de las prácticas piadosas para asumir compromisos concretos en el ámbito socio-político. De lo contrario, las comunidades de fe no podrán cumplir su papel social, y serán vistas cada vez más como algo residual y folklórico, o -peor aún- como cómplices de la violencia y la deshumanización.

Quisiera terminar con una breve referencia a la cultura y la sociedad latinoamericanas, para completar la perspectiva de esta reflexión. Es desde luego válido para nuestra realidad multicultural todo lo que venimos diciendo. Pero es necesario subrayar algunos aspectos característicos de la misma en los que debemos insistir: las injustas desigualdades sociales, la corrupción y el clientelismo político, la reducción de la religiosidad al ámbito privado sin real incidencia en la familia o la actividad profesional.

La riqueza humana, cultural y religiosa de nuestros pueblos, la posibilidad de aprender de los errores ajenos y la fuerza que nos da la fe para caminar con esperanza, son otros tantos motivos para luchar por un mundo mejor, más justo y más humano.

Muchas gracias por su atención.

Ciudad de Panamá, 1 de octubre de 2013

+ José Domingo Ulloa Mendieta
Arzobispo Metropolitano de Panamá
Presidente de la Conferencia Episcopal Panameña

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Bolivia: Todo listo para el XIX Encuentro Nacional de Santuarios
El tema central será la danza en las fiestas religiosas

Por Redacción

LIMA, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Se viene un gran acontecimiento en la arquidiócesis de La Paz, debido a que del 22 al 24 de octubre próximos, y enmarcado en el Año de la fe, se llevará a cabo el XIX Encuentro de Santuarios de Bolivia, que tendrá como anfitrión al muy venerado Señor de la Sentencia en la localidad de Villa Armonía.

Según informan los organizadores, el programa girará en torno a varias actividades, siendo así que el tema central será "La danza dentro la festividad religiosa". Para la ocasión han sido invitados el presbítero Enrique Jordá y el doctor Fernando Cajías.

También participará monseñor Javier del Río, obispo de Tarija, quien explicará sobre la importancia de la Eucaristía en los santuarios. 

Se prevé la asistencia de un buen número de rectores y responsables de santuarios de todo el país.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


Santa María Francisca de las cinco llagas
«Franciscana estigmatizada. Mística muy venerada en Nápoles y especialmente querida por las mujeres que padecen esterilidad y desean concebir un hijo, ya que al respecto se le atribuyen incontables milagros»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 06 de octubre de 2013 (Zenit.org) - Anna María Gallo nació en Nápoles, Italia, el 25 de marzo de 1715. Sus padres eran comerciantes y residían en el conocido barrio español, entonces feudo de pillos, gentes de mal vivir. Gracias a Bárbara, su madre, Anna vio dulcificada parte de su vida, ya que tuvo que presenciar (y fue también receptora) de los malos tratos de su padre. Éste era tan iracundo que, antes de su nacimiento, su madre presa de angustia, acudió a san Francisco Jerónimo y a san Juan José de la Cruz quienes le vaticinaron que tendría una hija santa. Y esta virtuosa y abnegada mujer enseñó a la niña a vivir en la presencia de Dios. Su ejemplo hizo que en el barrio fuese conocida como la «santita». En el taller de hilados su padre le impuso un horario de trabajo inusual para su edad. Dedicaba varias horas al día a la oración, la lectura, la meditación y las penitencias que fueron ordinarias en su itinerario espiritual. Todo ello sin menoscabo de su tarea en la que rendía el doble que las trabajadoras que vivían centradas en la labor. Y eso llamaba la atención de sus compañeras.

Desconocían que privadamente había consagrado su vida a Dios. Por eso cuando a los 16 años, su padre se empeñó en desposarla con un pretendiente de buena posición que admiraba su virtud y belleza, pese a que las penitencias se reflejaban en su pálido rostro, se negó rotundamente. Él la golpeó sin piedad y la recluyó vetándole todo alimento, excepto pan y agua. Fue su oportunidad para intensificar la mortificación, la oración y la penitencia, hasta que Bárbara consiguió aplacar a su marido con la mediación del P. Teófilo, franciscano de la Orden menor, y terminó con el encierro de la santa en 1731. Entonces tomó el hábito como terciaria franciscana de san Pedro de Alcántara, y el nombre de María Francisca de las Cinco Llagas con el que fue encumbrada a los altares; lo eligió por su devoción a la Pasión de Cristo, a la Virgen María y al Poverello.

Fue dirigida por los Hermanos Menores del convento de Santa Lucía al Monte, si bien seguía viviendo en el domicilio paterno. Allí prosiguió el régimen de vida austero con ayunos y disciplinas que se infligía con severidad, incluyendo flagelaciones y cilicios, entre otros. La circunstancia de continuar al abrigo de su familia llevó consigo determinados contratiempos. Con la cercanía hubo hechos evidentes de carácter sobrenatural que no pudo mantener ocultos, y los suyos unieron sus críticas mordaces a las de otras personas ajenas al hogar. Porque Anna fue bendecida con favores místicos (éxtasis, apariciones, arrobamientos…), y dones extraordinarios. Su padre intentó obtener provecho de ellos y le trasladó lo que un negociante le había propuesto: nada menos que hiciera uso de estas gracias para obtener un buen dinero, dedicada a una especie de quiromancia. La joven protestó: no era una adivina. Pero su padre replicó que, al ser una santa, conseguiría el favor de Dios para adivinar el futuro. Al recibir su negativa, volcó su ira en ella azotándola con el látigo. Por este hecho, un juez, que fue advertido por el obispo, le amenazó con una multa si volvía a castigar a su hija de ese modo. Nunca más lo hizo.

A la muerte de su madre, la santa se trasladó al domicilio del sacerdote Giovanni Pessiri, al que sirvió los treinta y ocho años restantes de su vida. Allí vivió junto a otra franciscana. Las tentaciones y ataques que le infligía el demonio eran frecuentes; hasta fue inducida al suicidio. Del crucifijo brotó un día la solución para ahuyentarlo: «Cuando te asalten los ataques de los enemigos del alma, haz la señal de la cruz, y además de invocar los nombres de las tres divinas Personas de la Santísima Trinidad, debes decir varias veces: ‘Jesús, José y María’». Así lo venció. Fue frecuentemente acompañada del arcángel san Rafael y ocasionalmente del arcángel san Miguel.

En medio de sus numerosos éxtasis, que la dejaban sin sentido, en la Navidad de 1741 vivió la experiencia del «desposorio místico»; quedó ciega durante 24 horas. Los fenómenos místicos que la acompañaron en tres ocasiones, se manifestaron en el instante de recibir la comunión, momentos en los que la Sagrada Forma, bien en manos del consagrante o hallándose en el copón, se posaba en sus labios sin que mano humana la depositara en ellos. Pero lo más significativo fue la aparición en su cuerpo de las cinco llagas de la Pasión del divino Redentor. Además, sufría dolores similares a los que Cristo padeció en todo el proceso comenzando por el Huerto de los Olivos, la flagelación, coronación de espinas, portar la cruz a cuestas camino del calvario, la crucifixión y el estado de agonía del Viernes Santo. Todo ello lo entregó en oblación por la conversión de los pecadores y por las almas del purgatorio. A lo largo de su vida padeció incomprensiones, ofensas y murmuraciones de diverso calado, sufrimientos que asumió con paciencia, silencio y oración.

En ese proceso de discernimiento seguido por las autoridades eclesiásticas para dilucidar cuánto de verdad había en sus visiones y cuánto de superchería, el cardenal arzobispo Spinelli determinó que fuese dirigida durante siete años por el sacerdote Ignacio Mostillo, que la sometió a severas pruebas, asegurándose de la autenticidad de las mismas. En una ocasión confió a su director espiritual: «He sufrido en mi vida todo lo que una persona humana puede sufrir. Pero todo ha sido por amor a Dios». Recibió también el don de profecía; vaticinó a san Francisco Javier María Bianchi, a quien conocía, que subiría a los altares. Murió 6 de octubre de 1791. Gregorio XVI la beatificó el 12 de noviembre de 1843. Pío IX la canonizó el 29 de junio de 1867. La silla en la que se sentó en Nápoles durante los últimos 7 años de su vida, es codiciada por las mujeres con esterilidad diagnosticada, que toman asiento en ella al saber que se cuentan por miles las que después de haberlo hecho hallándose en sus condiciones concibieron un hijo.

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